Capítulo 18

California

Martes

Regina se veía al espejo, estaba terminando de arreglarse y cuando estuvo satisfecha con el resultado tomó su cartera y salió de su habitación, bajo las escaleras y ahí se encontraba su padre tomando su habitual tasa de café, ella se despidió de él y salió de la casa, subió a su auto y condujo hasta su oficina, la radio estaba encendida, una emisora local pasaba algunas canciones, cuando llegó a la inmobiliaria saludo a las personas que se encontraba mientras caminaba rumbo a su oficina, una vez ahí revisó la carpeta de las casas que debía mostrar y así comenzaba su día de trabajo.

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Gold había llegado temprano a su casa, paso la noche en casa de su novia, subió a su habitación y tomo una relajante ducha, abrió su armario, sacó uno de sus trajes y se lo puso, se aplicó un poco de perfume, tomo su maletín y bajo a la cocina, encendió la cafetera, fue a la puerta para recoger el periódico, se sentó sobre el desayunador a leer las noticas mientras el café estaba listo, cuando al fin lo estuvo tomó una tasa y se sirvió un poco, no había visto a Regina desde la mañana del día anterior, pero esperaría hasta que ella bajará, poco tiempo después ella bajo, ya estaba lista y solo se despidió del él, acto seguido salió de la casa, Gold se quedó sólo mientras terminaba su café, revisó su correo y después tomó su maletín y sus llaves, condujo hasta el despacho para comenzar así su día de trabajo.

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Agencia Inmobiliaria

Regina acababa de llegar a la oficina, había salido a mostrar algunas propiedades, llenaba algunos papeles, minutos después alguien tocaba su puerta, ella pronuncio un sonoro "adelante"

Rápidamente su amiga Sarah hacia acto de presencia

—Vamos Regí es hora de almorzar— dijo ella con la característica sonrisa que siempre portaba

Regina sabía que era un caso perdido oponer resistencia, Sarah siempre encontraba la manera de salirse con la suya, así que simplemente camino, ambas iban platicando animadamente, llegaron y se sentaron en su habitual mesa, sus compañeros de siempre comenzaron a llegar y se sentaron junto a ellas

Minutos después se apareció Thomas, él les preguntó si podía acompañarlos, todos aceptaron contentos y algunos simplemente observaban a Regina, ella se había puesto colorada ante el acto, pero trataba de disimularlo, esta vez Thomas también había querido pagar la comida de todos, pero se habían negado, así que cada quien terminó pagando su propia cuenta, tenerlo ahí había resultado bueno, comenzó a interactuar con las demás personas de la mesa, pero en cada oportunidad aprovechaba para observar a Regina, cuando el almuerzo finalizó, cada quien se levantó de la mesa y se despidió para regresar a sus labores, Thomas acompaño a Sarah y a Regina a sus oficinas y finalmente fue a la suya, Edith no había pasado por alto el detalle de la serenidad que albergaba su hermano, de lo bien que ahora fluía con todo lo relacionado a la empresa, ella había decidido no interferir en sus asuntos personales, sabía que tarde o temprano el terminaría contándole lo que estaba ocurriendo.

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Regina había llegado primero a casa, subió a su habitación se deshizo de sus tacones y bajo para preparar la cena, una hora después llegó Gold, y ambos se sentaron a cenar, compartían las diferentes cosas que habían ocurrido en su día y luego Gold estuvo viendo las noticas mientras Regina subía a su habitación y hablaba por Whatsapp con sus amigos Rodrigo & Keyla.

Miércoles

El día había transcurrido sin ninguna novedad en la vida de Regina & Gold, excepto que Sarah le había pedido a Regina que la llevará a su casa

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Sarah ya había terminado con su trabajo, así que camino hasta la oficina de su amiga para esperarla, entró a la misma sin tocar, esperaba asustar a Regina, pero esta se encontraba ocupada leyendo algo en su computadora que ni siquiera había notado la presencia de su amiga

—No vi en qué momento llegaste— dijo Regina

—Estabas muy concentrada— mencionó Sarah

—Así es, pero ya terminé, ahora si podemos irnos— dijo mientras apagaba su computadora y comenzaba a ordenar sus cosas

Ambas mujeres salían de la oficina, estaba hablando de cosas sin sentido, Thomas se encontraba sentado frente a la recepción y las vio pasar

—Que dicha tienen mis ojos de poder apreciar tanta belleza junta—dijo él muy galante

Ambas rieron

Él se despido de ambas, y las amigas siguieron su camino, Sarah no había sabido nada más de ese par y este era el momento ideal para recolectar información

Ambas se encontraban ya en el auto de Regina

—Regina quería preguntarte algo— dijo ella

—Claro— respondió Regina sin apartar la vista del camino

—¿Qué pasa entre Thomas y tú?— Regina pegó un frenazo

—Sabes que no pasa nada— declaró ella retomando el camino

—¿Acaso no confías en mi?— inquirió Sarah

—Claro que lo hago, solo que no pasa nada o bueno es difícil explicarlo— dijo Regina

—¿Tienes miedo?— preguntó Sarah

Regina se estacionó frente a la casa de su amiga, meditaba la pregunta, no se había atrevido a responder aún

—Presiento que has tenido malas experiencias en el amor antes, soy una persona muy intuitiva y además me gusta tomarme el tiempo de analizar a las personas, no creo que debas cerrar las puertas al amor tan pronto, tengo algún tiempo ya de trabajar en la agencia y créeme Thomas a tenido un gran cambio, antes de que llegarás no era ni la sombra de lo divertido, coqueto y amigable Thomas que veo ahora, yo no puedo decidir por ti pero podrías darle una oportunidad—expresó Sarah

Regina simplemente se desabrocho el cinturón de seguridad y abrazó a Sarah

—Meditare en tus palabras— aseguró y su amiga solo sonreía

—Vamos, entra— ánimo Sarah

Regina bajo del auto y siguió a su amiga, entraron a la casa y un feliz Austin las recibió, se encontraban todos sentaron en la sala tomando un vaso de refresco, Regina ya había percibido que Sarah & Austin se pasaban ciertas miradas extrañas entre ellos

—¿Pasa algo?— pregunto ella

—La verdad sí y es por eso que insistí tanto en que me acompañaras a casa— dijo Sarah tomando la mano de su esposo

—Bueno entonces díganme que es— pidió ella con curiosidad

—¡Seremos padres!— dijeron ambos al mismo tiempo

—¿Qué? — corrió a abrazar a la pareja—¡Muchas felicidades!— decía ella muy contenta

—Gracias— respondió un contento Austin

—Deberíamos ir a celebrar— dijo Regina y agregó — Sin alcohol claro— y todos rieron

Austin & Sarah aceptaron la propuesta de Regina, Austin había sugerido un lugar que habían abierto hace poco y todos estuvieron de acuerdo en ir ahí, servían platillos auténticos de California, todos habían ordenado algo del menú y Regina & Austin habían pedido agua, ya que ahora Sarah no podía beber ellos tampoco querían tomar sin que ella lo hiciera, luego de la comida, todos en la mesa reían, Regina no podía creer lo bien que se la podía pasar con ese par, cuando estaba con ellos jamás se sentía de lado o en una incómoda situación de ser esa persona impar, el lugar además de la comida contaba con karaoke, se habían debatido todo el tiempo que tomo la cena entre sí ir o no, Austin las había retado y ellas habían aceptado con la condición que él fuera primero, Austin camino hasta el escenario y luego de decidir que canción interpretaría y de que él encargado le buscará la pista de la canción, tomo el micrófono y comenzó, estaba cantando "Mirrors" de Justin Timberlake y había que admitir que no lo hacía tan mal, claro desafinaba un poco, pero para ser una persona que no trabajaba del canto lo había hecho excelente, las personas en el lugar aplaudieron cuando él terminó y el bajo del escenario muy contento

—Ahora es su turno— dijo él observandolas

—Claro— respondieron y subieron al escenario, mientras Austin cantaba ellas se habían puesto de acuerdo y al final habían decidió cantar "Stitches" de Shawn Mendes, Sarah amaba esa canción y había hecho que Regina la escuchará un millón de veces por lo tanto ambas sentían la confianza de dominar la letra, subieron al escenario y la pista comenzó a sonar, ambas cantaban y el complemento de ambas voces creaba una dulce melodía, no se podía comparar con la voz de Shawn pero no lo habían hecho nada mal, al igual que Austin ellas habían recibido muchos aplausos y bajaron emocionadas del escenario

Austin besó a su esposa, los tres se la habían pasado tan bien que no habían reparado en que ya era tarde y todos debían ir a trabajar al día siguiente, con algo de pesar porque hubieran querido seguir con el karaoke, abandonaron el lugar, luego de que Regina los llevará a su casa, partió en dirección a la suya, Gold había llamado a Regina y ella no lo había notada por lo tanto estaba un poco impaciente

Cuando Regina llegó a su casa, Gold abrió la puerta y cuando comprobó que era ella y que estaba bien se tranquilizo, ella le comentó lo que había pasado, sonó el teléfono de Gold y este rápidamente atendió la llamada, Regina había ido por un vaso con agua cuando regresaba escucho un poco lo que su padre decía

—Si ya está aquí... si yo le digo... buenas noches, te mando un beso mas grande, te amo Liz— y colgó

—Así que— dijo ella tratando de molestar a Gold

Él se hizo el desentendido

—¿Estabas preocupado por mi?— preguntó Regina dramatizando un poco

—Claro— respondió serio— Te llamé y no respondías, tampoco recordaba que me hubieras comentado algo sobre llegar tarde, así que mientras hablaba con Elizabeth se lo comenté, acababa de llamarme para desearme buenas noches y me pregunto que si ya habías llegado— dijo él

Ella lo abrazó

—Por cierto, me pidió que te deseará buenas noches de parte de ella— dijo Gold

Regina estaba contenta, Gold de verdad estaba actuando como un padre

Ambos de desearon buenas noches y cada uno subió a su respectiva habitación.

Jueves

Tanto Gold como Regina se encontraban en su trabajo, Gold trabajaba en un nuevo caso y eso le gustaba, realmente era muy placentero pararte frente a un jurado defender a tu cliente y al final del día ganar el juicio, a veces sentía que el trabajo era muy fácil, nada se comparaba con las cosas que hacía en sus tiempos de Rumpelstiltskin.

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Regina estaba por asistir a una junta, miraba constantemente su reloj, no quería llegar tarde, salió de su oficina y llegó al salón de juntas, muchos de sus compañeros ya se encontraban ahí, cada quien tomó asiento y la junto comenzó, trataba de prestar atención a lo que ocurría pero realmente se preguntaba ¿Dónde estaba Thomas?, la junta finalizó y él nunca apareció, decidió que era mejor no seguir dándole vueltas al asunto

Regreso a su oficina, estuvo recibiendo algunas llamadas de posibles clientes, estuvo tan ocupada que ni siquiera se dio cuenta que ya había pasado la hora del almuerzo, pero ya no le quedaba tiempo para ir por algo de comer, tenía que salir ahora si no llegaría tarde para mostrar una propiedad, salió de la oficina y condujo al vecindario donde se ubicaba la casa, afortunadamente todo había valido la pena porque vendió la casa, su estómago rugió recordándole que aún no había almorzado, hizo una parada rápida a un cafetería, compro un café y un cupcake, vio la hora una vez mas estaba segura que solo le daría tiempo de ir a archivar los papeles de venta ya que se acercaba la hora de salida, cuando se encontraba en el estacionamiento su teléfono comenzó a sonar, abrió la puerta de su auto, subió al mismo y buscó en su cartera su teléfono, cuando al fin logró encontrarlo pudo responder

—Hola— dijo ella ya que ni siquiera se fijo quien era, simplemente contesto

—Parece que es más fácil comunicarse con el presidente de los Estados Unidos de América que con la señorita Regina Goldsmill— dijo él

Regina sonrió, simplemente con escuchar su voz supo de quien se trataba

—Dicen que lo bueno se hace esperar— respondió ella con un tono seductor

—Estoy dispuesto a esperar toda la vida si es posible— afirmó él

Regina no pudo reprimir más su risa y estallo en carcajadas

—Me alegra poder sacarle una sonrisa— dijo Thomas

—Gracias por eso, de verdad lo necesitaba—dijo ella— Por cierto hoy no te vi en la oficina— comentó

—No me viste porque no me encuentro en la ciudad— dijo él

Ella no respondió

—Edith me envió a resolver algunas cosas, pero no te preocupes me asegurare de estar a tiempo para nuestra cita de mañana— declaró

—Estupendo— dijo ella

—Te dejo, debo ir a una reunión pero realmente quería hablar contigo, te envió un gran saludo— se despidió

—Me encanto hablar contigo, suerte en esa reunión— dijo ella feliz

La llamada finalizó, Regina seguía sonriendo, pero dejo sus pensamientos de lado y encendió el auto, llegó a su casa y su padre ya estaba ahí, entró de manera silenciosa a su casa y escucho la voz de su padre, estaba en su despacho al parecer hablaba en voz alta, ella dio unos pequeños toques a su puerta para llamar su atención, el levanto la vista y le brindo una sonrisa

Ella dejó que él siguiera con su trabajo, fue a la cocina y puso algo de música en su teléfono, hace poco había creado una lista de reproducción en spotify con algunas canciones que sus amigos le habían sugerido, estaba entretenida cantando, bailando y cocinando que no notó que Gold la estaba observando y no solo eso, él estaba grabándola con su teléfono mientras trataba de no llorar de la risa, cuando Regina escucho ruido rápidamente volteó y se molestó con Gold por lo que tomó una naranja que había cerca y se la arrojó con la intención de que esta lo golpeará, pero Gold fue más rápido y logró esquivarla

—No te enojes, no puedes negar que todo era muy divertido— dijo él mientras dejaba el teléfono junto a la mesa

Ella se unió a la risa de Gold, realmente si lo pensaba había sido gracioso, luego de eso ambos se encontraban cenando

—¿Ya olvidaste a Belle?—preguntó ella de repente, provocando que Gold por poco se ahogara con el bocado que estaba a punto de probar

—Comenzó la ronda de preguntas difíciles— dijo él mientras se limpiaba con la servilleta

—Cuando te veo junto a Elizabeth se nota que hay mucho amor entre ambos, tú dejaste a Belle para seguirme hasta aquí y no pensé que lograrías superarla, ¿Crees que yo también podría abrirme al amor?— preguntó mientras dejaba caer su cubierto en el plato

—Querida— dijo él mientras se acercaba a Regina— Se que tus experiencias en el ámbito amoroso no han sido las mejores, pero prometimos dejar el pasado atrás, si ves que puedes tener una nueva oportunidad en el amor deberías de tomar el riesgo, y sé que no soy el mejor ejemplo en cuestiones del corazón, pero sé que ese bailecito que hacías mientras cocinabas no era casualidad, tal vez había un responsable de tanta alegría... ¿Tal vez un Thomas?— comentó con malicia

Ella tomó su servilleta y golpeó suavemente a Gold en la cabeza, el regresó a su lugar y terminó de comer, después salió al patio, estaba sentada en una silla cerca de la piscina observando el cielo, hacía mucho tiempo que no podía hacer eso con tanta tranquilidad "arriesgarse" esa palabra sonaba en su mente una y otra vez, estaba decidida, mañana estaría dispuesta a aceptar que pasará lo que tuviera que pasar en su cita con Thomas, llevó las manos a su rostro, estaba actuando como una jovencita enamorada que iría a su primera cita, siguió con la mirada fija en el cielo y minutos después subió a su habitación tomo un baño se puso el pijama y se durmió.

Viernes

Regina había despertado de la mejor manera con un mensaje de Thomas recordándole su cita de esta noche, le escribió que pasaría por ella a las 7:30, realizó su rutina diaria y se fue a su trabajo, a pesar de ser viernes había sido un día tranquilo, en el almuerzo había salido de la agencia junto a Sarah ya que a su amiga se le había antojado pasta Alfredo y no cualquier pasta, insistía en que debía ser del restaurante al que habían ido la semana pasada, Regina no quiso oponer resistencia ya que su amiga había sido firmé en su decisión y con las hormonas del embarazo estaba más sensible de lo normal, cuando llegaron al lugar fue muy divertido verla mientras comía, realmente deseaba comer aquella pasta, regresaron a la agencia y la tarde siguió su curso normal, Regina había estado recibiendo mensajes de Thomas y eso la había mantenido entretenida y contenta, su día iba de bueno a mejor, esperaba que Sarah saliera de su oficina, cuando su amiga salió ella se despidió de las personas con las que conversaba y rápidamente caminó hasta donde ella se encontraba, Regina se encontraba sentada junto a Sarah en la entrada mientras Austin pasaba a recogerla, Sarah había recibido una llamada de su esposo informándole que se encontraba atorado en el trafico y ella se estaba poniendo histérica, Regina se compadecía del pobre Austin, por eso se ofreció a acompañarla al hospital, ella vaciló en aceptar, pero debía llegar a tiempo, no quería perder la cita con el ginecólogo, le emocionaba ver a su bebé, mientras iban en camino Sarah llamó a Austin para comentarle que Regina la llevaría hasta el hospital, así que él solo debía de preocuparse de llegar ahí a tiempo.

Hospital

Regina y Sarah se encontraban sentadas en la sala de espera, de pronto Austin había llegado muy sudado, se notaba que le costaba respirar, la escena era muy graciosa era obvio que él había corrido desde el estacionamiento para llegar a tiempo, Regina se despidió de la pareja aunque ellos habían insistido en que podía entrar a la consulta médica con ellos, ella no quería interferir en ese momento, afortunadamente había visto a Elizabeth a lo lejos, esa había sido la excusa perfecta para despedirse, camino hasta donde había visto a la novia de su padre

—Hola— dijo Regina

—Regina mucho gusto— dijo ella— Pero ¿Qué haces aquí?— cuestionó intrigada

Regina estaba a punto de responder  pero Elizabeth siguió hablando

— ¿Te ocurre algo?, ¿Robert está bien?—decía ella preocupada

—Calma— dijo Regina tomándole el brazo— Estoy aquí porque acompañaba a una amiga a un chequeo— explicó

—Disculpa soné muy paranoica— declaró ella un tanto apenada

—No te preocupes— dijo Regina restándole importancia— Si estas ocupada no te detengo más— agregó

—La verdad es que hasta ahorita he podido tomar un respiro, y debo aprovecharlo, me toca doblar turno hoy— comentó ella

—Realmente te admiró, no creo que ser doctora sea fácil— dijo ella, aunque claro él Dr. Whale no contaba

—Definitivamente no es fácil, pero amo lo que hago, aunque a veces se deben hacer sacrificios, mañana debía acompañara a Kiara a elegir su vestido de graduación, pero no podre ir— manifestó triste

—Si no te molesta yo podría acompañarla— sugirió Regina

—¿Enserio lo harías?— dijo Elizabeth feliz

—Claro, para mi sería un placer acompañarla— afirmó Regina

—Realmente te agradecería mucho que lo hicieras, llamaré a Kiara y le preguntaré si le parece bien, pero estoy segura que aceptará— dijo ella feliz

—Está bien, dile que me escriba, ahora te dejó se me hace tarde y debo hacer algunas cosas— dijo ella recordando su cita

—Me ha encantado verte Regina— admitió Liz mientras la abrazaba

Ambas mujeres se despidieron y cada una tomo su rumbo.

Casa Goldsmill

Aún faltaba una hora para que Thomas llegará por ella y se fueran a su cita, subió a su habitación tomo un baño, buscó el atuendo ideal y comenzó a prepararse, había escogido un mono/entero color negro era de hombros caídos, y le encantaba como se le veía comenzó a arreglar su cabello se hizo unas pequeñas ondas, miro el reloj aun quedaba tiempo, se maquillo y cuando estuvo satisfecha con el resultado decidió vestirse se coloco el mono busco unas zapatos de tacón alto de color dorado metálico, se coloco una pequeña fajita dorada para acentuar su cintura, unos aretes a juego

Luego buscó un bolso de mano y agregó las cosas que necesitaría, su estomago estaba revuelto era como si tuviera mariposas en el estomago, era ridículo, pero así era como se sentía, su teléfono sonó anunciando un nuevo mensaje

—Estoy por llegar— Thomas

Así que ella se vio al espejo una vez más, cuando escucho el timbre de la casa todos sus sentidos se alteraron, era el momento así que bajo las escaleras y camino hacia la puerta y justo ahí se encontraba él

Se veía sumamente guapo

—Buenas noches— dijo mientras le dedicaba una de sus características sonrisas

—Buenas noches— respondió ella

—Vamos— dijo él

—Claro— aceptó Regina

Ambos ingresaron al auto

—Esperó que no te moleste, pero preferí que nos llevara mi chofer, así podíamos platicar tranquilamente— dijo

—No te preocupes— respondió tranquilamente

—Te ves hermosa— dijo él mientras la observaba

—Gracias, tú no estás nada mal— aseguró

—Puede que esto suene loco, pero estoy muy nervioso— confesó Thomas

—Relájate— dijo ella mientras pasaba su mano delicadamente sobre la de él

Habían llegado al restaurante, el chofer les había abierto la puerta, ambos bajaron del coche, llegaron a la recepción y Thomas pidió la mesa que previamente había reservado, era un lugar muy exclusivo

Él encargado los llevó a su mesa, ambos observaban la carta tratando de decidir que comerían, muchos miradas se posaban en ellos, algunas mujeres no reparaban en disimular al ver a Thomas, Regina lo había notado, pero él definitivamente no tenia ojos para nadie más, la veía a ella y solo a ella, la cena iba de maravilla, ambos se sentían felices, habían compartido algunas anécdotas, brindaron, estaban seguros que cuando te encuentras con personas especiales sientes que el tiempo transcurre de manera lenta y rápida a la vez, eso era justo lo que pasaba con Regina y Thomas, ahora se encontraban comiendo el postre, Thomas juraba que él suyo era el más exquisito que había probado, mientras Regina solo reía, sabia que esa era una de sus jugadas y no estaba dispuesta a caer tan fácilmente, luego de mucha insistencia Thomas tomó un bocado con su cuchara y se acercó hasta Regina para que ella pudiera degustarlo, había quedado un poco del postre en la comisura de los labios de Regina, Thomas se acercó hacia ella para limpiarla, sus ojos se encontraban frente a frente, sus respiraciones chocaban, ya no podía resistirlo más, esos labios eran una invitación abierta y consistente para besarla y así lo hizo, Regina había correspondido al besó, todo se detuvo, eran ellos solos, solos los dos.

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