CAPÍTULO 15:



NARRADO POR LAURA:

—¡¡TENEMOS QUE IR, JAVI!! —Lo sacudo para que reaccione— ¡Los niños están solos y mi hermana y cuñado han sido raptados!

—Lo sé querida, pero me estoy mareando —. Sujeta mis manos con suavidad.

Lo suelto y salgo corriendo, meto a Raptor en un porta gatos (no existen porta iguanas, que yo sepa) y a Jerónimo en...¿dónde está ese gato?

—¡Jerónimo! ¡Tus dueños fueron secuestrados! ¡COLABORA! —Sostengo mi barriga. Tranquila Mía, todo estará bien. Tu quédate quietita y no salgas hasta que esto se solucione.

Finalmente, Javi encuentra al animal y se lo dejamos al vecino. Es un señor mayor que adora el ajedrez y tiene una tienda de pesca. A él le gustan los peces, y a los gatos también, y la iguana viene con el gato, así que se llevarán bien.

Me meto en el auto, me pongo el cinturón y toco la bocina mientras veo como Javier viene con parsimonia.

—Ya voy querida, espera, debo trancar la puerta.

En serio, amo, adoro a este hombre...pero juro que su falta de ansiedad me provoca a mí un ataque de ansiedad.

—¡VAMOS! —Asomo como puedo por la ventanilla— Hay que ir con los niños ya. Pobrecitos, deben estar destrozados.

NARRADO POR EMILY:

—Oye...¿estás seguro de hacia dónde vas?—Miro los árboles con confusión. Tengo el mapa que saqué de la guantera. Mi celular se está cargando y no tenemos GPS (lo desinstalé una vez porque quería jugar a los Sims 10 y no me daba la memoria, mala elección, lo reconozco).

—Sí, lo único que necesito es que me indiques como llegar a la principal, y después de eso, yo sé la dirección. Vamos hacia la franquicia principal— y...ya se metió en el papel del tipo duro con una misión— que afortunadamente no está en México, aunque sí a unos buenos cientos de kilómetros. Diría que nos toca un día y medio de viaje.

Wow...debe ser una broma, ¿cómo voy a aguantar un día encerrada en un auto? Además, eso es demasiado tiempo para mis padres, les sobraría para asesinarlos y tirarlos en un baldío. ¡Dios! ¡Deja de pensar eso, estúpida!

La preocupación llega a mi cabeza y se instaura ahí, dándome imágenes perturbadoras... Harry percibe mi estado y trata de animarme:

―Tranquila, van a estar bien...―Sonríe con confianza.

Recuesto la espalda al asiento y afirmo con la cabeza:

―Tienes razón...¡No son más que unos taqueros! ¿Qué les pueden hacer? ―Me río, apuesto a que esto no es más que un mal entendido. Sí señor.

―Oh, no, no. Son mucho más que unos taqueros ―aclara―. Es una mafia alimenticia. Un compañero me contó que una vez enterraron a uno en guacamole hirviendo y a otro le metieron la cara en aceite caliente porque fueron descubiertos queriendo revelar la receta secreta a un cocinero externo― ¡Tú no me estás ayudando! ¡Tú no me estás ayudando! Dios, ¡los van a convertir en nachos, maldita sea! Y como se dio cuenta de la bocota que tiene, rectifica―. Digo, son puras habladurías...tus papás deben estar de maravilla. Nada de aceite freirá sus pieles...―Sonríe nervioso. Lo fulmino mortalmente y pone los ojos en la carretera― Mejor me callo.

Pasamos los minutos en silencio, ni siquiera una emisora termina por animar el ambiente. ¡Qué va! Sólo pudimos captar una radio religiosa que hablaba sobre condenas infernales por bailar reggaetón (sí, es un género que se mantiene vivo).

<<...porque mover las nalgas de aquí para allá atrae al Diablo, y andar en short atrae al Diablo, ¡perrear atrae al Diablo! ¡Es una invención del Diablo con sus "Prrr, tucu tucu, prrrrr" y su "muévete, mamu, muévete y vamu"! ¡Diablo!¡Diablo!>> se corta el programa y otra voz surge << Y ahora, el Top tres de las canciones más escuchadas. Puesto número tres: "Pa que te lances a mí, baby".

NARRADO POR PEN:

Pen, respira. Tus bebés no fueron secuestrados, y no debes mencionarlos por si se los quieren llevar también. Esto posiblemente sea un error, uno que se va a remendar muy, muy pronto, ya lo verás...

El hombre enorme del asiento del copiloto se da vuelta y nos mira al tiempo que revisa vagamente unos papeles:

—Penélope Díaz y Derek Freeman....fueron fáciles de encontrar, ¿eh? —Sonríe de lado.

¡Estúpido cerebro! ¿Para qué me das esperanzas si la vas a tirar a la basura minutos después?

—¡MMMM! — Imbécil, si no puedo hablar, al menos expresaré mi descontento.

Mi actuación por lo visto le provoca risa, qué fastidio. Ah, pero ya me voy a escapar. ¡Tengo muchos planes! Cada cual mejor:

1) Simular un ataque de asma, de epilepsia, posesión o menopausia que me haga revolcarme para que se detengan.

2) Decir que tengo que ir al baño, y si no me dejan, orinarles en el tequila que tienen desperdigado por aquí.

3) Romper el vidrio de la ventana y saltar. Bien, ahora sé de dónde lo sacó mi hija.

4) Gritar, "¡Amo a los gringos y Trump era mi padre!" para que me tiren del auto y así sea libre.

Mi querido esposo se adelanta, gimiendo un poco.

—A ver, que quiere el chaparrito este —. Señala con la cabeza a uno de los secuaces. (Claro, yo hago escándalo y me ignoran, él emite un ruidito y "a ver que quiere". Malditos machistas) Le bajan la mordaza y comenta:

—Tengo que ir al baño. —Bien...¡sí! Vamos a tener que detener el auto y.... le pasan una botella. ¿Qué demonios? ¿En serio? Cierto, ¡olvidé que tiene una maldita manguera biológica que le permite orinar donde quiera! Él mira el envase y hace una mueca— No, tengo que defecar —Oh, mi amor...¡te adoro! Es asqueroso, ¡pero te adoro!

Todos se miran entre sí. Uno habla:

—¿De veras tienes que ser ahorita, wey?

Derek rueda los ojos, impaciente:

— A ver, vivo con una mujer, una adolescente y un niño que habla con su patito de hule sobre sus crisis existenciales, ¿a ti te parece que tengo tiempo de hacerlo en algún momento? — Luego de pensarlo frenan el auto y baja, con cada uno sosteniéndolo por los brazos.

Pasan los minutos, yo ya intenté abrir la puerta, pero resulta que la trancaron por dentro, malditos.

¡Vamos Derek, haz un movimiento estratégico! ¡Algo!

Observo por el parabrisas cómo lo llevan a la parte trasera del auto.

Pasan un par de minutos y escucho a Dek:

—¡No puedo hacer si ustedes me están mirando! ¡Dense la vuelta!

Oh sí, mi esposo es un genio.

Me las arreglo para quitar la tela de mi boca y grito:

—¡¡CORRE DEREK, CORRE!!

Todo pasa en cuestión de segundos.

Derek tiene los pantalones bajos.

Va saltando como canguro ebrio.

Se cae en menos de una cuadra.

Los recipientes de mis otros posibles hijos son aplastados por el golpe.

Los tipos van hacia él y lo levantan.

Le quitan el polvo de la ropa y regresan. Él con la cabeza gacha.

Ruedo los ojos y me muerdo los labios con frustración antes de que aten con más fuerza el asqueroso trapo a mis labios, bien como para que no pueda liberarme ni por casualidad.

Retiro lo dicho. Todo lo dicho excepto los insultos a mi esposo y su capacidad cerebral.

Cuando llegan al coche, lo amordazan también. Le digo con los ojos:

"Te voy a recontra matar, ¿cómo se te ocurre huir así?"

Él responde:

"¡Pero yo de verdad quería ir al baño!"

"¡¿Y entonces para qué me haces caso?!"

"¡Tú me dijiste corre, pensé que había una serpiente o algo!"

"Argh..."

NARRADO POR DEREK:

Ingreso al coche, me cubren la boca y me topo con la mirada de Pen, que dice:

"Mi vida, ¿estás bien? Lo siento."

Y yo respondo:

"Tranquila, no me pasó nada. Oye, ¿por qué me gritaste?"

"Es que pensé que te iban a matar".

"Oh, te amo, linda".

"Aww".

Es asombroso nuestro poder de comunicación y entendimiento.

NARRADO POR EMILY:

Hemos estado conduciendo por horas...ya, a quién engaño, Harry ha estado conduciendo por horas, y lo único que se me ha ocurrido preguntar es cuántos años tiene. Diecinueve. (Le diría que reposara y estirara las piernas debido a su vejez, pero no tenemos tiempo. El sol cayó hace rato y me entretengo viendo las luces pasajeras de los demás autos. Según mi celular, son las tres menos cuarto de la mañana...Dios, me estoy durmiendo.

—¡Em, Harry se durmió! —Bien, sabía que Nacho no iba a fallarme, lo tengo entrenado para situaciones de emergencia. Sacudo al susodicho y este se reafirma al volante, alarmado.

—Lo siento—. Dice.

—No te disculpes —presiono su hombro—. Será mejor que descanses.

Su rostro reacciona mostrando un: "¡Sí, dame una maldita cama donde arrojarme!" pero su voz dice otra cosa:

—Puedo manejar un poco más —. Ay, ternurita. No, no quiero que te revientes así. (Y no, no dije que fuera una ternurita, ignoren eso, es el cansancio).

—Que no...—frunzo el ceño— Nos levantaremos temprano y ya está.

Me mira unos segundos y asiente.

Busco un lugar donde quedarnos (es una ruta demasiado transitada, no podemos orillar y dormir aquí).

—¡Mira! —señalo el puntito azul con la casita (GPS nuevo, bitches)— Hay un hostal a menos de dos kilómetros. — Sonrío y reviso la información...no hay fotos, ni descripción. Mmmm, bueno, no hay que ser pesimistas. Sólo es por un par de horas.

Ok, retiro lo dicho. Esto es horrible, muy horrible. ¿Por qué? Pues...

—¿Eso que oí fue un grito? —Me recuesto a Harry sin soltar la mano de Nacho. A ver, cuando leí "Hotel G.G" pensé que era el nombre del dueño, no "Gothic Ghost". Es una mansión casi, casi igualita a la de mi sueño, aunque más terrorífica.

Torres altas de techos puntiagudos, árboles secos y ennegrecidos, ventanas amarillentas de esas en las que hay siempre gente loca observándote (pero no, por suerte no hay nadie, ya me fijé seis veces). Caminamos lentamente hacia la entrada. Lo único que se escucha (además de los parlantes ocultos que no dejan de emitir sonidos como aullidos, susurros y demás mugre escalofriante) son nuestros pasos contra la piedra del camino.

Nos metemos en el pórtico y oh, sorpresa, hay un llamador en forma de gárgola. Tragamos saliva al mismo tiempo. Harry golpea y la puerta (de doble hoja, toda trabajada) se abre en un chirrido horrendo.

Mierda...¡no hay nadie detrás! ¡¡LOS FANTASMAS SON REALES, YA NOS CAGAMOS!!

El chico que me acompaña susurra en mi oído:

—Emily...existen sistemas automáticos.

Ah, tiene razón.

Libero el aire que estaba conteniendo y entramos.

—¿Tienen muertos aquí? —Ignacio es el que se muestra más entusiasmado, no sé si eso es bueno o malo.

El sitio es oscuro y está plagado de candelabros de hierro y una escalera caracol al fondo. Telarañas (espero que falsas), muebles góticos. En fin, da como para morirse ahí mismo.

Una mujer con vestido antiguo y medias de red rotas (la izquierda es de rayas blancas y negras) está detrás de un mostrador. Cabello negro hecho un nido de pájaros (a propósito), labios negros y sombra de ojos muy, muy profunda. Morticia, ¿eres tú?

—Bienvenidos a su descanso eterno —ay, ¡no, por favor! —. Podemos darles la suite de parejas suicida con un diez por ciento de descuento si alquilan nuestros objetos sadomasoquistas— Señala a su izquierda una serie de objetos que van desde látigos a púas y...ni siquiera sé que es eso.

— ¿Sado qué? —Recuerdo que tenemos a un niño aquí y le cubro las orejas.

— No, no queremos nada de eso, gracias. Sólo una habitación con tres camas —. Corto de una.

La mujer asiente. Busca una habitación.

— La trece está libre —utiliza el mismo tono inexpresivo mientras observa la planilla.

Pagamos con la tarjeta de crédito de mis padres (lo siento Mamá, lo siento Papá. Es por ustedes...supongo). Y nos vamos a dormir.

Ja, ¿por qué no me sorprende?

— ¡Sí! ¡Esta cama es genial! —Mi hermano se trepa al sarcófago como un simio.

—¡Eh!¡Quítate los zapatos! —Le riño. Él hace caso.

Sí, SARCÓFAGOS, de esos que usan los vampiros o los cadáveres.

— Espero que no estén usados —. Murmuro para mí mientras me saco el calzado.

Hay un pequeño órgano de tubos, flores secas en un florero de cristal y un espejo antiguo que necesito cubrir antes de bajar la guardia.

—La verdad, dormí en sitios peores —. Harry se quita la camiseta sin pensarlo mucho y...

No, esto está mal.

No puede ser, estoy cansada. Tú estás cansada Emily, tu maldito corazón necesitado está viendo cosas.

Esos músculos proporcionados de ninguna manera pertenecen a este hombre.

Ahora, respira, recuéstate y espera a que mañana sea un nuevo día.

Dije "respira, recuéstate".

¡¡Maldición, deja de mirarlo!!

—Eh...—Sí, genial, que mi boca también se meta— ¿En cuáles? — Cuando se voltea veo el techo, al estilo normal.

Frunce el ceño, pero no comenta nada, simplemente se cubre. (Gracias, ahora dejen de gritar hormonas, puedo oírlas).

—Pues una vez que pasé la noche en la granja de mi abuelo cuando tenía cuatro —. Bosteza.

—¿Y eso qué tiene de malo?

—¡Sí! ¿Qué tiene? —Nacho también presta atención.

—Ese día me comí una frambuesa. No sabía lo que era. Me dijo que era venenosa y que para salvarme debía dormir en el chiquero. Una cerda casi me aplasta. Y ni hablemos del olor.

—Demonios Harry, hazte un exorcismo o algo. Te pasan cosas raras —. Y habla la que es producto de dos náufragos, los cuales fueron secuestrados.

—Ja, lo haré mañana. Estoy muerto —se da la vuelta y observo de reojo su marcada espalda. Vaya, está marcado por delante y por detrás. ¿Cómo lo ocultó? —. Buenas noches.

—Buenos ravioles —me doy cuenta de mi error y trato de enmendarlo—. Ah, eh...¡No noches, ravioles! Digo...¡No hablo de tus ravioles, sino de los que se comen! ¡No yo, no es que no los tengas, bueno, los tuyos no los voy a comer!....Olvídalo, tengo hambre. Buenas noches.

Me cubro hasta la cabeza y escucho una risa suave. Estúpido.

O más estúpida yo.

Imagen de la muy confiable recepcionista del Hotel :D:

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