II.- Aspecto más Interesante

(•)

Se sentía muy incómoda. No era la primera vez que tenía una cita con un chico de su edad y de hecho, era distinto al resto de hombres con los que había salido, pero no lo digo de una buena manera.

— ¿Y cuáles tus planes a futuro? – preguntó Fiona con una sonrisa forzada e incomoda.

Sentada en una mesa del centro comercial con un joven quien la había había invitado a salir. Ambos comían unos burritos de carne asada en salsa verde con su refresco chingón y chiles toreados. Digo esto último porque el joven tiene pocos modales a la hora de comer y le parecía desagradable.

— Voy a componer mi primera canción con mi banda de rock-pop alternativo – dijo mientras limpiaba su perro hocico lleno de porquería.

— Oh ¿Tienes planes en ir a una universidad? – decía Fiona haciendo a un lado su comida y luego de tomar un poco de agua.

— La escuela es una perdida de tiempo y odio estudiar, pero mis papás me obligan hacerlo... Lo mío lo mío es la música y estoy seguro que sí soy necio seré el próximo John Lennon ¿Quieres que te cante una canción?

Cuando dijo eso último, Fiona no pudo evitar sentir que él es bastante inmaduro e imbécil ya que casi todo el pinche planeta sabe como terminó ese músico de cuya esposa no hace más que gritar intolerables chillidos.

Volviendo a lo que iba, tenía la necesidad de salir huyendo de ese lugar antes que se pusiera a cantar y sintiera lástima por este tipo... Les sorprendería las veces que he visto esto en público.

Discretamente, la chica tomó su mochila del suelo y sacó su celular pensando en una manera de librarse de está situación.

— Lo siento mucho, mi abuela me envió un mensaje y tengo que irme – decía la chica guardando su teléfono en la bolsa de su pantalón mientras se levanta de su silla con prisa.

— ¿Surgió un problema? ¿Quieres que te acompañe?

— ¡No! Es que mi abuelita está loca, le tiene pavor a los desconocidos y suele ser muy violenta cuando ve a una persona que no conoce en el asilo, pero todo está bien...

— ¿Y tendremos otra cita la otra semana? – dijo el joven con un poco de ilusión.

— Eh... Yo te llamo... Adiós.

Sin perder más el tiempo, Fiona se alejó de la mesa sintiéndose desilusionada ya que no era lo que había esperado.

Después de alejarse lo suficiente hasta perderlo de vista y de mezclarse entre la multitud de personas que había en el centro comercial en esos momentos, comenzó a dar un paseo y poder distraerse de alguna manera mientras veía las tiendas que hay en su camino.

Desde el fondo de su corazón tener un novio, pero obviamente no quería a cualquier pendejo debido a que tiene grandes planes a futuro y una de ellas era tener una pareja estable. Sin embargo, todas sus citas han sido un desastre y no llegan a cumplir lo mínimo que espera en un hombre.   

Creía firmemente que su pareja ideal tenía que ser por lo menos realista y que tuviera los pies sobre la tierra. No estaba interesada en un perdedor que viva eternamente en preparatoria y que solamente la quiera por su cuerpo.

No obstante, esos tipos de hombres son tan escasos que en su mayoría no están interesados en tener pareja y los pocos ya la tienen.

Pese a todas sus adversidades, Fiona no se daría por vencida porque como mínimo debe de existir por lo menos un chico como desea en este pueblo, pero lo que no sabía, era que el mundo siempre está lleno de sorpresas y no tenía idea que lo encontraría en alguien que ya conocida. 

Sin nada mejor que hacer, se fue del centro comercial.

(•)

Unos días después y siendo un tarde muy tranquila, Leni se encuentra trabajando en su empleo en la tienda departamental del centro comercial de Royal Woods. Aquella rubia adicta a la moda, se encuentra detrás de la caja registradora cobrándole a una niña.

— Tú recibo está en la bolsa con una muestra de la fragancia de la película de "The Batman", que tengas un lindo día – decía Leni con amabilidad y cortesía.

Mientras la cliente se iba de la tienda feliz de la vida, Lincoln llegó al sitio sintiéndose muy agotado porque había usado su bicicleta para llegar al centro comercial a toda prisa ya que no quería perder su tiempo de televisión.

— Ah... Lynn tiene razón... Necesito hacer más ejercicio que estar mirando tanta televisión – decía Lincoln checando su ritmo cardíaco tocando su cuello.

Seguido, el albino se acercó a su hermana mayor con el almuerzo que ella había olvidado en la mano.

— Hola Leni.

— Hola Lincoln ¿Vienes a cambiar tu guardarropa?, porque que si es así nos llegaron unas lindas camisetas anaranjadas que se te verían fabulosos.

— Eh... No, te traje tú almuerzo que olvidaste en casa – dijo el niño mostrando una bolsa de papel en su mano izquierda.

— ¡Oh! ¿Qué es?... No me digas no me digas eh, no me digas... eh... eh... No me digas no me digas yo puedo adivinarlo no me digas no me digas, eh no me digas por favor no me lo digas ¡No me lo digaass!... Bien dímelo.

— Es un sándwich de jamón y queso, tú lo preparaste para tu trabajo de hoy.

— Gracias por tomarte la molestia en venir traerlo Lincoln y si me disculpas iré a esa señora que no distingue entre el amarillo verdoso y el naranja amarillento.

Cuando le entregó el almuerzo a su hermana y miró como se iba a la sección de bufandas y mascadas, Lincoln decidió regresar a su casa para mirar por televisión "Kilos Mortales" porque sentía mucho morbo ver a gordos recuperar sus vidas y como les cortan el estómago frente a la cámara.

Sin embargo, antes de irse de la tienda de ropa, el albino vió a la amiga de Leni entrar en el vestidor de mujeres.

Sabía que se llamaba Fiona y conocía un poco, pero no de una manera agradable. No tenían una buena relación sí se podía llamar así, ya que Lincoln la culpó injustamente de ser una ladrona de ropa hace tiempo y también por discutir en los vídeojuegos rodeados por todos los amigos de ambos.

Sintiendo un poco de culpa, Lincoln cruzó la puerta y se fue a su casa.

¿Alguna vez han comido los hot-dogs sin papas? Lo digo porque miré a una señorita pedir su comida sin acompañamiento. Me sentí extraño porque normalmente un buen dogo se pide con papas, ya que es lo primero que comes antes de disfrutar tu hot-dog... Digo, sé que estoy loco, pero así se disfruta un poco mejor esa comida.

Bueno dejando de lado la babosada anterior que usé para rellenar este capítulo, Lincoln regresó a los pocos segundos de haberse ido solamente para disculparse con Fiona de manera apropiada.

...

Fiona veía su reflejo en el espejo del vestidor. No llevaba puesto su pantalón y lo único que protegía si intimidad son sus panties.

Se encontraba molesta porque se había probado unos jeans nuevos bastante ajustados, esto provocó que aparecieran varias marcas rojas en su piel alrededor de su cintura.

Giró lentamente su cuerpo para poder contemplar su magnífico trasero mirando su reflejo. Colocó sus manos en sus glúteos para frotarlos un poco y a su vez sintiéndose algo insegura con respecto de su generoso tamaño.

— Han crecido mucho últimamente – dijo la chica en voz baja. — ¿Serán las sentadillas o los burritos del almuerzo?

Después de dejar de tocar su culo, tomó sus jeans del suelo sintiéndose un poco desanimada porque cada vez que se medía unos pantalones nuevos, siempre resaltaba su ropa interior, algo que la hacía sentir incomoda.

Con paciencia, volvió a ponerse sus jeans mientras veía en el espejo como se ajustan a la forma de su bonito trasero. Sin embargo, por accidente pisó uno de sus tenis haciendo que perdiera el equilibrio y para no caerse se apoyó con ambas manos sobre la pared del pequeño vestidor.

— Oye ¿Estás bien?... – se escuchó la voz de un niño.

Molesta y completamente sonrojada, Fiona miró detrás suya al hermano de menor de su amiga asomándose detrás de la puerta corrediza mirando fijamente sus glúteos.

Para Lincoln era la primera vez que veía un jugoso y perfecto trasero tan cerca de su rostro. Al instante, se dió cuenta que la ropa interior de Fiona hacía resaltar las curvas de su culo en sus jeans de una forma única y atractiva. También pudo notar la fina separación de sus muslos de una forma natural y deliciosa. Por último, el delicado perfume a frutas silvestres que emanaba su llamativo cuerpo que acarició con suavidad su nariz.

Por la emoción del momento, Lincoln sintió que su amigo dentro de sus pantalones comenzó a despertar poco a poco con unas poderosas ganas de salir cabrón.

Sin embargo, Fiona no pensó en lo mismo y furiosa sujetó el brazo del niño y lo metió al vestidor cerrando la puerta con seguro para que no pudiera escapar de alguna manera.

— ¿Qué crees que estás haciendo pequeño pervertido? – habló Fiona sin dejar de estar molesta.

— No es nada de lo que estás pensando – exclamó asustado.

— ¿Entones no me veías detrás de la puerta mientras me vestía?... No creo que tengas una buena excusa y saliendo de aquí se lo diré a tus padres.

— No no, no es eso... Si tengo una razón.

Obviamente Fiona no le creyó nada, solo cruzó los brazos y levantó la ceja esperando una respuesta, aunque sea muy estúpida.

— Vine a discúlpame de una buena manera contigo – dijo Lincoln recuperando bien el habla.

— ¿Disculparte?

— Si... ¿Recuerdas cuando te culpé de ser la ladrona de mascadas hace tiempo? Bueno pues, lamento haberte inculpado sin tener un motivo alguno.

— Okey...

— ¿Y recuerdas cuando fuiste con Leni a los videojuegos y yo con mis amigos? Bueno, también lamento haber sido grosero contigo y no debí haberlo hecho.

Fiona había quedado sorprendida por las palabras de Lincoln, jamás se imaginó que fuera tan maduro para su edad aunque no hayan comenzado de una buena manera. Sin embargo, nunca pensó en lo más mínimo de ese niño logró encender una pequeña flama en lo más profundo de su corazón, un sentimiento que había estado buscando en un hombre por mucho tiempo.

— Eso es muy maduro de tu parte Lincoln y si, aceptó tus disculpas – dijo Fiona un poco más calmada.

— ¡¿Enserio?! Eso es increíble.

Con una mirada tranquila, Fiona se inclinó un poco para estar más o menos a la altura del chico, ya que se sentiría un poco más cómoda en lugar de estarlo mirando desde arriba por su obvia diferencia entre tamaños.

— Pero antes de dejarte ir, quiero que hagas algo por mí.

— ¿Sobre qué?

— No tengo planes para mañana y no me gustaría estar sola... Quiero que me lleves a cualquier lugar que te guste o que creas que sea divertido y después vamos a comer pizza solo nosotros dos.

— Pero no tengo dinero.

— No importa, yo te invito... Me gustaría conocerte un poco mejor Lincoln.

— ¡Eso suena genial!

— Bien... Dame tu número de teléfono y nos ponemos de acuerdo con nuestra cita de mañana.

Sin decir mas, Lincoln escribió su número en el celular de la chica mientras que ella no podía dejar de sentir una fuerte emoción en su pecho, pero también sabía que lo que estaba haciendo está horriblemente mal ya que solo es un niño.

Cuando le regresó su teléfono, Fiona se despidió del chico dándole repentinamente un suave beso en la nariz haciendo que se sonrojarse al instante. Seguido, la chica abrió la puerta del vestidor y dejó que se fuera dejándolo confundido.

Luego de ponerse sus tenis, la castaña salió del vestidor para volver con su trabajo mientras que aún seguía extraña por lo que había hecho. 

— ¿Qué estoy haciendo? Solo es un niño... ¿Por qué lo estoy viendo como un hombre? – decía la chica así misma con ligero sonrojo en su rostro.

(•)

Hacía mucho calor ese día y la humedad del ambiente no ayuda para nada.

Sentada en una banca debajo de un árbol del parque, Fiona esperaba con paciencia la llegada de Lincoln.

No sabía que hacer, solo veía a las personas pasar delante suya como un sábado normal en el medio día mientras tenía su celular en su mano mirando constantemente la hora y los mensajes de Lincoln que tuvo la noche anterior.

Se sentía un poco nerviosa, era su primera vez en preocuparse tanto por su apariencia que decidió mostrar un poco más de piel debido al calor del momento.

Tenía puesto sus tenis de tela favoritos que dejan al descubierto sus lindos tobillos y resaltando a la vista. Unos shorts de mezclilla algo ajustados que hacían resaltar la deliciosa forma de sus muslos y la sexy curva de su cintura. Una camiseta de tirantes de color magenta que deja al descubierto la suave piel de sus hombros. Y por último, en su lindo cuello lleva puesto su pañuelo amarillo preferido.

Cuando estaba apunto de regresar a mirar la hora en su teléfono, Lincoln había llegado un minuto antes de lo que habían acordado.

— ¿Lista para irnos? – dijo el chico con una simple sonrisa.

— Lista... – respondió Fiona levantándose de la banca del parque con su mochila en la espalda para después ponerse a la par de Lincoln sin ninguna vergüenza. — ¿A dónde planeas llevarme?

— Es una sorpresa... Puede que no sea algo espectacular y único, pero sé que te va a encantar.

— Estoy muy excitada que estemos solo nosotros dos ¿No lo crees?

— ¿Qué? – dijo Lincoln algo sonrojado.

— Solo bromeo contigo – habló Fiona con una sonrisa.

Mientras se iban del lugar, la chica no podía creer que le saliera tan natural insinuarse a un niño de esa manera, pero jamás creyó que lentamente le tomaría el gusto a ser así con el mocoso.

...

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