Capítulo 38

Se cuenta la leyenda, que sobre el bosque de Colina Verde camina un ser tan alto como un árbol, tan grande que tapa la luz del sol cuando esta sobre ti, de cuerpo peludo y profundo que sientes que te absorbe. A simple vista piensas que no tiene rostro pero te convences que no es así por sus ojos rojos que resplandecen al tocar la noche y penetran con los tuyos paralizándote el alma como si tu cuerpo no te perteneciera, sus garras son tan largas que corta la brisa y le hace sangrar, a veces suena como si el mismo viento llorara cuando está cerca. El sonido de sus pisadas es algo que te deja inquieto pues te hace sentir como una insignificante hormiga, si lo escuchas en la noche la misma oscuridad tiembla al sentirlo pasar pues el silencio que la envuelve se hace insoportable. Sus cuernos, enormes como las ramas de un roble agita los arboles al marchar su presencia, pero todavía falta lo peor, el rugido, si, es algo que no tiene explicación, es como escuchar el grito del bosque, no sabes si está furioso o sufriendo pero truena tan fuerte que es como oír los llantos de una mujer pero al mismo tiempo las trompetas del día del juicio, entretejiéndose en uno solo grito, pero que espantoso tan espantoso que los animales se esconden como la sombra del sol, ningún mortal ha escuchado algo igual. Muchos viajeros se han atrevido cruzar este bosque ignorando las advertencias pero ninguno sale, pobres tontos, mas nosotros los que vivimos cerca les advertimos para que no sufra su mismo destino, conocemos este lugar hasta sus más oscuros secretos que ni nos molestamos en descifrarlos pues sabemos que tienen a un abominable guardián sellándolo como su candado. Este mal es una maldición pero a la vez es una protección pero cobra un pago de almas para seguir con su trabajo, se le conoce por muchos nombres dependiendo de quién lo haya visto pero todos estamos de acuerdo en decirle "El Caminante"

Me acordé de esa historia que nos contó una vieja campesina cuando mi hermano le estaba pidiendo una dirección, al principio me causó tanto escalofríos que hasta me temblaba los dientes pero mi hermano no se inmutó, el no cree en fantasma y monstruos. Piensa que son para personas que se alimentan de la ignorancia o de niños y niñas que creen en cuentos de hadas como yo (según él) ¿A caso este hombre es el protagonista de aquel abominable ser?

Le seguí de cerca, cada paso que daba me relevaba las huellas de aquel relato, me estaba convenciendo de que si es real pero no como todos se lo imaginan —Oiga—dije mientras él estaba abriendo la puerta de su cabaña, me ignora como si no me escuchara — ¿Usted es el monstruo? —por fin empuja la puerta revelando la boca oscura de su casa, aquello parecía una cueva, me daba cierto escalofrió entrar pero mi curiosidad era más determinada que mi miedo. Entro y tan solo veo barios bultos negros, parecieran que fueran sus muebles, aquel hombre sigue adelante hasta ser devorada por la oscuridad, solo el sonido de sus pasos era lo único que podía recibir de él. Ahora se va revelando lo hay después de la mesa del comedor, sobre él fue encendida una pequeña vela, logro reconocer la silueta de un mueble gastado comido por los años.

Sigo marchando y Roble detrás de mí, sin soltarme con la mirada y su respiración que golpeaba mi tobillo, escucho unos resortes rechinando como si un gran peso se arrojara a ellos, ahora varios golpes secos y una sombra que se encorvaba se dibuja en el pasillo de un cuarto.

De apoco entro y veo que andaba observando una foto que reposaba en una mesa pequeña al lado de su cama, todavía no se ha dado cuenta de que le anduve siguiendo hasta que uno de mis pies enciende un ruido, un sonido crujiente debajo de mi pie, tan solo es un vidrio roto que resplandecía al toque de luz de la vela. Aquel hombre afinca su mirada en mí con un ardor más fuerte que la vela, era una amarga sorpresa, este se levanta y retrocedo por cada paso que daba. Lo tenía sobre mí, extiende su larga mano con dedos tan huesudos que parecía la de un cadáver, me contraigo cerrando mis puños, esperando ser cortada al filo de esos dedos hasta que los desvía hacia abajo, estaba recogiendo un espejo rojo.

Me quede como una muñeca, exhalo profundamente bajando mis hombros—Lo siento—digo ruborizada. Aquel hombre me sigue asediando por su silencio sepulcral, volviendo a lo suyo sin más explicaciones, pero como si alguien en mi interior hablara por mí, rompo la barricada del silencio —Oiga señor monstruo ¿Por qué quiso asustarme?— un fuerte aire se despide de su nariz más un bramido — ¿Qué haces aquí?—dice con extrañeza —Estoy sola—despido mientras lo veía desde abajo— ¿Sola?— me fija su mirada como si aquella respuesta no tuviera sentido, Asiento—No existe niña que ande sola ¿Quién te trajo acá?—me señala con dureza—A caso viniste por ellos ¡HA! ¡RESPONDE!—ruge con fiereza y Roble se enciende en mi defensa. Aquel hombre no trastabilla, se mantiene erguido observando fijamente los ojos de mi perro, por esta vez no se atrevió en morderlo como si viera a alguien completamente diferente.

— ¡Ya le dije que estoy sola!—aclaré— Bueno. No completamente sola, ando con el—señalo a Roble que gruñía en guardia con las patas abiertas. Aquel hombre carraspea con la garganta y escupe en una esquina donde la luz de la vela no se asomaba—Oiga ¿Cómo hace eso?— ¿Hacer que?— despide en tono violento—Escupir así ¿Cómo lo hizo?—no lo pierdo de vista. Se queda callado, ignorándome como un adorno de su ventana, sigue de largo hasta sumergirse en la oscuridad. Por alguna extraña razón quise seguirlo, ignorando sus violentos gestos, cuando me asomo veo varios platos con frutas podridas y otras con las cascaras de un plátano, mientras que habían otras echadas en el suelo, desde la ventana se notaba que el amanecer estaba subiendo. Con cuidado las esquivo hasta que estoy debajo de él como una hormiga—Señor monstruo—digo—Usted sabe que es peligroso no recoger cascaras de plátanos en el suelo. Podría resbalarse ¿Por qué no lo ha hecho?

Gira en verme de forma seria y amenazadora— ¿Aun sigues aquí?— exclama en tono potente. Asiento — ¡Lárgate!—me señala—Pero por...—LARGATEEEE...—insiste con más fuerza que le brillaba los dientes pero de la oscuridad aparece un mono barrigón y de mirada chistosa de pelo naranja. Se me acerca de forma curiosa y me abrigo ante un gesto de maravillada, es hermoso, nunca había visto a un mono en la vida real, aquel animal revisa mis bolsillos y saca a una de mis muñecas—Wow—exhalo asombrada—Es hermoso ¿Cómo se llama?

—Miquita—espeta con un ronroneo de voz—Hola Miquita— le saludo con soltura y aquel mono sigue examinando mi muñeca, de sus dedos pasa a su lengua. Ahora dejo de sentir la hostilidad de su dueño, de forma instantánea me acoge con su mirada y estira sus comisuras, disfrutando ver como ese mono sostenía de los brazos a mi muñeca como si fuera una niña.

Ahora aparece otro mono pero este mantiene la distancia posándose en la seguridad de los hombros de su dueño, sin perder la mirada en mí. Ahora el señor lo coge con sus dedos y lo posa sobre la mesa pero aquel pequeño insiste en estar sobre la altura de su cabeza, aun fijando la atención en mí, era muy chistoso — ¿Cómo se llama?—señalo—Chester— dice acogiendo el mono sobre su pecho—Puedo acariciarlo— el asiente y me acerca al animal que se aferraba a su mano. Extiendo mis dedos y este se cohíbe hasta sentir el tacto de mi índice, al principio cierra los ojos con temor hasta que se va acostumbrando y decide abrirlo mientras rascaba su cabeza—Hola Chester— le saludó con una sonrisa.

Entre mis pies aparece otro pero era más gordo, olfateando las suelas de mis zapatillas hasta lamer la punta de mi suela— ¿Otro?—esbozo en sorpresa, no sabía que hubieran tres. —Hola—extiendo mis dedos hacia él y este comienza a olfatéalos como si buscara algo, revisa mi palma bacía y luego las ignora hasta subirse a una repisa cogiendo un plátano nuevo.

— ¿Cómo se llama?

— Kini

— ¿Son tuyos?

Asiente

De repente Roble comienza a gruñirle a Miquita mientras que este se va asomando —Roble no—exclamo y él se queda callado pero su mirada se mantiene en reta guardia. — ¿Cómo los encontraste?—vuelvo mi atención hacia el señor monstruo. Él se queda pensando como si recordara algo que no le fue de agrado, cuando estuvo a punto de arrojar la primera palabra, se escuchan unos pasos. De forma violenta voltea hacia la ventana y su gesto hostil regresa al asedio, gira en verme y sus ojos que brillaban de hostilidad me golpeaba el corazón de un solo flechazo —Me mentiste—gruñe con los dientes como si fuera un perro—No—meneo la cabeza—Le dije la verdad— Roble se pone en reta guardia mostrando su galería de colmillos que brillaban más que los suyos.

Aquel hombre se acerca hacia a mi hasta acorralarme en la pared siendo bañada por su sombra y andaba mi perro aumentando el volumen de su gruñido. Voltea su atención en una de sus mascotas, creo que era en Chester y aquel animal pareciera hablarle con la mirada, sea lo que sea, el hombre cambio de parecer y desvía su camino hacia la sala de su casa, hasta escuchar un golpe seco y la puerta de madera siendo abierta hasta cerrarse

— ¿Qué sucedió?— inquirí en mi mente y fui tras él, no sé porque pero el deseo de saber el oscuro misterio que envuelve a ese hombre me encendió una vela de valentía. Pise la tierra húmeda del exterior después de un baño de lluvia y más adelante el movimiento de las ramas que delataba la marcha de ese extraño hombre en el claro del amanecer. Corrí en su dirección y Roble no se apartaba de mí, de forma inesperada escucho el rugido que me recibió y Roble se altera hasta ladrar, ahora los gritos de dos hombre y el movimiento violento de unos arbusto mientras despedían el rugir de esa bestia humana — ¿Qué está pasando?— inquiría pero mi curiosidad se apoderaba una vez más, el miedo ya no me dominaba pero si me pellizcaba. Corro a su encuentro pero siento que la tierra me tragaba, caí en un profundo hueco, sobre mi cabeza me bañaba un chorro de tierra hasta que cesa, me zumbaba los oídos y de mi frente sentía un cosquilleo, pongo mi mano sobre él y veo sangre sobre mis dedos, mientras que el zumbido cesaba por fin distingo los ladridos de mi perro que me esperaba inquieto en la superficie.

Trato en ponerme de pie pero un dolor intenso en mi rodilla impedía mi maniobra, me volví a encorvar cubriéndome la rodilla —Duele mucho—aqueje.

—Roble—grité— ¡Ve a buscar ayuda!—le señalé y aquel perro desapareció. Mientras seguía esperando escucho que algo se mueve y comienza a silbar suavemente, de la oscuridad se muestra la figura de una serpiente—Ho No— retrocedo hasta recostarme en la pared de tierra húmeda y descubro que hay barias atrás, muchas de ellas no me perdían de vista saboreando mi aroma con su lengua, sentí que una se deslizaba sobre mi tobillo y del pánico comencé a gritar —AUXILIIIIOOOOO...—PORFAVOOOOR... ROBLEEEEEEEE....


Continuará...

Buenos días mis apreciados lectores, espero que hayan disfrutado de otro capítulo. Cada vez estamos viendo el fondo de este agujero, aquel hombre parece ser la leyenda que aterra al pueblo y al parecer no vive solo pero ahora nuestra Esperanza esta en aprietos. Siguiente intriga: ¿Qué pasará? ¿Acaso aquella trampa será la de ese hombre? ¿Roble encontrará a tiempo la ayuda? ¿A caso ese ermitaño querrá salvarla o dejarla morir para que no le fastidie? O ¿Algún suceso inesperado vendrá? Todo eso lo sabrán en los próximos capítulos, Saludos! 

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