Capítulo 4
Alice se encontraba con sus maletas listas para partir de Grecia, esa semana había sido bastante entretenida y divertida junto a sus padres y compañeros de clases, además que su tesis sería un éxito con todo lo que había encontrado.
La chica miró la llave que tenía colgada en su cuello, estaba ansiosa por saber que habría dentro del cofre y no faltaba demasiado para poder abrir el objeto. Había esperado toda una semana, podría esperar unas horas más.
— Alice, es hora de irnos — Dijo su madre entrando a la habitación con una dulce sonrisa en el rostro.
— Sí, la verdad me alegra haber venido contigo y papá — Dijo la chica con una sonrisa tierna en su rostro.
La pelinaranja abrazó a su madre, la cual correspondió a su muestra de afecto.
Después de aquel abrazo, Alice tomó sus maletas y se dirigió junto con su madre hacia la salida del hotel. El aeropuerto no quedaba lejos por lo cual caminaron un par de calles hasta llegar al aeropuerto nacional de Grecia. Al estar allí, el grupo subió al avión que los llevaría de vuelta a su hogar.
La chica miró a través de la ventana, estaba ansiosa de que el vuelo directo a Japón partiera en rumbo hacia el país del sol naciente. Pasaron unos minutos más hasta que las turbinas del avión comenzaran a funcionar y que el avión comenzara a movilizarse. Era hora.
No muy lejos de allí, el joven Apollo llegaba hacia la terraza de la habitación de la joven encontrando con que estaba completamente vacía. Rebuscó en los lugares en los que podía estar, cajones, debajo de la cama, en el baño, pero nada ni rastro de libreta.
— ¿En donde rayos está? —Se preguntó casi desesperado por encontrar su tesoro.
La gema en la mano del rubio comenzó a desprender un brillo, este miró la gema y salió a la terraza subiendo al techo del hotel. La gema indicaba el camino que debía seguir, por ello, Apollo comenzó a levitar por los aires y siguiendo el camino hacia el lugar indicado por la gema llegando al aeropuerto. Nadie notaba su presencia por lo cual no fue difícil para él pasar entre la multitud.
Llegó hacia la pista en donde los aviones partían rumbo a su destino, la gema apuntaba un avión en especifico pero era algo tarde, pues el avión ya estaba lejos de ellos hasta perderse completamente de vista.
— ¡Rayos! — Se quejó el dios del sol al no divisar el avión y que la gema dejara de brillar.
Pasaron algunas horas en las que el avión se mantenía suspendido en el aire, hasta que lograron divisar la tierra japonesa en todo su esplendor. Alice sonreía fascinada al ver nuevamente su querido hogar, sonrió tocando el cristal de la ventana.
— Por favor, abrochen sus cinturones. Estamos a punto de aterrizar — Dijo la azafata a través del altavoz.
La chica abrochó su cinturón esperando con ansias a que el avión descienda hasta tocar la tierra de Japón. A los pocos minutos ya el avión había aterrizado.
Los estudiantes universitarios, junto con los demás pasajeros, esperaron su equipaje y al tenerlo salieron del aeropuerto. Los compañeros de universidad se despidieron en la salida del aeropuerto y cada uno tomó su camino rumbo a casa.
Los Bosconovich pararon un taxi y se subieron a este indicándole al chófer el rumbo que debía seguir. Pasó una media hora en la que la familia estuvo sentada en aquel taxi hasta que por fin llegaron a casa.
Alice subió hacia su habitación dejando las maletas a un lado y tirándose a su cama cerrando sus ojos.
— Que viaje tan cansado, estar sentada en ese avión tanto rato — Habló la chica para sí antes de saltar un suspiro.
La joven se sentía demasiado cansada como para preocuparse por el cofre o cambiarse si quiera de ropa, por lo cual se dispuso a tomar una pequeña siesta, eran las cuatro de la tarde, en unas horas se levantaría a cenar y ver lo que había dentro del cofre.
Pasaron un par de horas hasta que el reloj marcó las seis en punto, la joven abrió de poco a poco sus ojos caramelo antes de tallarlos delicadamente con sus dedos. Alice se sentó en la cama, dio un ligero bostezo y se estiró un poco.
— ¡Alice, baja a cenar! — Llamó su madre en ese mismo momento.
— ¡En seguida voy! — Exclamó la chica alzando un poco su voz para que pudiera escucharla Kiara.
La joven arregló un poco su cabello y ropa para bajar al comedor en donde su madre ya tenia servida la cena y su padre revisaba los apuntes que había tomado en la semana. La familia Bosconovich cenó sin ninguna clase de molestia o inconveniente mientras miraba las noticias.
— Al parecer Kira ha atacado nuevamente. Esta tarde murieron dos ladrones que habían tomado a personas del banco como rehenes, la causa de muerte fue ataque al corazón y escrito en las paredes decía "Kira es Dios" — Decían en el noticiero — Los hombres fueron reconocidos como Kusanagi Reiji y Komori Yato — Pasaron las fotos de ambos hombres.
— ¿Kira un dios? Sí claro, lo único que hace es matar criminales que pueden haberse arrepentido de lo que hicieron, incluso ha matado a gente inocente. Espero que L lo atrape pronto — Dijo la de cabello naranja rizado caminando hacia el lavabo para dejar su plato.
— Lo sé hija, hay personas que no lo merecían, como ese tipo ¿Ray Pembert? Dicen que lo ha asesinado Kira — Dijo Kiara llevando una mano a su mejilla.
— Bueno, yo iré a dormir. Mañana tengo que ir a la universidad. Es lunes por lo cual debo descansar bien — Dijo la adolescente con una sonrisa.
— Descansa mariposa — Dijo su padre sonriendo también.
— Descansa cielo — Dijo su madre.
La joven subió a su habitación para darse una ducha y luego colocarse la pijama, la cual era una bata con huellas de perrito por todos lados.
La joven cepilló sus dientes y peinó su cabello. Luego de eso buscó entre sus maletas el cofre que había encontrado días antes y se sentó en su cama colocando el cofre frente a ella.
Tocó la cerradura en forma de sol con su pulgar y sostenía la llave con la misma forma con su otra mano.
Alice se quitó la llave del cuello y la miró, para luego encajar la llave en la cerradura dándole un giro y abriéndola. Levantó la tapa del cofre observando lo que había dentro de ella.
— ¿Una libreta? — Pronunció la chica mirando su interior.
Dentro del cofre estaba ese objeto, era una libreta blanca.
— ¿Life Note? — Leyó la chica la leyenda que estaba escrita en aquella libreta.
Tomó en sus manos aquella libreta blanca y la miró durante unos momentos.
— ¿Qué es esto? —
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