Deja-vú.
Capítulo 15.
Deja-vú.
Liam miró el menú del modesto restaurante demorándose un poco más de lo necesario en el apartado de las bebidas, en realidad estaba haciendo algo de tiempo, pues Kris le había llamado por la mañana y prometido que le vería en ese lugar para cenar.
Días antes habían intercambiado mensajes, sorpresivamente fue Kris el que los inició, justo a tiempo, porque Liam estuvo aguantando la tentación lo más posible: no quería parecer desesperado.
—Lamento la demora— la voz gruesa de Kris le hizo levantar la mirada del menú y enfocarse al frente; el hombre vestía una camisa de manga larga gris claro y pantalones cafés, aún con ese atuendo, las distinguidas formas de su cuerpo podían notarse.
Liam no llenaría tan perfectamente una camisa como esa, pero tenía lo suyo; sonrió, miró su reloj y dijo, —descuida, aún no es la hora— efectivamente, faltaban cinco minutos para lo acordado.
—No lo es, pero seguramente has esperado bastante— Kris tomó asiento frente a él.
Liam rio de manera un poco soberbia, —¿acaso piensas que no tenía algo mejor qué hacer?
Kris se encogió de hombros, tomó el menú y centró su mirada en él, —puede que no lo tengas.
—No te creas tan especial, chico guapo.
Los labios de Kris se curvaron en una sonrisa un poco lasciva, miró a Liam por encima del menú y dijo, —gracias por el cumplido, chico hermoso.
Como el adjetivo que había empleado la última vez que compartieron cama.
—De nada— contestó Liam, luego elevó la mano llamando a la persona de servicio.
Liam se percató de lo cómodo que estaba con la presencia de Kris, el sujeto era agradable y tenía un excelente sentido del humor, uno bastante bueno y exacto, como le gustaba, ya que reía e incluso hacía bromas nada inocentes, sabiendo cómo y cuando no caer en lo obsceno. La velada fue grata y sumamente corta para el gusto de Liam, pues para cuando estaban en el auto de Kris, pensó que le gustaría seguir escuchando su voz y mirando sus azules ojos.
—Y dime, ¿qué atracciones me recomiendas?, he estado en la ciudad en algunas ocasiones, pero nunca he ido más allá de los lugares de trabajo— preguntó Kris antes de colocar el direccional y doblar a la derecha abandonando la avenida principal, se había ofrecido a llevar a Liam hasta la entrada del edificio donde vivía; en realidad no era muy difícil encontrar una dirección en Fallcity, las calles tenían una numeración simétrica y estaban bien identificadas, además de que el auto que Kris había rentado contaba con un sofisticado GPS.
—Sí, claro, como el lugar donde nos conocimos— exclamó un poco socarrón Liam.
Kris torció la boca en una sonrisa, —te lo comenté antes, estaba en ese bar por negocios; yo nunca dije que mis lugares de trabajo fueran aburridos.
—Si tú lo dices— la voz de Liam denotó incredulidad, Kris rio con ganas.
Después, Liam lo pensó por un par de segundos y respondió a la pregunta original, —este mes, en el museo, han montado una exposición de chocolate.
—¿De qué?
—De chocolate— confirmó Liam.
—Debe ser una broma.
—No, eso dicen los carteles, los he visto estos días camino al trabajo— desde su asiento de copiloto reconoció la tienda de flores, sabía que estaban próximos a llegar a su destino.
—¿Así que un museo de chocolate?
Se encogió de hombros, —tal vez solo son figuras de dulce, como los famosos y comerciales huevos rellenos.
Kris sonrió ampliamente, —¿estás libre mañana?, ¿podrías ser mi guía al museo?
Liam observó su perfil entre extrañado y sorprendido, —¿eres fanático del chocolate?
—De pequeño solía visitar varios museos con mi familia y llegaron a gustarme en cierto modo, además, no me digas que no te causa curiosidad una exposición como esa.
La respuesta era un rotundo no, pero Liam vio esa oportunidad como única para poder reunirse de nuevo; al día siguiente no tenía que ir al trabajo, sería sábado y podía acompañarle al museo.
—Sí, estoy libre— respondió, —pero, ¿qué te parece si después del museo te llevo a una verdadera atracción? Algo propio y único de Fallcity.
—Eso suena bien— asintió, mirando la numeración de las construcciones, había llegado a la calle correcta, luego preguntó deteniéndose, —¿Es aquí?— el edificio era de color naranja claro, con varias ventanas blancas, el jardín estaba bien cuidado y tenía unas pocas flores, sin duda era un bonito condominio.
—Sí— respondió Liam tomando el picaporte, —gracias por el aventón.
—Cuando quieras, chico hermoso— Kris le dio un guiño.
Liam rio divertido y abrió la puerta, cuando puso un pie en el pavimento se giró hacia el conductor y dijo, —por cierto, ponte ropa cómoda, calzado deportivo de ser posible, mañana vamos a caminar un poco.
Las cejas oscuras de Kris se elevaron, —vaya, será una cita interesante.
Los labios de Liam se curvaron, pero no negó lo de ser "una cita"; Kris también le sonrió, mirándole a los ojos.
—¿Vengo por ti, mañana a las nueve? Podemos ir a desayunar antes del museo— propuso el conductor.
—Me agrada la idea.
Y después no hubo más que eso como despedida: sonrisas y silencio; Liam descendió y luego caminó hasta la entrada del edificio, cuando estuvo dentro, a través de la puerta acristalada vio la silueta del auto antes de que este partiera; entonces se dio cuenta de que aún sonreía. Se sorprendió un poco al notar que no tuvo el deseo o impulso de besarle en el auto, aunque si Kris lo hubiera intentado él no se habría resistido; pero ninguno lo había hecho, ninguno tomó la iniciativa, y seguramente no era porque fueran puritanos, es decir, ya habían compartido la cama un par de veces.
Para cuando Liam arribó hasta su apartamento había llegado a la conclusión de que no le había besado porque tenía la certeza de que le vería mañana, en su cita. Cita. Con aquella palabra de cuatro letras, dos sílabas, no pudo evitar remembrar a Noah, él había mencionado una vez algo sobre una cita doble. ¡Oh, rayos! Debía comunicarse con él, advertirle que no fuera a visitarle ese fin de semana, excusarse con una inesperada y falsa reunión en su no tan nuevo trabajo; Noah era demasiado romántico y pueril con ese tipo de asuntos, seguramente haría un escándalo por nada, es decir, literalmente Kris y él no eran pareja, así que no había porqué informarle a Noah de los pormenores; era cierto que Kris le atraía bastante, no por nada había "repetido el encuentro" con él, pero era demasiado pronto para hablarle de su existencia a Noah y viceversa, por eso no le había dicho siquiera su nombre; el menor de los gemelos se refería a él como el "señor sujeto lindo" y Liam lo prefería así.
Una vez en su habitación, tomó el móvil de su bolsillo y se decidió a llamar a su hermano; Noah no podía aparecer por allí, aún no.
...
Kris sonrió al mirar la espalda de Liam cuando este se adelantó un poco para alcanzar la puerta principal, habían tomado el desayuno en una agradable cafetería y ahora estaban en la entrada del museo, Kris no pudo evitar recrear su mirada en ese firme trasero, además, siendo sincero consigo mismo, encontraba a Liam más que atractivo.
—Date prisa, creí que tú estabas más interesado que yo— exclamó Liam al percatarse que su acompañante se había quedado un poco rezagado.
—Lo estoy— dijo, alcanzándole en tan solo un par de zancadas.
Liam negó suavemente con la cabeza soltando algo entre un bufido y una risa socarrona antes de ingresar.
Durante los siguientes tres cuartos de hora pudieron admirar una exposición de chocolates de varias partes del mundo, la historia de su procedencia y figuras abstractas elaboradas de ese material; sinceramente Liam jamás pensó que hubiese tanta información sobre ese tema, información inútil si se lo preguntaban; aunque de verdad y lo único que disfrutó de ese recorrido fue cuando Kris le arrastró por un desolado pasillo para esconderse detrás de un pilar y robarle más que un fogoso beso. Porque cuando los pasos de algunos visitantes se escucharon a la distancia, anunciando su proximidad, Liam tuvo que bajar de un salto de su cómodo lugar, pues se había trepado en Kris, literalmente, ya que tenía las piernas enrolladas en la cintura de este. Después, así, entre risas cómplices, salieron de su escondite y finalizaron el recorrido por el museo. Luego, Liam guio a Kris varias calles más abajo.
—¿A dónde me llevas? No irás a secuestrarme, ¿o sí?— preguntó Kris, mirando con algo de recelo las escaleras que daban al subterráneo; Fallcity tenía una sencilla, pero eficiente red de trenes subterráneos, bastante gente hacía uso de ese servicio y Liam no era la excepción, sobre todo porque descubrió las maravillas que albergaban los túneles; solo había qué saber buscar.
—Probablemente sí, eso quiero— se acercó a él y se puso de puntillas para decirle al oído de manera amenazante y seria, —tal vez deseo secuestrarte y atarte a mi cama.
El pecho de Kris se sacudió debido a su risa ronca, —si tu idea era intimidarme me temo que no ha funcionado, porque en realidad eso suena divertido.
—¿Eso crees?
—Sí, de hecho, creo que es un buen plan— Kris tomó la cintura de Liam y agregó, —puede incluso que lo pongamos en práctica más tarde.
Liam sonrió, justo cuando un grupo de gente emergía del acceso que daba al subterráneo, eso le recordó cuál era su plan inicial, así que tiró de la muñeca de Kris y le guio hacia las escaleras.
Tomaron el metro y descendieron en la siguiente estación, solo unos diez minutos después; Kris miró curioso hacia todas direcciones, pues como dijo, no conocía muy bien la ciudad, así que jamás se imaginó tal escena en un amplio pasillo que daba a las escaleras para ascender: un joven, de tal vez unos diecinueve o veinte años, bastante delgado de extremidades y de cabello ensortijado, estaba tocando hábilmente un violín, era una melodía preciosa y relajante; al igual que ellos, algunos transeúntes se tomaban unos instantes para disfrutar de la música, cuando la pieza estaba cerca del final se le unió una flauta, Kris buscó con la mirada de donde provenía el mágico sonido y lo halló, era una joven, prácticamente una niña, ocupando una silla de ruedas; le miró bien y pudo apreciar el parecido con el chico del violín, sin duda eran hermanos.
La melodía finalizó y el pequeño grupo de personas que se había formado les aplaudió,
—¡Gracias, gracias, muchas gracias!— comenzó a exclamar el muchacho mientras hacía exageradas reverencias, —¡son ustedes un magnífico público!— agregó cuando la gente comenzó a depositar algunas monedas en la gorra que tenía a sus pies.
—Ellos están aquí los fines de semana— susurró Liam a Kris, —son muy talentosos.
—Por supuesto que lo son— coincidió sin poder evitar sonreír.
Liam movió la cabeza a manera de asentimiento y luego divisó una banca no muy lejana, hacia la cual se dirigió y su acompañante no tardó en seguirle.
Pronto una nueva sinfonía comenzó, iniciando con el solo de la flauta de la chica en la silla de ruedas; esta vez el ritmo era más animado y Liam no pudo evitar tararear un poco cuando esta llegó al clímax.
—¿Conoces esa melodía?— preguntó Kris.
—Sí, solía interpretarla cuando niño.
—Vaya, ¿sabes tocar esos instrumentos? Eres toda una caja de sorpresas— exageró su gesto de asombro.
A lo que Liam elevó las cejas y torció los labios en una mueca altiva, —así es, el piano y también el violín— aclaró, —junto con mi hermano solía interpretarla para nuestros padres y familiares en las fiestas decembrinas— iba a agregar que en festivales escolares y en cumpleaños también, pero se dio cuenta de que ya estaba dando demasiada información.
Liam agradeció en silencio que oportunamente se desatase esta vez una ovación más enérgica por parte del nuevo público, incluso algunos chiflidos bailaron en el aire y, nuevamente, el muchacho agradeció entusiasmado; porque de lo contrario, probablemente Kris le habría hecho alguna cuestión específica sobre su familia; sin embargo, no sucedió, sino que Kris preguntó por otra cosa justo cuando una nueva pieza musical comenzó.
—¿Cómo encontraste este magnífico lugar? ¿Está camino a tu trabajo?
Liam se encogió de hombros, —no exactamente, era mi primer día de trabajo y decidí aventurarme a usar el metro, pero terminé perdiéndome camino a casa.
Kris meneó la cabeza, —ya veo, me habría sucedió lo mismo, no tengo un buen sentido de la orientación.
—Eso explica por qué escogiste un auto con GPS de última generación.
—En realidad eso fue asignado por la empresa donde trabajo, no tuve elección.
—Sí, cómo no— ironizó y Kris rio.
La tercera melodía durante su estancia culminó y entonces Liam se puso de pie, decidiendo que le llevaría a su siguiente destino; tomaron nuevamente el metro y descendieron solo cinco minutos después, entonces Kris tuvo frente a sus ojos un mural, que sin bien podría ser descrito como "un grafiti", era un obra magnífica, que cubría una gran pared de la estación; Kris se preguntó cómo era posible que la gente caminara sin prestarle atención a esa mezcla perfecta de colores; o bueno, pudiera ser que esa gente ya estuviera acostumbrada a verla todos los días.
—¿Cómo encontraste este lugar?— preguntó nuevamente, pero enseguida añadió bromista, —ya sé, te perdiste camino al supermercado.
Liam rodó los ojos, pero no pudo evitar reír antes de explicar, —no, un fin de semana estaba aburrido y salí a conocer los alrededores, así llegué hasta aquí.
Kris le miró con sus brillantes ojos azules, sonriéndole, ya sin una pizca de mofa, simplemente alegre, luego volvió su atención de nuevo al mural para decir, —me parece una pena que esté escondido, todo mundo debería admirarlo.
—Te aseguro que muchísima gente lo ha visto, este es un punto bastante concurrido en Fallcity— con un movimiento de cabeza señaló las escaleras que iban hacia la superficie para añadir, —allí aparcan las furgonetas que van y vienen del aeropuerto— explicó.
Entonces Kris se ubicó, teniendo un panorama mental de donde se encontraban; semanas antes había tomado una de esas furgonetas para abandonar el aeropuerto, en ese punto también estaba la oficina de una arrendadora de vehículos y de taxis, además de un par de restaurantes.
Un grupo grande de gente descendió del vagón del metro, fue menos cómodo continuar la charla, pues el sonido de pasos rápidos, voces e incluso el llanto de un infante inundó el ambiente, así que ascendieron por las escaleras hasta los restaurantes.
Para Liam el día pasó en un abrir y cerrar de ojos, cuando se dio cuenta la tarde caía y ya estaban camino de vuelta a su apartamento; Kris había dejado su auto estacionado cerca del museo, así que después de haber recorrido parte de la ciudad en metro, regresaron al punto de inicio, tonteando durante el trayecto, por su puesto.
Esta vez se aventuró a invitarle a pasar a su apartamento, ofreciéndole una taza de café, la cual, por supuesto, nunca fue siquiera preparada, pues ambos sabían cómo querían terminar ese encuentro.
Liam había notado que su sentido común solía abandonarle últimamente, porque, primero, no era usual en él "repetir" compañero de cama y, segundo, jamás, nunca llevaría a algún amante a su casa.
Pero con Kris ya no sabía qué esperar; el sujeto no solo era atractivo físicamente, sino que tenía muchas cualidades que le hacían perder la cabeza, como justo en ese momento.
—¿Deseas continuar lo que iniciamos en el museo?— murmuró Kris antes de mordisquearle el lóbulo de la oreja derecha, mientras le apresaba con su cuerpo contra la pared de la sala de estar.
Liam gruñó una afirmación y entonces la mano fuerte de Kris se deslizó por su estómago, cadera y muslo para tirar de él y hacer que enrollase la pierna en su cintura; ahora equilibrado sobre solo un pie, Liam pudo sentir la excitación de Kris molerse contra la suya, separada por la ahora molesta tela de los jeans.
Ponerle una calificación, o colocar sus encuentros íntimos con Kris en orden iniciando por el mejor, sería un desperdicio de tiempo y esfuerzo; en un principio Liam estuvo tentado a hacerlo, pero finalmente se dio cuenta de que era imposible: Kris le dejaba plenamente satisfecho, le hacía sonreír como estúpido y anhelando cada vez más, le dejaba esperando ansioso por su siguiente encuentro a pesar de terminar sumamente exhausto, en una sola palabra, era perfecto; eso le hizo pensar que sería agradable poder tenerlo para él solo, para disfrutarlo cuando se le antojara, y no solo hablando de la parte física, sino que sentía que se llevaban bien, que sus personalidades se compaginaban demasiado bien.
—¿En qué piensas?— el tono de voz ronca de Kris le recordó a Liam los recientes gemidos que este había ahogado en su boca; después del grandioso orgasmo, habían permanecido desnudos en la cama, cubiertos por la sábana amarilla, en la habitación únicamente iluminada por la pequeña lámpara sobre la mesa de noche.
Liam lo meditó tres segundos antes de poner en palabras lo que sucedía por su mente, decidiéndose por algo no muy comprometedor, algo que no delatara sus recién descubiertos sentimientos.
—Pienso en que es agradable estar contigo— se removió y le abrazó por la cintura, sonriéndole antes de añadir, —en realidad creo que no me equivoco al decir que ambos la pasamos demasiado bien juntos.
Liam esperó una risa o una broma, pero Kris le miró serio, parecía examinarle bajo la tenue luz.
—¡Oh, vamos! No vas a negarlo, ¿cierto?— se aventuró a exclamar Liam entre bromista y juguetón para evitar que siguiera mirándole así, incluso le dio una leve palmada en su duro abdomen.
—Lo acepto— entonces sí, los labios de Kris se curvaron en una socarrona sonrisa, —admito que he tenido las mejores sesiones de sexo contigo, eres casi un once en la escala del uno al diez.
Liam se esforzó por sonreír, pero al sentir que más bien su boca se había torcido en una mueca extraña, suspiró y prefirió soltarle para rodar un poco sobre su espalda y mirar el techo.
Kris giró quedando sobre su costado para observarle el perfil, —¿qué, te has molestado?— le acarició el hombro y habló nuevamente, —si deseabas tener una calificación mayor debiste cumplir con la amenaza de atarme a tu cama, eso definitivamente te habría dado más puntos, nadie lo hecho antes.
Liam bufó, decidiendo que era estúpido sentir molestia por lo que estaba implícito en las palabras de su compañero de cama, era obvio que Kris había tenido otras parejas sexuales y era inevitable hacer ese tipo de comparaciones, incluso él mismo había pensado hacía unos minutos en hacer un ranking; prefirió ignorar ese lapsus de malestar y centrarse en el ahora, y ahora tenía a Kris en su colchón.
—Pensándolo bien, no es una mala idea— el humor picante de Liam volvió, —eso haré la próxima vez— le empujó con suavidad para que se echara sobre su espalda y subió a su cuerpo, sentándose a horcajadas sobre él para asaltar su boca, —te ataré y no te dejaré ir— dijo entre besos, —te tendré solo para mí.
Liam se dio cuenta de que la última frase se debió quedar en su mente, así que besó a Kris con más fuerza con la intención de que no le prestara atención a sus palabras, que considerara aquello como algo que solo había surgido por el calor del momento, como si fuesen meras líneas de un libreto para el jugueteo preliminar.
Pero no, Kris le tomó con cuidado de las mejillas y, alejando su rostro desde su posición, miró a Liam desde abajo.
El anfitrión del apartamento intentó apartarle las manos para descender y besarle de nuevo, sin embargo, Kris habló.
—Creo que es momento de aclarar algo— se relamió los labios, rehuyendo por un segundo de su mirada antes de agregar, —ya sabes, antes de que haya malos entendidos.
¿Malos entendidos? Ya habían tenido sexo más de dos veces, Liam no se imaginaba a qué se refería; bueno, tal vez sí, pero prefirió negarlo.
—¿Qué hay que aclarar?— preguntó, dejando de hacer fuerza y con los brazos laxos, clara evidencia de que no intentaría besarle de nuevo, pero no bajó de su cadera.
—Liam, yo no busco una relación formal— soltó un ligero carraspeo, —el sexo es maravilloso, pero eso es todo.
Wow, la sorpresa le golpeó por lo directo que fue Kris, una cualidad que encontraba admirable y deseable, aunque en ese momento no fuera algo positivo para su situación; sin embargo, más fuerte fue la sensación de deja-vú, la cual lo atontó por unos instantes, porque algo similar le había ocurrido con Jared: el atractivo lobo también le había dejado en claro que no quería una relación formal con él ni con nadie, nunca jamás.
Sintió los dedos ásperos de Kris acariciarle el mentón y empujarle con suavidad hacia arriba, ¿había abierto la boca por la impresión? ¡qué vergüenza! Pero Liam se recompuso de inmediato y recurriendo a su humor, dijo, —es bueno saberlo, aunque nadie tiene idea de lo que el futuro le depara— acarició el pecho de Kris, dibujando figuras amorfas con la punta de su índice antes de añadir con algo de sorna, —sería muy gracioso si dentro de unos meses estuviéramos incluso casados.
—No lo creo— Kris negó moviendo la cabeza.
—Nadie lo sabe a ciencia cierta, el destino es caprichoso— soltó Liam, citando las palabras de Noah cuando relataba sus "cuentos románticos".
—Imposible, yo estoy comprometido.
Liam retiró los dedos del pecho de Kris, como si le hubiese quemado.
¿Comprometido? ¿El muy bastardo estaba comprometido? Eso quería decir que Liam era... parpadeó tratando de recomponerse cuando fue consciente de la magnitud de la situación: Liam era el "otro", él era el amante.
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