𝙲𝚑𝚊𝚙𝚝𝚎𝚛 𝚃𝚑𝚛𝚎𝚎
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Escucho un murmullo a mi lado y un segundo más tarde siento una suave caricia en mi mejilla que se extiende hasta la parte trasera de mi oreja. El contacto parece durar mucho tiempo, me arrulla, me da consuelo, me hace sentir bien... así que me acurruco contra el.
—Cariño, despierta... — dice Jungkook en voz baja y ronroneo, negándome a despertar —. Cariño, despierta. Hemos llegado. Jimin — la voz se hace más clara luego de unos segundos.
—Mmmm — hago un esfuerzo para abrir los ojos y veo a Jungkook inclinado hacia mi. No sé cuánto tiempo lleva ahí —. Oh, creo que me quedé dormido un rato — le digo a Jungkook, quien me da una mirada dulce.
—Si, un rato de casi dos horas — se ríe— . Estabas muy cansado, ¿verdad? — pregunta mientras sigue acariciando suavemente mi mejilla.
Asiento con la cabeza, frotando mi pómulo contra la palma rasposa de Jungkook. Tiene manos grandes. Lo noté desde la primera vez que tomo mi mano.
—¿Hemos llegado? — pregunto intentando abandonar el sueño.
—Así es, estamos a punto de entrar. Levántate.
Jungkook me acaricia un segundo más antes de regresar su mano al volante con lo que parece pesar. Me recompongo en mi asiento y me doy cuenta que estamos detenidos en la cuneta de la autopista, apunto de ingresar a una entrada privada en el bosque.
—¿Listo? — interroga Jungkook.
—Adelante — lo incito, despavilando.
Atravesamos por un sendero, el cual está bordeado por gigantescos robles que impiden el paso de los rayos solares y las hojas verdes caen sobre la camioneta como si fuese lluvia. Realmente vivimos en medio del bosque, no lo sabía. Hay hierba cubriendo todo, árboles muy grandes y antiguos, arbustos frondosos, sonidos de animales y un espléndido olor a musgo mezclado con la humedad de un río.
Es bellísimo.
No puedo esperar porque mi pierna mejore para explorar estos increíbles senderos.
Hay varios caminos, que supongo van a dar a otras residencias. Nosotros seguimos derecho hasta llegar a un portón negro que se abre de manera automática cuando Jungkook presiona un botón del mando. Una vez que cruzamos, veo una residencia al final del sendero.
Nuestra casa.
Me inclino hacia delante, con ojos brillantes.
Es increíblemente grande, tiene muchas ventanas y un gran balcón en el segundo nivel. No puedo creer lo hermosa que es y parece muy lujosa, no sé cuánto dinero habrá costado vivir en este lugar.
—¿Es nuestra casa? —le preguntó a Jungkook.
—Si, este es nuestro hogar — responde —. ¿No te gusta?
Suelto un bufido.
—Debes estar bromeando. ¡Claro que me gusta!
Jungkook parece aliviado.
—Me alegra escucharlo. Temía porque ya no te gustara vivir entre la naturaleza.
—Definitivamente aún me gusta.
Sería tonto si dijese lo contrario. Esto es hermoso.
Aparcamos en el jardín en el cual hay un techo de piedra gris. Jungkook es el primero en bajar de la camioneta para sacar la silla de ruedas de la cajuela y ponerla frente a mi puerta. Extiende su mano para ayudarme a bajar como si fuese un príncipe azul y después me traslada por el jardín al mismo tiempo que exploro la zona hasta donde alcanza mi mirada curiosa.
El jardín es un gran terreno de césped, hay muchos tipos de flores en los maceteros formando el camino a la entrada de la mansión. Veo lo que parece ser un pozo de agua en una esquina y una pequeña cabaña a un costado de la casa principal.
Hay mucho por conocer y no puedo esperar.
Este es el lugar donde viviré el resto de mi vida junto a Jungkook.
Cuando entramos a la casa no puedo decidir si es más hermoso el exterior o el interior. Es elegante, pero a la vez tiene un toque rústico. Lo primero que veo son las escaleras talladas de madera que rodeaban la entrada en forma de espiral. Hay un hermoso candelabro de pequeños cristales bailarines y las paredes están llenas de pinturas clásicas.
—Bienvenido a casa — anuncia Jungkook evidentemente contento —. Es bonito por dentro, ¿verdad?
—Es hermoso — murmuro anodado.
Sigo avanzando por mí mismo, pues quiero conocer hasta los más oscuros rincones de mi hogar. Llegó a la sala de estar y lo primero que capta mi atención es la chimenea de piedra. Las noches de invierno en esta residencia deben ser magníficas.
—En verdad me encanta, Jungkook —le digo fascinado.
—Y no has visto el jardín trasero — él esboza una suave sonrisa —. ¿Quieres verlo?
—Por favor — asiento muchas veces con la cabeza.
Salimos por una puerta que se encuentra en la parte posterior de la casa. El jardín trasero es mucho más grande que el delantero. Es precioso. Los árboles rodean el lugar, hay un estanque en la parte izquierda, una mesa estilo picnic con una mecedora en la derecha y un columpio colgando de un árbol allá al final de todo.
Es como si fuera una pintura realista. De fondo yace el entonado canto de los pajarillos junto con el soplido del viento que lleva consigo hojas verdes de los árboles.
Si lo deseo, puedo entrar directamente en el bosque por este lado de la casa y explorar todo lo que ahí se encuentra.
—Guau, es muy silencioso.
—Si, el vecino más cercano se encuentra a kilómetro y medio — explica Jungkook.
—Vaya, creo que no tendremos privacidad — le digo con sarcasmo.
Jungkook suelta una risa y luego, suspira.
—Mira — apunta a la parte derecha del jardín en donde está la mecedora —, algún día podemos tomar una botella de vino, sentarnos por allá y ver un amanecer sin igual. La vista es realmente hermosa alrededor de las seis de la mañana — Jungkook vuelve a suspirar, pero esta vez de forma decaída —... ¿Verlo no te trae ningún recuerdo?
La emoción se apaga en un santiamén.
Jungkook me mira durante un momento, lo que me obliga a desviar la mirada a mi regazo.
—¿Puedes perdonarme? — me esfuerzo por decir.
—¿Perdonarte? — de inmediato, Jungkook frunce el ceño.
—Por no acordarme de ti — aclaro —. No recuerdo nuestra historia, nuestros momentos juntos, todo lo que vivimos. Tampoco recuerdo nuestra casa... — confieso tristemente —. En verdad lo lamento, Jungkook.
Mis palabras tocan una fibra sensible.
Jungkook se pone de cuclillas frente a mí y coloca una mano en mi hombro mientras que con la otra acuna mi mejilla de manera reconfortante. Coloco mi mano más pequeña sobre la suya que sostiene mi cara afligida.
—Te había dicho que eso no importaba, Jimin. No quiero que te disculpes. Nada de esto es tu culpa, ¿está bien? — dice, sin embargo, hay una cosa extraña en su voz.
Jungkook se aleja demasiado pronto cuando ve que el sol se está escondiendo entre las montañas y dejo escapar su mano con lástima, pues todavía no quería soltarla.
—Vamos a dentro, está por oscurecer y hará frío — avisa, retomando su actitud de siempre.
Pero puedo ver que algo le está afectando.
Él intenta no mostrarse mal pero debe ser difícil. Que tu pareja no te reconozca debe ser doloroso, si fuera al revés me sentiría lastimado aunque no fuese culpa de Jungkook. No sabría como manejarlo o que hacer.
Jungkook se pone detrás de mí para empujar la silla de ruedas y llevarme al interior de la casa.
—Prepararé una rica cena para ambos. Debes estar harto de la comida desabrida de hospital — continúa.
—Bueno, me gustaba la gelatina de cereza.
Jungkook suelta una risa.
—Te prepararé gelatina de cereza si eso quieres, te cocinaré todos los postres que quieras.
—Subiré de peso si me sigues dando postres y chocolates — menciono —. No creo sea buena idea. Después vas a abandonarme en esta mansión porque seré un chico con sobrepeso, cojo y con amnesia.
Hago una pequeña broma ácida, sin embargo, no parece causarle gracia a Jungkook porque detiene abruptamente mi silla de ruedas, dándome un susto.
Antes de que me de cuenta, Jungkook lleva su mano debajo de mi mandíbula y me obliga a alzar la cabeza hacia arriba para que lo vea directamente a sus ojos oscuros. Parece enojado. Su entrecejo está fruncido. Aunque lo veo al revés, no puedo evitar sobresaltarme cuando Jungkook agacha su rostro hasta encontrarse peligrosamente encima del mío, provocando que su respiración haga cosquillas en mi piel caliente.
—Sobrepeso, cojo y con amnesia no serán razones suficientes para que me aleje de ti, Jimin. Nada es razón suficiente para que siquiera considere en abandonarte, así que ni siquiera lo pienses — dice sin titubeos mientras clava su mirada dura en la mía, la cual transmite la seriedad de sus palabras —. Te amo sobre todas las cosas y circunstancias, ¿entiendes?
El corazón me salta alterado dentro de mi pecho.
Su mirada y la forma en que me agarra son tan intensas que hacen temblar mi cuerpo entero.
—Te pregunte si entiendes — vuelve a repetir con el mismo tono de voz.
—S-si... — es lo único que sale de mi boca.
Al oír mi respuesta, Jungkook sonríe suavemente sobre mis labios, casi rozándolos —. Lindo chico.
Siento como mis mejillas se ruborizan por su repentino halago y regreso la cabeza hacia el frente cuando Jungkook me suelta abruptamente, sintiéndome acalorando y muy sorprendido.
Eso fue...
Joder, ni siquiera lo sé.
No dije nada demasiado extraordinario, pero él fue muy... drástico. Me sorprendió. Jamás había visto esa actitud en Jungkook. Por un momento pareció una persona totalmente diferente, su voz y sus ojos eran salvajes, oscuros, y su sonrisa final estaba envuelta en provocación.
Con el corazón latiendo en mi garganta, niego con la cabeza y guio mi mirada al frente.
[...]
Agarro los palillos de forma torpe, intento imitar a Jungkook, pero la carne se me cae en varias ocasiones. En el hospital siempre usaba cuchara o tenedor, y no se porque no puedo tomar los palillos de la forma correcta. Es algo tan sencillo que no puedo recordar. Tampoco quiero decírselo a Jungkook para no preocuparlo. Él siempre está preocupado hasta por las cosas pequeñas.
Cuando por fin consigo hacerlo, me llevo un pedazo de carne a la boca y el sabor es exquisito. Definitivamente es mil veces mejor que la comida de hospital. Fui testigo de como Jungkook se esforzó en cocinar esto especialmente para mi.
Dios, es tan bueno.
Me llevo otro bocadillo a la boca y hago una mueca de satisfacción sin darme cuenta de los sonidos raros que estoy soltando hasta que veo a Jungkook mirándome fijamente desde el otro extremo de la mesa.
—Ah, lo siento, estoy haciendo mucho ruido al comer, ¿cierto? Me comportaré — le sonrió avergonzado mientras me limpio con una servilleta.
—Descuida. Me alegra que te guste — responde después de aflojarse la corbata con un movimiento.
Siempre está vestido de forma presentable aunque no se exactamente la razón.
—Tienes que enseñarme a hacer esto, por favor — le suplico —. También quiero prepararte la cena de vez en cuando. Eso me gustaría mucho.
—Cuando puedas andar con el bastón te enseñaré lo básico y me ayudarás en la cocina.
—Perfecto — esbozo una sonrisa contenta —. ¿En donde aprendiste a cocinar?
—Bueno... mis nanas me enseñaron — dice brevemente.
—Oh — suelto sorprendido por esa información de la que no era consciente —. ¿Tenías muchas nanas?
Jungkook asiente sin mirarme directamente a los ojos, está concentrado en su plato de comida.
—Ellas cuidaron de mi toda mi niñez y adolescencia — responde en voz baja, distraído.
Jungkook no suele hablar mucho sobre su familia, no sé nada sobre sus padres o cercanos, sin embargo, a simple vista se puede notar que no le gusta hablar demasiado sobre el tema, así que no pregunto más.
—En verdad eres una caja de sorpresas, Jungkook. ¿Hay algo más que deba saber de ti? ¿Otra cosa que sepas hacer?
Mi pregunta no tiene una segunda intención más que continuar la conversación, sin embargo, me doy cuenta que ocasiona algo en Jungkook cuando sonríe de lado.
—Bueno... — Jungkook hace una pausa fijando una mirada oscura en mí mientras le da un sorbo a su copa de vino. No rompe el contacto visual y su manzana de Adán se mueve al tragar el líquido corrosivo, lo cual debo admitir me deja embobado —Mas tarde te enseñaré en lo que realmente soy bueno.
Me atraganto con la carne que acababa de comer y comienzo a toser.
—Oh, tranquilo. ¿Quieres un poco de agua? — enseguida, Jungkook sirve agua de una jarra en mi vaso y lo acepto rápidamente —. Ten cuidado al tragar, bebé — dice con una cara inocente, pero sus ojos expresan otra cosa.
Tiene otra vez esa expresión, esa mirada, esa voz...
—Lo... Lo tendré — es lo único que me atrevo a decir.
Acepto su vaso de agua y me concentro en beberlo pausadamente, como si me escondiera en el.
Seguimos comiendo en silencio. Ninguno dice nada por un rato y únicamente me dedico a ver mi plato. El ambiente se volvió extraño, probablemente porque estoy muy nervioso. Se siente como los primeros días en que nos conocimos, o bueno, "donde yo lo conocí a él".
—Y... cuéntame, ¿tengo trabajo o algo así? — decido romper el hielo.
—No, cielo. Terminaste con todos tus pendientes antes de mudarnos aquí — responde, mientras se limpia la boca con una servitoalla.
—Oh, ¿en serio? Bueno — juego con mi ramen.
De todos modos no recuerdo en cual lugar trabajaba, supongo que curse la universidad en vano y practique ballet para absolutamente nada.
—Pero no te preocupes, cuando te recuperes podrás buscar otro empleo — propone de inmediato —. Además, eras instructor de ballet para niños en tus tiempos libres. Puedes visitar el estudio cuando tu pierna esté en mejor condición. Deben extrañarte.
—Ah, está bien. Supongo que tendré que esperar — asiento con la cabeza y sigo comiendo —. ¿Y tú? ¿Cuál es tu trabajo?
—Trabajo en una empresa constructora, empresa familiar, herencia de mi querido padre — explica y me da la impresión de que dice eso último con sarcasmo mientras corta su carne con un cuchillo —. De hecho, mañana retomaré mi puesto, me necesitan ahí y tendré que salir por las mañanas — avisa —. ¿Crees que estarás bien si te dejo sólo unas horas? — interroga con el ceño fruncido.
—Oh, claro que si, puedo estar solo un tiempo — digo para tranquilizarlo, pero inmediatamente después de que lo digo me arrepiento cuando comienzo a pensar en que diantres haré solo en una casa en medio del bosque con la pierna en estas condiciones.
Prácticamente no puedo hacer nada útil, no puedo limpiar, cocinar, tampoco salir a caminar al jardín...
—¿Puedo contactar a mis amigos? Ya sabes, a Seokjin y Chaeyoung — preguntó un poco triste —. Tal vez hablar con ellos me ayude a recordar algunas cosas. ¿Saben lo qué pasó?
—Por supuesto, le dije a Seokjin que le avisara a los demás sobre lo sucedido y dijeron que vendrían a verte todos juntos cuando Chaeyoung regresara de sus vacaciones en Londres.
—Ah, entiendo... Mala suerte — agacho la cabeza.
—Te compraré un celular nuevo cuando vaya a la ciudad, él otro se perdió el día del accidente, así podrás comunicarte con ellos, aunque sea por mensajes — interviene con rapidez —. Cualquier cosa que desees, solo dímelo y lo tendrás.
—Muchas gracias, Jungkook — le digo amablemente.
—En cuanto a tus padres — dice y esta vez abro los ojos redondos —, sigo insistiendo — completa —. Apenas tenga respuesta de ellos, pagare el vuelo de tu madre para que puedas conocerla.
Eso me anima demasiado apenas lo escucho. Luego de todo este tiempo, el deseo por ver a mi madre ha crecido tanto. Me emociona tanto que me dan ganas de llorar. Quiero conocerla y abrazarla, sentir la calidez y amor que debe tener.
—¿Cómo es ella? — le pregunto.
—Bueno, es tu madre, tú eres quien la conoce mejor — respondo Jungkook, irónico —. Es bonita. Eres físicamente igual a ella, son como dos gotas de agua.
Imagino a mi madre con esa descripción en mi mente y la emoción crece.
—No puedo esperar por verla.
Le sonrio emocionado a Jungkook y él me devuelve el gesto.
Jungkook es tan lindo y atento conmigo. De verdad no se que haría sin él, sin su compañía, respaldo y cariño. Es mi soporte. Hace básicamente todo por mi. Sin él, estoy seguro que estaría hundido en depresión por estar abandonado y sin literalmente NADA.
Estoy muy aliviado de que alguien como él sea mi pareja de vida.
¿Qué fue lo que hice en el pasado para tenerlo?
A veces siento que no lo merezco, que no doy nada a cambio...
De pronto, Jungkook extiende su mano sobre la mesa con la palma viendo hacia arriba. Me mira con dulzura, con amor, y me incita a tomar su mano. Obviamente lo hago sin dudarlo. Acaricia mi mano con su pulgar y aunque es un gesto muy sutil es capaz de hacer latir mi corazón rápidamente.
—Éramos felices, ¿verdad, Jungkook?
—Aún lo somos, cariño — responde.
[...]
—Estaba pensando que puedes quedarte en el cuarto de huéspedes. Se encuentra en el primer piso cerca de la cocina, por si necesitas cualquier cosa durante la noche.
Las recámaras están en el segundo nivel, pero Jungkook pasa de largo las escaleras, ya que tiene la intención de llevarme a la habitación de huéspedes.
—No, no quiero que me trates de forma especial — retengo las ruedas de la silla con mis manos.
—Lo entiendo, pero no quiero que te sobre esfuerces y te lastimes. Acabas de salir del hospital — me recuerda.
—Lo sé, pero no puedo permanecer inmóvil todo el tiempo. Necesito moverme, volver a nuestra rutina. Tengo que adaptarme a estar en estas condiciones, ¿no lo crees? — le digo y Jungkook hace una mueca.
Claramente no está de acuerdo con mi idea. Sé que las escaleras son peligrosas para mi, pero en verdad necesito comenzar a moverme por mi mismo y tratar de llevar una vida relativamente normal pese a la complejidad de las circunstancias.
Debo adaptarme a vivir así.
Esta es mi realidad.
—Bueno, ¿en dónde está nuestro cuarto, eh? — interrogo con una enorme sonrisa en la cara.
Jungkook suspira profundamente y derrotado, señala hacía arriba con el mentón.
—Genial, entonces aquí voy — me levanto de la silla de ruedas con cuidado y agarro mi bastón.
Mi plan es ir lento y seguro, escalón por escalón.
—¡Hey! ¿Qué estás haciendo? ¿Te has vuelto loco?
Rápidamente, Jungkook se lanza hacia mi con miedo a que me caiga en cualquier momento. Se agacha para pasar sus brazos por detrás de mis piernas y suelto un leve "Uh" cuando me alza fácilmente como si pesara lo mismo que una pluma de ganso. Por inercia, rodeo su cuello con mis brazos para sostenerme mejor, quedando bastante cerca de él.
Doy una profunda inhalación, intentando controlar mis nervios al ver el rostro de Jungkook tan cerca... Tan cerca que puedo apreciar hasta los más pequeños detalles de sus facciones varoniles y oler su colonia embriagante. Huele increíble. No estoy acostumbrado a tenerlo así. Me siento mareado, perdido en sus grandes manos sosteniendo mis piernas y sus músculos presionándose contra mi.
Jungkook es fuerte, puedo sentirlo.
—Estoy aquí para ayudarte, ¿recuerdas? — dice Jungkook viéndome directamente a los ojos.
—A-al menos pude haberlo intentado — trastrabillo.
—Todavía no puedes hacer mucho esfuerzo y para eso estoy a tu lado.
Le sonrió, agradecido, aunque tratando de no verlo directamente a los ojos porque me es difícil sostenerle la mirada estando tan cerca.
Sus ojos son tan grandes y avasalladores...
—Recuerda llamarme cada vez que quieras subir o bajar — dice Jungkook y le respondo con un asentimiento.
—¿Me darías un paseo por el bosque así? — cuestiono, divertido —. Quiero conocerlo, pero no creo que la silla pase por la tierra.
Jungkook me da una mirada condescendiente.
—Sabes que haría cualquier cosa que me pidieras, Jimin — menciona en voz baja debido a la cercanía.
Y por alguna razón, sé que eso es verdad.
Sé que Jungkook haría cualquier cosa por mí.
Trago saliva pesadamente y lo miro mientras subimos por las escaleras. Jungkook me sostiene con tanta firmeza que puedo asegurar que no me dejaría caer por nada del mundo. Confío en él. Jungkook puede parecer alguien grande, musculoso, incluso brusco, pero me trata como si fuera una bella figura de cristal.
Pasamos por algunos corredores y llegamos a una puerta de tallado peculiar. Adivino que es nuestra habitación. La recamara es amplia y tiene entrada al balcón que da vista al frente de la casa.
—Esta es nuestra habitación.
—Es hermosa, como el resto de la casa — le digo.
—¿Te digo algo? A mi me parece más hermoso lo que tengo en mis brazos — susurra en mi oído y siento un escalofrío recorrer mi columna vertebral.
Esta vez, siento la necesidad de mirarlo.
—¿En verdad crees que soy hermoso...?
A veces no sé si lo dice porque realmente lo piensa o solo para hacerme sentir bien, pues no puedo evitar pensar que tengo tantas cicatrices en el cuerpo que he dejado de ser atractivo. No soy él mismo de antes. No soy el hombre que quiere. Tampoco soy el hombre del que se enamoro.
Pienso en ello constantemente.
Entonces, Jungkook me da una sonrisa dulce.
—Eres increíblemente hermoso, lo más hermoso que he visto jamás — confirma sin titubeos —. Si tan solo te vieras através de mis ojos, lo entenderías todo...
Mi corazón reacciona a sus palabras, no me doy cuenta lo feliz que me hacen sus palabras hasta que lo abrazo a Jungkook contra mí.
Avanzamos y con cuidado, Jungkook me deja sobre la cama, sin embargo, no se aleja, se queda inclinado sobre mi mientras fija sus ojos redondos en los míos. A veces tiene esa mirada indomita en su cara, en donde parece que hay más blanco que negro en sus ojos. Quedamos bastante cerca, a unas cuantas pulgadas, y Jungkook baja la vista hasta mis belfos sin importarle ser demasiado obvio.
Entonces, vuelve a subir a mis ojos, pausadamente.
Entiendo cual es su intención. Una parte de mi tiene miedo a que termine la acción, pero otra parte de mi quiere que lo haga. Tal vez por mera curiosidad y saber como se siente besar sus labios. Saber cómo Jungkook me besará. Por ende, también bajo mi mirada a sus labios que se ven más tentadores que nunca.
No se que estoy haciendo, tal vez es algo momentáneo, un impulso, una confusión, pero jamás lo había visto de esa manera tan tentadora hasta este segundo.
En un primer momento pienso que realmente lo hará, pienso que Jungkook me besará y me quedo quieto, dándole permiso de continuar.
Para mi sorpresa, no lo hace.
Jungkook me mira desde muy cerca y de repente, se aleja como si nada.
—Iré por tus cosas — avisa antes de salir de la habitación, dejándome así, básicamente con los labios abultados esperando a ser tomados.
¿Qué ha sucedido?
Creí... creí que quería hacerlo.
No lo entiendo.
Supongo que malinterprete. ¿Fue así?
Después de unos minutos llenos de confusión, Jungkook regresa con mis maletas y las pone en el suelo. Solo traigo algunas prendas holgadas que Jungkook insistió en comprarme en una tienda de conveniencia.
—Si quieres mañana puedo ayudarte a acomodar esto.
—Ah, está bien — asiento en respuesta.
Hay un silencio. Jungkook mira a sus alrededores. Su tranquilidad es agobiante después de lo que acaba de pasar y comienzo a agarrarme las manos sudoríficas.
—¿Dormirás con eso? — entonces señala mi ropa —¿No prefieres tu pijama nueva?
—Oh, está en mi maleta — indico y Jungkook la busca entre mis cosas para entregármela.
Tengo la intención de cambiarme, pero me detengo al mirar a Jungkook aún parado frente a mi. No puedo cambiarme aquí... Me da vergüenza desnudarme delante suyo.
—No te preocupes, me bañaré y cambiaré en el baño. Tú puedes quedarte aquí — interrumpe antes de que yo haga-diga algo —. Avísame cuando estés listo, ¿si?
Jungkook busca su propia ropa en los cajones y entra al cuarto de baño.
Suelto un largo resoplido.
Me cambio lo más rápido que mi pierna me lo permite. Mi pijama de rayas consiste en una camiseta básica de tirantes y unos shorts aguados precisamente para que no haya nada apretado en la pierna lastimada. La tela es muy suavecita. Es excelente para dormir.
—Jungkook, estoy listo — aviso en voz alta cuando escucho que el agua de la regadera se detiene.
—Dame un minuto — contesta su voz dentro del tocador.
Lo espero pacientemente sentado en la orilla de la cama mientras juego con mis dedos y un instante más tarde, Jungkook sale del cuarto de baño sacudiendo su cabello húmedo con una toalla. Los mechones negros le caen rebeldes encima del rostro. Trae puesto un pantalón tipo chandal pero... solamente eso. No trae camiseta puesta, dejando al descubierto sus pectorales prominentes y las filas de músculos marcados en su abdomen, el cual está empapado por pequeñas gotas de agua que bajan pecaminosas por su cuerpo entero.
Mierda...
Jodida mierda...
Siento que me falta el aire.
Todo lo que puedo es ver una hermosa piel bronceada, tatuajes y músculos duros. Jungkook sigue sacudiendo su cabello negro, haciendo que los músculos de sus brazos se contraigan y sigo el movimiento por los tatuajes arremolinandose. Debe tener un maldito ego para mostrarse así, pero por supuesto que lo tiene. Sabe que es caliente. Debajo de sus abdominales bien trabajados, la línea en V desciende maliciosamente hacia su pelvis y termina por esconderse en el elástico de su pantalón.
Pensar en lo que hay debajo de su última prenda me hace enloquecer y sin darme cuenta mi respiración se empieza a acelerar. De pronto hace mucho calor. Mis mejillas arden, mis manos sudan y mi corazón martilla.
No puedo creer que antes no haya prestado atención suficiente a lo físicamente apuesto que es Jungkook.
—Me gusta dormir sin camiseta, pero si te incomoda puedo ponérmela — dice él y casi parece a propósito.
—Uhm no... No hay problema. Está bien... — contestó más rápido de lo que hubiera querido.
Jungkook se ríe por mi respuesta. Entonces, entro en pánico cuando camina lentamente hacia mí y mis ojos quedan justamente a la altura de su cuerpo desnudo.
Debe ser una broma.
Intento no mirar, en verdad lo intento, pero un imán vuelve a llevar mi mirada a su cuerpo desnudo. Su piel es tan hermosa y sus músculos naturalmente formados provocan tentación... Jungkook lleva sus dedos a mi barbilla y hace que levante la mirada a su cara para que nuestras miradas se junten.
—¿Así que no te molesta, eh? — me pregunta burlón con ese tono de voz que me da escalofríos.
Trago saliva con dificultad por el descaro con el que me habla. No lo entiendo. Es como si de pronto el Jungkook amable y tímido se hubiese marchado, dándole paso a esta parte. Ahora parece mucho más seguro de sus acciones y no se avergüenza en lo absoluto. Sabe perfectamente lo que hace.
—Te hice una pregunta, Jimin...
Su tono empieza a bajar, convirtiéndose en algo más oscuro y peligroso. Ahora puedo reconocerlo.
—N-no... No me molesta — tartamudeo.
Jungkook sonríe complacido... aunque no tanto.
Doy un brinco cuando se inclina hacia mi y coloca sus manos sobre la cama a ambos costados de mis muslos temblorosos. Esta muy cerca. Su respiración caliente acaricia mi rostro como el pétalo de una rosa mientras busca mi mirada, pero no puedo verlo directamente a la cara. Miro a cualquier parte de la recámara menos a él.
—Eres tan jodidamente lindo avergonzado — musita cerca de mi rostro abochornado y hace una pequeña pausa —. Aunque es extraño verte así... Me gusta.
No sé qué responder a eso. No sé a qué se refiere.
Su mano comienza a acariciar mi mejilla y cierro mis ojos, dejándolo acariciarme. Un segundo después, siento sus labios besando mi mejilla, lo cual hace que mi respiración se agite al pensar que está tan cerca de mi boca y que puede tomarla en cualquier momento.
Jungkook suelta un suspiro pesado contra mi piel y me da un beso dulce en la frente
—Hay que ir a dormir. Fue un día largo — dice y se aleja de mí haciéndome volver a respirar.
De repente la burbuja ha estallado abruptamente.
Todavía no entiendo que ha ocurrido cuando Jungkook apaga la lámpara y nos quedamos en medio de la oscuridad, acompañados por la luz azulada de la luna que entra por el ventanal. Jungkook me da las "buenas noches" y se mete debajo de las sábanas para dormir como si nada hubiera sucedido.
¿Pero qué demonios...?
No me muevo, estoy paralizado, desconcertado, agitado, así que Jungkook me estira hacia atrás para que finalmente lo haga. No tengo otra opción más que acostarme boca arriba al igual que Jungkook mientras aprieto la orilla de la sábana con mis puños temblorosos.
Le doy una mirada indiscreta.
No comprendo nada de lo que ha sucedido.
Una vez más me encuentro consternado, con muchas preguntas, pero esta vez en medio de la oscuridad.
Ha llegado uno de los momentos que más me atemorizaba desde que supe que tenía pareja, que era dormir en la misma cama que Jungkook. Ahora estamos completamente solos en nuestra habitación, no en un cuarto de hospital. En parte me siento vulnerable y acorralado, sé que no tengo escapatoria, también sé que en algún momento vamos a acercarnos de ese modo.
Estoy nervioso por ello.
No puedo dejar de observar de reojo el perfil de Jungkook e imaginar que en cualquier momento se abalanzara sobre mi.
Me mantengo atento a lo que pueda suceder, pero nada ocurre después de la primera hora. Jungkook está durmiendo como un bebé y yo sigo pensando en lo que pasó hace un rato. Todo fue tan intenso. Mi corazón esta agitado aún. No puedo olvidar la mirada que tenía...
Creo que necesito relajarme un poco, así que me acuesto de lado izquierdo para mirar a la pared e intentar dormir. Hace frío, así que me abrazo a mi mismo con mis propios brazos para darme algo de calor.
El tiempo sigue pasando lentamente. El reloj encima del mueble marca las dos de la mañana y aún no puedo conciliar el sueño. Me acomodo en diferentes posiciones, muevo los brazos y las piernas, estiro las sábanas, me quejo, pero simplemente no puedo dormir. No sé si tiene que ver con el frío o porque Jungkook está durmiendo aún lado mío.
Él es el causante de mi agitación.
Siento que debo estar alerta.
Intento dejar de pensar y cierro los ojos, sin embargo, mi corazón se acelera cuando sucede lo que, tal vez, estaba esperando que sucediera desde hace un rato.
Ahí está.
Jungkook pega su pecho contra mi espalda mientras su brazo se escabulle entre las sábanas para rodear mi cuerpo y abrazarme contra él, desapareciendo el espacio que había entre nosotros. Nunca había tenido su cuerpo tan cercano al mío, él es grande y caliente, su tórax se impone sobre el mío y su agarre es fuerte alrededor de mi estómago para evitar que me aleje.
—¿No vas a dormirte, verdad? — pregunta en mi oído con voz ronca.
Sin saber que hacer, inhalo y pongo mis manos en su antebrazo lleno de tatuajes.
—Tengo frío — le digo.
Jungkook hace un sonido gutural detrás de mi.
—Eso se puede remediar...
Se me ponen los vellos de punta cuando su respiración caliente acaricia mi nuca. Jungkook desliza el tirante de mi pijama por mi hombro para repartir una serie de besos obscenos desde mi cuello hasta mi hombro desnudo. Aprieto los ojos, al igual que aprieto el antebrazo de Jungkook alrededor de mi estómago.
Jungkook me vuelve a besar, duro. Lame, chupa y muerde varias veces el mismo lugar hasta que me duele. Estoy seguro que ha dejado una marca. Más que un beso, esto se siente como una necesidad carnal. Su lengua caliente se desliza por mi piel hasta llegar a la parte trasera de mi oreja.
—Pobrecito, tan desesperado que no puedes dormir, ¿eh?
Me sonrojo al escuchar sus palabras. El tono sarcástico y oscura que utiliza me avergüenza.
—No... yo... no fue así... solo...
—Cierra la boca — ordena abruptamente y lo hago —. Esto es lo que querías. Es lo que voy a darte.
Entonces, dejó salir un grito cuando Jungkook me da la vuelta sobre la cama de forma bruta y se mete entre mis muslos. Abro los ojos de par en par mientras Jungkook me sonríe seductoramente ahora que está encima de mi, tomando el control de todo. Desde aquí se ve grande e imponente. No puedo evitar bajar la mirada por su cuerpo y ver su torso musculoso mientras encaja mis caderas en su regazo. Él sabe que es caliente. Él está tan lleno de sí mismo. Jungkook toma una de mis manos y la presiona contra su abdomen duro, el cual se contrae ante mi contacto.
Observó como mi pequeña mano toca sus músculos, es tan excitante, Jungkook es demasiado apuesto. Y por un momento, tengo un vago recuerdo de mi mano deslizándose hacia abajo por este mismo cuerpo...
Jungkook vuelve a sonreír.
—Sé que te gusta — dice él —. Sé todo lo que te excita.
Jungkook vuelve a inclinarse sobre mi. Sus besos no se detienen, siendo repartidos por mi cuello y clavículas, cada vez más desesperados. Mi respiración se agita. Me retuerzo debajo de Jungkook mientras miro el techo de la habitación como si hubiese estrellas. Lo agarró por los hombros porque no se en donde poner las manos, sin embargo, Jungkook toma mi mano derecha y la hunde sobre el colchón aún lado de mi cabeza para que no la mueva y hace lo mismo con la izquierda.
No puedo mover los brazos aunque lo intente. Jungkook está haciendo lo que quiere conmigo. Tampoco estoy haciendo mucho para detenerlo porque se siente bien...
Lo estoy disfrutando, no puedo fingir que no y ser mojigato. Me gusta la idea de que Jungkook tome lo que quiere de mi y encuentre satisfacción. Tal vez porque quiero devolver un poco de todo lo que me ha dado o tal vez porque realmente me gusta Jungkook.
¿Cómo podría no hacerlo?
Su amor es intenso, de eso no hay duda.
Y me hace sentir bien que me desee tanto.
Jungkook comienza a moverse contra mi, sus caderas hacen un lento vaivén, provocando que sienta su erección contra mi intimidad. Su erección es tan grande, que puedo sentir su contorno perfectamente. Es como un maldito animal. Mi espalda se arquea sobre el colchón y dejo salir un gemido.
—Si te dijera todo lo que quiera hacer contigo — murmura directamente en mi oído —. Nada que no te haya hecho antes...
Sus palabras me calientan. Ardo en llamas y algo en mi ruega porque me diga todo ello.
No puedo evitar imaginar todas las veces que Jungkook me habrá follado en el pasado. Imagino como me habrá tomado, como me habrá sujetado contra el colchón, como habrá golpeado mi punto dulce hasta correrse, mientras me decía cosas sucias en el oído.
Deseoso, me muerdo los labios al mismo tiempo que cierro los ojos con fuerza ante la inminente sensación de sus labios sobre la piel de mi cuello. La manera en que Jungkook apoya las manos en el colchón y mueve las caderas contra mí es jodimente caliente. Sabe cómo hacerlo. Claramente quiere demostrarme que sabe como joderme. Esto es lo que me espera. Ahora tengo una erección golpeando contra mi pijama y busco fricción, moviéndome también.
Me siento tan alterado que estoy perdiendo la razón.
—Jungkook... — murmuro aunque quiero gritar.
Quiero más.
Quiero que llegues hasta el final.
No te detengas.
No seas gentil. Odio lo gentil.
Hazlo como tú sabes.
Muéstrame.
No me dejes ir.
No me tengas compasión.
Arruiname...
Me dice una voz en lo más profundo de mi cabeza.
No sé de donde vienen esos pensamientos, pero no se sienten extraños o alocados, al contrario, son parte de mi. Están brotando como si fuesen raíces que fueron podadas de mi mente, pero que naturalmente están volviendo a salir.
Algo tan pequeño me ha encendido como un cerillo y provocado un incendio forestal en mi interior.
Cuando siento que me estoy perdiendo completamente en un sentimiento oscuro y suelto un gruñido desesperado, Jungkook se aleja respirando agitadamente, encontrándose con mi cara ruborizada, ojos vidriosos y expresión acalorada. Algo muy interesante debe ver ahí porque Jungkook sonríe ampliamente. Parece orgulloso de lo que ha provocado, contento de tenerme así, perdiendo la cabeza.
—Todo este tiempo fingiendo que no querías... pequeño embustero — se burla de mi golpeando mis labios con su dedo índice y me sonrojo.
No entiendo porque me habla así, como si hubiese hecho algo malo. Casi parece que me está castigando.
Lentamente, Jungkook baja la mirada a mi cuello y pasa las yemas de sus dedos por las marcas que él mismo acaba de hacer sobre mi piel lechosa, lo que me provoca un escalofrío.
—He dejado mis marcas sobre ti — dice admirando el arte que hizo en mi piel —. Cualquiera que te vea podra verlas... Lo siento.
Pero su sonrisa claramente dice que no lo siente.
Jungkook se inclina sobre mi y da un beso en la barbilla, cerca de mis labios. Ahora sé que está provocándome.
—Ahora tú tendrás que aprender a esperar...
Entonces, Jungkook se baja de mi y vuelve a su posición inicial, abrazándome por la espalda.
—P-pero...
Intento decir. Intento pedir que no pare...
—Shhh — Jungkook interrumpe con rudeza —. Quiero que duermas ahora, Jimin. Se acabo.
Soy incapaz de contradecirlo. Mi mente se siente atontada, desorientada, y lo único que puedo hacer es quedarme quieto, sintiendo todavía su miembro duro acurrucado contra mis nalgas. Jungkook escabulle su mano por debajo de mi camiseta para acariciar directamente la piel de mi abdomen lo que me provoca un espasmo, el cual parece disfrutar.
—Dulces sueños, mi amor — susurra por detrás de mi oreja, provocando que un cosquilleo se siembre en la parte baja de mi estómago.
—Dulces sueños...
[...]
El viento helado golpeando contra mi cara ocasiona que despierte de un brinco. Aún es de madrugada, lo sé porque la habitación está oscura y a través de las ventanas veo el cielo negro. Mis facciones se sienten entumecidas por el frío, sin embargo, mi cuerpo está caliente gracias a Jungkook, que sigue abrazándome contra él. Nuestros cuerpos encajan muy bien el uno con el otro, grande y pequeño. No sé en qué momento de la noche sostuve su enorme mano como si fuera un peluche.
Parpadeo varias veces y despabilo un poco, entendiendo que fue lo que me sacó del sueño. La puerta corrediza del balcón está totalmente abierta, dejando entrar el aire fresco del bosque nocturno y haciendo que las cortinas se meneen de manera escalofriante.
Antes de irnos a dormir la puerta estaba cerrada.
Hago una mueca confundido, pero demasiado adormilado para pensar con claridad.
Probablemente Jungkook despertó a mitad de la noche y salió a tomar aire fresco sin que me diese cuenta. Pienso en despertarlo para que se levante y la cierre otra vez, pero lo veo tan profundamente dormido que me parece grosero de mi parte levantarlo.
Me giro y me tomo un minuto para ver a Jungkook.
Su expresión se ve linda mientras duerme... nada que ver a la que tenía hace un rato.
Con cuidado, aparto el brazo pesado de Jungkook de mi cuerpo para no despertarlo. Me tiene enjaulado entre sus brazos y es difícil moverme.
Una vez que logro escabullirme, agarro el bastón que se encuentra a un costado de mi cama y camino hacia el balcón a pasos lentos y temblorosos. Es difícil caminar, aún no me acostumbro, mi pierna no puede hacer mucho movimiento y termino arrastrándola.
Permanezco en el umbral de la puerta durante unos momentos dedicándome a ver el paisaje frente a mi. El bosque es oscuro, extenso y silencioso. Escucho el soplido del viento, las ramas de los árboles chocando entre sí y el ulular de un búho a lo lejos.
Admito que me da un poco de miedo el bosque durante la noche.
Estoy a punto de cerrar la puerta cuando, de pronto, algo llama mi atención. Alcanzo a ver una pequeña luz amarilla moviéndose en medio de la oscuridad del bosque. Es opaca y lejana pero está allí, puedo verla.
Desconcertado, entrecierro los ojos y salgo totalmente al balcón para enfocar lo que sea qué sea esa cosa.
Entonces, cuando la claridad llega a mi y las siluetas se vuelven más nítidas, me quedo petrificado dejando caer el bastón al suelo, producto de la impresión y el miedo paralizante. Mis ojos redondos se abren, mi respiración se hace más rápida y los latidos de mi corazón se aceleran hasta escucharlos en mis oídos.
Hay un hombre encapuchado parado en el bosque.
Está en medio de los árboles mientras sostiene una lámpara vieja en mano, luciendo verdaderamente tenebroso. Se supone que no hay nadie hasta kilómetro y medio, además, si llego hasta aquí significa que ha saltado la barda que divide nuestra propiedad con el resto del bosque. Por un segundo pienso que estoy ante un fantasma, pero no es así, es real. El intruso está mirando directamente nuestra casa o mejor dicho me está mirando directamente a mi.
Sé que nos estamos viendo fijamente, puedo sentir la fuerte conexión entre nosotros a pesar de la lejanía.
Esto me parece demasiado familiar. Esta ansiedad. Esta sensación hormigueando mi cuerpo desde la cabeza hasta la punta de mis pies, lo que me hace iluminar imágenes apagadas en mi mente como un rayo...
Cubro mi boca con ambas manos para evitar ser escuchado. Las lágrimas desesperadas atiborran mis ojos. Estoy temblando, asustado, y ahogó un grito cuando a través de las rejillas del closet veo su espalda recorriendo la habitación y después distingo el reflejo del cuchillo que empuña en su mano.
Se está acercando...
Un latigazo golpea mi pecho.
De pronto, siento un mareo como si hubiese recibido un puñetazo directamente en la cara. Todo vuelve a mi. El sentimiento de pavor me azota brutalmente, me duele, me afecta, mi pecho se infla y desinfla con mucha rapidez como si hubiese regresado a la escena al mismo tiempo que la cabeza me da vueltas y vueltas.
No... Eso no... Que...
Con un terrible dolor en el pecho, hago un esfuerzo por agacharme y tomar mi bastón, sin embargo, me doy cuenta que hay pisadas con lodo por todo el piso y después, abro los ojos como canicas cuando veo una especie de cuerda atada al barandal del balcón.
Esto no puede ser cierto.
Esto no está pasando.
Miro de nuevo hacia el bosque y el hombre ya no está ahí.
—Jungkook... — es lo primero que sale de mi boca mientras termino de reaccionar —¡Jungkook! — esta vez lo grito fuerte y alto para que pueda oírme.
Retrocedo con torpeza y por poco caigo al suelo, pero alcanzo a sostenerme de la pared sacándome un quejido de dolor. Entro a la habitación y doy pequeños brinquitos hasta llegar a la cama donde me desplomo sin cuidado; aterrizo sobre los pies de Jungkook y lo comienzo a golpear como un loco desesperado hasta que aquel se levanta sobresaltado, mirando hacia todos lados.
—¡Jimin! ¡¿Pero qué estás-
—¡Hay un hombre en el bosque! — grito completamente aterrado y señalo hacia el balcón — . ¡Creo que entro a la casa! ¡La puerta estaba abierta! ¡Hay pisadas por todos lados!
Jungkook inmediatamente se tensa al escuchar esas palabras. Aprieta la mandíbula y su mirada se ensombrece como nunca antes había visto. No parece asustado sino más bien furioso, pues hace crujir los dientes. Jungkook se pone de pie con una tremenda rapidez y va directo al balcón en donde se asoma durante unos cuantos segundos y luego, cierra la puerta con seguro.
Va a un cajón delante nuestro y pego un grito al verlo sacar una pistola automática.
—¡Jungkook! ¡¿Qué haces con esa cosa?!
—Quédate aquí — ordena y sale velozmente de la habitación sin darme tiempo a decir nada.
—Dios mío.
Me llevo las manos a la boca.
No sé qué demonios está pasando.
¿Quién era ese hombre? ¿Por qué estaba en nuestra propiedad? ¿Cómo logró entrar? ¿Qué quería? ¿Nos observo mientras dormíamos?
Aunque no pude ver su rostro, su presencia me trajo imágenes no tan agradables de mi pasado, recuerdos que no logro descifrar y dar sentido. No consigo comprender la situación, no sé qué pasó aquella noche y eso me hace sentir desesperado.
Me abrazo a mi mismo llorando como magdalena y no despego la vista de la puerta, esperando a que Jungkook regrese lo más pronto posible, sin embargo, no lo hace.
Está tardando demasiado. La incertidumbre me está matando, pasan y pasan los minutos sintiéndose como horas y Jungkook no regresa ni da señales de vida. Todo está en completo silencio. Siento que me dará un paro cardíaco sino vuelve en este preciso momento.
—¿Jungkook? — lo llamó, pero no recibo respuesta de su parte.
No debí dejarlo ir solo. Podía ser peligroso. No sabemos si el tipo estaba armado. Tengo que ir a buscarlo, no me importa que me haya dicho que me quede aquí. Necesito saber qué está bien y nada malo le ha pasado.
Antes de que haga una locura y me levante usando el bastón, la puerta se abre dejando ver a Jungkook con una actitud más calmada y dejo salir un suspiro aliviado.
—Se ha ido — dice de inmediato —. El hombre que estuvo aquí se ha marchado.
—Entró a la casa mientras dormíamos — le explico con la voz entrecortada —. Y-yo lo reconocí, no sé porque y no sé quién es, pero creo que es alguien que me quiere hacer mucho daño... — sollozó mientras las lágrimas bajan por mis mejillas —No se porque me está buscando, pero él me quiere a mi... lo sé... Me quiere muerto — me detengo al decirlo en voz alta —. Tengo miedo, Jungkook.
Rápidamente, Jungkook deja la pistola sobre el mueble y se arrodilla frente a mí. Toma los costados de mi rostro con sus manos y me obliga a mirarlo directamente a los ojos.
—No llores, por favor. Odio verte llorar — Jungkook me limpia las lágrimas con sus pulgares y luego, junta su frente con la mía —. Jamás tengas miedo porque mientras yo esté junto a ti, nadie podrá lastimarte, ¿escuchaste? Nadie. Te protegeré con mi vida de cualquier cosa — afirma con tanta seguridad que me apachurra el corazón —. Tú eres lo más importante que tengo en la vida y no voy a permitir que te hagan daño.
Lloro aún más fuerte al escuchar sus palabras y me abalanzo sobre él para abrazarlo con fuerza.
—Hablaré a la oficina, mañana trabajaré desde casa y me quedaré contigo, ¿está bien? — dice y asiento frenéticamente con la cabeza sin dejar de abrazarlo.
—No me dejes solo, Jungkook. No te atrevas a dejarme solo — le exijo, llorando contra su cuello, mis lágrimas caen por su piel bronceada —. Te necesito conmigo.
No estoy mintiendo. En verdad necesito a Jungkook. Necesito su presencia para tener tranquilidad, necesito su cercanía para sentirme seguro, necesito su apoyo para sentirme relajado, necesito su amor para no volverme loco... Él es el único soporte de un edificio inestable que está a punto de colapsar.
Jungkook abre los ojos y me abraza más fuerte contra él, poniendo una mano detrás de mi nuca.
—Siempre estaremos juntos, Jimin... Te lo prometo.
[...]
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Esta imagen describe la escena perfectamente.
Dejenme saber lo que piensan de la historia, cada vez se pondrá más phsyco
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