15
7 SEMANAS DESPUÉS
Una paleta de niños fue prendida en fuego una vez más. Las llamas danzaban con el aire en esa redonda paleta. El fósforo al lado de esta se apago al ser agitado hacia los lados e tirado al suelo con un gesto de un pellizco. Esas manos vestidas en uniforme rojo de cuero se llevan la paleta con fuego a la boca. Lo chupa así y siente todo su paladar arder. Quemándose una vez más. Por lo que tiembla un poco con nerviosas risas. Sentado en la cera de un puente se encontraba Saint. Al fin en su traje rojo de mangas largas y botas rojas sólidas. Un tirante negro cruzando su pecho sostenía un pequeño bolso negro en su espalda que alojaba dos katanas negras. Sus guantes negros eran de cuero resistente. Su máscara llegaba hasta el cuello para unirse al traje. Sus ojos eran cubiertos por dos redondos ojos grandes completamente blancos sin pupila. Tras y rodeando enteramente esos ojos, se encontraban dos grandes ovalos negros. En sus piernas tenía unas correas negras que alojaban cuchillas en vainas.
Ahora mismo tenía su máscara alzada hasta las fosas nasales. La máscara hace de su nariz una de cerdito. Pero él sigue chupando de la paleta y dibujando en un papel blanco contra su regazo.
Estaba dibujando con un bolígrafo de tinta negra un muñeco de palillos en el suelo con mucha sangre mientras que otro muñeco de palillos sostenía en sus manos la cabeza del caído. Teniendo nueve colas y muchos corazones alrededor. —Ah~.— Suspira tranquilamente Saint al retirar la paleta de su boca para admirar su dibujo con una sonrisa de labios. —Mi héroe.— Él dice.
Hasta suspirar en agotamiento para mirar todo injusto enfrente suyo. —Qué cara... No puedo maldecir.— Se contuvo de maldecir y se cubrió la boquita con su mano libre antes de ponerse cabizbajo. Se destapo la boca para volver a chupar de la paleta. Revisa el reloj azúl en una de sus muñecas. —Según la información que recolecte él ya debería estar aquí.— Saint habla enredado por no quitarse la paleta de la boca. Vuelve a suspirar. Mirando enfrente suyo.
—Así que esto es lo que pasa cuando eres muy responsable; llegas temprano a un lugar y esa persona no llega. No sé qué rayos trataban de enseñarnos en la escuela. No valió de nada.— Saint se queja aún hablando enredado.
Una camioneta negra se estaciona al otro lado de la calle frente a una fabrica rojiza abandonada, dibujada con grafitos de diferentes moldes. Coloridos. —Ah. Ahí está. Iba a llamar a los policías para presentar una desaparición.
Se burla Saint antes de quitarse la paleta para bajarse la máscara. Se baja del cemento. Pone el papel ahí y enrolla la paleta en el papel para que este intacta.
"No Tocar La Paleta De Otro"
Escribe en el papel con bolígrafo. Endereza su espalda para tirar el bolígrafo a un lado todo satisfecho. De la camioneta se baja el hombre que le quemó el rostro a Saint. La camioneta estaba destrozada. Él rodeo la camioneta todo cabizbajo jugando con sus propias llaves. Escuchó como algo aplastaba el duro metal de su camioneta. Así que extrañado se dio la vuelta para fruncir el ceño y vio a Saint sentado ahí con una pierna cruzada sobre su rodilla. Apoyando una mano tras su cuerpo.
—¿Qué onda, bro?— Saint fatalmente imita una voz de macho muy profunda con un toque bromista. Él hombre retrocede unos pasos. Espantando. Mirando a todos lados. —Woah, ¡¿QUÉ CARAJOS?! ¿Qué haces encima de mi auto?!
—¿De qué sirve un auto si no es para sentarse?— Saint dice y él mismo comienza a reír. Le da la espalda para cubrirse el rostro riendo. —Ay, espera. Me dio risa. Me dio risa.— Él mismo ríe mientras que el hombre lo mira con un rostro de WTF (Siglas para What The Fuck. Definición: Qué carajos.) Saint deja de reír en el momento en que se da la vuelta súper rápido empujándose con la mano apoyada en el tejado. Cae en sus pies fuera del auto y se alza la máscara para mostrarle su lengua con la boca bien abierta. Mostrándole la mitad quemada.
—¡Mira lo que me hiciste!— Ese grito espanta al hombre. Saint guarda su lengua de nuevo pero sigue sin bajarse la máscara.
—¿S--Saint? ¿Este eres tú?
—No me has olvidado.— Saint sonríe. Bajándose la máscara.
—Oye, has cambiado.
—Es cierto. He cambiado.— Saint sonríe tras la máscara. Sus ojos entrecerrandose con malicia. —Quiero mi venganza.
Él simplemente dice.
🦊
No pasa mucho cuando el hombre está gritando en horror y dolor pues están en el altisímo tejado de la fabrica. El de rojo sosteniendolo fuera del tejado por sus calzones. El hombre tiene las piernas pegadas cubriéndose esa parte con ellas mientras cuelga ahí con gritos.
—SAINT, ESTÁS LOCO. ESTO DUELE. SI ME VAS A MATAR SÓLO MATÁME. ESTO ES PEOR QUE LA MUERTE.— Lloriquea el hombre.
—Oye, oye,— Saint se pone de cuclillas bien abierto de piernas. El hombre lo mira con miedo y dolor. —¿Peor que la muerte? Quiero exactamente hacerte pasar por eso. Ustedes irrumpieron en mi casa, ataron a mi madre y me quemaron el rostro sólo para dejar que un degenerado viviera en mi casa. ¿Esto? Ja, apenas estamos empezando este programa para adultos.
Saint ríe un poco. Lo alza en el aire. El cuerpo del hombre vuela como una marioneta sin vida y al ir cayendo devuelta hacia el de rojo, el de rojo lo toma de la nuca en cámara lenta para reír y lo impulsa de cabeza al suelo rocoso del tejado. Barriendo el barro de este. Rasgando bastante de su piel en el lado derecho. Mucha sangre sale de ahí. Reflejando su carne viva ensangrentada. El hombre está desfallecido. Se siente entumecido con el golpe. Sus ojos están entrecerrados. Su boca abierta. Queriendo toser sin tener fuerzas.
—¿Sigues vivo, Roy?— Saint juega. Poniéndose de cuclillas a su lado para alzarle la cabeza tirando de su cabello. Ve su rostro ensangrentado casi en carne viva y lo suelta. Dejando caer ese rostro otra vez en un duro golpe. Finge un respingo cubriéndose los cachetes.
—Lo dejé peor que yo.— Él dice en una fina voz. Entonces baja sus manos antes de volver a mirar al tipo.
—Vete... Al... Infierno...— Murmura débilmente.
—Amigo, lamento decirte que algunos científicos comprueban que la Tierra ya es el infierno. Así que, ¿cómo crees que te ha ido ahora que sabes que siempre tuviste un pase VIP al infierno?
—Jódete.
—Me falta una sola cosa más. ¿Tienes familia, Roy?
—¡Mi nombre no es Roy!
—Roy, coopera.
—¡QUE MI NOMBRE NO ES ROY!
Grita con desespero para entonces volver a gritar del dolor al haber abierto su boca bien grande.
A unas calles, en unos mejores apartamentos blancos y refinados, vivía "Roy". Su esposa e hijo iban recién entrando a la sala de estar de piso mármol y ventanas transparentes cuando la mujer abre los ojos bien grande. Su hijo sonríe impresionado. Era un pequeño rubio sostenido a la mano izquierda de su mamá.
"Roy" estaba atado a una silla todo ensangrentado. Teniendo ojeras y un pez cíclope congelado entre sus dientes de color marrón. Con una quijada muy caída y dos colmillos tanto arriba como abajo con un redondo ojo negro. Es tan pequeño que cabe en la palma de la mano. Aún así, luces asqueroso.
—¡Papá! Qué feo.— Su pequeño niño asiático rubio dice. Escondiéndose tras las piernas de su madre quién exige una explicación al brincar sus cejas a su marido. Ella era joven por lo tanto vestía mahones, chaqueta, camisa blanca de tiras y su cabello en ondas marrones.
Mientras tanto, en las fabricas a unas calles de la casa del hombre, la policía llegó por una llamada anónima reportando drogas y pudieron remover todas las drogas del lugar. El héroe en rojo lo veía todo desde la cera. Oh claro que sí. Pues se cambió de ropa a una camisa azúl de mangas largas con unos pantalones negros y tenis. Desenvolvió la paleta del papel para llevarse esta a la boca. Recargó el bulto negro en su espalda (ahí estaba el uniforme rojo con todas las armas). Anónimamente... Se fue del lugar.
«Lo dejé vivo... Después de no tener piedad con él. ¿Porque de que me serviría si no aprende de sus actos?» Él piensa mientras se va y hace del papel una bola arrugada en su puño.
🦊
Zee fue invitado al baño del bar al que va. Él vestía una camisa negra de símbolos egipcios blancos por toda esta. Pecho abierto. Con unos corto negros. Medias marrones que terminaban más arriba de los talones. Tenis blancas.
Ahí dentro del casillero estaba Saint. Con el bulto negro al lado de ellos. Sonrío en grande. —Hola.— Él tímidamente dijo saludándolo todo nervioso.
—¿Fuiste un chico malo hoy?— Zee juega. Cerrando la puerta del casillero tras él sin dejar de mirarlo con una sonrisa.
—No lo maté. Sólo le di una lección.— Dice orgullosamente Saint mordiéndose una sonrisa mientras lo mira con ojos entrecerrados coquetamente. Bromista mayormente.
—Eres buena persona.— Ríe Zee.
Saint ríe y alza un dedo entre ambos como «Espera», para doblarse y tomar un rollo de papel atrás de él.
—¿Qué...?— Zee comienza.
El buen vecino le rodea toda la cabeza con el papel de baño. Todo el cuello. Hasta parecer un hiyab blanco. Deja caer el rollo de papel así que este rueda hasta salirse fuera del casillero. Como un velo. Los espejos del baño revelan la escena.
—¿Qué haces pequeño loquito?— Zee pregunta en su sonrisa.
—Sé que aún falta vengarme de mi padrastro... Papá... Lo que sea que él sea. Pero, te doy mi permiso de caerle a puños.
Ambos ríen mientras que el alto coloca sus manos en los hombros del contrario. —Y, también... ¿Podrías ser mi primera y única vez?— Saint tímidamente pide.
Zee se le queda viendo. Ahora con miedo.
—Sabes lo que puede ocurrir... Saint... Dijiste que no te importaba el placer sexual--
—Lo sé y lo entiendo. Aún no me importa. Pero todos dicen que es una experiencia hermosa y quiero tenerla contigo.
Pide mirándolo a los ojos. Zee se le queda viendo. Le acaricia los cachetes. —¿Estás seguro?
El buen vecino asiente repetidas veces.
—Esta ha sido la propuesta más rara y tierna que alguien alguna vez me haya hecho.— Zee dice. Ambos ríen. Saint cabizbajo.
El zorro lo toma del mentón suavemente para alzar su mirada. Saint deja de reír para mirarlo con aprecio. Su boquita abierta.
Se dan un beso. Cerrando sus ojos. El beso es tan suave. Cariñoso. Eso es lo que lo hace especial. Se besan de nuevo con pasión. Un poco de intensidad en sus labios. Vuelven a besarse una tercera vez. Zee agarrando su nuca. Lo carga de forma nupcial por lo que Saint se agarra de sus hombros. —¡Woah! Santo Dios.— Saint dice. Realmente espantado. Pero ríe. Mirando a su zorro con una sonrisa.
—Vayámonos a un lugar mejor.— Saint dice antes de abrir el casillero y llevárselo corriendo por lo que Saint ríe. El rollo de papel los sigue.
—¡Espera, el bulto!— Saint informa y regresan corriendo al casillero para que Zee tome el bulto, lo cuelgue de un hombro, y se lleva a Saint.
*N/A: ¡AL FIN LO TENEMOS CON TRAJEEEEE! Y ¿les gustó la escena del baño? Para mí fue tierna🥰🥰 Nos leemos, y cuídense~*
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