epílogo.
La noche del baile de graduación había llegado finalmente, y el ambiente estaba cargado de emoción. Las luces parpadeaban en tonos suaves alrededor del salón, reflejándose en los vestidos y trajes de los estudiantes que reían, conversaban y bailaban, celebrando el final de una etapa importante. El salón estaba decorado con un estilo elegante, y todo el mundo parecía irradiar una energía vibrante y contagiosa.
Yo había pasado la mayor parte de la noche charlando con amigos, riendo y disfrutando de las pequeñas conversaciones que llenaban los momentos entre cada canción. Sunghoon, como siempre, estaba a mi lado, manteniendo una actitud relajada y algo distante, su clásica sonrisa medio torcida asomando cuando alguien hacía un comentario gracioso o cuando algún amigo pasaba para saludarnos. Aunque estaba ahí conmigo, nunca había sido el tipo de persona que disfrutara de estas grandes celebraciones. No era fan de los bailes, ni de la música alta, ni de los vestidos elegantes. Pero esa noche, había hecho un esfuerzo, y yo sabía que era por mí.
ㅡNo te ves tan incómodo como pensé que te verías ㅡLe dije en tono de broma, mientras nos apartábamos del grupo de amigos.
Él sonrió, arqueando una ceja mientras se ajustaba la chaqueta del traje.
ㅡLo estoy ㅡRespondióㅡ. Solo lo disimulo bien.
ㅡ¿Qué harías sin mí? ㅡLe pregunté, riendo suavemente.
ㅡProbablemente estaría en casa viendo una película o durmiendoㅡ Respondió con una pequeña sonrisaㅡ. Pero esto es mejor... supongo.
Me detuve un segundo, observándolo. Sunghoon en traje se veía completamente distinto de lo que estaba acostumbrada a ver. Era atractivo, con esa elegancia natural que no buscaba atención pero que inevitablemente la atraía. A pesar de que odiaba este tipo de eventos, no lo había mostrado en absoluto. Por el contrario, había estado a mi lado, asegurándose de que yo disfrutara la noche, y eso significaba mucho para mí.
ㅡVamos a bailar ㅡLe propuse de repente, tomando su mano con un gesto decidido.
Él me miró, claramente sorprendido, y frunció el ceño en broma.
ㅡSabes que no me gusta bailar, ¿verdad?
ㅡLo sé ㅡRespondí con una sonrisa traviesaㅡ. Pero esta es nuestra noche, y quiero que bailemos al menos una canción.
ㅡEstás loca ㅡMurmuró, pero aún así no soltó mi mano.
Lo arrastré hacia la pista de baile, ignorando sus leves protestas. La música que sonaba era suave, una balada romántica que se movía con un ritmo lento, casi como si invitara a todos a sumergirse en sus propios pensamientos y emociones. Sunghoon, a regañadientes, colocó sus manos en mi cintura, y yo entrelacé mis brazos alrededor de su cuello.
ㅡEsto no está tan mal, ¿verdad? ㅡle pregunté mientras nos movíamos lentamente con la música.
ㅡHe tenido peores noches ㅡrespondió, fingiendo una expresión seria, aunque sus ojos brillaban con diversión.
Le sonreí, apoyando mi cabeza en su pecho mientras nos balanceábamos al ritmo de la música. A pesar de sus quejas, sabía que estaba disfrutando el momento, aunque no lo admitiera. Sunghoon tenía esa habilidad de hacer que cada segundo se sintiera especial, incluso en las situaciones más simples. Mientras bailábamos, me di cuenta de cuán agradecida estaba por haberlo encontrado, por haber compartido todos estos momentos juntos.
Después de un rato, Sunghoon se inclinó hacia mi oído y susurró:
ㅡVamos afuera, necesito tomar un poco de aire.
Asentí, tomando su mano mientras nos abríamos paso entre la multitud hasta llegar a las puertas del salón. La brisa fresca de la noche nos envolvió al salir, ofreciéndonos un alivio del calor y la agitación del baile. Caminamos en silencio hasta un pequeño jardín detrás del lugar, donde las luces tenues y las estrellas en el cielo creaban una atmósfera íntima y perfecta.
Nos detuvimos junto a una fuente, y me giré hacia él, sonriendo.
ㅡ¿Qué pasa? ¿No aguantas tanto baile?
ㅡTe dije que no era lo mío. ㅡ respondió, sonriendo de lado.
Había algo en su expresión, una mezcla de nerviosismo y emoción que no podía descifrar del todo. Antes de que pudiera decir algo más, Sunghoon metió la mano en el bolsillo de su chaqueta y sacó algo, ocultándolo entre sus manos.
ㅡTengo algo para ti ㅡdijo, su voz suave y un poco seria.
Lo miré, curiosa.
ㅡ¿Un regalo? ㅡpregunté, sonriendoㅡ. ¿Qué es?
Sunghoon sonrió, y entonces extendió la mano, revelando lo que había estado escondiendo. En su palma había dos pequeños anillos... hechos de papel.
Me quedé mirándolos, sorprendida, y luego solté una pequeña risa. No podía creer que hubiera hecho algo tan adorable.
ㅡ¿Son... anillos de papel? ㅡ pregunté, tomándolos en mis manos con cuidado.
Sunghoon asintió, su sonrisa creciendo.
ㅡSí, y quiero saber... ㅡhizo una pausa, mirándome directamente a los ojosㅡ. ¿Te casarías conmigo... incluso con anillos de papel?
Me quedé en silencio un momento, procesando sus palabras. Había algo tan hermoso y sincero en la simplicidad del gesto, en la forma en que, incluso en un momento aparentemente tonto, él lograba transmitir tanto significado.
Y luego, fingiendo una expresión seria, negué con la cabeza.
ㅡNo ㅡdije, tratando de no reír.
La expresión de sorpresa en su rostro fue absolutamente perfecta. Pero antes de que pudiera reaccionar, rompí en risas.
ㅡPero, Sunghoon ㅡdije, acercándome más a élㅡ, por supuesto que me casaría contigo. Incluso con anillos de papel.
Sunghoon soltó una carcajada, aliviado y divertido al mismo tiempo. Me miró con esos ojos llenos de amor y diversión, y luego se inclinó para besarme suavemente.
ㅡSabía que dirías que sí ㅡmurmuró contra mis labiosㅡ, pero no te emociones tanto. Todavía no te voy a pedir matrimonio.
Me aparté un poco, fingiendo indignación.
ㅡEres un idiota, Park Sunghoon ㅡle dije, cruzando los brazos.
Él rió, rodeándome con sus brazos y atrayéndome hacia él nuevamente.
ㅡQuizás, pero ese es el apellido que llevarás ㅡdijo, su voz teñida de un tono juguetónㅡ. Tú y nuestros hijos también.
Lo miré, sonriendo mientras sentía mi corazón acelerarse ante la idea. Era un pensamiento que antes me habría asustado, pero ahora, estando con él, todo parecía tan natural, tan correcto.
ㅡTodavía eres un idiota ㅡle susurré, pero esta vez con una sonrisa más suave.
ㅡY seré tu idiota por el resto de nuestras vidas ㅡrespondió, besándome nuevamente bajo la suave luz de las estrellas.
Mientras nos quedábamos ahí, envueltos en la noche tranquila, supe que no importaba lo que el futuro nos deparara. Lo que realmente importaba era que lo enfrentaríamos juntos. Sunghoon había llegado a mi vida de la forma más inesperada, y ahora no podía imaginar un mundo en el que él no estuviera a mi lado.
Bajo aquel cielo estrellado, con promesas de amor eterno y anillos de papel en nuestras manos, cerramos una etapa de nuestras vidas. Pero también sabíamos que un nuevo capítulo estaba por comenzar, uno en el que estaríamos juntos, enfrentando todo lo que viniera, siempre con una sonrisa y con el amor que habíamos prometido proteger.
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