🏹6

El dormitorio del rey se sentía caluroso, no solo por la chimenea encendida. Yoon Gi sintió los cariñosos besos de su amado recorriendo sus mejillas hasta su pálido cuello. Esa noche la pasaría con su rey.

Aunque por respeto al príncipe y por el secreto real que mantenían, usualmente no se mostraban como la pareja que eran, pero había noches tan frías que ambos sentían la necesidad de buscarse.

—Mi rey —ronroneó quedito ante las caricias dulces de su cuerpo desnudo bajo el calor del cuerpo de su amado rey, quien lo miraba a los ojos negros con el girasol alrededor de la pupila, amaba eso de Yoon Gi.

—Él se parece tanto a ti, es una suerte —sonrió—. Eres tan hermoso, tan perfecto —Yoon Gi jadeó levemente contra los labios de su amado—. ¿Cuándo les diremos de los ojos Circulus?

—No lo creo oportuno ahora, mi rey, tan solo tiene diez años, no lo entendería, el príncipe Seok Jin tampoco lo entendería... quizá en su cumpleaños número diecisiete, sea ideal para explicarle —los besos del rey recorrían sus brazos, sentía tan cálido que no evitaba sonreír.

—Lo haremos como desees. Amor mío, olvidé recordarte que la caza de patos será en octubre y siendo el primer año de Tae Hyung, es hora de que aprenda usar el arco y flecha.

—Mañana mismo le enseñaré —cerró sus ojos al sentir las caricias sobre sus piernas.

La plática había terminado, solo compartían una sesión de besos cálidos. La piel de porcelana relucía en la calidez del fuego que los alumbraba. El rey recostó a su amado sobre la cama besando su cuerpo. Pasó la yema de sus dedos sobre la marca de nacimiento que permanecía en el hombro izquierdo de su adorado Yoon Gi, justo la misma que tenía su hijo.

—Te amo —dijo Yoon Gi casi en un susurro cuando el rey regresó sus besos a sus labios.

—Te amo también. Fuiste tan noble —susurró sobre los labios de su amado—. Siempre permaneciste conmigo bajo la mentira y la sombra, por tu gran amor hacia mí, gracias a esa nobleza hemos formado una familia, no pude haber escogido mejor hombre para ser el padre de mi hijo que tú, amor mío —Yoon Gi cerró sus ojos al sentir los brazos fuertes tomar su débil cuerpo.

Había sido tan duro tener que fingir ser solo el cuidador del príncipe, ver al amor de su vida desposar a una princesa y que aquella mujer tuviera que decir que Tae Hyung era su hijo solo para que Ji Min consiguiera ser rey y gobernar lo que su padre le había dejado tras su muerte en la batalla.

Le dolía tener que seguir ocupando un título que no era en la vida del príncipe, pero estaba seguro que no era momento para hacer una confesión a un niño pequeño. Aunque estaba conforme con todo el amor que su pequeño le daba a cambio de nada. Era suficiente para mantener vivo su corazón, además del amor sincero del rey. Su naturaleza de plebeyo no podía permitirse una unión sagrada con el rey, incluso estando viudo. Era una blasfemia.

Yoon Gi gimió suave ante las deliciosas movidas que recibía, el rey se encargó de encontrar el punto dulce y cuando lo obtuvo, su precioso amado gimió más alto. Empezó a moverse más profundo y el brillo amarillo en los ojos negros comenzaban a brillan con intensidad. El rey gruñó complacido de ver a su amado satisfecho, eso solo significaba una cosa, la unión de sus almas era un hecho.

Se conocía una leyenda de hace siglos, titulada "Los Ojos Circulus". Existió un rey llamado Malmusino que vio en los ojos de una princesa un aro amarillo alrededor de su pupila, solo él podía ver ese detalle en los ojos de la bella noble, nadie más y ella le creyó. Se casaron muy enamorados y el rey Malmusino dijo que a ellos los había unido el sol, que su amor era puro, único y que cada vez que él la hacía sentir amada sus ojos iluminaban su oscuridad.

Se conocía como una leyenda de amor, un mito si se quiere, pero cuando Ji Min vio los ojos iluminados de Yoon Gi no le quedó duda sobre que no era del todo un mito, que era real y los había unido el sol y cuando hacían el amor, los ojos de su amado alcanzaba a iluminarse con intensidad como en la historia.

Algunos Zelendianos de por sí eran peculiares. La trata de personas era recurrente, rufianes de otros pueblos abarcados por otros reinos secuestraban a personas que se hallasen desoladas o perdidas sin rumbo, con el unico objetivo de cazar sus dones ocultos. No todos ellos poseían un don, de hecho, solo familias quienes ya lo poseen eran las únicas en seguir heredando los dones de su familia, pero el rito popular era conseguir algún Zelendiano para usar su don a un beneficio egoísta y abusivo. Yoon Gi era uno de esos seres con dones y ahora sabía que Tae Hyung lo había heredado.

—Mi rey... —murmuró al sentir los labios besar su rostro—. Sí... estuviera sintiendo... algunos síntomas... ¿qué opinaría? —Ji Min alzó su mirada encontrando los ojos del sol en su amado.

—Amor mío, ¿estás encinta? ¿Sientes lo mismo cuando tenías a Tae?

—No estoy muy seguro... pero sentí un mareo en la mañana, no sé a qué se deba. Estoy preocupado... sin la reina ¿Cómo traerá un nuevo príncipe?

—Mi sol, no me volveré a casar con ninguna mujer solo para traer a otro príncipe, lo tendremos juntos. No te haré pasar por lo mismo de nuevo, además solo si no es peligroso para ti... podemos dejarlo crecer —dejó un pequeño beso sobre sus labios—. Mañana mismo el doctor real te va a revisar.

Yoon Gi tenía una explicación para su padecimiento, no sabía si era producto de los Ojos Circulus ese maravilloso don que poseía, pero todos los hombre de su familia podían tener hijos incubados en su vientre.

Era muy riesgoso tener un segundo hijo debido a su mala salud, cuando nació Tae Hyung, tuvo complicaciones graves que lo pudieron llevar a la muerte. Su cuerpo no estaba preparado para soportar un cambio de esa magnitud. Aun así se sentía bendecido de que su pequeño príncipe creciera fuerte y sano, a pesar de que sus primeros días habían sido críticos para ambos, sabía que un segundo hijo era riesgoso y tenía mucho miedo de no sobrevivir esta vez.

Tae Hyung jugaba en el estanque con los sapos y renacuajos esa mañana, Seok Jin tenía una expresión de asco al ver como aquel sapo regordete casi le salta encima —¡Asco! —exclamó Seok Jin al quitarse de inmediato de ahí.

—En un libro que yo leí, sí una princesa besa a un sapo se convierte en príncipe.

—Son puros cuentos.

—Quizá lo sea. Mira su cara saltona, es terrible, si yo fuera una princesa no podría besar a un sapo.

—Yo tampoco —el sapo comenzó a croar tan fuerte que Tae Hyung dejó caer al animal del susto cayendo de panza contra el agua. Seok Jin se comenzó a reír fuerte hasta que otro sapo le saltó en los pies. El menor de los príncipes al darse cuenta también carcajeó. Le gustaban los sapos, pero escucharlos croar le asustaba un poco—. Vámonos de aquí —Tae Hyung se salió del estanque y caminó junto al mayor para regresar.

—Hace calor —murmuró al quitarse su traje real, Seok Jin le vio el hombro izquierdo dándose cuenta de algo que nunca había visto.

—Tienes una marca —mencionó al tocarla—. Parece una nube.

—Lo es, papá dice que es una marca de nacimiento.

—Yo no tengo una, pero tengo muchos lunares.

—¡Yo también! ¿Quieres ver un elefante?

—¿Hay elefantes por aquí?

—Puedo hacer uno, mira —se apretó con los dedos un pedacito de piel de su brazo y junto a sus pequeños lunares, formó lo que parecía un rostro de elefante.

—¡Es increíble! Los ojos son los lunares.

—¡Y la piel su nariz!

—¡Fantástico! —exclamó—. Por cierto, príncipe Tae Hyung ¿Irás a la caza de patos? Es un evento real, será mi tercer año.

—¿Y cómo los cazan?

—Con flechas, puedo enseñarte.

—¡Sí quiero! Me gusta el arco. Debo hablar con papá y el señor Min ¿Y qué hacen con los patos?

—Realizan un almuerzo y los sirven de comida. Me gusta ir, porque es el único día del año que puedo ver al príncipe Jung Kook.

—¿Príncipe Jung Kook?

—Sí, él es increíble con el arco.

—Mmh...

—¿Sucede algo?

—Es que tú tienes amigos príncipes y yo no...

—Cuando vayamos a la caza voy a presentarte a todos los príncipes que conozco.

—¡Qué bien! ¿Son de mi edad?

—Creo que hay un príncipe de tu edad, los demás son de mi edad o mayores —Tae Hyung sonrió ilusionado, ahora más que nunca quería que llegara ese día.

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Carta de felicidad

No conozco a otros príncipes, pero me emociona ver como son los demás y saber cómo son las princesas.

¿Ellas besan sapos de los estanques?

Asco, son babosos. Soy afortunado de no ser un sapo, ya soy un príncipe y nadie tiene que besarme para convertirme en uno, ni a mí ni a mi príncipe.

Ya quiero que llegue el día de la caza de patos.

Firma el Príncipe Tae Hyung de Zelendia.

¿Esperaban que Yoon fuera el papá de Tae?🥺 más adelante explico qué pasó con la reina.

Muchas gracias por leer❤

-: ✧ :-゜・.FairyWinB

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