𝗱𝗼𝗰𝗲, 𝗌𝖾 𝗏𝗈𝗅𝗏𝗂𝗈 𝗅𝗈𝖼𝗈
CAPITULO DOCE
SE VOLVIÓ LOCO
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Era el día siguiente, pero aún no me había levantado de la cama. Era mediodía y todas las clases habían terminado, pero yo me las había saltado.
Oí el chirrido de mi puerta al abrirse, y entró Lilly.—Hola Rory, ¿estás lista para hablar?—
Lilly me había encontrado llorando anoche, pero le dije que no quería hablar de eso. Que hablaría con ella mañana. Ahora que el mañana estaba oficialmente aquí, parecía que no podía encontrar las palabras para decirlo.
—Aurora, ¿qué pasó?—Preguntó en voz baja, con trozos de su coleta desordenada cayendo sobre su cara.
Respiré hondo por la nariz y exhalé por la boca.—Yo...—Empecé a hablar, pero no pude.
Lilly frunció el ceño.—¿Fue Mattheo?—
La miré a los ojos y su expresión se volvió de enfado.—¿Qué mierda te hizo?—.
Negué con la cabeza.—Se volvió loco, Lillian... algo le pasó y yo...—.Empecé a llorar.
Lilly corrió hacia mi cama y me envolvió en un fuerte abrazo.—No llores...—murmuró.—Lo siento, tal vez me equivoqué. Tienes que alejarte de él si te hace sentir así—.
Sacudí la cabeza.—No... Lilly, tú no entiendes. No es él mismo, algo le pasa, se volvió loco—.
Me miró con tristeza.—No tienes que defenderlo—.
—Estoy diciendo la verdad—,susurré.—Me dijo que su ex mejor amiga está viva y que dijo que yo maté a mi madre—.
Sus ojos se abrieron de par en par y me soltó.—¿Qué?—
Asentí con la cabeza. Sinceramente, no sabía cómo sentirme ante toda esta situación. Mattheo no diría algo así, especialmente a mí. Así que algo le habían hecho. O eso o había estado jugando todo este tiempo, había estado jugando con nosotros.
Lillian se aclaró la garganta y me agarró la mano, apretándola.—No le crees, ¿o sí?—Preguntó, con voz suave.
—No lo sé, apenas recuerdo algo de esa noche. ¿Crees que puede ser una posibilidad?—.
Ella negó con la cabeza.—No, en absoluto. Tu madre lo era todo para ti. Tú no harías eso, y no eres una asesina—.
—Pero...—
Me cortó, poniéndome un dedo en los labios.—¿Qué hay del tipo que estaba ahí esa noche, el que estaba sonriendo? ¿Crees que sigue vivo, que quizá sea él?—.
Aparté su dedo de mis labios, colocándolo en su regazo.—¿Pero por qué? ¿Por qué harían que Mattheo actuara así? ¿Y la chica de la que habla está viva de verdad, o está viendo cosas?—.
Lilly se encogió de hombros y me puso una mano en el hombro.—No lo sé, pero no deberías preocuparte por esto. Tal vez Mattheo sólo estaba privado de sueño—.
Negué con la cabeza. No me lo creía ni por un segundo.—¿Estuvo en clase hoy?—
No contestó.
—Ves, algo va mal. Es normal que llegue tarde, pero ¿que falte por completo?—.
Se encogió de hombros antes de dejar mi cama e ir a la suya.—No nos preocupemos, ¿sí?—
—Lillian, no. No puedo dejar de pensar, mi mente no dejará de trabajar en esto—,dije, mi voz haciéndose un poco más fuerte con cada palabra.
Lilly suspiró antes de sacudir la cabeza.—Entonces, ¿se volvió loco?—.
—Sí.—
—Bueno, ¿qué quieres hacer al respecto...?—,la interrumpió un fuerte golpe procedente de nuestra puerta.
Puso los ojos en blanco.—Genial. ¿Quién será?—
Me encogí de hombros y me tumbé de lado contra la pared. Ya me costaba hablar con Lilly; no soportaba hablar con nadie más.
Lilly se levantó y se acercó a la puerta, la abrió y se encontró cara a cara con un chico, no sabría decir quién. Oí a Lilly gritar, y fue entonces cuando mi cerebro unió las piezas: Mattheo.
Miré y vi a Lilly recibir un ligero empujón antes de que Mattheo entrara. Tenía mejor aspecto que ayer, mucho mejor. Su corte estaba un poco cicatrizado, parecía descansado, parecía limpio, pero su expresión era vacía.—M-mattheo ¿qué estás haciendo aquí?—conseguí decir.
Me miró fijamente durante lo que me pareció una eternidad antes de susurrar suavemente:—Lo siento—.
—¿Por qué?
—Ayer no era yo mismo. No sé qué pasó, pero...—.
Lo corté.—¿Cómo que no lo sabes? Me dijiste que había matado a mi propia madre—.
Se quedó callado un momento y su mirada se suavizó.—N-no lo recuerdo—.
Me levanté de la cama y me acerqué a él. Le miré y ladeé un poco la cabeza.—¿Qué recuerdas?—pregunté, con tono suave.
Se encogió de hombros.—Recuerdo que llorabas, eso es todo. Me desperté y vi mi dormitorio destrozado—.
Bajé la mirada, pero me levantó la barbilla con el dedo.—¿Qué más te dije?—.
Me quedé mirándole unos segundos antes de apartar su mano y retroceder.—No tiene importancia—.
Estaba a punto de replicar cuando Lilly interrumpió.—Deberías irte, Mattheo—.
Él negó con la cabeza.—No voy a dejarte—.
—¿Y eso por qué?—le pregunté.
Se encogió de hombros.—Dímelo tú—.
Lilly suspiró.—Bien. Los dejaré solos entonces. Rory, sólo grita si me necesitas—.Salió del dormitorio, cerrando la puerta en silencio.
Sacudí la cabeza hacia Mattheo y exhalé un suspiro.—No estoy enojada contigo—,dije finalmente.
Levantó una ceja.—¿Ah, sí?—
Asentí y me crucé de brazos.—No fue culpa tuya—.
Asintió con la cabeza antes de caminar más cerca de mí. Me levantó la barbilla con el dedo mientras me miraba.—Creo que sé quién fue—,susurró.
Mis cejas se fruncieron mientras intentaba pensar en quién creía que había sido.—¿Quién?—
Respiró hondo antes de envolverme en un abrazo que no esperaba. Me rodeó el cuello con los brazos y apoyó la cabeza sobre la mía.—No quiero creerlo, pero es la única persona que tiene sentido, el único hombre que conoce ese tipo de magia, el único que estaría dispuesto a hacerlo—.
Me quedé paralizada unos segundos antes de rodear su torso con mis brazos mientras mi corazón latía más rápido a cada segundo.—Mattheo, ¿quién crees que es?—.
—Tienes que prometerme que no pensarás que estoy loco—.
—Ya lo estás—,bromeé.
Se rió pero me apretó ligeramente.—Pero en serio, ¿me lo prometes?—.
Asentí.—Te lo prometo—.
—Creo que mi padre está vivo—.
¿Qué?
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