𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐮́𝐧𝐢𝐜𝐚
La misión de esta vez, había resultado ser de mucha dificultad para el grupo novato de cazadores. Dejando a un Kamado Tanjirou en estado crítico provocando la preocupación de sus compañeros.
El chico se encontraba descansando de sus graves lesiones en la finca de las mariposas, lo único que esperaban era que despertara de su largo sueño, pues los días seguían pasando y no había señales de ver aquellos tiernos y cálidos ojos carmesí.
—¡Ya estoy en casa! —exclamó entrando a su hogar siendo recibido por las alegres sonrisas de sus pequeños hermanos.
—¡Hermano! —los menores se lanzaron contra el mayor entre carcajadas.
Sin duda alguna, los días que Tanjirou pasaba junto a su querida familia eran algo preciado y maravilloso que estaba decidido a proteger, días de felicidad que esperaba no acabarán nunca.
—La felicidad no dura para siempre, Kamado Tanjirou —habló Kibutsuji con una ladina sonrisa en su rostro.
Todo a su alrededor comenzó a distorsionarse, el feliz panorama que observaba se esfumó con rapidez siendo reemplazado con los cuerpos ensangrentados de sus seres queridos.
—¡KIBUTSUJI MUZAN! —Tanjirou sentía como su garganta dolía por sus gritos ante el hombre frente a él. Su desprecio solamente crecía intensamente, los cuerpos sin vida de su familia, esa maldita imagen traumática y sangrienta no se borraría de su mente ni en un millón de años.
Despertó exaltado y con su respiración agitada, era solo una horrible pesadilla, más bien la acostumbrada y misma de siempre. Sintió un cálido apretón en su mano izquierda, Nezuko se encontraba mirándolo detenidamente con aquellos orbes rosados brillando de felicidad por el despertar de su hermano mayor.
—He vuelto, Nezuko —le sonrió cálidamente acarciando su cabeza, la chica emocionada se abalanzó sobre su hermano abrazándolo cariñosamente.
«¡Hermano está despierto!»
Tanjirou, al ver las acciones de su pequeña hermana al no querer soltarlo comenzó a reírse estrepitosamente. Estaba feliz de tenerla todavía a su lado.
—¡Tanjirooou, despertaste! ¡P-Pensé que morirías! —gritó Zenitsu entrando a la habitación llorando a mares.
—¡GOMPANCHIRO REGRESÓ! —Inosuke corrió de forma escandalosa mientras gritaba a los cuatro vientos que había despertado, obviamente tenía que compartir con todos esa importantísima noticia. Por otro lado, el de ojos carmesí entró en pánico cuando sus dos amigos se lanzaron a abrazarlo fuertemente, sentía como se quedaba sin aire.
—C-Chicos, yo ta-también me alegro de verlos —era su final, su rostro se tornaba de rojo a un fuerte azul.
—¡Tanjiro, no mueras! —el de cabellos dorados desesperado comenzó a zarandearlo— ¡Zenitsu estoy bien! ¡Cálmate por favor!
—¡Monjiro volvió a la vida!
Después de varios minutos tratando de que los dos se calmarán, por fin estaban todos tranquilos. Aunque los recuerdos de la pesadilla seguían rondando por su cabeza, la familia que había formado ahora le dejaba un sentimiento cálido y reconfortante en su interior.
—De verdad, agradezco su preocupación ¡Mejoraré rápido para volverme mucho más fuerte! —exclamó con el optimismo que siempre lo caracterizaba, aunque por dentro se encontrara realmente exhausto. No, debía seguir firme.
—Tanjirou, ¿P-Por qué estas llorando? —preguntó Zenitsu nervioso.
—¿Eh? —confundido tocó sus mejillas sintiendo como las lágrimas caían por su rostro, trato de secarlas rápidamente, pero estas seguían saliendo sin control. No debía llorar, era el hermano mayor después de todo, debía ser fuerte por su pequeña hermana, por todos sus amigos.
Nezuko al ver el estado del mayor, lo atrajo para abrazarlo dulcemente. Aquella acción solo logró que llorara más fuerte, quebrando en un llanto desconsolado.
«Te has sobre-esforzado mucho, hermano»
Tanjirou estaba cansado y agotado, ya no lo soportaba más, tanto peso sobre sus hombros realmente dolía, en este momento ya no le importaba romperse frente a los presentes solo quería desahogarse y sacar todo de su corazón.
Los dos chicos estaban confundidos al observar cómo el más fuerte y optimista de su grupo se rompía en llanto. Inosuke cohibido al no saber que hacer en estos momentos, jalo levemente la manga del chico brindándole apoyo, por otro lado, Zenitsu lo abrazaba por los hombros con pequeñas lágrimas en sus ojos por el triste sonido que dejaba salir el oji-carmesí.
Estar rodeado de las personas que uno más aprecia lo hacía sentirse realmente ameno, una tremenda paz lo envolvía, pues esta era la pequeña familia que ahora poseía, en la cual podía estar a gusto y disfrutar cada día felizmente.
«Un pequeño descanso de ser fuerte no me hará daño, después de todo»
Solo por hoy, solo por ese día descansaría y dejaría de aparentar que todo estaba bien, dejaría salir sus verdaderos sentimientos que estuvieron reprimidos por aquel largo tiempo. Porque las personas más fuertes también son capaces de romperse en algún momento.
NOTAS DE LA AUTORA:
¡Espero que hayan disfrutado este one-shot de kimetsu no yaiba! 💞
Lo que buscaba en trasmitirles en este escrito, fueron los sentimientos de desahogo de Tanjirou, ya que aunque sea un personaje con una gran fuerza, además de caracterizarse por su alegría, también debe tener sus momentos de tristeza y cansancio mental.
En fin, muchas gracias por leer esta pequeña historia y nos vemos en otra historia. uwu
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