𝐓𝐇𝐑𝐄𝐄. moon river and me
𝐓𝐑𝐄𝐒. ❛ río lunar y yo ❜
CÓMO HACÍA CADA VEZ QUE SENTÍA QUE EL MUNDO SE LE CAÍA ENCIMA, Melody estaba patinando por las calles de la ciudad, dejándose llevar por su skate.
Frenó de golpe al ver al señor Lawrence cenando solo en una mesa de una cafetería mientras miraba hacia un padre y su hijo con una leve sonrisa.
La castaña dudó en si debía entrar pero parecía que el hombre necesitaba con quién hablar. Y, aunque él casi la aborreciera, esperaba poder ser al menos de ayuda.
—¿Señor Lawrence?—Preguntó acercándose a la mesa en la que estaba el mayor y este se sobresaltó—. Siento molestarle pero lo vi muy solo—La castaña vaciló en si debía seguir hablando al ver que el hombre la miraba fijamente sin expresión en el rostro—. Puedo... ¿Sentarme?
Después de unos segundos Johnny asintió y la chica se sentó en la silla que estaba enfrente del rubio.
—Melody, ¿qué es de tu padre?—Aquella pregunta tomó por sorpresa a la castaña, casi nunca hablaba de su padre. Y era porque no quería nombrar a ese...
—No lo sé. Pero tampoco me importa. Es un idiota—Johnny soltó una risita.
—Veo que tienes carácter.
Si él supiera cómo era de verdad aquel hombre, sabría que aquella palabra se quedaba corta al describir a Christopher.
—Gracias—La chica sonrió orgullosa.
—Si tu padre volviera... y te pidiera ir a vivir con él, ¿qué le dirías?—Melody asintió entendiendo que el hombre hablaba de su situación personal y se sintió un poco extraña.
Su vida familiar no era la mejor, y que el mismo Johnny Lawrence que le llevaba ignorando cada vez que le hablaba desde pequeña le estuviera pidiendo consejo sobre ella le resultaba raro.
—Como ya dije, es un idiota. Así que no—El señor Lawrence miró hacia el padre y el hijo a los cuáles estaba mirando antes—. Pero usted no es un idiota. Déle tiempo, no es una decisión fácil ya que la opción correcta está borrosa por el odio que sentirá al recordar todos los años sin usted a su lado. Pero se dará cuenta de que puede olvidarse del pasado y disfrutar de un futuro con su padre.
—Vaya Peters. No sabía que eras tan sabia—Ambos rieron disipando el ambiente tan sensible que se había formado con las palabras de Melody.
—Que puedo decir, del rincón del vago se aprenden muchas cosas.
—¿El rincón del vago?—Preguntó el hombre confuso y la sonrisa de Melody se borró.
—Olvida lo que he dicho—El hombre asintió.
—¿Quieres patatas?—La chica negó con la cabeza ante el intento del rubio para romper la tensión—. Oh vamos, ¿después de dieciséis años aguantándote y no haces una cosa que te pido—La castaña rió.
—Está bien. Pero debería comer usted también antes de que me las acabe todas.
Los dos comenzaron a comer en silencio.
Por mucho que Johnny lo negara en voz alta, aquella joven le agradaba. Más de alguna vez le había alegrado el más negro de los días con una de sus sonrisas o malas bromas.
Además, de alguna forma, le recordaba a alguien de su pasado. Alguien al cual quiso mucho.
—¿Cómo va Miguel?—Preguntó el hombre rompiendo el silencio.
—Desanimado. Hoy Kyler se acercó de nuevo a nosotros pero no nos hizo nada. Bueno, empujó a Miguel y se burlaron de otro chico.
—Hablando de ese cabronazo—Melody soltó una risita que se fue desvaneciendo al oír lo que estaba diciendo Johnny—, lo de la noche de Halloween...
—Prefiero no hablar de ello—El rubio asintió dando el tema por zanjado—. Miguel le necesita. Y sé que usted también a él. Se le ve diferente desde que él se mudó. Ahora sonríe—Bromeó la chica haciendo que una leve sonrisa asomara en la cara del hombre.
—Ya bueno, no creo que exista la forma de que su madre lo deje volver así que...—La castaña sonrió con un brillo en los ojos. Señal de que tenía una idea—. ¿Qué pasa? ¿Por qué sonríes tanto? ¿Te duele algo?—Melody negó con la cabeza.
—No. Pero creo que si hay una cosa que podemos hacer.
(...)
—POR FAVOR NO CIERRES—Pidió Johnny una vez que Carmen abrió la puerta—. A ver. Sé que no estuve ahí para él cuando me necesitaba. Y le he fallado y a ti también. No puedo cambiar el pasado. Pero ese chico... es la única persona que cree en mí. Bueno él y una vecina molesta—Añadió en un susurro—. Y yo creo en él. Sé que la he cagado, pero si le dejas volver, no volveré a fallarle. Lo prometo—Carmen se quedó allí de pie. En silencio y con una expresión seria—. Solo... piénsalo. Por favor—Johnny se alejó de la puerta y cuando esta se cerró se acercó a Melody.
—¿Vecina molesta? Me ofendes—Dijo la chica con sarcasmo y el rubio puso los ojos en blanco—. Pero por el resto te salió una charla muy bonita. Directa desde el corazón.
—¿Ahora qué?
—Ahora... esperamos. Hasta pronto señor Lawrence—Se despidió la chica para después entrar a su casa.
Su madre no estaba, como de costumbre, así que puso la tele y cogió una tarrina de helado en el congelador para después sentarse en el sofá.
Fue cambiando de canales y paró al ver que estaban echando Breakfast at Tiffany's, aunque no le importó que ya hubiera empezado hace rato porque siempre la veía con su progenitora.
Se acurrucó con una manta y maldijo en voz baja cuando llamaron a la puerta y tuvo que destaparse para ir a ver quién era.
Se sorprendió al abrir la puerta y encontrarse con unos rizos que conocía demasiado bien.
—¿Liam?
—Hola—El chico sonrió tímidamente.
—Pasa, pasa—Dijo la castaña después de unos segundos en los que procesaba aquella aparición tan repentina—. ¿Quieres helado?
—Vaya, debería pasarme más veces si me vas a ofrecer helado. Pero no, gracias, no quiero molestar mucho.
—No molestas—Ambos se sentaron en el sofá con la película sonando de fondo—. Dime, ¿que te trae por aquí?
—Em... Yo...—El chico comenzó a juguetear nervioso con sus dedos y Melody puso su mano sobre ellos para que parara.
—Liam. Escúpelo—El de rizos suspiró y clavó sus ojos en los de la chica que tenía enfrente.
—Os vi a ti y a tus amigos en la biblioteca con Kyler—Melody rompió el contacto visual y apartó su mano lentamente—. Y escuché todo, por eso vengo a disculparme. Sé que piensas que somos amigos pero no, solo me juntaba con ellos cuando salía con Yasmine. Así que quiero que sepas que estoy dispuesto a meterle tierra en la taquilla para que os deje en paz, solo tienes que pedirmelo—Melody sonrió tiernamente manteniendo su vista en sus manos—. Aunque se me ocurre una idea para que os deje en paz, o al menos solo a ti—La castaña alzó la vista interesada y la clavó en los ojos de Liam—. Podrías salir con alguien que la gente considere popular.
Melody volvió a bajar la vista, sabía que con ese alguien se refería a él mismo, Liam no era capaz de expresar sus sentimientos directamente y él sabía que la chica lo sabía. Así que la castaña frunció el ceño levemente pensando en cómo sabía él que a ella también le gustaba. A lo mejor no lo sabía y estaba aprovechando ese momento para averiguarlo.
«Mira, o se lo dices tú o te abro la cabeza desde dentro, le canto una serenata por ti y vuelvo a cerrar tu cabeza. Tú eliges.»
—No quiero salir contigo para librarme de Kyler—Dijo finalmente—. Quiero salir contigo porque me gustas, Liam.
El ruloso alzó la vista sorprendido, definitivamente se esperaba de todo menos eso.
Hubo un momento de silencio entre los dos en el cual solo se escuchaba la canción Moon River que sonaba de fondo en la película.
Liam colocó su mano en la mejilla de Melody y al ver que esta no se apartaba, se acercó hasta juntar sus labios en un beso.
La chica cerró los ojos y se dejó llevar. Sintió cómo el chico de rizos se inclinaba hacia ella mientras le tomaba la mejilla con su otra mano y profundizaba el beso.
Ambos se separaron alarmados en cuanto escucharon unos golpes demasiado fuertes en la puerta.
Melody miró tímidamente al pelinegro y luego se levantó a abrir la puerta.
Se sorprendió de nuevo cuando se encontró con Jhonny al otro lado, pero luego pensó que tenía sentido que fuera él el que había golpeado la puerta.
—¿Señor Lawrence?
—¿Estás sola?—Preguntó el mayor.
—Eh... no—Respondió la joven y el rubio frunció el ceño levemente.
—¿Está tu madre?—Melody se mordió el labio inferior
—Em... no exactamente—Por el sonido que escuchó detrás suya y el hecho de que los ojos de Jhonny viajaron a un punto en la habitación, la castaña se imaginó que ya había visto quién le hacía compañía.
—¿Y ese quién es?—Preguntó el señor Lawrence señalando al chico de rizos que se encontraba detrás de la joven Peters.
«Oh, oh.»
—Él es...—Se cortó a sí misma al darse cuenta de que no sabía qué era aquel chico para ella—es Liam. Liam, él es Jhonny Lawrence, mi vecino—El rubio lo miró con desconfianza mientras bajaba el brazo lentamente—. Oh no, Jhonny, no necesito que hagas de padre sobreprotector por primera vez en los dieciséis años que llevo viviendo a tu lado—Bromeó Melody con una pequeña sonrisa—. Dime, ¿pasó algo?
—Al principio quería saber si te apetecía venir a cenar a algún lado, pero ahora quiero conocer a Liam—El señor Lawrence mantenía los ojos un poco entrecerrados y miraba fijamente al pobre chico.
—¿A cenar?
—Sí, ya sabes, por ayudarme con lo de Miguel. Pero ahora toca hacerle preguntas a Liam—Antes de que Jhonny pudiera formular la primera pregunta, Melody habló.
—Bueno, podrás conocerlo en otro momento porque Liam se iba ya, pero sí que me apetece ir a cenar—Respondió la castaña con una sonrisa muy amplia, le hacía ilusión que su vecino la tomara en cuenta.
—Genial—Jhonny caminó de espaldas sin apartar la vista de Liam hasta que Melody cerró la puerta de su casa.
—Lo siento por eso.
—No pasa nada, ¿nos vemos mañana?—Preguntó el chico de rizos acercándose.
—Claro—Liam se acercó a Melody y le dejó un suave beso en su frente antes de irse.
La castaña suspiró antes de coger su chaqueta y calzarse.
Definitivamente, su primer beso no había sido como ella lo imaginaba. En su sofá con Liam después de hablar de Kyler e interrumpido por Jhonny. Y aún así las famosas mariposas aparecían en su estómago cada vez que pensaba en el pulgar de Liam acariciando su mejilla mientras unían sus labios.
(...)
CON SU SKATE BAJO EL BRAZO, Melody se dispuso a recorrer las calles de nuevo cuando se encontró con un Miguel muy animado. Demasiado animado.
«Creo que se ha fumado algo.»
—¿Miguel? ¿Qué haces?
—¿Has visto al sensei?—Preguntó el pelinegro mientras se acercaba a la chica y esta frunció el ceño.
—¿El señor Lawrence? Creo que estaba en su dojo. ¿Por qué?—A Melody se le contagió levemente la sonrisa de Miguel que se había ensanchado un poco más.
—Genial. Mi madre me deja volver a karate—La castaña abrió mucho los ojos con una sonrisa en la cara.
—¿Enserio? ¡Eso es genial! ¿A qué esperas para decírselo a Johnny?
—Bueno, a eso iba pero tengo que ir al dojo primero. ¿Quieres venir?—Melody asintió y ambos se dirigieron al dojo.
La chica en skate y el pelinegro a pie. Miguel estaba reuniendo el valor para preguntarle a la castaña si se sentía culpable por lo de la paliza que él había recibido o qué era lo que pasaba con Kyler. Pero justo cuando lo hizo, ya habían llegado al dojo.
—Mi madre me deja volver—Anunció Miguel en cuanto el señor Lawrence salió de un cuarto.
—¿Ah sí?—Preguntó el hombre con desconfianza.
—Sí. Bueno, si aún no ha cerrado el dojo.
—Por ahora no. ¿Y tú qué haces aquí, Peters?
—Yo vengo de apoyo emocional. Además este sitio mola que lo flipas—Alagó Melody mirando a su alrededor.
—Lo sé. ¿Estás listo para pasar al siguiente nivel?—Le preguntó el rubio a Miguel.
—Sí sensei—Respondió el chico asintiendo enérgicamente.
—Te dieron una paliza por no saber defenderte. Y ahora te voy a enseñar la mejor defensa de todas. La mejor defensa...—Johnny movió los puños de repente a la misma vez que soltaba un grito que sobresaltó a Melody—. Es un buen ataque—Miguel asintió con convicción—. ¡Peters! Puedes quedarte, me serás útil—La castaña se encogió de hombros y asintió.
(...)
EL SIGUIENTE MES, Melody lo había pasado acompañando a Miguel a sus entrenamientos.
Al principio lo había visto ser golpeado por pelotas de beisbol, ser casi asfixiado por el sensei, recibir patadas por no defenderse adecuadamente y también presenció cómo casi se le salía un pulmón por la boca en una de sus carreras mañaneras.
—¡Vamos Diaz! ¡No seas un blandengue!—Le gritaba mientras subía la cuesta con el skate y mientras su amigo corría detrás de ella.
—¿Cómo es que aguantas subir una cuesta en skate mientras me gritas?—Preguntó con cansancio.
—¡Deja de quejarte y corre!
Pasadas las navidades, las cosas ya iban a mejor.
Miguel era capaz de parar la mayoría de las pelotas, se escapaba del agarre del sensei, esquivaba los golpes y ahora era él el que la adelantaba en las carreras matutinas.
—¡Vamos Peters! ¿Ya estás cansada o qué?—Se burlaba el chico mientras corría hacia atrás.
—¡Al menos yo no me voy a chocar con una señal por hacer el idiota!—Miguel frenó mientras se daba la vuelta y Melody aprovechó la oportunidad para adelantarle mientras soltaba una carcajada.
Una vez en la cima de la colina, la chica se sentaba a ver cómo el pelinegro practicaba distintos tipos de patadas mientras grababa los movimientos en su cabeza.
Quién sabe, pueden ser útiles algún día.
—¿Algo que nadie sepa?—Melody asintió con la cabeza.
Los dos jóvenes estaban sentados en el mirador bebiendo unas coca-colas con los pies colgando en el acantilado mientras charlaban.
—A ver... Hace unos meses mi abuela se pensó que me estaba masturbando cuando en realidad estaba practicando puñetazos frontales—La castaña comenzó a reírse imáginandose a la abuela de Miguel echándole en cara lo que ella creía que estaba haciendo—. ¡No te rías!—Se quejó el latino con una pequeña sonrisa. Ahora dime algo tú.
—¿Algo que nadie sepa?—El latino asintió, haciendo que la cicatriz del hombro de Melody se hiciera más notable—. Creo que no hay nada que nadie sepa—Mintió.
Miguel ladeó la cabeza y arrugó la nariz—No me lo creo.
—¡Es cierto! Soy como un libro abierto—La castaña se encogió de hombros—. Aunque hay una cosa que solo tres personas saben. Mi madre, Eli y Demitri—El pelinegro le hizo un gesto indicando que continuara—. Cuando era pequeña me costaba muchísimo hacer amigos, así que siempre estaba sola. Hasta que un día se me ocurrió la idea de crear mi propia amiga. Una amiga imaginaria. Es como una mini Melody, o al menos así la llamo yo. Así que escuchaba su vocecita en mi cabeza y mantenía conversaciones con ella. Es tan importante para mí que aún escucho su voz resonar en mi cerebro de vez en cuando. Incluso si cierro los ojos y me concentro mucho puedo ver una versión mía en miniatura dentro de una habitación blanca.
—¿Del estilo de Lizzie Mcguire?
Melody asintió—Sé que parece una locura...
—No lo es—Interrumpió el chico—. Yo creo que es adorable. Creaste tu propio sistema contra la soledad, creo que es bastante guay.
La castaña le dedicó una sonrisa genuina para luego bajar la mirada a sus manos que estaban en su regazo.
—Eso mismo dijo mi madre. Lo del sistema, no que esté guay—Aclaró—. Ahora dice que somos dos contra una jugando al trivial, pero como es super buena no le importa ya que nos machaca igual—La risa de Miguel resonó contra la suya.
«Esa mujer sabe demasiadas cosas.»
No le había contado eso ni a Liam. En realidad, le daba un poco de vergüenza, sin embargo contárselo a Miguel había sido tan fácil que la mención del corte que se había hecho unos años atrás amenazaba con escaparse de sus labios en un descuido.
Se quedaron viendo cómo el naranja que cubría el cielo se transformaba en un color añil con puntos blancos resplandecientes mientras disfrutaban del silencio en compañía de la persona que tenían al lado.
—¡Mierda!—Melody se sobresaltó al oír a Miguel—. ¿Qué hora es?—La castaña le enseñó la pantalla del móvil a su amigo y él abrió mucho los ojos—. Tengo que estar en casa en cinco minutos.
Los dos se levantaron rápidamente y frenaron al llegar al principio de la cuesta.
—No llegaremos ni de coña—Aseguró el pelinegro y la chica lo miró con diversión.
—¿Confías en mí?—Miguel asintió firmemente y la castaña dejó su skate en el suelo—. Siéntate—El chico alzó una ceja—. Vamos, hazme caso. No te va a pasar nada.
Miguel se sentó en el skate y la chica se colocó delante suya.
—Esto va a sonar muy raro pero agárrate a mi—El pelinegro vaciló un segundo para después obedecer—. Levanta los pies—Ordenó y el chico le hizo caso haciendo que salieran rodando cuesta abajo.
—¡Oh por dios Mels!—Gritó el pelinegro haciendo que la castaña riera por su miedo y por el apodo.
Melody usó los pies para frenar al llegar a la parte llana mientras los dos reían.
—Estás loca—Dijo Miguel mientras corría hacia su casa con Melody al lado subida en el skate.
—Gracias.
Al final los dos chicos consiguieron llegar a sus casas a tiempo con las respiraciones agitadas.
—¿Y a vosotros qué os pasa?—Preguntó Johnny mientras salía de su coche.
Ninguno de los dos pudo responder ya que estaban muy ocupados intentando coger su aliento.
—Diaz, sal más a correr. Tienes poco fondo—Le aconsejó el rubio mientras le daba una palmada en la espalda.
—Si... sensei.
—¿Es muy tarde para dejar de acompañarte?—Preguntó Melody.
—Si—Respondieron los dos chicos a la vez y la castaña gruñó.
—Nos vemos—Dijo la chica mientras entraba en su casa.
—Y al fin llegas—Saludó su madre con una sonrisa—. ¿Por qué llegas tan cansada?
Melody tragó saliva aún intentando recuperar el aire que había perdido y luego rió levemente.
—Miguel y yo hemos corrido desde la colina hasta aquí. Nos llevó cinco minutos—Marie miró a su hija con ternura al ver la felicidad en su rostro—. ¿Qué pasa?—Cuestionó la castaña al ver la mirada de su madre.
—Nada, es solo que... se te ve feliz. Y eso me pone muy feliz a mi—Ambas se fundieron en un abrazo.
—Iré a ducharme—Anunció la menor y salió corriendo hacia el baño.
Marie soltó un suspiro pesado. No sabía cuánto le duraría aquella felicidad a su hija.
Bueno bueno, muchas cosas pasaron en este capítulo.
La idea de la Mini Melody se me ocurrió pero no estaba muy segura de si debía añadirla, así que dejadme vuestras opiniones.
Also, Jhonny modo protector supremacy.
En fin, eso es todo, no se olviden de votar y comentar <3
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