𝐛𝐨𝐮𝐯𝐚𝐫𝐝𝐢𝐚𝐬
A Jisoo le encantaría poder odiar a Lisa por ser la razón principal por la cual ha decidido ahogarse en sus sentimientos, pero no puede, lo ha intentado pero cada vez resulta en una conversación con Jennie sobre lo atractiva que es.
Además, Jisoo no puede culpar a Lisa por su terquedad, ella y Rosé han sido novias incluso desde antes que la carrera de la modelo despegará, Jisoo es casi una recién aparecida que por un momento de debilidad comenzó a desear poder tener lo mismo que la morena tiene con su vecina.
ㅡOw, Rosie. ㅡtragando pesado, Jisoo se permite tomar el rostro de Rosé en sus manos. ㅡElla regresará pronto, siempre lo hace.
ㅡ¿Te puedo decir un secreto, unnie? ㅡRoseanne deja moldear sus regordetas mejillas a las manos de la pelinegra, dejando caer un poco de su peso sobre ella.
Jisoo asiente y la menor descubre la grieta en sí misma que había estado ocultando. ㅡHay veces que me gustaría que Lisa no regresará más. Sería triste y algo trágico pero me alegraría que ella dejara de sentirse culpable por no poder estar siempre para mí.
Al parecer no todo es perfecto en el paraíso...
Las cosas han sido difíciles para la pareja el último par de años desde que Lalisa se volvió una figura importante en pasarelas y revistas, Rosé ha hecho su mejor esfuerzo en seguirle el paso a su novia pero ella va demasiado rápido y tiene que regresar unos cuantos pasos atrás para poder estar en sincronía con la rubia otra vez. Eso no dura mucho porque a la siguiente semana Lalisa deberá viajar nuevamente.
Ambas se aman y se adoran, pueden llamarse mutuamente el amor de sus vidas pero esas vida han cambiado y consigo el amor que sienten. El de Lalisa se volvió uno lleno de culpas y disculpas, mientras que el de Rosé se siente insuficiente para sí misma.
ㅡLamento escuchar que es-
ㅡNo, está bien. ㅡde una forma casi automática, Roseanne cambia su expresión de una melancólica a una más tranquila. ㅡSe siente bien que alguien pudiera escucharme.
Un pequeño silencio cómodo se forma entre ellas y las sonrisas que se obsequian. La suave sonrisa de Roseanne que forma ligeros pocillos debajo de sus comisuras es el perfecto negativo de la elegante y casi inexistente sonrisa de Jisoo. Parecen ir bien juntas.
Como el sol y la luna, el mar y la costa, las aves y la brisa. Como las rosas y las orquídeas. Así de bien lucen.
ㅡ¡Kim Jisoo, no sé qué flores son estas y Google no está cooperando! ㅡno muy lejos se escucha el grito de Seulgi que revienta la burbuja que se había formado alrededor de Rosé y Jisoo.
ㅡEs mejor que me vaya antes de que comience a tocar cada puerta para averiguar en cuál apartamento estoy. ㅡla pelinegra se excusa y lidera el camino hasta llegar a la puerta.
ㅡMuchas gracias otra vez, Sooya unnie.
ㅡNo es nada, sabes que puedes contar conmigo para evitar la furia de Jimin.
ㅡBueno, esa es otra cosa por la cual estoy agradecida contigo.
Los tantos pasos que Jisoo da hasta su apartamento se sienten como si estuviera sobre nubes. Su diligente mente ha perdido esa exacta cordura y lo único que ronda por allí es lo hermosa que es Roseanne. Aunque detrás de ese espectáculo de adoración está el sentimiento de pena por lo que está sucediendo entre Rosé y Lisa.
Algunos estarían felices si llegasen a saber que la relación estable de su crush está desmoronándose, pero Jisoo no tiene esa clase de egoísmo. De hecho, está ligeramente preocupada por ello, pero esos no son pensamientos de importancia ahora mismo.
ㅡHasta que llegaste, ¿Ahora que hago con esto? ㅡSeulgi agita en sus manos un ramo de flores blancas, con algunas rojas y otras rosadas a sus pies.
Son las bouvardias que Jisoo expulsó cuando Rosé vino a tocar la puerta. Son lindas y mucho menos dolorosas que los jacintos; algo que la pelinegra puede celebrar luego de semanas de sufrimiento gracias a las últimas flores que su amor carente de voz decidió plantar en su corazón.
Un alivio, momentáneo pero alivio al fin.
ㅡLo mismo que los jacintos, pero deja algunas de las rojas aparte. La señora Lim visitará a la señora Kwon mañana.
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