Epílogo.

—¡Papá! —dijo Jung enojado. —¡El estúpido de mi hermano tomó mi ropa de nuevo! —bajó las escaleras indignado.

Jimin sonrió en sus adentros recordando como Min le decía en secreto que Jung no se daría cuenta de que tomó su camisa. Al parecer a su pequeño le faltaba más astucia. Cuando el mayor de los cachorros llegó al lado del omega lo miró enojado.

—A mí no me veas, y deja ese maldito vocabulario. —se quejó. Jung lo miró asombrado. Jimin terminó de preparar la ensalada. Sonrió y se dio la vuelta.

—No es justo. ¿Puedes maldecir y yo no?

—Tan claro como el agua. —Jimin caminó hasta la mesa. —Soy tu padre y debes obedecerme. Ya tienes veinte años Jung, no puedes seguir peleando con tu hermano de diecisiete.

—No me importa, debe aprender a no tocar mis cosas. —bufó dispuesto a caminar de vuelta a su habitación. —Hablaré con papá porque tú no eres justo.

Jung se volteó para chocar con el pecho  de su padre. Miró hacia arriba, topándose con los ojos del alfa, sonrió y abrazó el torso desnudo de su padre.

—Papi... papi Jimin es malo conmigo. —dijo como un niño, ignorando el hecho de tener veinte años. Jungkook miró mal al rubio.

—¿Por qué eres malo con mi hijo? —fingió seriedad.

—Amor, sólo es un pequeño berrinche, no lo consientas o será como tú. —dejó salir una risita. —Min tomó una de sus camisas. —Jungkook acomodó un mechón de cabello de su cachorro para verlo con una sonrisa. Quizás Jung y Hyun eran sus dos favoritos, mientras que Min y Chul eran los dos del omega.

—Y sigue defendiéndolo. Eres el padre más malo que he conocido. —lo acusó. Jimin lo miró con una sonrisa.

—Si fuera malo ya le hubiera contado a Jungkook sobre tu novio alfa. Pero Choi me cae bien, así que no quiero problemas con él. —dijo viéndolo con superioridad. Jung abrió la boca totalmente asombrado y sintió el cuerpo de Jungkook tensarse bajo su toque.

—¿Qué? —sí, la voz del alfa hizo que Jung se encogiera. —¿Qué maldito alfa? —buscó los ojos de su hijo. Éste se separó con una mirada preocupada y las mejillas encendidas. — Jeon Jung

—Se supone que no supieras todavía...—murmuró bajito y corrió lejos antes de que Jungkook lo atrapara para interrogarlo.

Jimin suspiró y lo vio irse. Jungkook llegó por su espalda y lo tomó de la cintura. El omega dejó de colocar los platos en la mesa para concentrarse en los labios de su alfa sobre su cuello.

—¿Pensabas decírmelo? —ronroneó acariciando el vientre del rubio bajo su camisa. Colocó su barbilla en el hombro de Jimin.

—Es gracioso ver como te quiere más a ti, pero me confía las cosas más a mí. —percibió un bulto contra su trasero. Sonrió y se restregó levemente.

—Ese mocoso. —se quejó. —Nada lo va a librar de su castigo y mi charla.

—No seas rudo Jungkook, es un omega de veinte años, tu hijo es lindo, en cualquier momento le iba a salir un alfa. Además, me sorprende que no hayas olido su aroma de...

—¿¡YA LO ANUDÓ!? ¡JUNG, VEN AQUÍ! —gritó usando su voz de alfa, Jimin suspiró y negó. Se acercó a los labios de Jungkook y calló sus gritos con sus propios labios. Jimin lo abrazó y acarició los abdominales del alfa.

Sonrió al ver la dominancia que mostraba el beso de Jimin debido a lo molesto que estaba, es decir, su hijo mayor, su logro y cachorro omega, estaba saliendo con un alfa ¿y lo anudó? Eso no lo iba a permitir mientras que estuviera vivo.

—Ew, no hagan eso en la mesa. Ahí comemos. —se quejó Chul entrando a la habitación. —¡Papá!

Jungkook gruñó, es que no se había dado cuenta del momento donde subió a Jimin a la mesa sin dejar de devorar sus labios. La mano del alfa bajo la camisa de su hombre mientras que Jimin sonreía rodeando el cuello del más alto. Se separaron con un chasquido y Jungkook besó la mejilla del rubio repetidas veces.

—Jeon Chul ¿cuántas veces te he dicho que no interrumpas a tus padres? —bufó Jungkook. Jimin le dio un golpe en la espalda.

—No es mi culpa que siempre que quiera algo estén con sus feromonas volando. —rodó los ojos y abrió la refrigeradora, sacando un bote de crema.

Salió de la cocina luego de llevarse consigo unas fresas. Jungkook dejó salir un suspiro y besó una última vez los labios de Jimin con fuerza. El omega se bajó de la mesa y continuó colocando el resto de cubiertos para la cena.

—Ve a traer a los chicos para cenar. —le dio una nalgada a Jungkook y sonrió.

Pronto escuchó la discusión de sus pequeños con su alfa, sonrió y negó divertido. Habían pasado muchos años, los suficientes para que los bebés, más los nuevos, crecieran. Jung tenía veinte, Min diecinueve, Chul rondaba los dieciocho y Hyun los diecisiete. Sí, cada año de diferencia, tuvieron un cachorrito. Por el momento Jung y Chul tenían un novio, al menos del menor sí sabían, Jungkook le había dejado muy claro al alfa de su hijo que si alguna vez lo veía llorando por su culpa, lo iba a matar literalmente. 

Los únicos que salieron alfas fueron Min y Hyun. Jungkook bailó casi una hora en frente de su padre cuando el su hijo creció, heredando casi todas sus facciones y como si fuera poco, salió alfa. Min era como ver a Jungkook.

Jimin escuchaba como Jeon estaba dándoles una charla de respetar a su padre, luego de los alfas hijos de perra, la escuela y por último la vida sexual. El rubio negó y se fue para poder traer todo a la mesa. Puré de patatas, ensalada, carne bien cocinada hecha a base de vino. Bebidas para los niños y quizás un poco de vino para Jungkook y él. También habían albóndigas y unos cuantos burritos de pollo.

Jung, Min y Chul bajaron primero con la mirada baja. Jungkook veía detrás de ellos con los brazos cruzados a la altura de su pecho. Jimin vio como los chicos se acercaban a él para posicionarse en fila. No lo veían, Jeon se puso detrás de sus cuerpos y gruñó sonoramente.

—Lamentamos ser malos hijos papi. —dijeron al unísono sin ver al omega aún. —Vamos a portarnos bien a partir de ahora.

—¿Y...? —gruñó Jungkook más alto.

—Ayudaremos en los deberes de la casa. —al unísono.

—¿Y...? —Jimin se estaba mordiendo el labio inferior para evitar sonreír. Amaba al Jungkook autoritario.

—Mejoraremos nuestras notas en la escuela. —al unísono de nuevo.

—¿Y? —la voz del alfa sonó más dura.

—Llegaremos vírgenes al matrimonio. —suspiraron.

—Siéntense. —ordenó Jeon. Se acercó a Jimin para buscar con sus ojos de cachorro la aprobación del omega. Podía ser rudo pero Jimin era su única autoridad.

—Te amo tanto. —abrazó a Jeon y planteó un beso en sus labios. —Los amo a todos, bola de malcriados. —dijo con amor, sacándoles una sonrisa a sus hijos.

—Y nosotros te amamos. —a veces que ellos hablara al mismo tiempo, diciendo las mismas palabras, le daba miedo a Jimin.

Comenzaron a servirse comida. Hyun había ido a casa de un amigo para jugar videojuegos, por lo tanto no llegaría a dormir. Los chicos se sirvieron, Jungkook le sirvió a Jimin para que se sentara y disfrutara. Se merecía eso y mucho más. El alfa se sentó en el otro extremo de la mesa cuando se aseguró de que su chico y sus polluelos estuvieran cómodos; corrió la silla y se sentó. 

Cuando ya todos estuvieron listos se dispusieron a comer, hablando de cosas al azar por una hora. Luego Jimin vio con orgullo como sus hijos se encargaban de lavar los platos, secarlos y guardarlos.

Para ese momento Jungkook lo tenía abrazado en el sofá, viendo una película de comedia. Tenían unos refrescos en las manos y como hacía frío, el alfa se había puesto ropa y compartía calcetines con su omega. Tapados con la cobija hasta la cabeza, con la mano del alfa puesta en el pectoral de Jimin, sintiendo el latido del corazón del rubio.

Era rápido, parecía aumentar con cada caricia que le daba.

—Hace ya casi veinte años que llegaste Jimin. —aspiró al aroma de Jimin, nunca cambió su olor. —Cuatro niños Jimin, me hiciste mi sueño realidad.

—La meta eran cinco pero como estás conforme...—bromeó acurrucándose en el pecho de Jungkook.

—¡No! —dijo rápidamente. —Nos falta una hija, Jimin.

—Sí, también quiero una pequeña. —suspiró cerrando los ojos.

—Tres años de no tener un nuevo hijo, ¿por qué eres así? —ronroneó en su oído. —Mi serpiente no se ha metido en tu cueva desde hace mucho.

—Joder Jungkook, odio que tu estupidez haga efecto. —su glande estaba siendo acariciado.

—Tú y yo tendremos una cita en la madrugada. —el rubio gimió inconscientemente. —Te voy a hacer una hermosa niña.

—Kook...—Jimin podía sentir la excitación del alfa por medio del lazo. Oh, y su potente erección se restregaba en su trasero.

—Por ahora, veamos la película. Está muy buena. —dejó de acariciar las bolas del rubio para volver a subir a su vientre y poder acariciarlo. Amaba hacerlo, esa era una de las partes favoritas del cuerpo del omega.

Lo amaba, así había sido en el pasado, en el presente y lo será en el futuro.

Jimin era su alma gemela, era su complemento, era todo lo que quiso en su vida. Su soporte El único hombre que logró entrar por las murallas que rodeaban su corazón.



...

Hoseok y Taehyung continuaron viviendo sus vidas con sus gemelos, quienes eran tres meses más grandes que Jung. Incluso cuando dijeron que no querían más, les llegó otro chico. Eunwoo era precioso, legítimo genes de ambos. Jimin amaba hacer reuniones familiares, viendo como sus cachorros jugaban entre ellos .

La vida fue feliz para el dos mil treinta y cinco. Todos en la familia  eran felices. No necesitaban nada que ya no tuviera, pero les enseñaban todos los valores con los que los adultos crecieron.

Hoseok y Taehyung se amaron como siempre, disfrutado al lado de sus hijos todo lo que pudiera. Los gemelos salieron uno omega y el otro alfa. Era gracioso, pues si no fuera por su olor no sabrían diferenciar cuál es cuál. En cambio Eunwoo era un lindo beta. Hermoso.

Su amor era incondicional, con las sonrisas y miradas que mostraban era suficiente. Hoseok amaba tanto a Taehyung  por darle una linda familia. Sin él no sabría ni siquiera donde hubiera estado ni con quién hubiera terminado amando.



...

Jin cumplió su promesa y nunca volvió a lastimar a Minho. Ahora su pequeño no tan pequeño ahora tenía los veintiuno, mientras que su hija llegaba a los dieciocho. Minho estaba dispuesto a darle todo el equipo de fútbol que quería Jin, sólo que todo a su tiempo. 

La suegra del omega amaba a sus nietos, más a la pequeña, en cambio, para el padre del alfa, el pequeño era su alfa favorito.

Andaban de vacaciones en Australia, donde Jin tenía una de sus casas. Le había dado una vida fácil a su hombre, disfrutaban de la playa junto a sus hijos. Kim tenía un poco de barba que le punzaba a minho en la espalda, pues el mayor lo tenía abrazado por detrás y con sus manos entrelazadas con las del omega a la altura de su pecho. El castaño besó muchas veces la piel del hombre con quien estaba tomando el sol.

Ambos traían lentes de sol y sus hijos estaban en el agua. Muchas chicas se acercaban a Minho para hablarle. El alfa sólo les sonreía educadamente y continuaba en lo suyo. Minho sonrió cuando se dio cuenta de que su hijo estaba viendo a lo lejos a un omega que construía castillos de arena con una sonrisa.

—Apuesto que le va a hablar. —murmuró Jin en su oído.

—Para ser un alfa es muy tímido. —sonrió Minho. —Pero bueno, ¿qué apuestas? —dijo divertido.

—Un Ferrari sólo para ti. —Minho abrió la boca enormemente. ¿Un un auto para él? —¿Qué apuestas tú? —ronroneó.

—Yo... uhm... ¿una noche apasionada? —dijo sin saber qué diablos decir. Jin pareció convencido y asintió.

Pusieron toda la atención en su hijo, el chico estaba sin camisa, con una pantaloneta en su cuerpo. El alfa no se perdía ni un solo movimiento de como ese omega construía un castillo junto a otros dos que ya tenía hechos. Jin sonrió victorioso cuando lo vio levantarse y sacudirse un poco la pantaloneta.

—Alguien va a tenerme en su interior toda la noche. —Minho negó con una sonrisa. Siempre perdía las apuestas.

—Oh cállate. —suspiró viendo la escena.

Su hijo miraba a su alrededor como si estuviera buscando algo. Sus padres miraban todo a lo lejos. El chico caminó hasta el puesto de batidos que estaba a unos pasos de ellos. Minho estaba a punto de celebrar cuando vio al menor saliendo con dos batidos en la mano.

—No puedo creer lo que va a ser. —dijo con la boca abierta. Efectivamente estaba caminando hacia el omega. A la vista se le podía calcular unos dieciocho años.

—Ese es mi hijo. —presumió Jin con una sonrisa.

Su hijo llegó detrás del chico, viendo los batidos en sus manos. Lucía como si se estuviera debatiendo algo en su cabeza. Era gracioso porque tanto Jin como Minho estaban casi saliéndose de la camilla donde estaban acostados para poder ver mejor lo que sucedía.

Gimieron de asombro cuando su hijo le tocó el hombro al omega y con una sonrisa apenada le ofreció el batido. El chico le devolvió la sonrisa, no pudieron ver bien si se sonrojó debido a la distancia. Minho estaba tratando de concentrarse en ellos, Jin sólo decía en todas las posiciones en las que lo iba a poner en la noche. Sonrió con amor cuando su hijo se puso a ayudarlo a ser castillos de arena, a su lado. 

Su hija simplemente estaba tomando el sol, viendo a las chicas omegas indignadas a su lado, quejándose de que no podían creer que su hermano era gay.

—Pendejas. —se quejó volviéndose a colocar los lentes de sol. Se dio cuenta de que un chico le sonreía a lo lejos e hizo su mejor pose seductora. Bueno, no sólo su hermano tenía el encanto.

Quizás ya era hora de buscar a sus parejas, así la familia crecería más.

...

NamJoon le propuso matrimonio a Yoongi hace tiempo. Organizaron la boda con ayuda de Jimin y se casaron felizmente. Los dos estaban más que complacidos con la noticia. La señora Min era la más feliz de la familia. Había llorado mucho cuando vio a su pequeño subiendo al altar con su traje negro. 

También recibió a los otros dos cachorros que le siguieron luego de Seung. Adultos y adolescentes. Habían pasado un hermoso tiempo viendo crecer a sus hijos. 

NamJoon se prometió a sí mismo nunca dañar a Yoongi, nunca hacer nada que no fuera amarlo, consentirlo. Como dijo en sus votos matrimoniales, no estaría en ningún lugar que no sea donde el omega estuviera. Así fue, la historia de ellos fue casual, típica y sin drama. 

Desde el comienzo fue amor, el alfa había encontrado al chico con el que siempre quiso compartir los buenos momentos de la vida. Los padres de NamJoon aceptaron a toda costa al omega. Deseándole suerte por tener a un alfa tonto e inútil como lo era NamJoon para ellos, eso se lo habían dicho en broma, pero ni eso le agradó.

Yoongi pensaba que en algún momento de su relación iban a haber altibajos, pero fue todo lo contrario. NamJoon prefería darle la razón en todo antes de discutir con él, aceptaba sus berrinches, dejaba que hiciera lo que quisiera, dejaba que cuando anduviera un poco descarado lo manoseara y le demostrara que no lo dejaría ir. El alfa sólo lo dominaba en el momento de intimidad y lo celaba cuando estaban cerca de otros alfas. Podía tener su nudo y su mordida, pero su hombre era su hombre, quien quiera que se le arrimara.

Seung era un alfa, hermoso, perfecta combinación de los padres. Lia y Sunoo eran los menores. Un omega y un beta. Así había terminado la familia. Tres hijos, tres abuelos y dos hombres profundamente enamorados.

...

Más tarde ese día todos hicieron el amor como si se hubieran puesto de acuerdo. Jimin estaba abrazando a Jungkook con todo el amor posible mientras que el alfa empujaba suavemente en su interior, aprovechando la madrugada. Unieron sus labios y por medio del lazo se dijeron cuanto se amaban. Jeon se corrió en el interior del omega con fuerza, sacando una buena cantidad de tiras de su semen. Procurando que ahí viniera su nueva hija. 

Jeon Jungkook nunca estuvo tan feliz, iba a morir feliz, pudo ser feliz gracias a un chico llamado Park Jimin a su lado. Porque ellos eran un hermoso desastre, eran todo lo que pedían y ofrecían.

Un amor que sí valía la pena y perduraría mucho tiempo a pesar de las dificultades que el camino tendría. Porque dicen por ahí, que un amor sincero no termina, sólo se pausa, se da tiempo, pero la llama nunca se apaga. Y ellos lo lograron.

Jin a pesar de decir una noche rodando por toda la habitación de la casa, terminó haciendo a Minho suyo por toda la madrugada. Acariciando su cuerpo, uniendo sus genitales. Disfrutando el nudo con cada corrida. Lamiendo la mordida de su omega por horas para hacerle recordar que no estaba arrepentido de haberlo marcado y que nunca rompería ese lazo que los unía espiritualmente.

Hoseok y Taehyung siempre se amaron y hasta la fecha lo hacen. Tienen sus momentos de pelear pero todo se resuelve con unos cuantos besos y mimos de parte de ambos. Siempre se unían cuando tenían la oportunidad, ya que con niños en casa no se podía tener acción muy seguido. Sin embargo, su amor nunca se vio afectado y continuaron viviendo sus vidas al máximo.

NamJoon siempre estuvo enamorado desde el momento que la vida los juntó en un supermercado. El alfa lo embestía con una sonrisa; se sentía completo, se sentía amado y correspondido, feliz de ver como su vida no se fue a la mierda, que pudo seguir adelante con una familia llena de amor. Yoongi gemía su nombre en su oído y nada podía relajar más su cuerpo que el sonido de la voz del omega cuando hacían el amor. El nudo los alcanzó, unieron sus labios con amor, jurándose que eran los primeros y únicos con los que disfrutarían la vida. Oh, que hermoso era ver esta pareja, pura y llena de las cualidades que todo el mundo quería en sus vidas.

Generalmente la mejor amiga de Jungkook sí se casó con Cameron, tuvieron a la pequeña. Jungkook se volvió más sobreprotector no sólo con sus hijos, pero también con su sobrina. Magdalin se trasladó de la mansión de los Jeon a la de los Jimin y Jungkook a petición de Jimin hace años, ayudó y vio a todos los cachorritos del rubio crecer. Ella era la abuela para los hijos de Jimin, la beta se había ganado todo el amor y aprecio de los chicos.

Jimin y Jungkook cumplieron con su sueño y tuvieron a una nueva integrante en la familia. Cinco hijos y con eso cerraron la feria. Jung, Min, Chul, Hyun y Ryujin fueron el orgullo de dos hombres que sus vidas cambiaron un día como todos en una oficina, con ayuda de un omega y dos almas sin rumbo, destinadas a estar juntas. Por los años de los años, amén. Como un último capricho, el rubio había adoptado un perro salchicha que llamaron Nun. 

El amanecer llegó, Jimin sonrió, mirando como el viento empujaba las cortinas con su potencia fría. Jungkook lo abrazaba y su perro buscaba el calor de ambos. Suspiró y agradeció a quien tuviera que agradecerle por todo lo que vivieron. Un simple gracias no era suficiente para expresar todo lo que sentía.

La vida los había compensado y dejado una hermosa lección; aguanta que todo se pondrá bien en el futuro. Ten un corazón humilde, disfruta la vida, vive el momento y a la mierda lo que te diga el resto.

Y colorín colorado, esta historia se ha terminado.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top