𓄸 03. 𝐭𝐢𝐫𝐞𝐝

─Bro, ¿qué hay entre tú y Yagami?─ Su amigo pelirrojo le dio un codazo en el hombro, jugueton.

Bakugo lo miró con su expresión habitual de odio. ─Nada. ¿Por qué?─ Espetó con los puños apretados.

─Mina me dijo que anoche os vio en la sala común, eso es todo─ Kirishima cruzó los brazos sobre el pecho y se recostó en su asiento. ─Entonces, ¿no te importa?─ Preguntó, mirando a Bakugo con una sonrisa.

─¿No me importa qué?─ Su tono siguió siendo agresivo, con una pizca de confusión.

─Si la invito a salir─ Apoyó la barbilla en la palma de su mano, mirando al rubio.

Bakugo sólo pudo resoplar y poner los ojos en blanco para disimular los celos que le hervían la sangre.

─¿Sabes cuál es su comida favorita?─ Preguntó, sacando el móvil y abriendo la aplicación "notas".

Takoyaki─ Bakugo sonrió para sus adentros, sabiendo que era el platillo que más odiaba. Por supuesto, no estaba bien que él hiciera eso, pero así era.

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─Yagami te ves cansada─ Uraraka señaló las bolsas debajo de sus ojos.

─Lo sé, es que no he dormido mucho últimamente─ La Yagami suspiró, apoyando la cabeza en la mesa. ─Quizá debería dejar de quedarme con kats hasta tan tarde e intentar dormir─ Pensó, mordiéndose el interior de la mejilla.

Eso era lo que quería hacer, pero sabía que no podía. Odiaba disfrutar tanto de su compañía que no podía imaginarse volver a pasar una sola noche en su dormitorio.

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─Jim ¡despierta!─ Gruñó una voz, sacudiéndole los hombros. ─Tch, cabeza hueca. ¿Como eres capaz de quedarte dormida en la cafetería?─ Preguntó el rubio, ganándose un suspiro cansado de ella.

─Porque no me dejas dormir en toda la noche y tengo sueño─ Se frotó los ojos, dándose cuenta del silencio que reinaba en el ambiente. Estaban los dos solos.

─Yo diría que es al revés─ Soltó él, cruzándose de brazos sobre el pecho, mientras ella se levantaba de su asiento. Se le escapó un bostezo, cogió su bolso y se agarró al brazo de su amigo. ─¿Qué haces? Quítate─ Intentó apartarla, pero no tuvo suerte.

─Jim ¡lo digo enserio!─ Su tono se volvió severo y serio, haciendo que ella se soltara de su brazo y pusiera los ojos en blanco con un resoplido, caminando hacia su siguiente clase. ─Maldita sea, bicho raro─ La fulminó con la mirada mientras se alejaba de él.

La única razón por la que intentaba mostrarse distante era por lo que le había contado Kirishima. No por lo de invitarla a salir, sino por el simple hecho de que Mina supuestamente los había visto juntos en la sala común. No quería que nadie se enterara de eso y se llevara una impresión equivocada.

En resumen, no quería que nadie supiera que ella le gustaba. Todas las cosas que decía odiar de ella eran en realidad cosas que amaba, pero que nunca admitiría.

─¡Ey, abre! Vamos, cabeza hueca, te estoy esperando─ Llamó a la puerta de su dormitorio en cuanto el reloj dio la medianoche, esperándola. O, ¿quizá ella lo estaba esperando?. El rubio giró el picaporte, empujó la puerta y se asomó.

Ella estaba abrazada a su almohada con fuerza, estaba claro que estaba agotada. Parecía enferma, y él no pudo evitar sentirse culpable de ser la razón. ─Debería irme... probablemente sea lo mejor─ Suspiró, mientras ella se movía en la cama.

─¿Kats?─ Murmuró medio dormida, abriendo ligeramente los ojos.

─No quería despertarte─ Se metió las manos en los bolsillos y apartó la mirada de ella.

─No pasa nada, puedes entrar si quieres─ Se incorporó, intentando arreglarse el pelo.

Él cerró la puerta tras de sí y se sentó en su cama. -Realmente está cansada- Pensó, y sus ojos se ablandaron hacia ella.

─No me mires así. Llevo años teniendo problemas para dormir, no es culpa tuya. en todo caso, es culpa mía por mantenerte despierto conmigo─ Se rió, enterrando la cara entre las palmas de las manos.

─¿Qué tal el día?─ Preguntó ladeando la cabeza.

─Me lo preguntas todas las noches─

Era cierto, siempre quería saber cómo le había ido el día. Nunca recibía una respuesta decente, pero esperaba recibirla algún día.

─¿Cómo te fue a ti?─ Sus ojos se abrieron un poco, era la primera vez que él le preguntaba.

─Bien, supongo─

Sus cejas se fruncieron ante su respuesta. ─¿Qué quieres decir con "supongo"?─

─Kiri me pidió salir─ Suspiró ella, apoyando la barbilla en la palma de la mano y mirándolo fijamente.

─¿Y?─ Gruñó él, cruzándose de brazos.

─Y... le dije que no. Ahora me siento mal─

No lo hizo, tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para no sonreír de satisfacción. -Estúpido, pelo de mierda.-

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