𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟑𝟎
Me dirigía a la biblioteca. Hasta ahora creo que es el lugar más tranquilo de Hogwarts. Camine sin ánimos y las personas me miraban raro cada vez que pasaban a su costado. Lo entendía, mi pelo estaba hecho un desastre, de seguro pensaran que soy una loca. Con la cabeza agachada choque con alguien, me disculpé y seguí mi camino.
─Ni siquiera sabes con quien te disculpas. ¿Estás bien? ─siguió caminando a mi costado.
─Draco, ahora no, por favor.
─No te voy a decir nada, solo te voy acompañar, no es bueno que estés sola cuando estas triste.─alce la mirada y él me vio, me agarro del brazo para que parara y me empezó arreglar el pelo─ Ahora si estas bonita.
─Nunca te lo dije, pero es raro que te comportes así conmigo. No lo hagas.
─Puedes aguantar las cursilerías de ese Hufflepuff, ¿Por qué las mías no?
─Porque él siempre fue cursi. ─me arrepentí después de decirlo, estaba aceptando que aguantaba las cursilerías de Diggory. Suspire─. La primera vez que te vi fuiste una mierda conmigo y de seguro ni lo recuerdas.
─Lo siento por eso Ana. Cedric me hizo acordar de lo que hice y me arrepiento, hablo enserio perdóname.
Pare mi andar para verlo a los ojos, estos reflejaban arrepentimiento así que asentí y le toque el hombro.
─Como ya sabrás, no tengo tiempo ni para odiarte, Draco. Además, sé que detrás de esa cara arrogante y molesta hay un chico bueno, deja que salga, no te dejes influenciar por los demás. ─le acaricie la barbilla para que alzara la cabeza, ya que la había bajado por lo avergonzado y sus mejillas levemente sonrojadas.
─ ¿Entonces si podemos ser amigos? ─lo mire extraña─. Ya me resigné a ti. Sé que amas a ese vampiro. ─sonreí burlona ante el mal apodo.
─ ¿Ese es el mejor apodo que pudiste ponerle, Malfoy? ─él se rio.
─Créeme. Tengo unos mejores. ─me reí un poquito. Suspiré y le sonreí, vi sus pupilas dilatarse y no pude no pensar en Diggory.
─Gracias.
─ ¿Por qué?
─Por hacerme reír. Gracias, lo necesitaba. ─Draco bajo la mirada sonriendo y cuando la alzo doblo el cuello y yo le seguí la corriente volteándolo también en la misma dirección para que nos viéramos cara a cara─. Ahora voy a ir a la biblioteca ─sabiendo que me quería acompañar seguí hablando: ─ Y quiero estar sola, por favor.
Él asintió muchas veces como si le hubiera preguntado a un niño si quiere ir al parque de diversiones, me despedí y seguí caminando. Después de alejarme unos metros volteé por curiosidad y él seguía ahí viéndome irme, alzo la mano despidiéndose y yo hice lo mismo. Es un buen perro influenciado por lobos malos.
Ni bien llegue a la biblioteca trate de leer un libro, sobre encantamientos, hasta que no aguante más y cerré los ojos. Estaba triste por todo lo que había pasado, también no podía creer que le haya salido una lagrima, suspiro aun con los ojos cerrados.
Por Dios, no podía negar que ante sus ojos era el chico más guapo de todo el mundo, no podía negar que Diggory se le había colado en la cabeza por completo, no podía negar que había sido muy feliz a su lado, no podía negar que le hizo sentir cosquillas al escuchar a Minerva decir su nombre junto con el de él, no podía negar que se perdía en sus ojos, no podía negar que le gusto ese día que le cantó tocando la guitarra, no podía negar que cada vez que lo veía su corazón se aceleraba, no podía negar que le gustaba cuando se ponía celoso, no podía negar que su propio cuerpo reaccionaba por si solo a él, no podía negar que cada parte de él simplemente le parecía perfecto, no podía negar que se había enamorado de Cedric.
Pero ya es tarde, de seguro él ahora debe estarla odiando por haberlo dejado solo en el muelle y por haberle dicho que no era la persona más importante para ella. Ana no podía dar su brazo a torcer ahora que ya estaba todo perdido, lo único que le quedaba era seguir adelante, seguir cuidando a su hermano como siempre, y cuando este año acabe irse para que el último año del castaño no se le complique estando cerca.
No lo quería lastimar más de lo que ya estaba, no quería ilusionarlo más con algo que no tenía futuro.
─Ya van a cerrar la biblioteca. ─no me moví─. Ya vete a dormir.
Me pare sin verlo, solo agarre mis cosas y las metí en mi mochila, acomode la silla y con la cabeza agachada pase por su costado. Ya me estaba yendo, pero me llamo, pare, pero no voltee.
─Cayetana. ─volvió a llamarme, con la cabeza agachada gire en su dirección, de seguro mi cara estaba echa un desastre, me había quedado horas en la misma posición y mi cabello estaba despeinado con los pelos para arriba─. Mírame.
Alcé la mirada y lo vi, estaba con la cara de siempre, no sabía porque mostraba siempre la parte reprimida de él. Yo sabía que dentro de toda esa cara seria y esa capa negra había un hombre noble que reprimía el sentimiento de amor, yo y mamá sabíamos que él reprimía el sentimiento de amor, la diferencia entre mamá y yo es que yo también reprimía lo que sentía.
Ni bien me vio su expresión cambio, se preocupó, alzo sus brazos y yo no aguante más y fui a su alcance, lo abrace y me derrumbe en sus brazos. Me sentía tan sola sin él a mi lado, aunque todo el tiempo estuviera acompañada de Harry o de Hermione y Ron, me había acostumbrado a Diggory en menos de tres meses y me sentía deprimida. Snape me transmitía el apoyo y tranquilidad de un padre.
─Quítame estos sentimientos, Snape, por favor, quítamelos, ya no los quiero. ─dije abrazándolo más fuerte, mis ojos ardían, pero no daban señales que querer llorar, aunque mi nariz ya soltaba mocos─. Quiero ser como antes, ya no quiero sentir.
Él solo me siguió abrazando sin emitir sonido, de seguro esperaba que soltara todo, que me calmara de la ansiedad que estaba teniendo en ese momento. Sin duda Snape es alguien muy importante para mí y eso no va cambiar nunca, él no es malo, él es especial y así lo quiero. Él es mi héroe.
─...me zafe y me fui corriendo. ─levante la mirada y ahí estaba un Snapee con una ceja levantada tratando de procesar todo lo que acababa de contar. Le conté todo, bueno... casi todo. Omití las partes un poco cursis, hasta a mí me daba vergüenza contar esas cosas, aunque él sabía que lo omitía.
─Si él no es tu personas más valiosa entonces... ─asentí─ Harry.
─Sabes que no puedo poner a nadie delante de él. Es mi hermano y lo tengo que cuidar. Fue su último deseo.
─Cayetana, deberías dejar de preocuparte por... Harry, él ya tiene la suficiente edad para cuidarse solo. Además, Lily no hubiera querido que su hija sufra.
─Pero papá dijo-
─ ¿Y tú? ¿Por qué no le dijo a Harry que te cuidara? ¿Acaso él sabe todo lo que has sacrificado para cuidarlo? ¿Acaso él está aquí?
─No está aquí, Snape. Y por eso tengo que cuidar a Harry.
─Ana. ─me pare, iba hablar, pero se adelantó─. Creo que Potter está haciendo poción multiusos. ─voltee a verlo con el ceño fruncido.
─ ¿De qué hablas?
─Me robaron piel de serpiente y herbaria africana.
─ ¿Y eso quiere decir que fue Harry? ─bufe sin poder creerlo─. Gracias Snape.
❄︎❄︎❄︎
𝟑𝟎
Junio, 1991
Entro sin tocar la puerta, estaba jugando con Cedric el juego que Percy le enseño, solo que a él le dejaba ganar, por alguna razón su mente se blanqueaba cuando estaba con él, y por eso se juntaba con él cada vez que podía.
─ ¿Me llamaste?
─Si. Tomate esto. ─me tendió un vaso lleno a tope con un líquido trasparente─. Todo.
─ ¿Qué es?
─Es una poción para que puedas sentir. Si tomas eso podrás querer, amar, asustarte, entristecerte, sorprenderte, enojarte... sonreír, llorar, enamorarte... ─seguí callada─, ¿vas a tomártelo o no?
Sin darle importancia se tomó todo el líquido y se iba limpiar la boca con la mano si no fuera porque Snapee le tendió un pañuelo.
─Va tardar alrededor de diez o quince minutos. Es poco a comparación de los años que me demore en crearla. Ahora ve con Dumbledore, la primera emoción que sientas va a marcarte.
─Gracias, Snapee. ─lo abrazo y Snape solo palmeo su espalda.
Salió corriendo en dirección a la oficina del viejo, estaba en recreo y todos los niños veían como ella pasaba corriendo, aunque no importaba porque en septiembre ella se encontraría con ellos.
─ ¡Ey! ─solo faltaba metros para llegar al despacho, pero iba ser mejor si él marca su primer sentimiento con él─ ¿Estás bien? Te ves... emocionada.
─Si, Snape me dio un líquido que me dejara tener sentimient-
─Ella es... Cayetana Puaj, Acaso sus padres no tuvieron compasión por ella cuando le pusieron el nombre. ─tres niños se estaban acercando, para que después un grupo grande de niños también se unieran a los murmullos y la burla.
─Si, de seguro su segundo nombre es fea, porque es fea.
─Cállate Goyle, aunque no mientes. ─todos se empezaron a reír.
Me enoje y apunte con mi varita al rubio: ─ No te metas conmigo.
Estaba sintiendo, pero no me sentía muy bien, esto no era lo que esperara, que él me mintiera y les dijera mi nombre a otros niños y traicionarme, burlarse de mí. Yo confié en él y me fallo.
─ ¡Cayetana! ¡Yo no le dije! ¡Te lo prometí!
─Pues no lo cumpliste. ─dije sin parar de caminar, ya iba llegar al despacho de Dumbledore, ahí me libraría de él.
─ ¡Espera! ─de pronto se escuchó un ruido en seco y Cedric quejándose.
Cayetana volteo y vio al chico en el piso, agarrándose el pie con una mueca de dolor en la cara. La rubia suspiro al verlo en el piso y fue donde el castaño, lo cargo y se dirigió a la enfermería.
─Cayetana, tienes que creerme yo no fui, por favor.
─Palalingua. ─hechizo al chico.
Todo el camino Cedric se agarró de la chica y trato de hacerle señas para que le hiciera caso, pero no lo logro, ni bien llego a la enfermería Madame Pomfrey cargo al niño y lo dejo en la camilla, la niña se quedó un rato viendo como él la veía mientras se quejaba de dolor, no soporto verlo más, así que cerró la puerta y se fue.
─Me voy a ir.
─Espera a que acabe el mes y te podrás ir.
─Me voy a ir ya. No necesito de tu autorización, Dumbledore.
Sali del despacho cerrando la puerta y baje de inmediato encontrándome con la última persona que quería ver, empuñe fuertemente mi varita y antes que el hablara alce mi varita y el para protegerse también, solo quería callarlo, no quería escucharlo más, pero cuando yo lo quise hechizar y el proteger la varita hizo que me fuera metros para atrás.
Me quedo unos segundos en el piso, ¿Esto es el dolor? Pero ¿Por qué duele menos que la traición de Cedric?
Me incomode e hice una mueca: ─ ¿Te duele?
Mire para mi costado, esos rulos... lo podía diferenciar de inmediato. Percy me ayudo a pararme y después ayudo a Cedric, camine a mi varita y me agache para recogerlo, entonces pude ver la férula que él tenía en el tobillo, recogí también la varita del castaño y se lo lance.
─Aléjate de mí. ─camine rápido, tenía que salir de Hogwarts ya, no sabía a donde iría, pero saldría ya. Detrás de ella se escuchaba los llamados de Weasley, esperaba verlo de nuevo y poder explicarle lo sucedido, no quería perder su amistad, no la de él.
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