𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏


─Saca tus sucias patas de mi cara Potter.

─Te recuerdo que tú también eres Potter, así que déjame dormir Cayetana.

─Solo quiero que para la próxima que venga a visitarte te laves los pies.

Harry se incorporó.

─¿La próxima? ¿Este año no ibas a venir conmigo a Hogwarts?, lo prometiste.

La rubia acostó otra vez la cabeza en la madera de la cama, golpeándose por quinta vez. Sus tíos le dieron por fin un cuarto para ellos, lo que no les había dado era dos camas, y tenían que estar acomodándose en una cama de media plaza, que parecía más la mitad de una.

─Lo pensare.

Después de lo que había pasado no quería regresar. Dumbledore le había insistido estos últimos tres años que no regresara, aparte seria agobiante tener que comprar todos los útiles.

─Nada que lo pensaras, me lo prometiste. ─se acostó a su costado y sin querer se golpeó también con la madera.

─Ya... solo te estoy molestando, Potter.

La rubia se paró de la cama y Harry la seguía con la mirada

─Ya, Cayetana.

─No me digas así.

─ ¿Algún día me dirás porque de repente te cambiaste de nombre?

─No me lo cambie, Harry, solo lo abrevie, además ya deberías haberte acostumbrado, ya pasaron tres años.

─Sí, pero llevo diciéndote más tiempo Cayetana que Ana.

Suspirando cansada, agarro una toalla y se encamino al baño para tomarse una ducha, enserio la necesitaba. Después tendría que alistar las maletas, porque iría junto a Harry a la casa de los Weasley, no se iba perder la oportunidad de verlos a todos y de desayunar la rica comida de la señora Molly.

─¡Harry! ¡Harry! ─lo sacudí del hombro, hasta que despertó desconcertado y se puso sus lentes ─, ¿Otra vez la misma pesadilla?

─¿La misma?

─Hermione. ─dijeron los dos hermanos al unísono─, ¿Cuándo llegaste? ─dijo el menor.

─Hoy, ¿Y ustedes? ─Hermione se acercó a Ana y le dio un beso en la mejilla como saludo.

─Anoche, hubiéramos llegado ayer en la tarde, si no fuera porque alguien se quedó dormido. ─miro mal a Harry─. Ahora levanta ese trasero que ya nos vamos, apúrate Harry. ─hablo un poco molesta.

Dicho eso, bajo para tomar su desayuno. Ayer cuando llegaron, la mamá de los Weasley les recibió con un abrazo y un beso en la mejilla a los dos, eran bien recibidos en este dulce hogar. La señora Molly y ella se habían conocido en la estación de tren el primer día de colegio de Hogwarts para Harry, cuando Ana lo llevo para que tomara el tren.

Después de varios llamados por parte de ella y Hermione los mejores amigos se levantaron y tomaron el desayuno muy apurados, bajo la mirada de una rubia amargada.

Según Harry su hermana no era una persona amargada, aunque a primera vista la dictaminaran así, ella era re-alegre... de vez en cuando, casi nunca la veía sonreír, y nunca la había visto llorar, pocas veces también se enfadaba, y él sabía que su hermana era muy inteligente. Lo que si estaba cien por ciento seguro era de que su hermana era una persona protectora, cada vez que él estaba en peligro ella lo salvaba, no importaba si ella se hacía daño, él siempre salía ileso gracias a ella.

─¡Oye papá! ¿Adónde vamos? ─dijo Ron.

─¡No tengo idea! ¡No se separen!

Caminamos por un largo rato, adentrándonos al bosque, yo estaba hablando con Hermione y Ginny a los costados. Las dos estaban entusiasmadas porque yo iría a Hogwarts y conociera todo el castillo, al parecer ellas estaban más emocionadas que yo.

─ ¡Arthur! ¡Ya era tiempo de que llegaran!

Por miedo alce mi varita, pero al ver a el señor Amos Diggory la baje rápidamente. El señor Weasley lo saludo con un abrazo y nosotros seguimos avanzando para alcanzarlos, estos últimos días estaba un poco asustada por las pesadillas que tenía Harry, aparte que no me dejaba dormir, me asustaba el hecho que lo estén torturando en ellas, y no podía saberlo porque Harry no me las quiere contar.

─Él es Amos Diggory muchachos, trabaja conmigo en el ministerio.

El solo escuchar ese apellido me paso una corriente eléctrica por todo el cuerpo que las chicas voltearon a verme un poco asustada, yo les hice gesto de que todo estaba bien y pasamos a saludar al señor Amos. Entonces de la nada un chico muy alto bajo por un árbol.

Resople.

─Y este joven debe ser Cedric, ¿Cierto?

De todos los lugares que existe la magia... tenía que estar aquí, no culpaba al señor Weasley, pero me hubieran avisado para no venir y verle la cara de...

─Sí, señor.

La voz le había cambiado, resople otra vez por lo bajo, antes tenía una voz tan aguda que pensaba que tenía un silbato en la garganta. Lo que sigue igual son sus ojos.

Lo miré y recordé todo lo que pasamos. Maldecí, ¿por qué hizo eso? ¿Y porque yo hice esto? Suspire largamente, ¿habrá cambiado? No creo, la gente no cambia. Él al instante noto mi mirada y fruncí el ceño, hizo notar su sorpresa al verme y como cínico me sonrió. Las chicas de la nada me empezaron a codear y Hermione lo hizo un poco fuerte que tuve que encogerme, volteé a verla y la fulmine con la mirada, pero ella estaba alzando las cejas y bajándolas con una mirada picara, hice cara de confusión.

─Así que Cedric eh. ─bufe.

─Cierra la boca.

Todo el camino ─a quien sabe dónde─ estuve alejada del grupo, como a unos tres metros, Harry y las chicas me hacía señal de que me apurara, pero lo último que quiero hacer es acercarme a él.

─ ¡Vamos Ana, ya llegamos! ─grito mi hermano.

─Colóquense todos en círculo. ─mando el señor Diggory.

─¿Por qué alrededor de esa vieja bota?

─No es solo una vieja bota Harry ─dijo Fred.

─Es un traslador. ─su hermano gemelo completo la frase.

─¡Es hora de irnos!

Cuando vi que Harry iba decir algo más, solo lo apure para que pueda agarrar la bota. Me agache y toque la bota, alce la cabeza y vi que su mirada la tenía puesta en mí con el ceño fruncido, ¿Acaso no tiene vergüenza?

─A la cuenta de tres, ¡Uno! ¡Dos!

Me di cuenta que Harry no había tocado la bota y ya íbamos a trasladarnos, agarre su mano rápidamente e hice que la ponga, dejándome a mí al filo, por lo que la solté primero que todos. Caí de espaldas en el pasto fuertemente y a los pocos segundos cayeron algunos más, al rato bajaron los Diggory y el mayor de los Weasley.

─Te ayudo. ─vi que el castaño me tendía su brazo, la saque con brusquedad y me pare por mi cuenta.

─Aléjate de mí, Diggory. ─pase por su costado golpeándole el hombro.

Empezamos a caminar entre toda la multitud, algunos ambulantes, hasta que llego un punto en el que los Diggory se fueron, saque todo el aire que tenía retenido, era mejor que no esté cerca. Seguimos caminando, cuando llegamos a nuestra carpa entramos y Harry se quedó pegado viendo todo a su alrededor, ese niño había crecido mucho.

─Adoro la magia. ─sonreí un poco al ver cómo le brillaban los ojos.

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𝟏

Septiembre, 1983

─Como la pequeña todavía no puede venir por sí misma voy a tener que ir yo personalmente.

─ ¿¡Y si voy yo!?, digo... que usted no puede irse, estamos en plenas clases y...

─Está bien Hagrid, te dejare que traigas a la pequeña Cayetana, pero ten mucho cuidado, por favor. ─Hagrid asintió eufórico.

Dicho esto, salió volando, solo pasaron cinco años desde que dejaron a los mellizos Potter en la puerta de sus tíos, y ahora por fin podría buscar a la pequeña Cayetana y quien sabe más adelante al pequeño Harry Potter.

─ ¿Quién es? ─hablo detrás de la puerta la señora Dursley, cuando la abrió se llevó un susto a muerte al verlo.

─ Buenas días señora, vengo a recoger a Cayetana Lily Potter, vengo de parte de El Director Albus Dumbledore del colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

Ni bien dijo eso Petunia intento cerrar la puerta, sin embargo, Hagrid fue más rápido trabándola con su pie.

─Mire señora, me la voy a llevar por las buenas o por las malas, así que solo...

Hagrid se calló cuando vio a una pequeña niña con cabellos rubios que no le llevaba ni a las rodillas, la pequeña se encaminaba hacia el hasta que con su pequeña manito agarro la fuerte y grande mano de Hagrid.

─Bueno, una boca menos que alimentar. ─y cerró la puerta bruscamente, Hagrid bajo la mirada para verla.

─Hola pequeña, soy Hagrid, ¿Estas listas para la aventura que te deparara el destino?

Entonces la pequeña sonrió.

─Yo me llamo Cayetana.








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Holaa, solo quiero decirles que se fijen muy bien en las fechas de los recuerdos ya que no están en orden de tiempo; recuerden que Harry y Ana nacieron en Julio 1980, por ende si dice septiembre 1983 tienen tres años. Bueno, dicho eso disfruten la historia, voten para que la historia sea recomendada, eso es todo gracias, los quiero <3

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