𝐱𝐯𝐢. 𝐭𝐡𝐞 𝐭𝐫𝐮𝐭𝐡
(gif: cherry comforts jess)
Jess Mariano preferiría estar en cualquier otro lugar que estar cenando con los abuelos de Rory.
Emily Gilmore seguía parloteando sobre cosas que a él no le interesaban, casi apuñalando su comida al intentar evitar la mirada que Rory le dirigía. Sabía cómo se veía, su ojo morado y llegando tarde. Sin embargo, la suposición lo enfureció; esa mirada inmediata de decepción ante la idea de que buscara peleas incluso cuando ese simplemente no era el caso.
Y Rory no estaba dispuesta a dejarlo pasar.
—Entonces... lo del ojo debe ser reciente, ¿no? Tal vez entre las nueve de anoche y ahora.
Jess apretó la quijada mientras Emily dejaba su lugar en la mesa.
—¡No hay sal ni pimienta! Se necesita sal y pimienta para la carne.
Esperando a que la mujer saliera de la habitación, Jess se volvió a Rory con incredulidad.
—¿Cuál es tu problema?
—¿Mi problema? Tú eres el que no está siendo honesto. —bufó ella, apartando su cabello castaño de su pálido rostro. —¿Tuviste una pelea con Dean, no es cierto?
Él la miró , esperando a ver cualquier indició que le dijera que no estaba hablando en serio.
—No puede ser. Todo es sobre Dean. Siempre es Dean. —murmuró, bajando la mirada.
—Oh, miren quién lo dice. —soltó ROry, retorciéndose en su asiento al tener de nuevo la pesada mirada de Jess sobre ella.
—¿Qué se supone que significa eso?
La chica relamió sus labios, indecisa si sacar el tema o no.
—Cherry y tú. Siempre es sobre ella. Hablas de ella todo, todo el tiempo. Cherry esto, Cherry aquello. Cualquiera pensaría que estás enamorado de ella o algo parecido.
Sus palabras resonaron en su mente mientras Jess se dedicaba a dirigirle una mirada, ligeramente boquiabierto y con la respiración atascada en la parte posterior de su garganta. Sus sentimientos por Cherry eran complicados. Lo que sentía por ella era diferente a lo que sentía por Rory, y lo había aceptado. Eso no significaba que estuviera enamorado de la rubia. Ella era una parte de él, un soplo de aire fresco que contaminaba su corriente sanguínea. Arriesgarse a perder eso, a perderla a ella y a perder una parte de él no valía la pena el peligro.
—¿Cómo te gusta la costilla?
Jess alejó su mirada de Rory para volverse a Emily, ligeramente perplejo. —Cocida.
—¿Puedo hablar con Jess un segundo? Iremos al estudio. —interrumpió Rory, levantándose de su lugar. —Tomara solo un segundo.
Al mirarla, Jess se dio cuenta de que no quería hacerlo ahora. No quería hablar de nada de lo que Rory le estaba haciendo enfrentar; la ignorancia es una bendición, después de todo.
—Rory, creo que estás siendo un poco grosera con tu abuela.
Emily dejó la servilleta, con los ojos muy abiertos y fingiendo inocencia ante el conflicto entre la pareja.
—Puedo salir un minuto si gustan.
—No, abuela, ahora volvemos. —dijo Rory, saliendo de la habitación sin dejarle más opción a Jess que seguirla. Hundiendo sus manos en sus bolsillos, Jess entró al estudio, bufando ante la vista de Rory mirándolo con sus manos en jarra.
—Te dije que no pasó nada. Cree lo que quieras creer.
—Voy a descubrirlo eventualmente. —murmuró ella, apretando la quijada.
Y Jess estaba seguro de que nadie entendía lo doloroso que era para él que todos asumieran lo peor de él. Una mirada a él, y estaban seguros de que era el que creaba problemas, el que empezaba las peleas y el que no tenía en cuenta a nadie más. El mundo había decidido que era malo antes de que tuviera la oportunidad de ser alguien, de encontrarse a sí mismo. Le habían empujado a ser cualquiera, a encontrarse a sí mismo. Le habían empujado a este papel, y si querían a este Jess Mariano, entonces él se los daría.
—¿Qué si te dijera que Dean me golpeó y tuve que defenderme? Ni siquiera están considerando la posibilidad de que eso haya pasado; ¿sabes cómo eso me hace sentir?
—Dean no haría eso. —defendió Rory, probando el punto de Jess.
Bufando, el pelinegro apartó la mirada.
—Ni siquiera sé por qué lo intento.
—¡No lo haces! —Rory estalló, sobrecargada de emociones mientras intentaba con todas su fuerzas romper esos muros que Jess había levantando, sin éxito. —Ese es el problema, no lo intentas. Eres grosero con mi abuela, dejas afuera a todo mundo, ¡incluyéndome! ¡Y me dejaste plantada en el Festival de invierno!
El sentimiento de culpa se reflejó en el rostro de Jess, alejándose.
—Me voy.
—Oh, ¿y ahora tengo que explicarle a mi abuela por qué mi novio, quien llegó tarde con un ojo morado, se va?
Jess se volvió a verla. —Bueno, te gusta inventar historias en tu cabeza; eso debe ayudar.
Rory bloqueó su salida, determinación ardiendo en sus ojos azules al fruncir el ceño. No podría hacerlo quedarse, pero tal vez podía sacarle algo de la verdad.
—Dime la verdad entonces. Si vas a plantarme, otra ves, entonces dime la verdad.
Malinterpretando, Jess gruñó, pasando una de sus manos por su cabello.
—Ya te lo dije, no me metí en ninguna pele-
—¿Te gusta Cherry?
Jess la miró fijamente, con los ojos entrecerrados mientras sus labios se separaban ligeramente. Un millón de pensamientos cruzaron su mente, pero ninguna excusa válida se presentó.
—Yo- estás siendo absurda. —murmurando con enojo, pasó de ella para tomar su chaqueta antes de azotar la puerta detrás de él, topándose con el frío aire del exterior.
Rory miró la puerta, no permitiéndose ir detrás de él. Su relación parecía causa perdida.
Su falta de voluntad para responder le demostró a Rory lo que ella había captado desde hacía tiempo. Había sido más fácil fingir, pero ahora sus sentimientos por la rubia eran demasiado asfixiantes como para ignorarlos. En cambio, Rory se dedicó a cenar sola. Ya era tarde cuando Jess Mariano regresó a Stars Hollow. No volvió a casa de Luke, sin querer enfrentarse a las preguntas que había recibido sobre su noche. En lugar de eso, se metió las manos en los bolsillos y se dedicó a pasear por la ciudad. La gente se apartó de su camino, reconociendo el ceño fruncido que se dibujaba en su rostro. Pensó en lo que había dicho Rory. Tal vez se merecía su enfado. ¿Sus sentimientos por Cherry, fueran los que fueran, eran tan evidentes?
Al levantar la vista, se dio cuenta de que sus pies lo habían llevado mecánicamente a la casa de los Doose, como si sus pensamientos sobre Cherry hubieran encendido alguna brújula en su interior y lo hubieran llevado a ella. Después de un momento de duda, Jess descubrió que no podía resistirse. Al llamar a la puerta, que ya le era familiar, Cherry abrió la puerta de golpe.
—Jess, ¿qué haces- ¡Oh, por Dios, tu ojo! Ven, déjame verlo.
La rubia tiró de él hacia el interior del salón, mientras ella desaparecía hacia la cocina. Mirando a su alrededor, la siguió, sorprendiéndose cuando Cherry le lanzó una bolsa de guisantes congelados.
—Ponlo en tu ojo mientras voy y busco alguna crema para el moretón, si no durará como una semana.
—No necesito esto, ya ni siquiera duele.
Cherry se giró hacia él, con sus manos en su cadera.
—Harás lo que te digo, o haré que te metas esa bolsa de guisantes por la garganta.
Jess refunfuñó con falsa molestia, pero hizo lo que le decían, con una sonrisa de diversión dibujada en su rostro. Mientras la esperaba, echó un vistazo a la cocina, abriendo la nevera.
Cherry entró, deteniéndose al verlo. —¿Por qué estás buscando en mi nevera?
Enderezó su postura. —Tu nevera está llena de mierda. Sólo hay pop tarts. ¿Y por qué congelas el pan?
—Para que no se estropee. —contestó con desparpajo, señalando detrás de ella. —¿Vienes a la sala de estar? Allí hay mejor iluminación.
El cuero se hundió debajo de su peso cuando Jess tomó asiento en el sillón, la rubia llegando a su lado y volviéndose a verlo.
—Quédate quieto y no te muevas. —advirtió, poniendo un poco de crema en su dedo para colocarlo con delicadeza por el rostro del chico. Jess se dio cuenta de repente de la proximidad, esperando que el calor de sus mejillas no fuera demasiado evidente. —Entonces, ¿qué ha pasado? Mas vale que no hayas estado leyendo. No sé cuantas veces tengo que decirte que no leas mientras haces otras cosas.
—Eres la primera persona en no asumir inmediatamente que estaba en una pelea. —refunfuñó, mirándose las manos. La sonrisa de Cherry vaciló.
—Por favor, sólo te has metido en una pelea una vez, y eso fue hace años. Además, no serías tú quien tuviera el ojo morado.
Jess sonrió suavemente, riendo. —Sí, bueno, Brad era un imbécil.
—Lo era. —estuvo de acuerdo. —Te apoyaba en secreto, incluso entonces, cuando no éramos amigos.
Ahí estaba esa palabra de nuevo. Amigos. Se quedaba corta a la hora de describir la relación que tenían los dos. Pero, ¿qué otra cosa podría llamarse? Apartando el tema, intentó divertirse.
—Oh, estaba mejor entonces.
—Oye, cuidado. —le dio un codazo en el hombro, terminando de poner la crema. —Ya está, he terminado. Se curará en unos días.
Al dejar caer la mano, pareció que de repente le quedaba claro lo cerca que se había sentado. Sus ojos azules se encontraron con los de él y, asustada, soltó una risita torpe, aclarándose la garganta antes de mover la cabeza hacia un lado, consciente de que la mirada de él estaba clavada en un lado de su cara. Jess miró sus manos, frotándolas con ansiedad mientras las palabras salían de su boca.
—Sabes, Rory dijo algo realmente absurdo antes.
—¿Mh? —tarareó ella, mirándolo.
—Dijo que pasaba demasiado tiempo contigo y que me gustabas o algo así. —dijo él, sin rastro de diversión mientras la miraba fijamente, esperando su reacción. —Es gracioso, ¿verdad?
Cherry se congeló donde estaba sentada, el único movimiento que hizo fue la elevación de su pecho al inhalar bruscamente. No se atrevió a devolverle la mirada, por si se encontraba con la suya y la mirada de sus ojos traicionaba sus verdaderos pensamientos.
—Cierto. Tú nunca podrías...
Jess abrió la boca para discrepar, pero se detuvo. Lamiéndose el labio inferior, se acercó a ella, rozando las rodillas.
—¿Y tú?
—¿Yo? —susurró ella, con la suavidad de una brisa primaveral que salpica su piel de recuerdos. Ella sacudió la cabeza, tan ligeramente que si Jess no hubiera estado mirando no se habría dado cuenta. —Jess, no me hagas decir lo que no quieres oír.
—Pero, ¿y si quiero?
Cherry lo miró sorprendida, sus brazos se entrecruzaron. Jess no estaba seguro de dónde había surgido esta repentina valentía; había conseguido mantener sus sentimientos profundamente enterrados durante mucho tiempo. Pero lo que Rory le había dicho había llegado a su interior y le había dicho que despertara o lo lamentaría. Sus labios se acercaron, pero sin tocarse.
—Jess... —susurró ojos a ojos, y el chico de pelo oscuro encontró la gravedad demasiado para contenerse y la besó, con las manos ahuecando sus mejillas.
Las manos de Cherry encontraron su cintura casi por sí solas, y al responder al beso, se dio cuenta de que haría cualquier cosa que él dijera si lo hacía con sus manos. Sus labios se amoldaron, encajando perfectamente, como si estuvieran hechos para ello. Como si los caminos de ambos hubieran conducido siempre hasta aquí, como si estuvieran destinados a encontrarse, guiados por alguna fuerza que escapaba de su control. Los dedos de él se enredaron en sus rizos, mientras ella se encontraba con la espalda apretada contra el sofá.
Jess sintió como si Tolstoi le susurrara al oído, ahora sentía que no estaba simplemente cerca de ella, sino que no sabía dónde terminaba él y dónde empezaba ella.
Y, de alguna manera, se enamoró aún más profundamente de Cherry Doose.
N/A: PORFIN
Oh, cierto, les dejo el código de spotify por si quieren ver la playlist 'jess + cherry', tal cual se llama. Me avisan si tienen algún problema con le código
La primera canción es obvio all too well, pero después tenemos 'ribs' de lorde y 'feels like' de gracie abrams para el acto 1 y 2.
'Andante, andante' de abba y 'the momnt I knew' de taylor swift para el acto 3.
'Plz don't come around interlude' de the driver era, y 'too young' de louis tomlinson para el acto 4.
Y por último 'the 1' de taylor swift y 'wonderland' de oasis para el acto 5.
Espero les haya gustado! Chao!
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