𝐯𝐢. 𝐝𝐨𝐠-𝐥𝐢𝐤𝐞 𝐛𝐫𝐞𝐚𝐭𝐡


(gif: jess and cherry have dinner at rory's)



Cuando Cherry entró en el restaurante de Luke, lo último que esperaba era ver que faltaba la mitad del techo, con plástico esa mañana. Confundida, logra esquivar un pedazo de concreto que cae del techo antes de ocupar su lugar habitual en el mostrador.

—No quieres sentarte ahí. Cuatro personas ya han sido golpeadas en la cabeza. —dijo Luke mientras se acercaba a Cherry, sirviéndole una taza de café.

—Será mejor que te muevas, Cherry. Si sufres más daño cerebral, no te quedará ninguna neurona. —Jess dijo arrastrando las palabras mientras se acercaba a Cherry con un sombrero de construcción para proteger su cabeza antes de entregarle un paraguas a la rubia.

Cherry lo agarró, empujándolo para abrirlo. —No sé si decirte gracias por el paraguas o devolverte el insulto.

Jess se apoyó en el mostrador, levantando una ceja. —No intentes insultarme, me vas a hacer perder la calma y la reputación. —dijo sarcásticamente, rodando los ojos.

—No puedes perder lo que nunca tuviste. —replicó Cherry, sobresaltándose cuando un trozo del techo rebotó en su paraguas. Jess miró a Luke cuando este resopló de risa ante el comentario de Cherry, estando de acuerdo con ella.

Mientras Jess se alejaba molesto, Luke ignoró los cinco que Cherry le tendía, quien se encogió de hombros antes de terminar su café y dirigirse a la escuela.









Finalmente, el día de escuela había terminado. Cherry tenía la casa para ella sola. Su madre y su abuelo estaban trabajando. ABBA a todo volumen en el altavoz. La novela Orgullo y Prejuicio en su mano. Entrega de pizza en camino. El Cielo mismo.

Cuando estaba a punto de encender el televisor para volver a ver algunos episodios de Friends, sonó el teléfono. Gimiendo, consideró no contestar. Pero podría ser la tienda de entrega de pizza. Estirando las extremidades, Cherry se acercó al teléfono y lo levantó, frotándose los ojos con cansancio.

—¿Hola?

—¿Cherry? Soy yo, Rory. —Cherry frunció el ceño, sin esperar que la chica de ojos azules que salía con su mejor amigo Dean llamara a la casa Doose. —Escucha, sé que es un gran favor pedirlo, pero ¿puedes venir?

—¿Roy? ¿Por qué-

—Paris está aquí. Ella te está pidiendo que vengas. Verás, tenemos este examen y ella está muy estresada y le agradas, aparentemente...

—¡No estoy estresada! —gritó una voz a lo lejos desde el otro lado de la línea.

Cherry se rascó sus rizos. —¿Paris?

—¿La recuerdas? La llevé al restaurante de Luke y ella lo asaltó con preguntas sobre tener chicas arriba.

—¡Ay, París! Ella me agrada, es cool.

—¿Cree que soy cool? —la voz en la lejanía habló de nuevo. Esa debía ser Paris. 

Roy suspiró, ajustando el teléfono contra su oreja. 

—¿Entonces, vendrás? Ordenamos comida. 

—Voy para allá. 

Cherry no tardó mucho en llegar a la casa de los Gilmore; Stars Hollow era solo un pequeño pueblo. Uno podría tomar cuatro a la izquierda y terminar de nuevo en el centro de la ciudad. Al abrir la puerta principal sin tocar, Cherry encontró a las dos niñas en la sala de estar. Rory estaba leyendo un libro en voz alta desde el sofá mientras Paris paseaba.

—Dado que esas son las reacciones que ocurren en las dos mitades de la célula, ¿qué haces a continuación?

—Las sumamos, duplicando el coeficiente de la ecuación de la plata, pero no el voltaje. Y así tenemos la reacción para la ecuación completa. 

—Wow, no tengo ni idea de lo que acabas de decir. ¿Para qué necesitaban mi ayuda? —bromeó Cherry, quitándose su abrigo de encima, asustando a las dos chicas con su presencia. 

Paris corrió hasta ella con una sonrisa en su rostro. 

—¡Viniste!

Ni siquiera habían pasado cinco segundo cuando el timbre sonó en la entrada, haciendo que el trio frunciera el ceño. Cherry se ofreció a atender, y una vez que abrió la puerta, alzó una de sus cejas. 

—¿Jess? ¿Qué diab- qué haces aquí?

—¿Qué haces aquí? —frunció él el ceño. 

Cherry apoyó una de sus manos en su cadera. 

—Bueno, fue invitada. Necesitan ayuda para estudiar. 

Jess bufó. —¿Tú, ayudando a dos chicas de escuela privada a estudiar? —Cherry rodó los ojos, decidida a cerrar la puerta en su cara. Pero Jess logró interponer su pie en la puerta al cerrar. —Tengo comida a domicilio. Luke lo envió porque se suponía que Rory estaría sola. —Jess empujó para pasar, dirigiéndose directo a la cocina para dejar la comida. Cherry lo siguió, medio enfadada medio confundida.

—Cherry, ¿qué hace él aquí?

—¿Repartir comida?—respondió Cherry antes de unirse a la cocina con Jess. 

—Cielos, toda esta comida podría alimentar a doce personas. 

—Bueno, te he visto comer. Estoy seguro de que te las arreglarás.

Cherry apretó la quijada, tamborileando con los dedos sobre la mesa. —¿Sabes qué, Jess? Sé que piensas que ser un imbécil es como tu único rasgo de personalidad, lo cual es justo, pero a veces vas demasiado lejos. Si has terminado de ser un idiota, ahí está la puerta. Estoy segura de que nadie se opondrá. —Jess miró hacia arriba, y siguieron unos latidos de incómodo silencio mientras se miraban, desafiándose mutuamente a la batalla. —Todavía estás aquí.

—No me diste propina. —Cherry puso los ojos en blanco, pero en cuanto se giró, Jess la agarró de la muñeca. —Mira, lo siento, ¿de acuerdo? Fui demasiado lejos. —cuando ella no respondió, Jess frunció el ceño. —¿Estas feliz ahora?

—Esa fue la disculpa más patética que he escuchado. —pero la comisura de sus labios que se tiró hacia arriba traicionando su pensamiento, haciendo que Jess sonriera y se quitara la chaqueta antes de tomar asiento. —Espera, ¿te quedas a cenar?

—Él puede si quiere. —intervino Rory, entrando en la cocina mientras Paris la seguía. Los cuatro se sentaron alrededor de la mesa y empezaron a buscar entre la comida que el chico había traído. Hubo momentos en los que las rodillas de Jess y Cherry rozaron, pero ninguno de los dos prestó mucha atención mientras discutían.

—Tengo que estar de acuerdo con Jess aquí. Qué trágico desperdicio de papel. —añadió Paris, señalando con una patata frita a Cherry. Jess chocó puños con Paris antes de sacarle la lengua a Cherry. —Quiero decir, ¿Nicholas Sparks? Lo siento, Cherry, pero mi respeto por ti ha disminuido.

—¿Qué? ¿Qué tiene el mundo contra él? ¡Sus libros son muy buenos!

Jess sacudió la cabeza. —Sus libros te han expuesto a un mundo de estereotipos, haciéndote creer en este mundo que simplemente no existe. 

—Tal vez, pero ¿no te da esperanza por la humanidad? —Rory añadió, riendo entre dientes al ver la mirada de absoluta traición que Paris le dedicaba al ponerse de lado de Cherry en la discusión.

—Dios no permita que leas nada de Jane Austen. 

Cherry jadeó, apuntando a Paris con una papa frita.

—De hecho, ¡he leído a Jane Austen! —cuando el trio la miro sin convencerse, ella pautó. —¡Lo he hecho! Yo siempre digo la verdad, incluso cuando miento. 

Jess rodó los ojos ante la referencia. —Tenías que citar a Al Pacino. —murmuró, tomando el plato de papas fritas de Cherry. 

La de chinos rubios lo miró confundida. —¿Qué estás haciendo?

—Poniendo sal y pimienta. Es al única forma de comer papas a la francesa. El proverbio de la comida chatarra. —Jess tomó una y se la tendió a Cherry. Cuando la miró con extrañeza, sin querer probarla, Jess se acercó y Cherry arrugó su nariz en disgusto. 

—Jess, ¡aleja tu cara de la mía! Puedo oler tu aliento de perro desde aquí. 

El chico rio, alejándose y comiendo la papa mientras Rory sonreía. —Pero, Cher, tu amas los perros. 

Cherry la miró de inmediato mientras Jess movía las cejas. —Cállate, Rory. —Jess continuó llenándose la cara con comida poniendo salsa picante y diferentes combinaciones extrañas en su boca sin parar. —¿No dejarás de comer? 

—¡Qué! Tengo un hueco vacío en el estómago y estoy tratando de llenarlo. 

Cherry sonrió. —Wanky.

Paris se inclinó hacia Rory, observándolos a los dos. —Dios, son como Eddie y Shaunie de Baywatch. —Cherry y Jess se giraron y negaron con la cabeza hacia Paris. La rubia miró su reloj y se puso de pie. —Creo que deberíamos irnos, dejar en paz a Rory. Ya son casi las siete.

Agarrando sus chaquetas, los cuatro se dirigieron afuera mientras continuaban su debate sobre libros, acompañados por Rory que se iba a despedir desde la puerta. Pero al salir de la casa se encontraron cara a cara con un Dean que parecía molesto. Rory se tambaleó hacia adelante, con una mirada de culpabilidad en su rostro mientras miraba a sus amigos, quienes se quedaron callados.

—Dean, ellos solo vinieron a dejar comida. 

Antes de que el chico pudiera responderle a su novia, quién más para entrometerse en la conversación sino Jess. —Pero veo que también trajiste helado. Lo suficientemente grande para dos. ¿Se van a dar de comer uno al otro? ¡Eso es tan lindo! —dijo sarcásticamente, ignorando cómo Cherry tiró de su manga para retroceder. Dean se acercó lentamente, ira irradiando de él mientras Cherry miraba a Rory con preocupación. -Ups. Estás haciendo toda esa cosa imponente sobre mí otra vez.

—Dijiste que lavarías ropa. Y ahora estás aquí con Jess.  —Dean se dirigió a Rory, ignorando por completo a Jess. 

—Y yo y París. —agregó Cherry, con la esperanza de calmar la situación al agregar que había tres chicas. Dean la miró y Cherry se retorció bajo su intensa mirada. Estaba claro que su mejor amigo no estaba contento con eso. —Deberíamos irnos... Nos vemos mañana, Rory. Dean.

Cherry sacó a Jess de la casa, quien la acompañó de mala gana, y siguió mirando hacia atrás. Mientras caminaban por la calle, aún podían escuchar las fuertes voces de la pareja discutiendo en la casa de las Gilmore. Paris tuvo que tomar el autobús de regreso a casa, lo que dejó a Cherry y Jess solos mientras se dirigían a su casa en Stars Hollow. 

—¿Él siempre es así? —Jess preguntó burlonamente, ganándose una mirada de Cherry.

—No ayuda que sigas haciendo comentarios para degradarlo. —replicó ella, pero no pudo evitar sonreír. Conociendo a Jess, era diversión inofensiva, y seguramente no pensaba en interponerse entre Dean y Rory. 

¿Verdad?





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