𝟎𝟏𝟗. 𝐦𝐞𝐧𝐭𝐢𝐫𝐚𝐬
alexitimia ━ ━ vol ii
019. lies
A continuación se verán temas sencibles como el abuso sexual y psicológico a una menor de edad. Van a pasar por diferentes tipos de emociones con este capítulo, no se contengan y digan todo lo que quieran decir, expresence :).
Mia Gilbert era una niña risueña, su rostro siempre adornaba una sonrisa, le encantaba hacer bromas junto a su hermana Elena y dibujar con su pequeño hermano Jeremy.
La vida de Mia era perfecta para una niña de 6 años.
Eso fue hasta una semana antes de su cumpleaños, sus padres decidieron llevarlos a la cabaña Gilbert.
Se vía la puesta del sol, Jeremy, Elena y Mia estaban jugando a las escondidas, Jeremy tenía que contar mientras que las mellizas se escondían.
De un momento a otro las dos hermanas se habían separado, Mia miró a su alrededor y vio que estaba oscureciendo poco a poco.
Empezó a caminar nerviosa en busca de su hermana.
—Lena.—hablo buscando a su alrededor. —¿Dónde estas?
Empezó a caminar con más urgencia hasta que escucho una rama quebrarse detrás de ella. Se dio la vuelta rápido asustada y vio a un hombre parado viéndola.
—Hola pequeña, ¿estas pérdida?—esta sonriendo, a Mia no le gustó su sonrisa.
No era amigable ni cariñosa era una sonrisa fría. El corazón de la pequeña niña empezó a latir más rápido.
—No te haré daño, —empezó a caminar hacia ella lentamente.—Solo quiero ayudarte.
—No encuentro a mi hermana..—susurró buscándola aún.
—Yo te ayudaré. —estiró su mano.—Vamos.
Mia negó con su cabeza. —No ya me quiero ir.—quiso irse pero el hombre la tomó de su mano con fuerza. —Me duele.—se quejó.
—Dije que yo te ayudaré. —apretó sus dientes con fuerzas y apretó más su agarré.
Mía empezó a llorar y quiso gritar antes de que el tapara su boca con su mano.
—Eres tan bonita.—acarició su cara, sus lágrimas seguían bajando por su rostro. —Nos vamos a divertir mucho. —susurró dejando un beso en su frente. Mia seguía negando y llorando más fuerte.
Mia nunca supo en qué momento alguien había arrojado al hombre lejos de ella, ya no pensaba en nada su mente había quedado en blanco.
Escuchó a alguien hablarle, levantó su vista y vio a una mujer rubia.
—¿Cariño estás bien?—Mia quiso girar su cabeza al hombre que se encontraba muerto sin el corazón. Pero la mujer no se lo permitió.—Mírame a mi cariño. Estarás bien. —le aseguró. —¿Cómo te llamas?
Mia vio a la mujer rubia, no era muy grande era joven de hecho. Tenía una sonrisa amigable nada comparada con la del hombre. Por alguna razón le dio confianza.
—Mia.—susurró en voz baja, si no fuera por su audición mejorada la mujer nunca la hubiera escuchado.
—Es un lindo nombre Mia, yo soy Lexi.—se presentó sonriendo.—Te voy a ayudar de acuerdo cariño.—se quiso acercar a cubrirla pero Mia se alejo. —No te haré nada de acuerdo, solo quiero darte mi chamarra.—señaló la prenda en su mano.
Intentó acercarse otra vez y al ver que no se movía siguió avanzando con sumó cuidado. Cubrió su pequeño cuerpo con la chamarra.
—Mírame cariño,—Mia la miró a los ojos. —Olvidarás todo lo que pasó, no sufrirás más por eso. Vivirás una vida feliz y olvidarás a este hombre. —la obligó.
Mia asintió obediente.
—¿Sabes donde vives?—ella asintió y le señaló el caminó. Al llegar se encontraron con los padres de Mia muy alterados quien al ver su estado entraron en pánico.
Lexi les explico lo que había sucedió, también se dieron cuenta de que ella era un vampiro, pero no hicieron nada.
Había salvado a su pequeña, le agradecieron por todo.
Miranda llevó a Mia para darle un baño. Ella y Elena siempre se bañaban juntas, usaban sus trajes de baño y jugaban en la bañera. Esta vez Mia se negó a que ella se bañaran juntas.
También se negó a que su madre estuviera ahí. Mía se sentó en el suelo sintiendo como él agua caí en su cuerpo.
Mia recordaba el hombro, aunque Lexi la intento obligar no pudo. No la había obligado.
Pero Mia hizo lo que ella le dijo, una parte de su mente y de ella la hizo olvidar todo lo que pasó, olvidó al hombre, olvidó esa fea tardé, olvidó a Lexi.
Y olvidó cómo sentir.
Quedó en blanco completamente, para protegerse tenía que dejar de sentir.
Una semana después fue su cumpleaños y ella no le interesó en absoluto, no sentía nada. Después fue diagnosticada con Alexitimia.
La Alexitimia puede deberse a factores hereditarios, manifestándose en ese caso desde la infancia; o aparecer como consecuencia de alguna enfermedad neurológica.
Si bien los resultados de esta investigación apoyan la idea de que los abusos sexuales en la infancia son determinantes para el desarrollo posterior de alexitimia.
Ese fue el caso de Mia.
Cuando fue creciendo, fue experimentado los noviazgos. Su primer novio comprendía la situación de Mia, estaba enamorado de ella. Jack era un gran chico. Pero Mia lo dejó, una parte de ella le decía que no estuviera con nadie.
Jack comprendía que ella no podía sentir nada pero aún así siempre estuvo para ella.
Luego llegó Fred, el también entendía la situación y no le molestaba en absoluto, el problema llegó cuando beso a Mia y el beso quiso subir de tono.
De nuevo una parte de Mia le dijo que se detuviera y lo dejara. Eso hizo lo terminó.
Luego llegó Damon, cuando lo beso no sintió nada tampoco estuvo la voz que le decía que se alejará. Eso fue hasta que el le dio un beso en el cuello, ella sintió un cosquilleo, no fue por nervios fue de temor.
Y de nuevo la voz estuvo ahí.
Klaus fue con el único hombre con el que tenía un contacto y la voz no decía nada.
No le entendía pero tampoco le molestaba, le gustaba estar cerca de él. Sentía que el la protegería.
No estaba equivocada.
❍❍❍
—Tiene que haber más en este vestido—se quejó Rebekah desde su camerino, haciendo que Mia pusiera los ojos en blanco desde su camerino a un lado de ella.
Después de salir del almacén,
la rubia exigió que necesitaba ropa
diferente ya que todo lo que tenia que llevar era el vestido de falda con el que se despertó.
Desafortunadamente para la joven chica, eso significó que fue forzada por su nueva amiga rubia a probarse ropa también, la original dijo que le gustaba como se vestía pero que necesitaba atreverse más.
—No hay—escuchó a Klaus murmurar exhausto mientras se miraba en el espejo, inclinando la cabeza a un lado mientras examinaba el vestido que llevaba puesto.
Rebekah le había dado un montón de ropa para probarse cuando las dos chicas entraron en la tienda, una de ellas era un vestido blanco, corto y pegado a su cuerpo.
Nunca había usado algo así, no es que le molestara simplemente nunca le llamó la atención vestirse así.
Vio su reflejo y se examinó, sus pechos eran pequeños, tenía un abdomen plano y su trasero estaba bien. Le gustaba como se le veía su cuello por alguna razón, sus clavículas se marcaban y su collar hacía juego luciendo bien en el.
Suspirando Mia salió del camerino al mismo tiempo que la rubia original salió del suyo.
La chica Gilbert miró a su nueva amiga que estaba de pie con un vestido negro corto con un escote bajo, exponiendo la mayor parte de su pecho.
—Te ves sexy—Mia le hizo saber, ganándose una sonrisa de Rebekah.
—Así que las mujeres del siglo XXI se visten como prostitutas—preguntó.
—Nuevo siglo, las mujeres pueden vestirse como quieran, el problema son las personas que juzgan por cómo se visten—exclamó Mia mirándola, siempre pensó que todos debían vestirse como quisieran.
A la demás gente no tenía que importarle nada en absoluto. Mi cuerpo mi desicion.
—No lo digo por ti. Mia, te ves muy
guapa. ¿No lo creen?—la rubia le preguntó a los dos hombres que no habían dejado de ver a Mia desde que salió.
La chica era hermosa nadie lo negaba pero con ese vestido se veía caliente.
Stefan nunca había visto a Mia vestida así, apartó la mirada con la cara roja. No le gustó para nada la mirada de Klaus en ella. Mía era como la hermana que nunca tuvo. No la veía de ninguna otra manera.
—Este.. Eh—Klaus intento formular una palabra pero quedó sin habla, la vista que tenía enfrente era lo mejor que había visto en toda su vida.
Por lo que levantó su dedo pulgar en aprobación para no quedar como un tonto. Mía asintió por su respuesta y también levantó su dedo pulgar a su dirección.
Rebekah se rio por la estupidez de su hermano, nunca lo había visto actuar así.
—¿Sabes, tengo miradas sucias
por llevar pantalones?—Rebekah
preguntó, tratando de salvar la reputación de su hermano.
—Llevabas pantalones para que las
mujeres de hoy en día no llevaran
nada,—habló Klaus agradecido por que su hermana cambiará de tema.
Rebekah se burló, mirando con
asco a los altavoces del techo.
—¿Y qué es esta música? Suena como un accidente de teleférico—se preguntó, no acostumbrada a la sociedad moderna después de pasar los últimos 90 años dormida en un ataúd.
—Es música de baile—dijo Stefan, causando que la mirada de la original dirigiera hacia él.
—¿La gente baila con esto?—preguntó con incredulidad, haciendo que la joven Gilbert tararease mientras Stefan asentía con la cabeza desde su lugar en el sofá. Klaus suspiró molesto.
—¿Hemos terminado aquí?—preguntó, irritado porque sus respuestas sobre por qué no podía crear más híbridos se estaban retrasando.
—¿Y por qué estás tan gruñón?—preguntó la vampira rubia mientras se acercaba hacia él, tomaba una copa de champán y otra de jugo de la bandeja que estaba a su lado antes de darse la vuelta y entregarle la de jugo a Mia.
—Necesitaba una cosa de ti para que
mi bruja averiguara por qué mis
hibridos están muriendo, una cosa.
Tu collar, y lo perdiste—respondió
con una sonrisa sarcástica haciendo
que Rebekah pusiera los ojos en
blanco.
—No lo perdió—dijo Mia después de tomar un sorbo de su bebida,—El collar decidió tomarse unas vacaciones—terminó haciendo reír a Rebekah.
—Entonces, ¿qué piensas?—preguntó Rebekah mientras miraba a su antiguo amante, girando 90 grados para permitirle ver mejor su traje.
—Me gusta—dijo, haciendo que Mia negara mientras Rebekah le
miraba sin avergonzarse.—¿Qué?—preguntó confundido, aunque aún sonriendo—Dije que me gusta—repitió una vez más haciendo que Rebekah lo mirara fijamente con una mirada penetrante.
—Siempre puedo decir cuando estás mintiendo, Stefan—escupió la rubia original mientras se alejaba de nuevo al camerino que ocupaba anteriormente.
Stefan levantó las manos exasperado, sin saber qué había hecho mal mientras miraba entre Mia y Klaus.
—Bien hecho, buen trabajo—le dijo Klaus sarcásticamente haciendo que Mia lo golpeara en la cabeza. —¡Oye!
—Tú eres el que le sacó la daga—el vampiro de ojos verdes respondió mientras el híbrido sonreía divertido.
—Los escuchó—grito Rebekah desde su camerino haciendo que los dos hombres se rieran.
Unos segundos después la rubia volvió a del camerino con un top blanco y unos pantalones cortos de mezclilla.
—Te sigues viendo sexy—la alago Mía de nuevo causando que la rubia se riera
—Ve a cambiarte.—le dijo la vampiresa rubia a su amiga mientras la empujaba hacia el camerino,
—Sip
—Oye. ¡Debes llevarte el negro! —Rebekah le gritó.
—Ah ¿negro? Deberías de mostrarnos el negro también—Klaus murmuró casi con esperanza.
—Uh, uh. No eres digno para ese.—Rebekah se burló de su hermano.
—Muy bien, voy a tomar un poco de aire fresco—murmuró Stefan mientras colocaba su copa de champán en la mesa delante de ellos antes de salir de la tienda.
No podía soportar estar en la misma habitación que Klaus, ni siquiera ocultaba su atracción por Mia. Eso le molestaba a Stefan.
❍❍❍
Mia y las cabezas de los dos hermanos se dirigieron a la entrada del bar
cuando Stefan entró casualmente,
caminando hacia ellos.
Poco después de que Stefan los abandonara en la tienda, los tres restantes, al darse cuenta de que el joven vampiro no volvería, dejaron la tienda y se dirigieron al bar de Gloria.
—Nos abandonaste—Rebekah le gritó al vampiro de ojos verdes desde su
asiento en la parte superior del bar,
haciendo que Klaus pusiera los ojos
en blanco ante la persistencia de su
hermana.
—Sí, lo siento—se disculpó Stefan,—La terapia de compras estaba haciendo que mi cabeza explotara—explicó, haciendo que la rubia original entrecortara los ojos a su antiguo amante.
—Si como no.—dijo Mia mientras jugaba con el cabello del híbrido. Estaba sentada en la barra y el estaba parado ente sus piernas disfrutando de sus caricias.
Rebekah al ver los juntos sonrió y empujó ligeramente a Mia quien para no caerse tuvo que sostenerse de Klaus. Envolvió sus brazos en su torso tocando su pecho, así enviándole una corriente al híbrido por su cercanía.
—Holap.—Mia lo saludo moviendo su cabeza hacia un lado.
Su cabeza había quedado entre su cuello, estaban muy cercas.
—Hola amor.—Klaus miro levemente sus labios.—Cuidado—dijo Klaus mientras se volvía para mirar a la rubia de ojos verdes que estaba sentada con una sonrisa inocente en su cara.
—¿Qué está haciendo?—Stefan
preguntó en voz alta mientras estiraba el cuello para mirar a la bruja que estaba sentada en la mesa delante de ellos en silencio, realizando un
hechizo.
—Está fallando—respondió el híbrido sin rodeos con una sonrisa de enfado, haciendo que Gloria lo mirara desde el otro lado de la habitación.
—Es dificil encontrar algo cuando no tienes nada con lo que seguir,—replicó, irritada por las constantes molestias del hibrido.
—Así, úsame—sugirió Rebekah mientras balanceaba sus piernas en la barra.—Sólo lo usé durante mil años—dijo la vampira con incredulidad mientras saltaba de la barra y se dirigía hacia la mesa, acostándose en ella teniendo en cuenta las velas encendidas.
—¿Ves? Ella ofrece una solución—dijo Gloria mientras miraba hacia el original más antiguo, Klaus poniendo los ojos en blanco en respuesta.—Bien, dame tu mano, cariño—le dijo a Rebekah encerrando su mano alrededor de la suya mientras empezaba a cantar en silencio en latín una vez más.
—Está buscando el collar, ¿eh?—Stefan preguntó en voz baja mientras miraba a las dos mujeres con una expresión indescriptible.
—Lo encontré—dijo Gloria de repente, su canto se detuvo al soltar la mano de Rebekah.
—¿Dónde está?—preguntó la rubia mientras miraba expectante a la bruja.
La bruja simplemente sacudió la
cabeza en respuesta.
—No funciona así, muñeca. Yo recibo imágenes. Hay una chica con sus amigas—comenzó a explicar.
—Si, una chica muerta con amigas.
muertas si no recupero mi collar—dijo Rebekah mientras se levantaba de la mesa, caminando de vuelta a Klaus y Mia en el bar.
—Hay que matarlas a todas. —Mia dijo mirando a Rebekah en modo de apoyó.
Klaus la miró con diversión, Stefan en pánico sabiendo que posiblemente esas chicas eran Elena y sus amigas y Rebekah sonrió en grande al tener el apoyo de su amiga.
—Tendré que volver a sumergirme para obtener los detalles—la bruja murmuró pasivamente mientras agitaba la mano, desestimando el original.
—Así que sumérgete—dijo Klaus con un tono aburrido mientras se bajaba
de su taburete con pesadez al separarse de Mia y caminaba hacia la
bruja de piel oscura.
—Necesito más tiempo—dijo Gloria, dando al híbrido una mirada de advertencia mientras él ponía sus manos sobre la mesa, inclinándose hacia ella..—Y espacio. Estás apurando mi juju —suspiró la bruja, irritada por la impaciencia de los originales.
—Podemos esperar—replicó mientras la miraba fijamente con agitación.
—Estoy segura de que puedes—dijo
pasivamente la bruja,—Pero eso no
es lo que le pregunté,—cerró con
llave, el color de los ojos chocolate y
el azul marino del hibrido mientras
ambos desafiaban al otro a mirar hacia otro lado primero.
Stefan entonces se acercó, poniendo una mano sobre el hombro de sus antiguos amigos sintiendo la tensión en la habitación.
—Hey, sabes, ¿por qué no volvemos
más tarde? Tengo hambre de todos
modos. Te dejaré elegir a quién nos
comemos—dijo persuasivamente.—Además no quiero que Mia se aburrá aquí y le prometí helado.—Klaus fijo su vista en la chica quien jugaba con Rebekah.
Los dos originales sonrieron antes de seguir al vampiro más joven fuera del bar, Rebekah entrelazo su brazo con el de Mia y salieron juntas.
❍❍❍
Mia vio como los vampiros “comían” ella pensó que realmente comerian no eso.
Suspirando se puso de pie y salió del almacén y comenzó a caminar por las calles de chicago, ya era casi de noche y todo estaba iluminando.
Busco un lugar en el que pudiera comer algo, más específico una hamburguesa. Vio que había un bar, afuera de él había muchas motocicletas. Vio el lugar y decidió entrar, en el momento que Mia puso un pie en el establecimiento todo quedó en silencio.
Había muchos hombres con chaquetas de cueros, algunos muy altos y robustos. Con expresiones serias. Ellos miraron a Mia con curiosidad.
Mia no les presto atención y se fue a sentar a la barra. El hombre que estaba atendiendo la miró. Ella estaba observando el menú.
Hamburguesa de fuego.
—Quiero esta.—señaló el nombre de la hamburguesa.
El hombre la miró y asintió. Se puso en marcha y empezó a hacer la hamburguesa.
—Soy Clark.—se presentó un hombre de barba negra larga, alto y robusto.
Mia lo miró y estiró su mano.
—Soy Mía Gilbert señor Clark.—dl hombre estrecho su gran mano con al pequeña de Mia.
—Sólo dime Clark.—comentó.—¿Que te trae por aquí Mia?—le dio un trago a su cerveza.
Mia lo imitó tomándole a su jugo.
—Vengo a comer.
—Nunca antes había entrado una chica aquí y menos como tu.
—¿Que significa como yo?—le dio una mirada.
El hombre negó levantando sus brazos.
—Bueno te vez como una chica adorable.—mencionó lo obvio.
—El tiene razón.—se metió a la conversación el cocinero.—Soy Bob.
—Un gusto Bob.
—Aquí está tu hamburguesa Mia. —le dejo el palo con el alimento.
La hamburguesa consistía en dos carnes, queso derretido, tocino y mucho chile.
Era un chile especial que la gente cuando lo comía sentía que se quemaba su boca con fuego.
Mia le dio un mordida y comenzó a comer normal, todos a su alrededor la miraba expectantes esperando su reacción. Al ver que la chica la comía como si nada.
Empezaron a festejar, gritos de emoción se escucharon y Mia los miró como si estuvieran locos.
—Chica eres especial.—Clark le hizo saber. Dándole una palmada en su espalda.
—Lo sé.—dijo de manera obvia.
—Nunca antes alguien había aguantado uno de mis hamburguesas. —le hizo saber Bob. —Saldrás ahí.—señaló una pared que tenía fotos de personas.
Mia asintió.
Cuando terminó de comer su hamburguesa, le tomaron su foto para poder enmarcarla y colgarla.
Resultó ser que a todos les agrado Mia.
—Yo te cuerdo a Isabella.—suspiro nostálgico Clark.—Era el amor de mi vida, la mujer más hermosa que he visto y conocido. Murió hace 10 años de cáncer. —soltó una lagrima.
La chica Gilbert le dio unos golpecitos en modo de apoyo.
—Fuimos felices por un tiempo.—le sonrió a Mia.
—Yo nunca he estado enamorada. O al menos no lo he sentido.
—¿No te gusta alguien?—pregunto Bob con curiosidad.
Ella negó de inmediato.—Nop.
—Debe de haber alguien que con tan solo su presencia te haga sentir algo, ten pongas nerviosa, te suden las manos o sientas esas cosas en la panza. Ya sabes.—le dijo uno de los hombres. Moa se quedó pensativa. —En esa persona que está pensado es la que te gusta.
¿Pensó en alguien?
Si.
Había pensado en Klaus en cada momento. Mía suspiró y miró a los hombres.
—¿Y que tengo que hacer? —les preguntó.
Ellos sonrieron y se acercaron a ella felices de darle sus ideas a la chica.
❍❍❍
—Mi chico murió, estoy aburrida.—se quejó Rebekah. Miró a su alrededor. —¿Dónde está Mia?
—Ella está coloreando justo ah.. —Stefan se callo al ver que el lugar estaba vacío. Se paro de inmediato.—¿Dónde está Mia? —preguntó alterado.
—¿Me estas diciendo que ninguno se dio cuenta que desapareció? —pregunta comenzando a enojarse Klaus.
—Tu tampoco lo hiciste.—lo acusa su hermana.—Tenemos que encontrarla.—la rubia comienza a salir del almacén con los dos hombres de tras de ella.
Los tres con la misma preocupación.
—Separense y no vuelvan si no es con ella.—ordeno Klaus furioso, los tres se fueron por diferentes lados.
Klaus empezó a calinar y escuchar para encontrar a la chica. El solo pensamiento de que se algo le había sucedido le causó un malestar.
Siguió caminando durante 10 minutos, empezó a regresar al bar de Gloria para que hiciera un hechizo de ubicación.
En el camino vio una cabellera que conocía a la perfección.
—¡Mia!—grtio llamando su atención. La chica se dio la vuelta y vio que traía puesta una chamarra un poco grande para ella con un escudo de motocicleta.
Se acercó a ella y sin dejarla hablar empezó a revisarla y preguntar si se encontraba bien. Suspiró de alivio y la abrazo.
—¿Dónde estabas? No vuelvas hacer eso.
—Tenía hambre.—se encoge de hombros.
Klaus suspiro y asintió lentamente. Antes de que pudiera decir algo más sintió los labios de Mia encima suyo.
Se quedó en shock un momento antes de regresarle el beso con fuerza. Lo necesitaba, lo había estado deseando desde hace mucho. Suspiro pasando sus manos por su cintura atrayendola más a él.
Ella paso sus manos por el cabello de él y lo jalo ligeramente sacándole un pequeño gemido a Klaus de satisfacción.
Al separarse vio que la chica tenía los labios inchados, la respiración entrecortada y el cabello hecho un desastre.
—No te vuelvas a ir así.—murmuró Klaus.
Ella negó y se volvieron a fundir en otro beso más apasionado que el anterior.
❍❍❍
La pareja regresa al almacén, Klaus le dijo a Mia que Gloria había desaparecido mientras caminaban, Klaus después de tanto tiempo tenía una sonrisa sincera.
Esa sonrisa se desvaneció rápidamente cuando los dos entraron en el almacén, viendo la mirada de preocupación en la cara de Stefan y la dura mirada en la de Rebekah.
—¿Qué está pasando?—Klaus
preguntó mientras él y Mia
se detuvieron frente a los dos
ex-amantes, causando que Rebekah
le diera a su hermano una mirada de advertencia.
—Algo está mal. Estaba preguntando por Mikael—dijo ella haciendo que Klaus se tensara—No está con nosotros, Nik. Puedo sentirlo—le dijo la rubia, una mirada triste en su rostro mientras miraba al hombre que una vez amó.
Una expresión de pánico apareció
rápidamente en las cara de Stefan, preocupado de que el híbrido se
diera cuenta de que le habían estado
ocultando la supervivencia de Elena
durante los últimos 3 meses.
—Ella está equivocada Klaus—suplicó el vampiro de ojos verdes, notando la expresión de enojo en la cara del híbrido.
Antes de que Mia tuviera la oportunidad de parpadear, Klaus se acercó rápidamente a su amigo y le rompió el cuello, permitiendo que Rebekah lo llevara a la camioneta.
—¿Qué esconde Stefan?—preguntó Klaus mientras se acercaba a la chica.
—Y yo que sé—le dio una mirada aburrida sin importarle la situación.
Klaus soltó una risa sin sentido del
humor.
Klaus sabía que Mia nunca demostraría miedo o alguna emoción. Suspiro no hace 20 minutos el híbrido se sentía en la gloria besando a la chica y ahora se estaba cuestionado si de verdad ella quería hacerlo o era todo un plan.
—Confié en ti—empezó, haciendo que Mia lo mirara,—Hice tantas cosas que nunca haría y tu… —dijo incrédulo, con la ira bañándole la cara.—¿El beso por que fue o es una estrategia?—preguntó Klaus, dolido.
La chica Gilbert lo miró y no respondió causando que Klaus se enojara, caminando hacia ella y arrastrándola fuera del almacén sin decir ninguna palabra.
Sabía que si hablaba de nuevo descargaria su enojo en ella y sin importar qué enojado estuviera no le haría daño a Mia.
✧✧✧
—Los amo con mi vida por el apoyo, pero no se olviden de votar por el capitulo!
Pd. Díganme que les pareció el capitulo <3
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