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¡Feliz cumpleaños a tí, Purple! —felicitaron al unisono sus amigos con emoción y orgullo por el morado, el cuál con una leve timidez solo se limitaba a mirar las velas encendidas que formaban un dieciséis, pues era la primera vez le cantaban en su fiesta.
Era una noche algo gélida a finales de Noviembre, donde Purple, cumplía años y se acercaba poco a poco a la adultez.
Levantó su vista hacía los que tenía en frente con una leve sonrisa, este era el primer cumpleaños que pasaba en compañía, por eso mismo mantenía un poco de incredulidad en su consciencia apenas procesando los hechos. Normalmente nunca celebraba esta festividad antes de conocerlos a todos ellos ¿Quién se tomaría la molestia de ir su fiesta?
—¡Rápido! Pide un deseo antes de soplar la velita —sugirió entusiasmado un chico rojizo de baja estatura cuando todos finalizaron el canto.
—¿Qué tal si deseas salud y prosperidad? —propuso la idea un jóven anaranjado a su costado y apoyó su brazo en el hombro del anterior chico; quién mostró algo de molestia por ello.
—Deseo salud y prosperidad —se río levemente avergonzado tapándose la boca, para luego soplar las velas encendidas sin dudarlo.
—¡Hurra! —los de la habitación aplaudieron con felicidad cuando apagó las velas, mientras el cumpleañero mantenía su sonrisa a todos los presentes.
Pronto las luces volvieron a encenderse, y la música adueñó el lugar nuevamente, regresando a ser un lugar más vivo y animado.
—¡Haz una selfie Second! Al menos debemos tener un recuerdo de esto —el rojizo volvió hablar, proponiendo una foto juntos.
Pronto todos se pusieron en posición, claro, dejando al cumpleañero violáceo en el medio para que Second, al costado de todos, captara el momento con su móvil. Algunos sonrientes y otros haciendo caras graciosas.
—Creo que se te olvidó especificar para quienes era dirigida la salud y prosperidad —sonrió nervioso el de color naranja dirigiéndose a él morado para palmear su hombro, luego de la toma.
—Oops...Lo siento —el morado le devolvió la sonrisa rascándose la nuca en vergüenza por olvidarse de ese detalle—. Me dejé llevar por la emoción.
—Déjenlo, seguro ya quiere comerse la torta —rió un amarillo en broma.
—¿Qué importa? Lo relevante esque todos estamos unidos ¿No? —el rojizo se interpuso entre los dos y los abrazó a ambos por el cuello, dirigiendo una sonrisa tierna a los individuos—. Te estás poniendo viejito como Second —le comentó a Purple cambiando de tema, despeinando sus cabellos lisos.
—¡Hey! literalmente solo le gano un año al igual que tú —se quejó el anaranjado quién frunció el ceño mientras el bajito le sonreía con son de burla buscando una provocación, cosa que estaba consiguiendo.
Purple soltó una carcajada ante la escena.
—Misma edad y eres todo un microbio, Reddy —se unió Purple con el mismo tono burlón, levantando una ceja y devolviéndole la misma sonrisa; desafiando previamente al adverso. Una cucharada de su propia medicina, diría él.
En las mejillas de Red adueñaron un color rojizo de la vergüenza casi superando el mismo color de su cabellera, mientras Second se carcajeaba al lado de él como si le hubiesen contado el chiste más gracioso del mundo. No escuchó un argumento de vuelta, solo un gruñido en respuesta.
—Parece que a alguien le cortaron la lengua —vaciló un chico verde con un azulado al lado, quién río levemente.
—Bueno, ustedes sigan con lo suyo, yo cortaré el pastel —avisó el morado y vio a los invitados encaminarse de vuelta a la fiesta, volviendo a sus expresiones normales como si todos los días hiciesen ese tipo de bromas. No sin antes el anaranjado le dirigió mirada cómplice por cerrarle el hocico a Red.
Se volteó a la mesa y agarró un cuchillo de cocina que estaba al lado del pastel de chocolate cremoso. De la nada, el mismo objeto captó su completa atención, como si estuviese enfrente de una pieza de museo de muchos años conservado.
Se detuvo a observarlo detenidamente y captar cada detalle, viendo su propio reflejo distorsionado en el. Pronto un brillo adueñó sus iris amatistas mientras miraba atento. Se sintió extraño agarrar aquel utensilio frío y punzante. Pensamientos intrusivos atacaron su mente mientras no le despegaba la vista del reflejo ¿Espera... Qué carajo hacía? Sacudió su cabeza en busca de disipar esos pensamientos no deseados en su subconsciente para cortar una rebanada de una buena vez.
Arrugó su entrecejo en busca de concentración, sin embargo cuando acercó la parte afilada al pastel, un agarre en la muñeca le detuvo por sorpresa.
—¿Qué crees que haces? —le regañó un chico azulado un poco más alto que él quién sujetaba su muñeca firmemente con una mirada de desaprobación—. Eres el cumpleañero, déjame hacer está tarea por tí —sugirió acto de educación, una leve sonrisa dulce apareciendo en su rostro.
Purple le devolvió la sonrisa, entregándole el cuchillo para brevemente alejarse. No obstante, un poco sorprendido por el repentino agarre ¿Acaso habrá notado su extraño comportamiento? Nisiquiera el entendía que le pasó en esos segundos.
—Gracias Blue —agradeció viendo como el azul ponía un trozo de torta en un plato, olvidando lo que acaba de pasar, restándole importancia—. ¿A donde fueron Yellow y Green?
—Yelly esta en la cocina en busca de más bocadillos —explicó cortando una segunda rebanada—, y Green me dijo que te estaba esperando afuera, deberías ir para echar un vistazo.
¿Green esperándolo? Una semilla de curiosidad e intriga creció en su interior ¿Como qué querría decirle aquel adolescente? Blue interrumpió sus pensamientos y las posibilidades inundando en su mente cuando le entregó un pedazo de pastel sobre una servilleta.
—Dale esto, estoy seguro de que no vendrá hasta aquí —le solicitó al morado junto con una dulce sonrisa, quién asintió con la misma y se encaminó al patio trasero de la cabaña modernizada.
Sí, vivían en medio de un bosque solitario pero pacífico, lo que más caracterizaba el hogar eran sus ventanas enormes y su ambiente tranquilo, cosa que era todo lo contrario esa noche. Era temporada de Otoño en ese entonces por lo que el exterior el viento era feroz ya que se acercaba el invierno. Pero no era un problema en el hogar, pues se mantenían cálidos con la chimenea encendida.
En su recorrido miró su alrededor, la música clásica a tope penetraban sus oídos y el ambiente animado. Lo que no le agradó fue presenciar bebidas alcohólicas; como el champán, cual miraba con curiosidad ¿Qué hacía eso allí? Nadie de aquí cumple la edad suficiente para aquello y solo esperaba que esas bebidas se hubiesen conseguido legalmente. No encontró más cosas interesantes, solo el naranja echándole crema batida al rojizo encima como si fuese una malteada. Le pareció gracioso, más aún esa expresión de pura irritación.
Abrió paso a la puerta corrediza que lo llevaba a la zona trasera de la casa, donde encontró al verde apoyado informalmente no muy lejos en la pared de su derecha. Algo que le pareció extremadamente raro, Green no es de ese tipo de personas que buscan los lugares más solitarios como ahora mismo se encontraba. Pero decidió no preguntar aquello.
—¿Tomando aire fresco, eh? —Cerró la puerta corrediza la cuál calló la música de adentro al momento de ser cerrada, creando un ambiente un poco más tranquilo. Se acercó y le entregó la comida solicitada. El contrario solo le dedicó con una sonrisa.
Observó que este también bebía una mínima cantidad de Vodka en un pequeño vasito.
—¿Estás disfrutando la fiesta? —preguntó el verde quién depositó el vasito en la mesa de Picnic a su lado y le acomodó el gorrito de fiesta que había sido movido por el rojizo al igual que su cabello.
—Mucho —respondió con genuinidad—, creo que sin dudas es la mejor fiesta que he tenido.
—Preparate entonces para las siguientes porque nosotros somos gente fiestera —bromeó dándole una mordida al pastel—. Mh... ¿Quién preparó esta cosa tan deliciosa? —saboreó de forma grata el pastel cremoso, algo sorprendido por su buen sabor.
—Blue lo hizo, como te esperarás —rió leve.
—Ya lo suponía —siguió comiéndose la torta de chocolate—. Él siempre hace comida buena.
Estaba de acuerdo con esa afirmación, aparte de tener al mejor chef, tenía una fiesta buena ¿Podría pedir más este día?
—Por cierto ¿Querías decirme algo? —recordó las palabras del chico azul, viendo a Green quién al parecer notó su obvia intriga y curiosidad.
—Vamos a sentarnos en la pileta —terminó su pastel y votó la servilleta por ahí. Purple parpadeó cuando mencionó eso, miró al frente para acordarse de la pileta que tenían atrás. Vaya lujos, pensó.
Minutos después de cambiarse, obviamente porque no querían mojar sus anteriores prendas normales, tomaron asiento en la orilla de aquella pileta donde la luna les iluminaba, y por supuesto, las luces de la cabaña.
Se mantuvo cabizbajo e introdujo sus piernas en el agua, dónde se le escapó un suspiro al hacerlo. Sintió un pequeño escalofrío por lo frío que se encontraba. De alguna manera le relajaba esa sensación.
—Más que decirte algo, quiero darte algo —captó su atención cuando Green rompió el cómodo silencio que se formó entre ambos, volteando a mirarle.
El más bajo ladeó la cabeza parpadeando varias veces con intriga, y concentró su atención en las manos del otro, quién sacó una pulsera y tomó su muñeca derecha para ponerle ese detalle.
—Algo para que me recuerdes donde quiera que vayas —le guiñó el ojo con una sonrisa pícara, aunque juró notar un tono medio burlón en él.
Sin decir una palabra se miró la muñeca donde le puso la manilla, girando a esta sucesivamente. Era hermosa, perlitas de color morado y verde pasteles relucientes. Involuntariamente sin darse cuenta, unos pequeños brillos nacieron en sus ojos.
—G...gracias —titubeó un tanto embobado en el obsequio, dónde una sonrisa diminuta se formó en sus labios sin darse cuenta, jamás había recibido algo como esto. Volvió a pegar su vista en Green, solo que esta vez a la muñeca ajena, donde pudo notar una pulsera exactamente igual.
No dedujo el momento exacto donde comenzó a escuchar voces secundarias atrás de ambos y que alguien se acercaba a toda velocidad.
—¡JERÓNIMO! —gritó Red corriendo hacía la pileta donde se lanzó sin dudarlo haciéndose bolita, salpicando especialmente al morado.
—¡Maldita sea Red! —se quejó cuando el agua le atacó agresivamente, empapando sus adorados mechones lisos. Imágen digna de un pequeño gatito mojado por la lluvia.
El verde solo se carcajeó sin parar ante la escena hilarante, lejos de percatarse de la mirada fulminante que le lanzó el morado. Poco después apareció Second quién también se metió al agua solo para salpicarle al rojo e iniciar una guerra.
El tiempo pasó más rápido de lo que hubiese pensado, de estar en una pileta a cambiarse y entrar de nuevo a la cabaña, hasta dormirse en un lugar muy aleatorio en el suelo, a pesar de no haber bebido ni una sola gota de alcohol, o eso creía, a comparación de otros. La música seguía en pie pero eso no era algo de que preocuparse para los exhaustos.
Al final del día, sintió una calidez en su pecho, pasó probablemente la mejor fiesta de su vida con las mejores personas con las que se hubiese cruzado.
Solo deseaba que esa felicidad no se acabase algún día.
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HOLIS❗❗😁 esperó que les haya gustado el primer capítulo, que en el futuro quizá tenga peso, jejewkhjej
No creerán la cantidad de veces que revisé y corregí esta cagada, apoyen plis XDDDDDDD
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