ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴠ : ᴇʟ ᴅᴜᴇʟᴏ
La Manada se reúne en su tradicional campo de batalla la mañana después de que Jett desafiara a Jimin a un duelo. Si gana, tomará el lugar de Jimin como Alfa.
Te mantienes cerca de Layla entre la multitud, esperando ansiosamente que comience la batalla.
- Todo el mundo luce nervioso. Esto parece... malo.
- Cariño, no te preocupes. Hay una razón por la que Jimin ha sido el Alfa todo este tiempo. Si Jett pudiera ganar, habría desafiado a Jimin hace tiempo.
- Yo... Espero que Jett reciba su merecido. Ha estado encima de mí desde el primer día. Estoy harta de eso.
- Sí, te entiendo. Él casi siempre me ignora. Pero claro, no soy yo quien le habla al Alfa al oído...
- ¿Qué? ¿Él cree que yo tengo algún tipo de influencia sobre Jimin?
- Tienes más poder del que crees...
- Yo solo... no puedo evitar sentirme responsable.
- Escucha. Esto lleva mucho tiempo. Créeme. Si tú no hubieras aparecido, Jett habría encontrado otra excusa para poner a prueba a Jimin.
Esbozas una sonrisa.
- Lo sé. Ya he aprendido que siempre tienes razón.
- Chica lista.
- Entonces, el que gane se convierte en Alfa... ¿y nosotros nos quedamos mirando cómo se pelean a muerte o algo así? Por favor, dime que no es realmente hasta la muerte.
Layla te palmea el hombro.
- No hay razón para preocuparse. Bueno, quizás hay... como, un uno por ciento de razón para preocuparse.
Antes de que puedas reaccionar, Jimin y Jett entran al lugar de combate vacío.
- Ven.
A través del Vínculo, percibes la calma de Jimin, la confianza feroz en sus propias habilidades.
- Cuídate.
Sus emociones están al máximo... lo que las hace más claras para ti a pesar de la distancia física. Layla se inclina para susurrar...
- Básicamente, luchan hasta que uno se rinde. Todo está permitido. No hay reglas.
- Entonces eso significa...
- El ganador decide si el perdedor puede vivir. Pero no te preocupes, Jett siempre se precipita en las cosas y se agota. Por no hablar de que hará cualquier cosa que lo haga parecer impresionante. No es rival para la fuerza o las garras de Jimin.
Los dos hombres se rodean cautelosamente. Están esperando algún tipo de anuncio formal para comenzar la pelea, cuando de repente, ¡Jett ataca!
- ¡Por la Manada!
- ¡Apártate!
- Jrrphh...
Jimin lo esquiva. Extrañamente, tienes la sensación de que te escuchó, aunque no hablaste. Y entonces es como si estuvieras ahí en la batalla, observando a Jett a través de los ojos de Jimin, y sintiendo la conciencia de él a través del Vínculo.
- (Oh, Dios mío... puedo usar esto para ayudarlo).
Tu visión se duplica al mirar a través de los ojos de Jimin, y sabes que tus pensamientos van directamente a su mente.
- ¡Golpéalo!
¡Jimin lanza un poderoso pero inoportuno golpe, fallando a Jett por poco!
- ¡Ja!
Jett se aprovecha de la momentáneamente pérdida de equilibrio de Jimin, dándole una patada en las piernas.
- ¡Urrff!
Jimin golpea el suelo con fuerza, pero se levanta rápidamente, solo un poco raspado.
- (No es un buen comienzo...).
Rugiendo, Jett se transforma en un enorme lobo, cuyo pelaje atigrado sustituye a su piel empapada de sudor.
- ¡Grrraaar!
Jimin enseña los dientes, que se vuelven repentinamente largos y feroces al igual que la transforma de Jett.
- ¡Rrrawr!
Todavía se te congela la sangre al ver la facilidad con la que su humanidad se desprende para revelar la bestia que llevan dentro.
- ¡Hazle creer que ganó!
- Arrr...
Jimin finge una lesión, cojeando hacia atrás mientras atrae a Jett cerca...
- ¡Arrr!
- ¡Ahora! ¡Atácalo!
¡Jimin arremete repentinamente, mordiendo a Jett en el costado! Puedes saborear su sangre, agria y salada contra tu lengua.
- Grrrr...
- ¡Arr!
Jett se lo quita de encima y se separan de nuevo, jadeando, mientras la sangre se extiende por su pelaje. Hay una ráfaga de movimientos feroces, de gruñidos y aullidos mientras hunden los dientes en la piel y el pelaje una y otra vez. Se enfrentan golpe a golpe, y por un momento no estás segura de si la balanza del combate se inclinará a favor de alguien... pero sientes que Jimin está lejos de caer. Pero entonces él se quita de encima a Jett y se transforma de nuevo, esta vez en su forma Primigenia, creciendo alto y grueso de músculos, con los ojos dorados.
- Rrrr...
Jett se levanta y hace lo mismo.
- Grrr...
Ambos respiran con dificultad, agotados. Sus heridas los acompañan incluso cuando se desplazan.
- ¡Acaba con esto!
Jett se lanza contra Jimin, que extiende sus garras para golpear la cara de Jett.
- Jrrrhh...
- ¡Jrrowww!
La carne y la piel se desgarran cuando Jett recibe el golpe, y antes de que pueda recuperarse, Jimin avanza y lo estrella contra el suelo.
- Orrgghh...
Él lucha, pero no puede levantarse. Jimin sangra abundantemente mientras mira a Jett.
- Muestra... tu... garganta.
Jett tarda mucho, pero finalmente obedece, levantando el hocico para exponer su pulso palpitante.
- Jrrr...
Jimin se mantiene erguido, herido pero victorioso. Se gira para verte entre la multitud, sonriendo ferozmente, con los ojos dorados.
- ¡Auuuu!
Sonríes con alivio al sentir que su triunfo florece en tu pecho. La Manada comienza a gritar y silbar, aceptando el resultado de la victoria de Jimin.
- ¡Ganó!
¡Pero entonces ves a Jett poniéndose de pie... moviéndose para atacar mientras Jimin está de espaldas!
- Él no puede...
- ¡Jimin! ¡Cuidado!
¡Jett se impulsa para golpear la izquierda de Jimin!
Jett salta y aterriza en un costado de Jimin. Hunde sus mandíbulas profundamente en el brazo de Jimin y este aúlla de dolor.
- ¡Raaaaaaaarh!
Jimin ruge, derribándolo con un golpe feroz. Jett aterriza con fuerza y queda tendido, jadeante, en el suelo. Esta vez, Jett está realmente acabado.
- Yo... soy... el Alfa.
- ... Sí.
Jett baja la cabeza, con las orejas echadas hacia atrás de forma sumisa. Con la cola literalmente entre las piernas, cojea hacia el bosque para lamerse las heridas.
Jimin se voltea para mirar a la Manada, la sangre gotea de sus dientes y de su brazo. Te apresuras a ir a su lado mientras se transforma lentamente en humano. Hay una salpicadura de sangre fresca en su mejilla.
- ¡Ay, no! ¿Estás bien?
- Jett tuvo un golpe de suerte una o dos veces. Pero no es rival para mí.
Te tomas un momento para examinar la herida de su brazo. La mordedura es profunda y desigual. Puedes sentir la sangre que se escapa de él con cada pulsación.
- ¡Jimin! ¡Tu brazo!
- Estaré bien. Solo necesito bañarme en la laguna curativa.
- ¿La laguna curativa?
- Las aguas... están llenas de magia Primigenia. Eeeh... ellas... aceleran la curación.
- Has perdido mucha sangre. ¿Estás seguro de que puedes llegar hasta allá tú solo?
Él te sonríe y luego hace una mueca de dolor al intentar apretar tu mano.
- ¿Me estás ofreciendo tu ayuda? Porque no la rechazaría.
- ¡De ninguna manera te dejaré ir solo!
Jimin suelta una carcajada y luego hace una mueca de dolor, la sangre vuelve a brotar por el esfuerzo.
- Con tu ayuda volveré a estar completamente sano en poco tiempo.
- Ven, apóyate en mí.
Pero él se aleja, poniéndose de pie con orgullo mientras tú tratas de ayudar.
- No. No hasta que estemos fuera de la vista.
• ୨❀୧ •
La laguna curativa es como un hermoso y perfecto espejo que refleja el cielo dentro de un círculo de árboles. Al llegar al borde del agua, Jimin se quita la ropa y se mete en el agua.
- ¡Ah!
La sangre tiñe el agua de color rosa y tu corazón se estremece.
- ¿Esto funcionará de verdad? ¿Estás seguro de que no necesitas un hospital? ¿O quizás un veterinario...?
Él te dedica una sonrisa torcida.
- Ahora entiendes por qué lo hacemos así.
Él inclina la cabeza hacia atrás contra el banco de tierra y cierra los ojos, tú sientes que su dolor se desvanece.
- Aah...
Admiras su estado de relajación por un momento, y luego te dejas llevar por el deseo de pasar tus dedos por su barba crecida deleitándote con la sensación.
- Mmm...
Tararea con placer, inclinando su mejilla hacia tu palma. La profundidad de su confianza hacia ti irradia a través del Vínculo. Dejas que tus dedos vaguen por donde quieran... por su frente, por su cuello y por la curva de su clavícula.
- Parece que no puedo dejar de tocarte.
- No quiero que te detengas.
Te arrodillas al borde del agua, junto a él. Recoges el líquido frío entre tus manos y lo viertes sobre su herida. Al tocar el agua, sientes el mismo poder profundo de la magia Primigenia que sentiste en la mina, un cosquilleo en la punta de los dedos y en los brazos...
- Quizás esto realmente sí funcionará...
- Por supuesto que sí.
Jimin hace una mueca de dolor cuando el agua toca su herida, pero deja de sangrar inmediatamente. Mientras observas, los bordes de la herida se unen visiblemente a medida que el agua los lava. Al mirar su cara, ves que los pequeños cortes y moretones ya han desaparecido.
- Es como en la mina...
- Sí. Al igual que con la tierra, la magia Primigenia puede restaurar nuestros cuerpos a su estado natural.
Le tocas el bíceps con cautela. El músculo y la piel están como nuevos.
- Wow. Es un truco muy útil. Ojalá lo hubiera tenido cuando era niña... Habría ayudado mucho con todas las rodillas raspadas.
El contacto físico enciende un fuego entre ustedes, y él te observa con un brillo hambriento en los ojos.
- ¿Cómo te sientes?
- Unos minutos más y todo estará bien.
Dejas que tu mano pasee por su hombro hasta la nuca, sintiendo que la tensión se alivia con tu contacto. Tus dedos recorren los nudos de sus hombros, presionando y amasando. Jimin aspira aire entre los dientes y luego se relaja poco a poco.
- Jimin... ¿Esto sucede a menudo?
- ¿La recuperación de heridas mortales en la laguna curativa? ¿O que los miembros de la Manada desafíen al Alfa?
- La segunda.
- Hoy en día, rara vez. Pero cualquiera tiene derecho. Es mi responsabilidad demostrar que tengo la fuerza para liderar. Si no lo hago... entonces merezco perder.
- ¿Incluso con alguien como Jett?
- Sí.
- Pero... Le tengo miedo.
Jimin te toma de la mano con una mirada intensa, a través del Vínculo puedes sentir su deseo de protegerte.
- No le temas. Cualquiera que quiera hacerte daño tendrá que matarme a mí primero.
Sus ojos brillan y se tornan dorados por un momento.
- Y ya viste que es algo difícil de lograr.
- Siento que nunca hubieras tenido que luchar contra él si no fuera por mí. No importa lo que haga, nunca parece ser suficiente.
La frustración aparece en tu voz...
- Esto es muy difícil... No quiero interponerme entre tu gente y tú.
- Tú eres parte de mi gente, Marisa. No puedes interponerte entre nosotros. Eres una de nosotros. Y yo soportaría mil heridas peores que esta para defenderte. Algunos de la Manada piensan que está mal que los hombres lobo escuchen a los humanos. A cualquier humano. Pero otros tienen un gran respeto por sus compañeros piel de lobo.
Te mira con seriedad.
- Entiende que nuestra cultura es antigua y se resiste al cambio. Aunque lo estoy intentando.
- Es solo que... no puedo ser lo que ellos esperan. Si me voy a quedar aquí... contigo... No puedo ser menos que tu compañera en igualdad de condiciones.
Jimin se irrita, sentándose erguido y entrecerrando los ojos.
- ¿Quieres... liderar la Manada conmigo? ¡No conoces nuestras costumbres, nuestros rituales sagrados, a nuestros enemigos! ¿Cómo puedes ser mi igual para liderarlos?
Te sientas sobre tus talones, alejándote.
- No estoy hablando de la Manada. Estoy hablando de lo que me estás pidiendo. ¿Cómo puedo... Aprender toda esta nueva cultura? No quiero liderar la Manada. Ni siquiera estoy segura de si me gusta la Manada. ¿Por qué te cuesta tanto entender lo extraño que es todo esto para mí?
Para tu sorpresa, él sonríe aparentemente aliviado.
- Tienes razón, Marisa, y no te pediría que te entregaras de esa manera.
- Pero todo lo que acabas de decir, sobre la Manada...
- Ya has... abierto mis ojos más de lo que jamás creí posible. No te pido que cambies, ni que des nada que no quieras dar. Y haré todo lo que pueda para que esto sea un hogar para ti. Pero no puedo dejar que me desafíes abiertamente delante de los demás.
- ... Te haría parecer débil ante la Manada, ¿no?
- Podría significar mi muerte. No ahora, mientras sea fuerte. Pero dentro de unos años, tal vez. Necesito que aceptes eso. Que sepas cuándo someterte.
- ... Igual quiero darte órdenes.
Jimin te agarra de repente, arrastrándote al agua sin avisar.
- ¡Hey!
- Eres una amenaza.
- Dos pueden jugar el mismo juego.
Tú le echas agua en represalia. Él se adelanta y te abraza cálidamente, inmovilizando juguetonamente tus brazos contra tus costados. Sigues la trayectoria de una gota que cae de su pelo a su mejilla. Su voz se vuelve ronca cuando su mirada se encuentra con la tuya, oscura de deseo...
- Marisa... incluso pronunciar tu nombre es suficiente para abrumarme.
Tus ojos se dirigen a los suyos, leyendo el mismo deseo en ellos, y de repente ambos cierran la brecha, sus labios se encuentran formando un enredo. Gime tu nombre, con las manos subiendo por tu espalda, aplastándote contra él.
- Te has convertido en el centro de todos mis pensamientos. Nunca podré estar lo suficientemente cerca de ti.
Rodeas con tus brazos sus anchos hombros, saboreando su fuerza. Su pasión te marea y te aferras desesperadamente a sus tensos músculos.
- Cada vez que me tocas, es como...
Te quedas sin palabras cuando sus manos se aventuran a bajar, recorriendo posesivamente tu cuerpo, hasta que sube tus piernas para enredarlas en su cintura. Gimes ante el contacto íntimo, sus caderas empujan hacia ti...
- ¿Sí? ¿Cómo es?
Su voz suena como un ronroneo somnoliento en tu oído, y aspiras cuando sus dientes te pellizcan el lóbulo de la oreja.
- Como si todo lo que siento se duplicara... Yo no...
Las palabras te fallan por completo cuando su boca recupera el control de la tuya, el contraste de su cuerpo cálido contra tu piel fría te hace gemir de deseo. Como un espejo, percibes la pasión no solo en tu cuerpo sino en el suyo, encendiendo a ambos. Dejas caer la cabeza sobre su hombro, debilitándote, todo tu ser se concentra en su contacto...
- Marisa...
Pero entonces sus manos bajan a tu cintura de repente, empujándote suave pero decididamente. Su respiración es entrecortada, como si le doliera... y puedes sentir el conflicto que se desata en él.
- ¿Estás bien?
- Estoy bien. Pero no puedo seguir con esto. Juré que no me permitiría acercarme a ti sin saber con certeza que te quedarías... Pero me resulta casi imposible controlarme cuando estoy contigo.
- Yo... Te deseo. Ahora mismo. No puedo esperar más.
Él entierra su cara en tu cabello, y sientes un gruñido bajo que retumba en su pecho mientras lo acercas. Te besa por última vez y da un paso atrás. Te mira fijamente y en sus ojos puedes ver todo lo que desea hacerte...
- Lo harás. Por mí.
Después de un momento para calmarte, sales del agua y examinas el brazo de Jimin por última vez.
- Te aseguro que estoy bien.
- Ni siquiera hay una cicatriz... No puedo creerlo.
- Nunca te mentiría.
Él te observa atentamente y, aunque tu cuerpo sigue deseando su contacto, haces lo posible por ignorarlo.
- Lo sé.
De vuelta a tierra firme, haces lo posible por escurrir tu camisa. Jimin sale del agua sin ayuda, con las fuerzas recuperadas.
- Muchas gracias. ¡Ahora tendré que caminar todo el camino de vuelta a la guarida con la ropa mojada!
Él observa las zonas en las que tu ropa se pega más a tu cuerpo.
- De nada.
- Estaba siendo sarcástica.
• ୨❀୧ •
Esa tarde... Te sientas junto a Jimin frente al fuego. Isobel está a su otro lado, adulándolo tras su victoria. Con intensidad.
- Le dije a Jett que era un tonto por desafiarte.
- Mmm...
- Cualquiera puede ver que eres el Alfa más fuerte en varias generaciones.
- Eso no era lo que le decías a Jett ayer.
Te ignora, halagando a Jimin.
- Pero ahora, ese feo asunto terminó. Y tú eres el Alfa correcto, como sabía que eras.
- Basta, Isobel.
Su mano serpentea posesivamente por el hombro de Jimin, y ya no puedes contenerte.
- Isobel... No lo toques. Es mío.
La expresión de Isobel es cruel.
- No te has ganado el derecho a darme órdenes.
Jimin se levanta, dejando caer la mano de Isobel mientras se enfrenta a ella. Su expresión es impasible, pero percibes la silenciosa ira que hay bajo la superficie.
- No olvides que escuché las palabras de ánimo que susurraste al oído de Jett, Isobel.
- Yo...
- Puede que te hayas ganado tu lugar aquí, Isobel, pero Marisa y yo tenemos un Vínculo. Es a ella a quien quiero a mi lado. Y ahora que la conozco, nunca habrá otra mujer para mí en este mundo.
- Jimin...
- Eso es...
Su expresión decae solo un instante antes de recuperar su máscara altiva. Se levanta enfadada y se aleja. Jimin vuelve a sentarse a tu lado y su hombro choca con el tuyo, de forma casual pero cariñosa.
- Gracias por reprenderla. Quizás esta vez te escuche de verdad.
- No volverá a molestarte.
• ୨❀୧ •
El resto de la noche pasa rápidamente y pronto te encuentras en la cama, profundamente dormida... Morgan está de pie frente a ti ante el resplandor de la puesta de sol, las olas del océano mojan sus pies... Las dos parecen ser las únicas criaturas vivientes en la Tierra. Se acerca a ti... con los dedos estirados...
- Marisa, ¿eres tú?
- ¿Estoy... realmente aquí?
A medida que las palabras salen lentamente de tu lengua, te das cuenta de que está soñando.
- Para mí, sí estás aquí.
Te miras las manos... ¿si lo intentaras, quizás podrías moverlas... y controlar este sueño...?
- Quédate conmigo, Marisa. Podemos estar aquí... juntas.
Morgan se acerca a ti, pero el tiempo se ralentiza mientras se estira, alejándola cada vez más...
- Nunca dejaré que se queden contigo, Marisa...
Intenta alcanzarte. Sus dedos parecen estar muy cerca y... sin embargo... nunca... se tocan... Y el sueño se desvanece...
• ୨❀୧ •
Al día siguiente... Tu sueño ya se ha desvanecido cuando te adentras en el bosque con Jimin... Él se mueve con una gracia silenciosa, haciéndote sentir como un rinoceronte torpe mientras las ramitas se rompen con fuerza bajo cada uno de tus pasos.
- Bueno, eh, me gustan los paseos por la naturaleza, pero ¿qué estamos haciendo aquí?
- Voy a enseñarte a moverte como una depredadora. Como una mujer loba. Lo hiciste bien en tu primera cacería, pero en el futuro debes saber cómo no delatar tu posición.
- Está bien, me parece bien. Enséñame a ser como una de ustedes... o lo más parecido que se pueda.
- En primer lugar, asegúrate siempre de estar a favor del viento. Cualquier animal te olerá a través de la brisa mucho antes de poder verte.
Asientes con la cabeza y Jimin se acerca, apoyando la palma de su mano en la parte baja de tu espalda. Respiras con fuerza. Su tacto es inocente, pero, aún así, despierta sensaciones en ti.
- Dobla las rodillas. Mantente agachada mientras pisas. Ve despacio. Y vigila tus pasos.
- Parece mucho para recordar.
- Pronto será algo natural.
Te observa con atención, y de repente te sientes tú como la presa. Haciendo lo que dice Jimin, avanzas con cuidado. Te sorprende lo tranquila que estás, a pesar de toda la hojarasca que hay bajo tus pies.
- Aterriza en la parte exterior de tu pie y rota lentamente hacia adentro.
Para tu sorpresa, tu pie aterriza silenciosamente en el suelo del bosque.
- Bien. Continúa.
Sus elogios te reconfortan más de lo que esperas. Te mantienes agachada, en cuclillas, mientras avanzas con cuidado... Tu pie cae silenciosamente sobre el musgo y dejas escapar un suspiro de alivio.
- ¡Bien! Continúa.
Jimin se acerca para ajustar tu postura, sus grandes manos se apoyan en tu muslo.
- Mantén esta pierna fuerte. Debes mantener el equilibrio.
Tragas saliva, asintiendo con la cabeza. Te da un golpecito en la parte posterior de la pierna y se incorpora de repente, con la barbilla levantada en el aire, como si estuviera captando un aroma.
- ¿Hueles algo?
Jimin pone un dedo contra tus labios como advertencia. Escuchas pistas en el parloteo de la fauna, pero el bosque solo susurra que los hombres lobo están cerca. Después de un momento, él se inclina para susurrar.
- Un ciervo. Cázalo conmigo.
- Pero no tengo un arma o...
- Haremos una lanza, como lo hicieron una vez tus ancestros piel de lobo.
Jimin se dirige en silencio al árbol más cercano, arrancando una rama robusta de un solo movimiento. Te la ofrece.
- Claro. Simplemente haz una lanza. La cosa más fácil del mundo.
Te pone la rama en las manos, dejando que la sostengas mientras él afila un extremo de punta áspera con una navaja. Sus movimientos son confiados y seguros, y en pocos momentos estás sosteniendo una tosca lanza.
- Ahora sígueme.
Imitando sus movimientos, te agachas y te adentras silenciosamente en el bosque. Él señala la huella de una pezuña en el suelo.
- La veo...
Siguiendo el rastro, te señala un arbusto cercano. Te pone la mano en medio de la espalda, animándote a seguir adelante, y tú respiras tranquilamente, echando el brazo hacia atrás para lanzar la lanza. Con tu otra mano, alcanzas el arbusto, moviéndolo a un lado para revelar... Una pequeña cría de ciervo se retrae, con miedo en los ojos.
- P... por favor. ¡N... no me hagas daño!
Piensas, y la lanza se afloja en tu mano. La cría de ciervo yace en un nido de hierba, aparentemente demasiado asustada para moverse.
- Jimin, mira. El pobrecito está solo.
Él se asoma detrás de ti.
- Un huérfano probablemente. Adelante. Es un buen objetivo para una principiante.
El cervatillo te mira con unos ojos enormes y oscuros.
- Tengo miedo...
- Ay, no...
Jimin te aprieta el hombro y te mira a los ojos.
- El cervatillo no sobrevivirá sin su madre. Es lamentable, pero así es el mundo.
- Yo podría cuidarlo...
El cervatillo parpadea con sus grandes ojos marrones y apoya suavemente su cabecita en tus rodillas.
- Tú... ¿quieres cuidarme?
- Ayyy, míralo. ¡Es tan hermoso!
Te agachas para rascar la cabeza del cervatillo y te acaricia la mano, poniéndose de pie sobre unas patas largas y tambaleantes.
- ¿Debería ser tu nueva mamá, pequeño?
- ¡Mamá!
Los ojos de Jimin se enternecen, observándote con la cría.
- Tienes un corazón bondadoso, Marisa. Pero ¿cómo vas a cuidar a esta nueva mascota?
- Oh. Yo, eh... ¿Crees que ya puede pastar por su cuenta?
- ¡Comeré cualquier cosa, mamá! Seré muy fácil de cuidar. ¡Lo prometo!
- Si no puedes cuidar al cervatillo, Marisa, sería más amable matarlo rápidamente.
- ¡No!
- Su manada ya se movió. Al menos así, servirá como alimento para nuestra Manada.
- Yo... Lo adoptaré.
- ¿Por qué no me sorprende?
- ¿No... dejarás que me coma?
Le diriges una mirada severa a Jimin y luego le sonríes al cervatillo.
- Nadie te va a comer. Ahora, ¿qué nombre le pongo?
- ¡Oh! ¡Oh, ya sé! Llámame... ¡Trueno Veloz! Soy rápido. ¡Rápido como un rayo!
- ¿O... como un trueno?
- ¡Nadie se meterá conmigo con un nombre como ese!
Baila a tu alrededor sobre sus patas temblorosas, levantando las hojas.
- Tyler.
- ¡Oh, ese es el mejor! ¡El mejor nombre para Tyler!
- Muuuy bien, amiguito.
- Mrreehh...
El cervatillo apoya su cabeza en tu hombro y te mordisquea la oreja cariñosamente. Jimin los mira acurrucados juntos y un asomo de sonrisa pasa por su rostro.
- Nunca había conocido a nadie con un corazón tan misericordioso.
- ¿Estás sonriendo? ¿Es una sonrisa lo que veo?
- No lo es.
- Jimin... ¿Cómo podrías resistirte a esta linda carita?
Acunas el fino hocico del carvatillo en tu mano y pones su cara a la tuya.
- Mira a este pequeño bebé.
- ¡Hey! ¡No soy un bebé!
Jimin niega con la cabeza, pero se nota que le gusta verlos juntos. Suspirando, él comprueba en el cielo la posición del sol.
- Deberíamos volver a casa.
- Sí... Pero Tyler no puede quedarse en la Guarida. No puedo garantizar su seguridad alrededor de la Manada.
- Oh...
- No, no, no. No quiero ir con los lobos...
- Si quieres quedarte con él, tendrás que buscarle otro lugar para que se quede.
- Realmente no creo que el tío Zane esté de acuerdo con eso...
Piensas por un momento.
- Realmente la única otra persona a la que conozco es a... Morgan.
Al oír su nombre, Jimin se pone rígido, con la mandíbula tensa, y tarda un momento en responder.
- Sí. Tu... amiga probablemente cuidaría bien del animal.
Se nota que le cuesta admitirlo.
- Pero no puedo acompañarte.
- No te preocupes. Volveré antes de que puedas extrañarme.
- Lo dudo.
• ୨❀୧ •
Tyler corretea felizmente a tu lado mientras intentas encontrar el camino hacia Morgan.
- ¡Seremos mejores amigos!
Vadeas el estrecho arroyo, siguiendo la conexión que te lleva hacia ella.
- Tiene que estar aquí en alguna parte...
Más adelante, la ves, con otros dos guardabosque. Están de espaldas a ti, acechando algo delante de ellos tan silenciosamente como lo has hecho tú.
- Justo delante...
- Vamos ya...
- Esperen...
Los tres sostienen armas. Tyler se paraliza, sus ojos se abren de par en par, como si entendiera el peligro.
- ¡Ah! ¡Tengo que esconderme!
- ¡Chsss!
Moviéndote silenciosamente, como Jimin te mostró, te agachas detrás de un árbol y observas con la respiración contenida.
- Están tramando algo...
Ahora puedes ver que el arma de Morgan es el mismo rifle tranquilizante que le viste usar el otro día. ¿Pero qué es lo que está cazando...? De repente, una rama se quiebra delante de ti y te agachas, escudriñando en las sombras para ver qué ha provocado el ruido.
- Jrrhh...
- ¿Jett?
Jett se está aseando en el arroyo, el ruido hizo que no se diera cuenta de los humanos que venían detrás de él.
- No hagas ruido. Nunca habíamos tenido una oportunidad como esta justo antes de la luna llena.
- ¡Lo están cazando! ¡No, no pueden!
- ¿Marisa? ¿Qué estás...?
- ¿Qué estás haciendo tú, Morgan?
Ella rápidamente se da cuenta de que has entendido la situación y no trata de mentir.
- Esta es una oportunidad invaluable. Rara vez tenemos la oportunidad de estudiar a una de estas criaturas bajo el efecto de la luna llena.
- No es una "criatura", Morgan. Él es una persona. ¡Y tú lo estás cazando como un animal!
- Es un animal, Marisa...
- No lo es. Esto no es un programa de captura y liberación de fauna. ¡No tienes derecho a secuestrarlo!
- Cállate, mujer. Esto no es de tu incumbencia.
- Estabas furiosa porque la Manada me sacó del pueblo. ¿Cómo es esto diferente?
Puedes notar la lucha interna de Morgan en la expresión de su rostro, entonces...
- Ella tiene razón.
- Oh, al diablo con eso...
- Esas no eran nuestras órdenes, Morgan.
- Retírense.
De repente, escuchas una ráfaga de aire y te das la vuelta para ver a Hugo con su pistola tranquilizante levantada, apuntando justo a Jett.
- ¡Lo tengo!
- ¡No!
- ¿Qué estás haciendo? ¡Te dije que te retiraras!
A pocos metros, ¡Jett aúlla de rabia!
- ¡Auuuuu!
Parpadeas y, de repente, él se abalanza hacia Hugo, ¡con las fauces abiertas y feroces!
- ¡Aaaaah!
Mientras retrocedes, escuchas a Morgan gritar...
- ¡No va a caer! Salgan de aquí, ahora...
Pero Sergei levanta su rifle de caza. Este parece diferente a los demás...
- ¡Hrrff!
Solo la fuerza de la explosión hace que Jett se tambalee hacia atrás. La sangre oscura se derrama de su hombro.
- Sergei, ¿qué hiciste? ¡Eso fue una bala de plata!
Continuará...
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