Veintiuno






Me sentí mal el haberme quedado con Jimin toda una noche, por el hecho de que me estaba poniendo en los zapatos de Taehyung por todas las veces que él me traicionó y mintió.

Cuando por fin encendí mi teléfono móvil, miles de notificaciones se hicieron presentes causando que este se congelara un poco hasta que reaccionó. Solté un suspiro y entré al chat de Taehyung, no iba a mentir, había cien mensajes y parecía ir del nivel lindo al nivel furioso. Por supuesto que comenzó a sospechar que me encontraba con otro chico, eso fue lo que redactó en los últimos diez mensajes. Giré mi cabeza en dirección a Jimin que salía de su departamento cerrando la puerta detrás de él.

— ¿Pasa algo? Te veo preocupada — Preguntó observando mi rostro con detalle, le extendí el móvil para que mirara por él mismo lo que me esperaba en casa. Mientras leía todos los mensajes con concentración, me dediqué a mirarlo, mordía su labio inferior con un poco de fuerza pero después lo soltó cuando sangró.

Le arrebaté el artefacto pero sin ser grosera, se aferró a mi cintura y yo a sus brazos. Sería la última vez que nos veríamos, la próxima no tenia fecha, hora ni lugar. Ahora mismo me encontraba confundida, porque parecía tener en claro que me gustaban dos hombres que en su tiempo fueron mejores amigos, pero el sentimiento hacía uno era más fuerte que el otro. Porque Taehyung es alguien que siempre va a marcar mi vida, mi primer amor y el padre de mi hijo, sin embargo, Jimin me demostró como debía ser tratada por alguien que en realidad me quería.

— No hay de que preocuparse, le diré que estaba con mi amiga y decidimos hacer pijamada, eh, no lo sé... algo se me ocurrirá en el momento — Sonreí un poco incómoda, Jimin asintió y acaricio mi cabello con mucha delicadeza.

— Discúlpame por hacer que esto suceda, solo trata de mantener la calma y céntrate en el bebé. Cualquier problema, no dudes en llamarme — Me condujo hasta el ascensor para llegar al primer piso, me sostenía de la cintura y así salimos de la caja metálica.

Recordé que el auto de Seokjin se encontraba en la acera, lo cual provocó una alarma en mi mente. Oh no, no, tuve que esconderlo pero nunca conte con ello, pensé que solo hablaríamos pero la vida da muchas vueltas ¿no?

Justo en ese momento, el móvil comenzó a sonar como un loco, avisando la entrada de llamada de mi hermano. Deben estar arrancándose el cabello, muy preocupados por si algo me sucedió, todo esto fue un desastre. Me deje llevar tanto por Jimin que olvide a los demás.

— Vendré una hora antes de tu viaje — Le avise, Park asintió con una sonrisa en sus labio causando que sus ojitos desaparecieran, tuve el impulso de lanzarme sobre sus brazos y él por supuesto que acepto sin rechistar.

Me despedí de él y entré al auto, cuando el móvil comenzó a soñar de nuevo, respondí.

— ¡¿En donde estas, Kim Sora?! — El gritó de mi hermano causó que alejara un poco el artefacto de mi oído, había dolido un poco.

— Lo siento, estuve con Hana hasta tarde y decidió que era mejor quedarme pero me quede sin batería — Mordí mi labio inferior esperando que Seokjin me creyera, había veces en las que sabía perfectamente cuando mentía, no sabía cómo pero lo lograba. Del otro lado de la llamada, escuché un fuerte suspiro.

Aproveche para sostener el móvil con mi hombro y encender el auto, le sonreí a Jimin que seguía en la avenida con sus manos dentro de los bolsillos de su chándal, arranqué hasta que desaparecí por esa calle que muchos conocían por ser una de las mejores en Seúl.

— Sora, por Dios, nos diste un buen susto ¿lo sabes? Namjoon estuvo a nada de contactarse con miles de personas para que te buscaran por cielo, mar y tierra. No nos hagas esto, cariño.

— Oh, de verdad lo siento Seokjin. Prometo no volver a hacerlo, es solo que nos entretuvimos demasiado que olvide avisarles... — Me detuve en el semáforo, recargue por completo mi espalda en el respaldo del asiento y pase mi mano izquierda por todo mi rostro aunque no debía hacerlo pero me encontraba cansada, triste y frustrada — Supongo que Taehyung está como loco y furioso conmigo pensando que estoy con otro hombre.

— Has acertado, tengo entendido que estuvo a nada de ir al departamento de Jimin pensando que estabas con él, pero le convencí de no ir porque no tienes ningún contacto con Park. ¿No es así? — Tragué saliva, resoplé y seguí mi camino por las bonitas calles transitadas de Seúl.

— No, tiene mucho tiempo que no se de él — Mentí.

— Si, me alegra que sea así. Bueno, te esperamos en casa y deberías ir pensando en cómo alegraras a Tae, eh — Me advirtió, coloqué los ojos en blanco y emití un sonido afirmando sus palabras.

Colgué la llamada en cuanto estaba a tan solo unas cuadras de llegar a casa, pero antes de bajar del auto verifique que mi ropa estuviera impregnada de mi perfume pero lamentablemente no era así, la colonia de Park era muy fuerte que invadió mi sudadera. Así que opté por deshacerme de ella y dejarla en el asiento trasero del auto de mi hermano, después vendría por ella para colocarla en la lavadora.

En cuanto abrí la puerta, me encontré con la intensa mirada de Kim Taehyung quien se encontraba en el sofá con el tobillo puesto en su rodilla y su cabello despeinado.

— Por fin has llegado — Susurró con voz ronca. Asentí escondiendo mis labios y caminado en su dirección.

Tenía pensando pasarlo de largo pero su mano derecha me interrumpió colocándola en mi vientre e impulsándome un poco hacía atrás con solo la fuerza de su brazo izquierdo. Lo miré fijamente esperando que me diera una respuesta del porque hacía eso, y es que no podía colocarme molesta de que comenzara a dudar de mí, porque tenía toda la razón, más sin embargo, no lo sabría.

— ¿Porque me mientes? — Preguntó serio y derecho, aclare un poco mi garganta y me senté a su lado depositando mi bolsa en el suelo.

Tarde un poco en responderle, de hecho, me tome el tiempo de acomodarme en el sofá y jugar un poco con mis uñas acrílicas.

— No lo hago, Taehyung — Respondí después de un tiempo. Él dejó caer su cabeza en el respaldo mientras movía su pierna izquierda con frenesí.

— Sora, trató de que esta relación vaya mejorando, se que cometí muchos errores de los cuales no me merezco tu perdón pero... vamos, tenemos un hijo y debemos madurar. Solos adultos.

— Lo sé, lo sé, pero no te he mentido. Me encontraba con mi amiga Hana por lo de los apuntes que me hicieron falta, me ofreció a quedarme con ella y acepté, después conversamos sobre un tema delicado y pues nos quedamos dormidas. Es todo, no desconfíes en mí, nunca me pondría en tus zapatos, no soy igual que tú.

— ¿En mis zapatos? — Soltó una risita sarcástica, asentí — No se si te acuerdas pero pasaba por un mal momento en ese entonces.

— No es justificación para que me hayas engañado, es como si... — Eche mi cabello hacía atrás — es como si mis hermanos tuvieran una fuerte discusión hasta el punto de separarnos los tres, donde tenga que arreglármelas por mí misma, entonces salgo de fiesta todos los días, te engaño y ¿porque? Fácil, porque tengo problemas en casa, es todo.

— Sora...

— Así de tonto se escucha ¿no? Pero es un resumen de cinco segundos, de lo que me hiciste todo este tiempo — Le reclamé furiosa, no tuve que hacerlo pero a mi mente vinieron todas esas veces que me enteré de sus infidelidades y por supuesto que no eran las únicas.

— Ya hablamos de esto, dejamos en claro que no íbamos a discutir, solo tratarnos de llevarnos mejor y te conquistaría de nuevo — Se levantó del sofá de golpe, mi mirada se centró en el suelo, ahora de repente todos los recuerdos junto a Park habían llegado.

¿Porque me quejaba? Si había hecho lo mismo, bueno, no tan... así.

— Bien, entonces así de fácil tengo que olvidarme de todas las veces que aguante tus infidelidades, claro — Reí negando con la cabeza, también me levante del sofa colocándome frente a él.

— ¿Me estas reclamando a mí? Cuando tú corriste a los brazos de Park Jimin, mi mejor amigo de toda la vida y decidieron traicionarme. ¿Que es peor?

— Los dos, los dos hicimos cosas que no tuvieron que haber pasado si queríamos seguir juntos. Tal y como lo dices, debemos ser unas personas maduras por nuestro hijo.

— Si, Sora. Evade el problema, te consta que lo disfrutaste, esa vez que supe el porque no me respondías. Estabas disfrutando de la compañía de mi mejor amigo — Remojó sus labios, mirándome intensamente, con demasiada furia pero trataba de calmarse.

— Él me ha hecho sentir mejor que tú en todos estos años, Taehyung. Me has tratado horrible, me engañaste con miles de mujeres, me mentiste y tantas cosas que... — En ese momento no supe reaccionar cuando me tomó de los brazos y me empujó contra la pared blanquecina causando un fuerte dolor en mi espalda, mis labios se convirtieron en una nueva pero parecía no importarle.

— Vuelve a repetir lo que dijiste, Sora — Ahora su mano anillada sostenía mi mentón mientras que la restante descansaba en mi nuca.

— Suéltame.

— ¡Vuelve a repetirlo! — Gritó, cerré los ojos al instante por lo ronco que se escuchó, tanto así que solté un brinco en mi lugar y se escucharon los sollozos del bebé en segundos.

— Por favor, Taehyung — Supliqué. Él ejerció más fuerza contra mi mentón y eso causó que comenzara a lastimarme sus anillos.

— Se perfectamente que no estuviste con Hana, ¿acaso crees que soy tonto? — Me miró, a este momento ya sentía las lágrimas muy cerca.

— Tae... tranquilízate, por favor, me estas haciendo daño — Mi voz tembló al igual que mi anatomía.

— Toda una noche con Jimin, saliste de su departamento aferrándote a sus brazos porque se va de este país, tuviste el descaro de mentirme como tanto a mí y a tus hermanos. Pero ¿sabes que? A partir de mañana nos iremos a vivir juntos, para que te dediques a nosotros, como siempre tuvo que serlo. Y espero que Park Jimin nunca vuelva más porque te juro que se arrepentirá al igual que lo harás tú, Sora — Dicho eso, me soltó con brusquedad y mi cabeza rebotó contra la pared pero no tan fuerte, aún así dolió demasiado.

Lo vi dirigirse escaleras arriba donde el bebé seguía llorando, me dejó en medio del living con lágrimas resbalando por mis mejillas y deseando que mis hermanos estuvieran conmigo. Con pasos lentos, seguí su dirección hasta llegar a la habitación de mi hijo donde Taehyung ya lo mantenía en brazos hasta que dejó de llorar.

— Y más te vale no comentarle a tus hermanos o te irá peor — Advirtió.




A partir de este capítulo, comienza todo lo feo que se vendrá en los siguientes

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