16 | Hi, Alyssa.
C H A P T E R S I X T E E N
Hola, Alyssa.
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Definitivamente necesitaba estudiar más si no deseaba suspender en el TIMO de Transformaciones de este año. Alyssa decidió tomar su varita mágica nuevamente del pupitre e intentar realizar el hechizo una vez más. Suspiró nerviosamente mientras sus dedos se cerraban alrededor de la varita de Ébano y nervios de corazón de Dragón y pronunció:
—¡Evanesco! —no sucedió nada, cómo las muchas otras veces en que lo había intentado y cómo ella lo había estado esperando. El pequeño ratón que estaba sobre el pupitre la miró con sus ojillos negros reluciendo y olisqueó el aire, como sí por alguna razón se estuviera burlando de ella al no percibir ninguna chispa de magia proveniente de su varita y hacer que se desvaneciera.
—Ratón estúpido. —susurró Alyssa. Volvió a dejar su varita en el pupitre y se cruzó de brazos en el momento en el que escuchaba una suave risa a su lado—. No es gracioso. —le advirtió, pero él siguió riendo.
—No culpes al ratón, Lyssie. —dijo Mark cuando dejó de reír. Ella lo miró con molestia, pero él chico no miró a Alyssa. Miró a el pequeño ratón en el pupitre y le sonrió cálidamente—. Tú no tienes la culpa de nada. Ven aquí.
Tomó al ratón entre sus manos y lo observó con atención. Alyssa se percató de qué el roedor observaba a Mark con la misma curiosidad con la que estaba siendo observado y no pudo evitar poner los ojos en blanco. Desdé que conocía a Mark, él siempre había parecido tener un especie de encanto con los animales. Una vez, cuando estaban en tercer año, un hipogrifo se había inclinado liberalmente ante él. En cuarto año, un unicornio lo había preferido a él antes qué a todos los demás. Y ahora, en quinto año, un ratón lo había preferido a él antes que Alyssa Markey.
Alyssa sabía qué era normal que los animales huyeran de ella, pero lo qué no era normal era que todos, absolutamente todos los animales lo prefirieran a él. Mark alguna vez le había contado que aquello provenía de su familia, y era una especie de regalo por algo qué habían hecho sus antepasados. Ciertamente no sabía cuál era la verdadera historia de todas las que contaba su familia, pero estaba ahí entre ellas.
—No sé porqué no te agrada —comentó Mark tranquilamente mientras aún miraba al ratón en sus manos—. Es lindo.
—Oh, ¿has encontrado a tu alma gemela? —preguntó Alyssa burlonamente y casi gritó cuando Mark le acercó inesperadamente el ratón al rostro para que ella lo observará. Toda la clase entera giró la cabeza hacia ellos, mirándolos con atención, incluida la profesora McGonagall, que ya se encontraba dirigiéndose hacia hacia ellos.
Mark dejó rápidamente el ratón en la mesa justo cuando la profesora llegó y sé plantó frente a ellos.
—¿Hay algún problema con su ratón, señor Wrayburn? —preguntó. Alyssa notó que su mirada vagaba de Mark a ella. Él chico negó con la cabeza y Alyssa se percató de qué Draco también los estaba mirando, sentado dos pupitres más adelante con Pansy Parkinson.
Él no se había disculpado aún, y Alyssa no le había dirigido la palabra desde que la había dejado atrás en El Escondite. No pensaba hablarle hasta que él se disculpara, lo cuál, aún no había hecho y tampoco había llegado a intentar. A Alyssa no le había agradado la idea de compartir asiento con él, así que prefirió sentarse en todas las clases con Mark.
Draco aún seguía mirándolos, así que Alyssa le devolvió la mirada desafiantemente y una sonrisa maliciosa tomó camino a su rostro mientras él le sostenía la mirada con la misma intensidad.
Lentamente, Alyssa volvió a tomar su varita del pupitre y se aclaró la garganta.
—Es mío, profesora —respondió por Mark, y McGonagall centro su atención en ella—. Él ya realizó el hechizo. Por lo que, ahora es mi turno... ¡Evanesco!
Ésta vez, el ratón desapareció por completo en cuanto ella pronunció el conjuro y le apuntó con la varita. Alyssa, un poco sorprendida y conforme consigo misma, volvió a levantar la mirada y le sonrió con superioridad a Draco, que por lo visto, aún no había logrado hacer desaparecer su ratón.
. . .
—Estaba pensando en ir a caminar... —comenzó Alyssa, mientras Mark y ella caminaban por el pasillo después de la clase de Trasformaciones. Después del día anterior, Alyssa había estado pensando en su relación con él. Y finalmente había decidido que era tiempo de hablar, de definir sus sentimientos y la relación que ambos tenían. Simplemente no podía dejar pasar más tiempo, tenía que hacerlo ahora, o nunca más tendría el valor de hacerlo, de romper con él—. Tal vez podrías acompañarme... Podríamos hablar acerca de... —hizo una pequeña pausa y suspiró pesadamente—. Acerca de nosotros.
—Lyssie, créeme que hoy no puedo... —dijo él, y después parpadeó, cómo si finalmente hubiera reparado en el significado de las palabras qué ella había acabado de decir—. ¿Qué?
Se detuvo abruptamente en medio del pasillo y la miró, con la duda y la perplejidad reflejados en cada uno de sus rasgos. Alyssa se detuvo y cuando lo miró de vuelta, habría jurado ver un destello de furia en sus ojos grises, pero debió habérselo imaginado, porqué cuando parpadeó y volvió a mirar sus ojos, aquella furia ya no estaba allí. Él seguía mirándola con la misma expresión de antes, totalmente confusa y perpleja.
—Pensé qué podríamos hablar —continuó ella, y comenzó a jugar con sus manos nerviosamente—. Definir nuestra relación.
Él negó con la cabeza e hizo una mueca, cómo si las palabras de ella lo hubieran herido físicamente. Alyssa pensó por un momento que se mantendría sin decir palabra, pero milagrosamente volvió a hablar, y cuando lo hizo, su voz sonaba ligeramente decepcionada.
—No necesitamos definir nada... —Alyssa frunció las cejas, totalmente confusa. Mark volvió a sacudir la cabeza y la miró, soltando un pequeño suspiro qué después se convirtió en otra mueca—. Hoy no puedo hablar contigo. Alyssa... Ven aquí.
Él se acercó a ella y le tomó las manos, la acercó lo suficiente hasta dejó un beso en su frente. Alyssa volvió a sentirse confusa, pero antes de que pudiera decir algo, Mark se apartó.
—Por más qué quisiera pasar un tiempo contigo, hoy no puedo —Alyssa lo miró con atención. Él le dio una débil sonrisa a cambio—. Tengo que ir a entrenar, ¿recuerdas?. El siguiente partido está más cerca de lo qué pensé. Pero te veo en un rato... O siempre puedes ir a verme mientras entreno.
Ella inmediatamente negó con la cabeza. Había olvidado que él era Cazador en el equipo de Slytherin. Draco alguna vez se había burlado de aquello, diciendo que no servía para nada más qué anotar puntos con la Quaffle mientras él se encargaba de buscar la Snitch Dorada.
—No. Draco va a estar ahí. —respondió inmediatamente y Mark soltó una pequeña risita.
—Había olvidado que él y tú están... —Mark ésta vez estaba sonriendo, sonriendo de verdad, haciendo que Alyssa frunciera el ceño en confusión—. No lo sé... —terminó él—. ¿Enfadados?
Ella se encogió de hombros para disimular su confusión y él finalmente soltó sus manos.
—Nos vemos en un rato. —le dejó un rápido besó en la mejilla y después se fue, caminando por el pasillo hasta que desapareció de su vista.
Alyssa se volvió y comenzó a caminar en la dirección contraria. Aún con la duda en su mente de que Mark sólo había estado actuando raro porqué pensó que iban a terminar. Justo cuando pensó que se había ido, se volvieron a escuchar pasos por el pasillo. Ella se volvió, esperando ver a Mark, pero en su lugar vio a Pansy, quién le sonrió y le guiñó un ojo coquetamente.
—Hola, Alyssa.
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¡Hola! Sólo quería preguntarles, ¿prefieren los capítulos largos o los capítulos cortos?
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