༺ Capítulo LX ༻
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—¿Eso es aceite? —preguntó, lamiendo sus labios.
Yoongi sonrió.
—Así es, esta maravilla preparará tu perfecto cuerpo para mí —expresó agitando la botellita.
—Dámela —exigió alzando su mano.
—¿Por qué?
Alzando una ceja, Jimin esperó en silencio. Con rostro enfurruñado, Yoongi finalmente le entregó la botella.
Abriéndola, el doncel echó el contenido en sus dedos y lo examinó. Una vez estuvo satisfecho, bajo la botella por sus piernas abiertas y lo vertió entre ellas. El brillante líquido recorrió parte de sus testículos y cayó en su pequeña entrada, Yoongi gimió profundamente al verlo y alzó una mano deseando tocar.
Emitiendo un ruidito con su garganta negativo, el doncel logró que su esposo se detuviera y le observara.
—Yo me prepararé y tú te terminas de desnudar —declaró, subiendo sobre su codo izquierdo para poder observar bien.
Tan pronto como deslizó su mano acariciando su duro eje, gimió en sintonía con su tonto esposo, quien observó hipnotizado como bajaba hasta que sus dedos llegaban a su pequeña entrada. Empujando suavemente uno, Jimin gimoteó al igual que su pareja.
—Déjame tocarte —rogó Yoongi.
Esos hermosos ojos le observaron.
—Te sigo viendo con ropa —indicó y gimió empujando su dedo más profundamente.
Rápidamente, las manos del guerrero comenzaron a trabajar quitándose sus zapatos y pantalones para el placer del doncel. Tan pronto como estuvo completamente desnudo, se acomodó entre las piernas de su esposo, con su duro pene alzado tan cerca y a la vez tan lejos de dicho paraíso que lo tenía gimiendo.
—Déjame hacerlo —gruñó.
El doncel gimoteó y negó. Yoongi se quejó y colocó sus manos en las rodillas de su esposo, manteniendo sus piernas abiertas.
—Mira lo duro que estoy, cariño. Mi pene duele por estar en ti —gimió.
Observando el grueso eje de su pareja, Jimin gimió bajito y empujó otro dedo en su interior.
—Tócate. A-acaríciate mientras... Amgh~... M-me observas —jadeó.
Gimiendo bajo, Yoongi obedeció a su esposo y su mano derecha inmediatamente viajó hacia su dura polla. Rodeándola, se acercó hasta que la húmeda punta de su eje tocó uno de los glúteos de su doncel y comenzó a masturbarse con furiosidad, con sus oscuros ojos fijos en la forma en que esos dedos entraban y salían por aquel pequeño agujero brillante.
Observando a su pareja, todo el cuerpo de Jimin se estremeció al sentir como aquella mano que se mantuvo en su rodilla, bajó deslizándose por el interior de su muslo y se posó sobre su erguido pene, comenzando a masturbarle junto a él.
Cuando sus brazos comenzaron a temblar, Jimin se dejó caer sobre las pieles y observó jadeante a su esposo.
—Tócame.
Emitiendo un ruido feliz, Yoongi soltó su erección y tomó la botellita de aceite. Echándose en sus dedos, los movió cerca de esa brillante entrada y empujó uno. Ante la fácil aceptación, lo movió un par de veces antes de introducir un segundo.
Gimiendo, el pelinegro doncel se agitó sobre las pieles y movió sus caderas.
—Tus dedos... Se si-siente bie-amgh~...
—Solo mira cómo te estás abriendo para mí, cariño —exclamó Yoongi, encantado con la vista.
Cuando un tercer dedo fue empujado suavemente, tocando cierta parte extraña en el interior, el doncel soltó un agudo sonidito que lo sorprendió e inmediatamente alzó sus manos para tapar su boca.
—No. —espetó Yoongi, observándole mientras movía sus dedos en su interior, entrando y saliendo rítmicamente—. Quiero escucharte.
Pero su doncel agitó su cabeza de forma negativa, lo que hizo que Yoongi empujara más profundamente sus dedos, buscando ese punto otra vez y su otra mano viajó hacia su pene para acariciarlo, deseando arrancárselos.
—Déjame escucharte —ordenó a su terco amante.
—Me escucho raro —se quejó Jimin, observándole con sus cejas ligeramente fruncidas en ese bonito rostro sonrojado—. ¡No! ¿Qué haces? —exclamó cuando le observó alejarse y levantarse.
—Esto es lo que haces con esos sonidos raros —gruñó Yoongi.
Su mano rodeó su duro eje y aquellos ojos plateados observaron esa perfecta polla. La boca de Jimin se sintió seca al contemplar esa roja punta húmeda con pre-semen y como pequeñas venas sobresalían por los costados de ese grueso miembro.
—¿Ahora lo entiendes? ¿Cuán duro me la pones? —exclamó masajeándose.
Gimiendo ruidosamente, Jimin se enderezó sobre sus manos y rodillas. Quedando a la altura perfecta, acercó su rostro a la entrepierna de su pareja y abrió su boca. Bajo la atenta mirada de su esposo, lamió la cabeza de esa dura polla, capturando el pre-semen que se reunía por esa pequeña abertura.
Ambos gimieron ruidosamente y el pelinegro doncel volvió a lamer con más entusiasmo que antes, encantado con el sabor almizclado que se reunía en su boca, por el calor que sentía en su lengua cada vez que la arrastraba por esa dura carne palpitante.
—Joder, cariño, así no puedo.
Con un tono cargado de deseo, Yoongi tomó a su esposo por sus axilas y lo alzó hasta su altura. Su boca cayó sobre la de su doncel y le besó gimiendo al sentir su sabor en él. Sus brazos rodearon su cuerpo desnudo y lo atrajeron más al suyo, eliminando cualquiera distancia entre ellos.
Con sus labios moviéndose, Jimin gimió al sentir que esas grandes manos se apoderaban de sus glúteos y los apretaban y masajeaban, provocando que sus caderas se impulsarán y sus ejes se restregaran juntos. Esos dedos gruesos volvieron a penetrar en su interior y el pelinegro doncel exclamó agitándose más.
Con un chasquido, Yoongi finalmente liberó su boca y repartió húmedos besos por su cuello y hombro.
—Te necesito ahora, cariño. Quiero estar profundamente enterrado en este lugar —rogó, empujando sus dedos más profundo.
Jimin chilló y sus uñas se enterraron en la espalda de su esposo, viéndose completamente sumergido en el deseo. Su polla dolía y su entrada palpitaba deseosa de ser llenada e invadida.
—Hazlo ya Yoongi... Te necesito —gimoteó empujando su rostro a la curvatura de su cuello.
Emitiendo un ronco gruñido, Yoongi retrocedió sentándose sobre su trasero y tomó la botellita para bañar su pene en aceite. Observando a su esposo, alzó su mano en su dirección.
—Ven aquí.
Mordiendo su labio inferior, Jimin se acercó y dejó que su esposo le acomodara a horcajadas en su regazo, pero le mantuvo alzado sobre sus rodillas. La posición era un tanto confusa para el doncel, pero sin conocimiento alguno al respecto, dejó que su pareja le guiara.
—Ahora, te sentarás lentamente sobre mi polla y marcarás el ritmo que desees llevar —indicó Yoongi, sosteniendo firme su pene.
—¿Por qué no simplemente lo haces tú? —indagó colocando sus manos en sus firmes hombros.
—Porque dijiste qué deseabas tomarme, y si te recuerdo sobre tu espalda, una vez este dentro de ti dudo que pueda controlarme —se quejó.
Observándolo, Jimin lentamente descendió y suspiro al sentir esa punta contra su entrada.
—Creí que eras un excelente guerrero por el control que tenías —indicó.
Yoongi gimió al sentir su glande tras pasar ese pequeño agujero y sus manos inmediatamente viajaron a la cintura de su doncel, sosteniéndole en lo que Jimin bajaba lentamente, tomándose su tiempo.
—No puedo hacerlo cuando se trata de ti, me sacudes completamente, con suerte he logrado con tenerme hasta ahora y ha sido un puto infierno —gruñó.
Gimiendo, Jimin estrelló su boca en la de su pareja y movió sus labios en torpe beso caliente y húmedo. Sus caderas bajaron tomando otra proporción de ese grueso eje y ambos gimieron ruidosamente.
Lentamente, a medida que bajaba, las facciones del doncel comenzaron a contorsionarse en incomodes y dolor. Al notarlo, Yoongi inmediatamente le detuvo.
—Tomate tu tiempo —le recordó jadeante sobre su mejilla.
—Es que... Es extraño —se quejó—. Duele, pero a la vez... Se siente bien.
Gimiendo, Yoongi besó a su pareja por unos largos minutos, y cuando el cuerpo de este comenzó a bajar nuevamente, le dejó.
Finalmente, Jimin estuvo completamente sentado en esa dura polla y se tomó un momento para sí mismo, asimilando el grosor de Yoongi, lo extrañamente bien que se sentía ser estirado de aquella forma, llenado hasta el punto en que sus músculos internos temblaban alrededor de ese miembro.
Era algo incómodo, y de cierta forma quemaba, pero lentamente, esa sensación pasaba y el deseo de algo más comenzó a surgir en el pelinegro doncel.
—¿Estás bien? —preguntó, jadeante, arrastrando sus labios por su cuello.
—Es... Un poco incómodo, pero no tan doloroso como imaginé —reconoció Jimin—. Pero... Me gusta la forma en la que me llenas —suspiro tembloroso.
—Cuando tu interior se adapte a mí, el dolor pasará —prometió, besando con ternura el contorno de su mandíbula.
—Lo espero —respondió con una baja risa sin aliento.
Observando a su tonto esposo y la preocupación marcada en su rostro, Jimin sonrió leve y juntó sus labios en un beso sin sentido.
—Muéveme.
Yoongi gimió en su boca y sus manos rápidamente le ayudaron a subir y bajar, permitiendo que fuera Jimin el que siempre marcara el ritmo. Sus labios se movieron juntos, sus brazos rodearon al contrario, sus cuerpos lentamente comenzaron a moverse juntos y sus bocas nunca se separaron.
Los movimientos eran pequeños, pero aun así, con ese leve entrar y salir de ese agujero, ambos gemían cada vez que el pene de Yoongi se movía en ese cuerpo.
Ya, cuando todo paso, dejando nada más que un profundo deseo desesperantemente y necesitado, Jimin gimoteó sobre los labios de su esposo y sus dedos se enredaron en ese rubio cabello.
—Ya, Yoongi... Tómame, márcame y reclámame —exigió en un gemido quejoso.
Los brazos Yoongi se tensaron alrededor de su doncel un momento, luego estos se movieron subiendo el derecho para afirmar el hombro izquierdo, mientas que la otra bajó y se aferró al glúteo derecho.
Y ese fue todo el movimiento necesario para que el guerrero comenzara a agitar su cuerpo, empujando y empujando desde aquella posición, agitando el cuerpo de su esposo contra él en lo que intentaba ir más profundo, más rápido, más duro.
—Más~... —gimió el doncel, aferrándose a su gran cuerpo—. M-ma-umgh~... Por f-favor... —rogó luchando por seguir las embestidas de su esposo.
Gimiendo en una especie de gruñido, el guerrero movió hábilmente sus cuerpos sin salir del interior de su esposo y lo acomodó sobre su espalda en el montón de pieles. Con movimientos más libres, Yoongi retrocedió más sus caderas, hasta que la punta de su miembro estuvo en ese perfecto agujero y luego empujó profundo y duro.
Jimin gritó, su cuerpo se estremeció y sus dedos se cerraron en la espalda de su esposo, dejando un camino de sus uñas por su piel firme.
El control se perdió para Yoongi y cedió a la tentación y el deseo incontrolable por solo empujar y follar sin sentido a su doncel, martillando en su perfecto cuerpo con su polla hasta el punto en que Jimin era un desastre de gemidos y soniditos inentendibles que se aferraba a él siempre pidiendo por más.
Jadeante, Yoongi aumentó el ritmo de sus estocadas, logrando agitar el cuerpo de su doncel a la vez que el perverso sonido de sus pieles chocando se unía a esos descontrolados gemidos.
—S-se sient-amgh~... Taan b-bien~... —exclamó su doncel, meciéndose contra él, intentando ir desesperadamente a los encuentros de sus profundos empujes.
—Eres el puto paraíso —gimió Yoongi.
Besando entre ese cuello y hombro, el guerrero simplemente no tenía el control de sus caderas, el solo empujaba y empujaba sin control, disfrutando de sentir completamente el cuerpo de su esposo contra él, tan caliente y perfecto.
—E-estoy ahí —sollozo Jimin, con sus dedos enterrándose en su espalda—. Necesito tocarme —exclamó desesperado.
Jadeando, Yoongi movió una de sus manos y rodeó el húmedo miembro de su pareja, masturbándole al mismo ritmo descontrolado de sus empujes y su doncel chilló feliz.
Cuando Jimin finalmente explotó, todo su cuerpo se sacudió y su interior se apretó alrededor de la polla de Yoongi en lo que su semilla salía disparada sin control.
Sin aliento y sin fuerza, apenas lograba rodear el cuerpo de su esposo en lo que luchaba por respirar.
—Mi turno —espetó Yoongi.
Retrocediendo, el guerrero tomó las piernas de su doncel y las alzó apoyando parte de su pantorrilla en sus hombros. Rodeándola con sus brazos, las mantuvo firme para cuando comenzó a empujar sin control en ese pequeño agujero, empujando, deseando ir más y más profundo.
Y algo en el nuevo ángulo debió de haber tocado el dulce lugar de Jimin, ya que sus gemidos volvieron más ruidosos que antes, sus manos luchaban por aferrarse a las pieles bajo ellos y su miembro volvía a alzarse con cada empuje.
Y Yoongi lo admiraba con satisfacción, sin perderse detalle alguno de como su doncel gimoteaba, recibiendo gustoso sus empujes, con su rostro contorsionándose del placer, sus mejillas sonrojadas, el sudor en su frente y esos gruesos labios rojos de tanto beso.
El deseo de llevar nuevamente al orgasmo a su pareja, a pesar de que recién había llegado, impulsó a Yoongi a golpear con más fuerza, con una de sus manos deslizándose hacia esa hermosa polla que se balanceaba con sus empujes para acariciarle otra vez.
Jimin se agitó y gimoteó nerviosamente, intentando huir de todas las sensaciones que invadían su caliente cuerpo gracias a su pareja. Con pequeños lamentos desesperados, observó a su esposo y le llamó dulcemente antes de estallar otra vez en su mano.
Gruñendo, su ritmo tartamudeo, Yoongi gritó, su cuerpo se tensó. Lentamente, el guerrero dejó que las piernas de su pareja cayeran a su costado y se cernió nuevamente sobre su cuerpo más pequeño. Apoyando su peso en sus ante brazos a los costados de su cabeza, juntó sus labios en un perezoso beso en lo que sus caderas seguían moviéndose lentamente, disfrutando de su orgasmo mientras llenaba y marcaba con su semilla ese perfecto cuerpo dulce.
Cuando finalmente se detuvo, los brazos de Jimin lo rodearon y tiraron de él sobre su cuerpo. Jadeante, Yoongi se dejó caer.
Con su respiración agitada, acalorado y sintiéndose perfectamente lleno, Jimin cerró sus ojos un momento, solo disfrutando del aliento de su esposo en su cuello, su peso sobre él, su polla aún alojada en su interior y su calor rodeándole.
Todo era... Perfecto.
—Será mejor que no te quedes dormido, cariño, la noche es muy larga y mi apetito por ti no se acabará con una sola vez —murmuró Yoongi, besando su cuello—. No con todo lo que tuve que esperar para finalmente probarte.
Y Jimin no hizo más que sonreír, ansioso por ello.
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