Capítulo 2: Despedidas llenas de lágrimas
Dylan
—Dylan, ¿dijiste que trabajarías con Thomas Brodie-Sangster? —me preguntó mi mejor amigo, Tyler, detrás de la pantalla de su computadora portátil.
Lo miré extrañado antes de asentir.
—Sí, ¿por qué?
En lugar de una respuesta, él movió la cabeza hacia la pantalla iluminada y luego dio golpecitos sobre mi cama, a un lado de él. Caminé hacia allá y me senté en mi colchón; de inmediato eché un vistazo a la pantalla para saber qué era lo que él veía.
Mis cejas se elevaron cuando leí las palabras «Thomas Brodie-Sangster: ¿adolescente-fóbico?» escritas en negrita que abarcaban toda la pantalla la computadora de Tyler.
—¿Qué diablos significa eso? —pregunté, más a mí mismo que a Tyler.
Él se encogió de hombros. Después, respondió:
—Mira, ahí hay un enlace de un vídeo.
Él hizo clic con el mouse y fue dirigido a YouTube, dónde un vídeo titulado «Thomas Sangster le grita una fanática adolescente» comenzó a cargar.
Tyler se movió, y el vídeo empezó con la imagen borrosa de lo que parecía ser Starbucks. Miré como una chica de cabello largo y castaño brincaba emocionada hacia Thomas mientras sostenía un lápiz en su mano temblorosa. Ella volteó hacia la cámara, puso ambos pulgares en alto y justo cuando se giró nuevamente, se estrelló contra el cuerpo alto y delgado de Thomas.
Desde la distancia vi a la muchacha alejarse de un salto, dejando ver a Thomas por completo. Él debía haber tenido un café en su mano, porque ya se podía apreciar una mancha de color café oscuro sobre su camiseta blanca.
Observé horrorizado cómo la chica tartamudeaba al disculparse solo para que Thomas la interrumpiera. Automáticamente, ella empequeñeció y era evidente que había empezado a temblar. Intentó decir algo de nuevo, pero Thomas le gritó y ella se quitó de su camino para permitirle pasar. El video continuó, mas solo fue testigo de la muchacha que, con dos lágrimas que caían por su cara, corría hacia la cámara, dónde su amigo la esperaba con los brazos abiertos. Finalmente, la pantalla se volvió a negro, dejándonos a Tyler y yo en un silencio consternado.
Tyler se enderezó y acabó con el silencio de mi habitación.
—Bueno, diviértete trabajando con ese idiota —murmuró. Luego, como un pensamiento de último minuto, añadió—: En realidad, a ti sí te gustan los idiotas*, así que...
—Cállate, Tyler —lo interrumpí. Reí, empujándolo, por lo que él rodó por la cama hasta caer en el piso con un golpe suave.
Él gruñó, pero prosiguió desde el piso.
—Oye, a lo que me refiero es que no veo por qué no...
—Soy gay. Eso no significa que quiero meterme en los pantalones de cualquier idiota que vea. Además, existe una gran diferencia entre lo que me gusta y el idiota* que Thomas es —me quejé.
Tyler rió, y luego agregó:
—Oí que él también es gay, y si sus genitales están aunque sea un poco cerca de ser del tamaño de su ego...
—¡Tyler! —grité— Dios mío. Si vieras una gata, ¿tendrías sexo con ella solo porque es hembra*?
Tyler genuinamente se veía como si estuviera pensando al respecto, aunque más tarde respondió en un tono prosaico.
—No, no sin el consentimiento de la gatita.
Rodé los ojos y volví a mirar la pantalla de la computadora portátil de Tyler, haciendo clic en la pestaña que tenía el enlace y el artículo. Ignorando las palabras, me desplacé hacia abajo por la pantalla, sin embargo, no tardé en notar otro enlace en la última oración de la página.
—Thomas se disculpará públicamente en una conferencia de prensa trasmitida en vivo el martes 15 de abril, que comenzará a las cuatro PM —leí en voz alta.
Tyler le dio un vistazo a mi reloj y se puso rápidamente de pie.
—¡Ya empezó! ¡Haz clic en el enlace!
—Haré clic, haré clic. Cielos, cálmate —dije entre dientes.
Esta página cargó mucho más rápido, dejando ver al mismísimo Thomas de pie sobre una pequeña plataforma. La cámara se enfocaba en la parte superior de su cuerpo, dónde su cabello lucía perfectamente peinado y su sonrisa era brillante y alegre. Me di cuenta de que había cambiado su chaqueta de cuero de siempre por una camisa azul intenso, probablemente para hacerlo ver más joven y agradable.
Ya había comenzado a hablar, y cuando mis parlantes se sincronizaron con el vídeo, escuchamos:
—Lamento profundamente la forma en que me comporté la semana pasada. Estaba teniendo un mal día, ¿saben? Ella parecía una fanática muy simpática, y probablemente la herí.
Casi me burlé de su discurso ensayado, ya que su formalidad invalidaba totalmente sus palabras conmovedoras. No obstante, el público pareció convencido cuando un «aw» colectivo estalló desde los parlantes. Tyler y yo nos miramos, y gracias a su mirada sabía que él tampoco creía la disculpa.
—Recientemente me enteré de que su nombre es Cindy —continuó Thomas—. Ella fue muy dulce conmigo y me siento horrible por cómo la traté.
—Deberías, imbécil —murmuró Tyler. Yo bufé de la risa.
Luego, Thomas miró directamente a la cámara. Sus ojos cafés se veían particularmente grandes y su voz tiritó al hablar.
—Cindy, si estás viendo esto, espero que puedas perdonarme. Nada puede justificar mis acciones.
Hubo un ruido al lado de la cámara y, a continuación, alguien exclamó:
—¿Qué pasaría si te dijéramos que ella está aquí?
Los ojos de Thomas se abrieron como platos y miró fuera del escenario, posiblemente a su mánager. Vi que su manzana de Adán subió y bajó al tragar; claramente, estaba pensando mucho.
—¡Les diría que la trajeran aquí arriba! —respondió finalmente.
La multitud se apartó para dejar ver a la joven del vídeo. Ella se veía asustada debido a toda la atención y yo sentí lástima por ella: obviamente alguien con mucha autoridad la había forzado a estar en esta situación.
La pantalla se puso borrosa mientras ella se dirigía hacia el escenario, y Thomas se movió para ayudarla a subir. Puesto que él ya no estaba usando un micrófono, lo escuché hablar difusamente.
—Cindy, oh, linda y querida Cindy. Lo siento demasiado por haberte avergonzado y gritado de esa forma. ¿Me perdonarías, por favor?
Cindy movió su cabeza de manera afirmativa y Thomas la atrajo a él para abrazarla. El cuerpo pequeño de la chica fue aplastado bajo el suyo, y ella escondió el rostro en su hombro mientras el público celebraba. La situación podría haber sido linda si no fuera por la sonrisa victoriosa en la cara de Thomas. Una parte de mí sintió vergüenza ajena, mientras que la otra parte de mí quería meterse dentro de la pantalla de la computadora para borrarle esa sonrisa de una bofetada. No había ni una parte de mí a la que le gustara lo que veía.
Thomas se puso de pie en frente del micrófono otra vez, con Cindy tras él. Él todavía sonreía con suficiencia y yo, mientras más contemplaba esa sonrisa, más me inquietaba, lo suficiente para acabar cerrando la página con tal de no vomitar.
—¡Oye, estaba viendo eso! —se quejó Tyler.
—Y ahora no —repliqué. Me puse de pie, caminando hacia mi armario—. Ven y ayúdame a empacar.
Tyler me miró en silencio. De repente, en una voz seria y rara, dijo:
—Dylan, no permitas que tu odio hacia él no te deje disfrutar de tu primera vez grabando una película, ¿de acuerdo?
—¿Quién dijo que lo odio? —contesté, sacando una maleta del fondo de mi armario.
Tyler sonrió con tristeza.
—Eres mi mejor amigo. Te conozco como a la palma de mi mano.
Esbocé una sonrisa y caminé hacia dónde él permanecía de pie junto a la cabecera de mi cama. Me acerqué a él y lo envolví en un fuerte abrazo. Entonces, muy silenciosamente, él susurró:
—No homo.*
Y no pude contener mi risa.
***
El aeropuerto era bullicioso y estaba lleno de vida a nuestro alrededor. Había pasado un mes y medio desde que me comunicaron que tenía el papel de Thomas en Maze Runner, un mes desde que tenía permitido contarle a Tyler y ocho días desde que me di cuenta de que mi compañero de reparto es un completo idiota. Mientras que todo este tiempo pasó, también sentí que todo se movió muy rápido, pero a la vez muy lento, al igual que la vida del aeropuerto alrededor de mí. La gente corría para alcanzar sus vuelos, preocupada de que pudieran perderlos, sin embargo, todavía no desaparecía ese aire de indecisión: familias que se despedían con los ojos llenos de lágrimas y parejas que deseaban tener un último momento para estar juntos.
Estaba de pie, dentro de un círculo junto a mi familia, escuchando atentamente mientras anunciaban el número de mi vuelo. Nadie se movió, aunque sabíamos que ya era hora de irse. Le di un vistazo a Emma y ella me lanzó una mirada de complicidad antes de apartarse de nosotros y decir:
—Les daré un momento.
Al principio, nadie dijo nada después de que ella se fuera. Después, como una erupción volcánica, mi mamá rompió en llanto y cayó encima de mi padre. Los transeúntes miraban nuestro círculo mientras ella lloraba, tan fuerte que me alejé apenado.
—¡Mamá, mamá, detente! ¡Me estás avergonzando! ¡Detente! —la «consolé».
Tyler, que había decidido acompañarnos al aeropuerto, dio un paso hacia mi mamá y acarició su hombro.
—¡Mi niñito está creciendo! —gimoteó entre sollozos.
—¡Tengo veintitrés años! ¡Ya crecí!
—¿Qué haré sin mi bebé? —le preguntó a nadie en particular.
—Todavía me tendrá, señora O'Brien —habló Tyler a su lado—. Puedo ser su hijo postizo. Solo tendrá que aprender a vivir sin los hoyuelos.
Mi mamá rio mientras lloraba y yo le dediqué a Tyler una sonrisa de agradecimiento. Mi mamá me miró y, justo cuando pensé que su llanto cesaría, estalló en más sollozos.
—Está bien, señora O'Brien, ¿por qué no vamos a sentarnos mientras Dylan se despide de los demás? —Tyler murmuró llevándose a rastras a mi mamá que sollozaba en su hombro.
La vi irse y, luego, me giré hacia mi hermana.
Por primera vez, en mucho tiempo, realmente la miré. Era absolutamente hermosa, fuerte e independiente. Sus ojos brillaban con lágrimas que todavía no derramaba, y me sonreía dulcemente.
—Así que... esto es todo —murmuró.
—Por Dios, eres tan cliché —respondí rodeándola con mis brazos para darle un abrazo apretado. Nos quedamos así por un instante antes de que ella se alejara y me mirara de nuevo.
—De verdad te voy a extrañar —dijo como si se hubiera dado cuenta de ello—. Y mucho.
Reí.
—Eso es lo más lindo que alguna vez me has dicho.
Ella también rio y después me besó en la mejilla.
—Buena suerte, hermanito. Haz que me sienta orgullosa. —Retrocedió unos pasos, alejándose para ir a consolar a mi madre.
Quedé solo con mi papá que me observaba con un brillo en su mirada. Extendió su brazo y yo estreché su mano, sintiéndome ligeramente orgulloso de que me haya dado la mano en vez de abrazarme. Era casi como si estuviera finalmente aceptando que yo era un hombre.
—Buena suerte en Louisiana —dijo—. Y si alguna vez sientes nostalgia... solo recuerda que la puerta de Tyler siempre estará abierta —reí, feliz de que no escogiera el camino sentimental—. Estoy orgulloso de ti, Dylan.
Abrí la boca para agradecerle, pero fui interrumpido por mi mamá que me dio un gran abrazo. Todavía lloraba, no obstante, afortunadamente Tyler había podido calmarla lo suficiente para que ella pudiera hablar.
—Te amo, cariño. Te amo, te amo —repitió una y otra vez. Después se separó de mí y dijo—: Sé que tienes que irte, pero de verdad no estoy lista para esto.
Le sonreí antes de contestar.
—Los visitaré pronto, mamá. Te amo.
Por supuesto que ella se largó a llorar de nuevo debido a mi declaración, y mi papá se la llevó consigo.
Miré el suelo, sintiéndome serio y entusiasmado a la vez, y luego cogí mis bolsos para comenzar a caminar hacia Emma.
Avancé dos pasos antes de escuchar una voz hablar atrás de mí.
—¿Qué? ¿No te despides de mí?
Me giré, deteniéndome para contemplar a mi mejor amigo. Tyler me dedicó una sonrisa triste y finalmente caí en cuenta de que no lo vería por al menos dos meses, y más tarde me iría otra vez. Y después de esta película... ¿quién sabe? Comencé a emocionarme al percatarme de repente de que esta sería la última vez que lo vería por un tiempo. Le devolví la sonrisa, respondiéndole del mismo modo a medida me acercaba.
—Nah, ya no me agradas.
Él rio, pero después me abrazó más fuerte que nunca y, mientras sus dedos asían mi espalda, sentí la primera lágrima que apareció en una esquina de mi ojo.
Nos separamos y él dijo:
—No vayas a dejar que la fama te arruine, ¿de acuerdo? Y si alguien te ofrece drogas, la respuesta es no. Y cuando vayas a fiestas, no seas el perdedor que se emborracha antes de medianoche. Y cuando alguien te pregunte quién es tu mejor amigo, lo juro por Dios, más te vale que digas...
—Que tú lo eres. Está bien, ya entendí, mamá —reí. Él me sonrió.
—¿Tienes tu gorra de los Mets?
Hice un ademán hacia mi bolsillo trasero.
—Por supuesto que sí.
—Última llamada para el vuelo 268 con destino a Louisiana —anunció una voz femenina a través del altavoz. Emma me hizo señas indicándome que era hora de irnos y yo asentí.
—Te veré en unos meses, amigo. ¿Okay? —aseguré.
Él sonrió y, al no recibir ningún comentario sarcástico, me di cuenta de que él también se había emocionado.
Lo abracé de nuevo.
—Te voy a extrañar, Tyler Posey —le dije.
—Y yo a ti, Dylan O'Brien. No te olvides de nosotros, la gente común y corriente, cuando seas grande y famoso, ¿de acuerdo? —Tyler esbozó una sonrisa.
—Claro que no. O'Brosey por siempre, hermano.
Tyler rodó los ojos y dio un paso atrás. Miré a Emma, que ahora me hacía señas frenéticamente, por lo que comencé a regresar. Dije adiós con mi mano a mi familia por última vez, luego hice un movimiento de alusión con mi cabeza hacia Tyler y di media vuelta sobre mis talones.
Con pasos decididos, parpadeé para contener mis lágrimas mientras dejaba atrás a mi mejor amigo, mi familia y todo lo que alguna vez había conocido.
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*(1, 2 y 3): En inglés había un juego de palabras con dick y pussy, refiriéndose con ambas palabras a los genitales femeninos y masculinos y, a la vez, a sus otros significados, idiota y gatito. Intenté traducirlos de la mejor forma para mantener el chiste, aunque en inglés tiene mucho más sentido.
*(4): No hay una forma exacta de traducir el «no homo», al menos no algo natural que se use comúnmente en español. En inglés es como un decir que se usa entre hombres después de haber expresado afecto, así se sabe que es solo algo entre amigos y nada más.
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