capitulo O3.
Advertencias: chaelisa como pareja principal, cositas lindas y fluff.
Lisa trabajaba en una cafetería cuatro veces a la semana para poder suplir sus gastos más urgentes.
Sus padres, por supuesto, le ayudaban a mantenerse al pagarle el departamento que alquilaba, pero en cuanto a sus gastos personales y los de RyuJin, Lisa prefería hacerse cargo ella. Tenía mucha suerte de que los padres de JooHyun fueran dueños de una pequeña cadena de cafeterías, porque no dudaron en darle trabajo cuando lo pidió, sabiendo lo difícil que sería para Lisa al quedar preñada.
La extranjera les estaba eternamente agradecida por eso, a JooHyun en especial, porque fue un gran apoyo cuando se enteró de su embarazo. En especial en los momentos en que quería hacer nidos, porque JooHyun, sin dudarlo, la ayudaba y abrazaba para que se relajara con su aroma alfa.
Además, tenía permiso para llevar a RyuJin cuando quisiera: tenía una silla para bebés, al lado de la caja, en una posición estratégica para que no perdiera de vista a Lisa en algún momento. Por otro lado, si se ponía a llorar, su mamá podía recogerla con facilidad, llevándola al pequeño cuarto que tenían para cambiarse de ropa y comer algo rápido. Lisa solía llevar a su bebé cuando debía cumplir turnos pequeños durante la semana, pues no quería dejarlo con una niñera por dos motivos. El primero, porque sería pagarle mucho más a Mashiho por sus servicios, y el segundo, porque no quería pasar mucho tiempo lejos de RyuJin. Los fines de semana la dejaba con él chico, pues al no tener clases, estaba la mitad del día con ella.
Le pellizcó la mejilla a RyuJin, viendo como sonreía con el chupete en su boca, agarrando uno de los lápices de madera y rayando la hoja de papel.
―Hoy ha estado algo lento ―comentó JooHyun, que ese día se hacía cargo de la caja y de cuidar a la bebé―. ¡RyuJinnie, deja de botar los lápices!
RyuJin soltó un ruidito de felicidad, empujando otros dos lápices fuera de la mesita que tenía frente a ella. A JooHyun le salió un tic en el ojo y Lisa se rió, sacudiendo su cabeza para atender una nueva mesa.
Su turno estaba acabando, así que no quedaba demasiada gente. Deberían cerrar en media hora, por lo que JooHyun ya estaba sacando las cuentas de la caja, Chan se hallaba lavando los platos en la cocina, y BamBam limpiaba las mesas ya vacías, volcando las sillas sobre ellas.
―¡Escúchame, demonio! ―oyó gritar a JooHyun, anotando el pedido de la pareja recién llegada―. ¡Si sigues comportándote así, te pondré sobre mis rodillas y te azotaré ese suave culo de bebé que tienes, Satanás!
―¡Bababa! ―gritó RyuJin, riéndose al empujar el peluche de monito que llevaba para todas partes.
―¡RyuJin! ―JooHyun lo recogió, entregándoselo―. ¡No te atrevas, pequeña Belcebú!
―¡Jijiji!
RyuJin lo volvió a botar.
Lisa rodó los ojos, sin preocuparse demasiado, porque JooHyun y RyuJin solían comportarse así cada vez que estaban juntas. RyuJinnie parecía saber con quién portarse mal, y siempre que estaba con JooHyun, tenía comportamientos malcriados, aunque su amiga no solía quedarse atrás, portándose como si tuviera cinco años. Con Jennie era una bebé juguetona que recibía mimos, siendo amorosa y un poco traviesa. Con Mashiho era una niña buena, educada y poco exigente.
A Lisa no le importaba mucho, sabiendo que todos querían a RyuJin, y RyuJin también los amaba sin duda alguna.
Llevó el pedido a la mesa, siempre con una sonrisa, escuchando inmediatamente el timbre de que llegó un nuevo cliente. Arrugó el ceño, algo fastidiada porque ya estaban cerrando, ¿¡Acaso no se veía por la ventana!?
Se giró, poniendo una sonrisa automática que se quedó congelada.
―Hola, bebé RyuJinnie.
Observó, atónita, a ChaeYoung inclinándose ante RyuJin, sonriendo de lado mientras le pellizcaba la naricita a la niña. RyuJin se rió, extendiendo su pequeña manito para tocar la mejilla de la profesora.
Tragó saliva, sintiendo sus piernas temblar de forma repentina.
―¡Oh, ¿Se conocen?! ―preguntó JooHyun, algo sorprendida al ver a la bebé aplaudiendo―. ¿De dónde la conoces, pequeña rata?
RyuJin empujó más lápices fuera de la mesita, moviendo sus piernas. JooHyun pegó un grito.
Lisa tragó saliva, viendo a la profesora sentándose en el taburete del mesón, al lado de la niña, que parecía complacida por eso. JooHyun murmuraba por lo bajo, recogiendo los lápices.
―Ho-Hola pro-profesora. ―tartamudeó Lisa, apareciendo frente a ella, con sus mejillas coloradas.
ChaeYoung la observó, sonriendo un poco más.
―Oh, hola Lalisa ―saludó―. ¿Trabajas aquí? Espero no estar molestando, creo que van a cerrar-...
―¡No se preocupe! ―dijo Lisa, todavía algo nerviosa y sin saber por qué. La última vez que la vio fue hace dos días, en la clase donde RyuJin lloró.
―A mí sí me preocupa ―saltó JooHyun―. ¡Debería irse antes de que le cuente mis chistes de padre que RyuJin adora!
La bebé los odiaba. Siempre que JooHyun le contaba uno, RyuJin fruncía el ceño y le daba un manotazo.
―¡JooHyun! ―regañó Lisa―. No lo tome en cuenta, profesora, tiene un humor retorcido... ―tragó saliva, tímida―. Ella es JooHyun, mi...
―¡Su alfa! ―dijo JooHyun, sonriendo encantadoramente.
ChaeYoung enarcó una ceja. RyuJin berreó, escupiendo el chupete.
―¡JooHyun! ―gritó Lisa, enfadada―. No es así, profesora ChaeYoung, a veces habla tonterías.
ChaeYoung se rió. La omega pensó que tenía una risa encantadora.
―Está bien, sólo quiero tomar un café, acabo de salir de la universidad y realmente no tengo ganas de llegar a prepararme algo ―dijo ChaeYoung―. Un café cargado sería suficiente.
Lisa asintió, tardando pocos segundos en tenerlo listo. Le sirvió, además, unas galletas de chocolate que quedaron. ChaeYoung las observó con interés.
―Cortesía de la casa. ―dijo Lisa, su voz ahogada.
ChaeYoung le sonrió.
La pobre omega tuvo que esconderse en la cocina. BamBam, que entró allí una vez acabó, la miró junto con Chan, parpadeando.
―¿Lili? ―preguntó Chan, secando sus manos―. ¿Te sientes bien? Estás muy colorada.
―Sí, no se preocupen ―se excusó―, sólo... Uh... ¿Ti-Tienen algo para RyuJinnie?
―¡Oh, sí! ―BamBam fue hacia el refrigerador―. ¡Mira, pulpa de frutilla para la bebé!
Lisa recibió el pequeño tazón con la fruta roja, sin más remedio que salir y encontrándose con la imagen de RyuJin en brazos de ChaeYoung. JooHyun la miró.
―¡RyuJin quiso! ―dijo JooHyun, apuntando a la bebé―. ¡Este demonio empezó a quejarse y llorar!
―No importa ―dijo ChaeYoung, tranquila. RyuJin se balanceó en sus piernas―. De verdad que es una bebé adorable...
―Sí, y yo soy fea. ―bufó su amiga.
Lisa se acercó, tratando de controlar los nervios que estaba sintiendo. No sabía por qué estaba actuando de esa forma, incapaz de mirar a su profesora a los ojos. De alguna forma, sentía una extraña complicidad entre ambas que no sabía de dónde surgió.
Dejó el tazón con pulpa en la mesa.
―Puedo darle de comer yo. ―sugirió ChaeYoung.
Lisa pensó en decirle que no, pero vio a la pareja que quedaba pedir la cuenta, por lo que terminó aceptando. Al volver, con JooHyun entregándole el vuelto, notó que RyuJin estaba comiendo sin problemas, soltando pequeñas carcajadas cuando ChaeYoung le decía algo.
Para su propia fortuna, JooHyun no dijo cosa alguna.
Recogió los platos, llevándolos a la cocina. Chan y BamBam la volvieron a observar.
―¿Vimos mal ―comenzó a decir BamBam―, o hay una alfa teniendo a RyuJin en brazos?
―Es mi profesora ―trató de excusar la Tailandesa menor―, ella... Uh... Conoce a RyuJinnie.
Sus palabras no parecieron ser suficiente para sus amigos, pero por primera vez desde que los conocía, decidieron no ser unos chismosos.
Salió de la cocina, viendo a JooHyun yendo a la puerta principal para cerrar con llave, dando vuelta el cartelito a ‹‹cerrado››. ChaeYoung dejó a RyuJinnie en su silla, que lucía algo enfurruñada.
―Puede salir por la puerta trasera si quiere. ―dijo Lisa, yendo hacia la mesa desocupada para limpiarla y subir las sillas.
―¿Te molesta si te llevo a casa, Lisa? ―dijo ChaeYoung, tranquila y agarrando su bolso.
Ya era tarde, sobre las nueve de la noche. RyuJin parecía algo cansada, frotando sus ojos, y Lisa también estaba agotada.
Le sonrió con disculpa a su profesora.
―No se preocupe, JooHyun suele...
―¡Oh, lo acabo de recordar! ―dijo JooHyun de pronto―. Hoy no los puedo llevar a casa Lili, lo siento. ―le guiñó el ojo, recogiendo el tazón vacío y llevándolo hacia el interior.
Lisa parpadeó, sorprendida. ¿Qué mierda?
―¡Jijiji! ―balbuceó RyuJin.
ChaeYoung la seguía observando y la omega titubeó un poco. JooHyun la llevaba en su auto, sabiendo que era un poco peligroso que una omega sin marca caminara por las calles tan tarde, así que quedarse sin esa posibilidad...
―¿No es mucha molestia, profesora? ―preguntó Lili, su voz sacudiéndose.
―Claro que no ―ChaeYoung la desestimó con un movimiento de mano―. Tranquila, es lo mínimo que puedo hacer por ti.
―Pero debería esperarme...
―¡No te preocupes! ―BamBam apareció por la puerta, sonriendo pícaramente―. Puedes irte ahora, ¡con JooHyun y Chan dejaremos todo limpio!
Chan apareció, haciéndole un gesto de aprobación.
Con la mirada de ChaeYoung sobre ella, Lisa no pudo negarse, sorprendida por lo que estaba ocurriendo. ¿Sus amigos perdieron la cabeza?
Fue hacia el pequeño cuarto, recogiendo sus cosas y guardándolas rápidamente, además de ponerse el abrigo. Al volver, comenzó a vestir a RyuJin, poniéndole su gorrito de mono y su chaquetita favorita. La tomó en brazos, despidiéndose de sus amigos, que no dejaban de mirarla, y con ChaeYoung detrás, salieron del café.
―Vamos, dejé mi auto por aquí. ―dijo ChaeYoung, tan tranquila como siempre.
Lisa comenzó a ponerse nerviosa otra vez, el olor alfa de ChaeYoung inundando sus fosas nasales. RyuJin, calentita en sus brazos, se acurrucó contra ella y cerró sus ojos. Al entrar al auto, el aroma a cítricos y café parecieron intensificarse.
―Dame tu dirección. ―dijo ChaeYoung, poniéndose el cinturón de seguridad. Lisa se la recitó.
―Muchas gracias ―dijo Lisa, tratando de no respirar muy profundamente para que el aroma no la aturdiera―, es muy amable, profesora ChaeYoung.
―Eres una de mis mejores estudiantes ―respondió la adulta―, no te preocupes por esto. No podía dejar que te fueras sola, Lalisa.
RyuJin bostezó. ChaeYoung sonrió.
―Es muy linda ―comentó la alfa―, salió completamente a ti, ¿Sabes?
Esperen, ¿ChaeYoung acababa de decirle linda?
Santa mierda, ¡Lisa sintió enseguida sus mejillas coloradas, ardientes por la vergüenza y el gusto de que le hubiera dicho eso!
La vio arrugar la nariz.
―¡Lo siento! ―farfulló, avergonzada―. Mis feromonas...
―Huelen bien ―respondió ChaeYoung, sin observarla―. Hueles A... A vainilla y duraznos. Es una combinación muy refrescante, al menos para mí.
Lisa consideró lanzarse del auto porque estaba muy avergonzada.
―Profesora ChaeYoung...
―Puedes decirme ChaeYoung fuera del salón ―la adulta se volteó a verla, aprovechando el semáforo―, y tratarme de tú, Lisa. No es necesario tanto honorífico.
La omega tragó saliva. ChaeYoung dejó de verla cuando la luz cambió a verde.
No sabía, en definitiva, por qué actuaba de esa manera, sus piernas temblando, su estómago apretándose. RyuJin, en sus brazos, dormitaba a gusto, sin lucir un poco incómoda por el aroma alfa del auto. Parecía muy feliz.
Minutos después, llegaron al edificio de Lisa. La menor no salió enseguida.
―¿Puedo preguntarte algo, Lalisa? ―dijo ChaeYoung, mirándole con curiosidad.
Me va a pedir que lo bese. O no, me besará y yo le daré una bofetada, como esos dramas que Jennie ve.
Aclaró su garganta, temblorosa.
―Claro. ―dijo, nerviosa.
ChaeYoung la observó. Sus ojos lucían un poco más oscurecidos que lo normal, sintiendo a su omega gritando por la emoción.
―Me gustaría tener una cita contigo. ―dijo ChaeYoung, su tono de voz grave y ronco.
Lisa pestañeó, sorprendida, porque siendo sincera, no se esperaba eso ni un poco porque... Bueno, un beso podía ser algo de una vez, ¿No es así? Pero una cita, eso era... ¿No era algo más serio?
RyuJin soltó unos balbuceos torpes, devolviendo su atención a la realidad.
¿Una cita? ¿Cómo la iba a aceptar?
―Yo...
―¿Puedes pensarlo? ―dijo ChaeYoung, tan amable que la derritió―. No quiero presionarte o algo así, pero realmente me gustaría que lo pensaras bien.
―Profesora...
―ChaeYoung ―corrigió la alfa―. Piénsalo, por favor, Lisa.
Lisa no pudo negarse. No con esos ojos dulces puestos sobre ella, sin lucir un poco enfadada por su posible negativa. No cuando dijo su apodo con suavidad.
―Está bien. ―aceptó, acomodando a RyuJin en sus brazos.
ChaeYoung le sonrió, encantada, y antes de que Lisa se bajara, se estiró para apretarle una mejillita a la bebé, que sonrió con gusto. La omega se despidió de la mayor, agradeciéndole haberla llevado a su hogar, y procedió a entrar al edificio, saludando al conserje.
Una vez subió al ascensor, olisqueó a RyuJin.
ChaeYoung volvió a impregnar a la bebé con su aroma y eso no le pareció ni un poquito desagradable a Lisa.
¡Gracias por leer!
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