capitulo 26.
Advertencias: chaelisa como pareja principal, cositas lindas y fluff.
***
Lisa acarició el cabello de RyuJin, que a esas horas todavía dormía, y se volteó hacia ChaeYoung. La alfa la veía desde el marco de la puerta, tranquila y ya vestida.
—¿Segura que no quieres que me quede, bebé? —le preguntó ChaeYoung, yendo hacia ella y abrazándola por la cintura. Lisa suspiró al olisquear sus feromonas.
—Seguro —prometió la omega—. Tienes esa reunión y, además, no creo que sea buena idea que tú y JiWon estén en el mismo cuarto. Al menos por ahora.
ChaeYoung le dio un beso suave en su cuello, aprovechando que la omega se encontraba en pijamas. Lisa gimió en voz baja ante la sensación, especialmente porque el beso fue en su marca.
—Hace mucho no tenemos tiempo para nosotras. —comentó la menor, volteándose en el abrazo y besando a la alfa en la boca.
—Está bien, cariño —ChaeYoung le sonrió con ternura—. Sé que tu cabeza no está pendiente de eso.
—Sí, pero me gusta estar contigo de esa forma —Lisa apoyó su mejilla en el hombro de ChaeYoung, cerrando sus ojos brevemente—. Siempre me haces sentir tan bien, Rosie.
La mayor soltó una risa suave, como si las palabras de Lisa resultaran un poco graciosas y encantadoras.
—Pequeña abusadora —le dijo al oído—. Tal vez hay que ponernos al día en nuestras cosas.
Lisa también se rió, sintiéndose al menos aliviada de que su relación con ChaeYoung no se hubiera resentido a pesar de todo. Suficiente tenía con la situación de RyuJin en ese momento como para preocuparse de su noviazgo con la alfa.
Iba a decir algo, sin embargo, tuvo el extraño presentimiento de que era observada. Sin pensarlo dos veces, se volteó a ver a RyuJin, notando que la bebé estaba de pie en la cuna, mirándolas por entre los barrotes con una expresión concentrada. Quizás trataba de descifrar lo que papá y mamá estaban haciendo.
—Y esta es otra abusadora —exclamó ChaeYoung, dándose cuenta de que la cachorra estaba despierta—. Nadie abusa más del amor de sus padres que tú, pequeño diablito.
Lisa no pudo borrar su sonrisa al ver como ChaeYoung la soltaba, pero para agarrar a RyuJin de la cuna y elevarla. La bebé chilló por la felicidad.
—¡Papa! —gritó—. ¡Te qeyop! —y abrazó a ChaeYoung por el cuello, tan contenta y feliz.
—Yo también te quiero, mi linda cachorrita —la alfa le llenó el rostro de besos a la bebé, que sólo reía, y Lisa terminó por abrazarla también—. ¿Oh? ¿Mi otra cachorrita se puso celosa?
—¡Tonta! —dijo Lisa, pero en el fondo, amaba ser llamada así por su alfa.
Media hora después, ChaeYoung se despidió de ellas. Durante la semana la habían llamado de la universidad para terminar de planificar lo que sería el año escolar, con la alfa entregando el plan de acción que llevaría a cabo y asuntos burocráticos que a Lisa no le interesaban mucho. Lo importante era que ChaeYoung estaría gran parte del día fuera por sus reuniones, y a Lisa le convenía que no estuviera allí con JiWon. Estaba segura de que esos dos, en la misma habitación, provocaría un desastre y no quería darle más motivos a ese idiota para lanzarse contra ChaeYoung.
De cualquier forma, JiWon quedó en ir allí a las doce. Lisa insistió en que fuera mucho más temprano, después de todo, tenía que aprender a criar una niña desde la primera hora de la mañana, pero él se escudó en asuntos personales. Maldito fuera mil veces.
Aun así, el cretino llegó tarde. Ni siquiera le sorprendió un poco, por el contrario, ella casi esperaba que en realidad no llegara. Lo deseó, porque por último, podía usarlo como demostración de que JiWon no estaba interesado en su bebé. Pero sólo llegó veinte minutos tarde.
Lisa se encontraba comenzando a preparar el almuerzo, mientras que RyuJin coloreaba su librito de películas de Disney. Era una de las cosas que más disfrutaba, en especial cuando no tenía a alguien que jugara con ella.
El timbre sonó y Lisa se forzó a tomar aire para tranquilizarse. Cuando lo consideró suficiente, fue hacia la puerta y la abrió, encontrándose cara a cara con el guapo y burlón rostro de JiWon.
—Hola, Lis. —saludó el alfa, esbozando esa sonrisita atractiva con la que muchos y muchas omegas caían ante él.
—Hola —la menor mantuvo su expresión neutra—. Pasa. Ya pensé que no vendrías.
—¿Qué, me extrañabas? —JiWon se quitó las zapatillas, viendo a su alrededor—. Vaya, parece que te sacaste la lotería dejando que esa alfa te marcara. Felicitaciones, sólo tuviste que entregarle el culo.
Lisa apretó sus labios, tratando de no levantar su mano para golpearlo. De seguro JiWon esperaba eso, sacarla de sus casillas y acusarla de ser mentalmente inestable. Pero ella no iba a permitir que ese idiota tuviera motivos para chantajearla.
—No fue difícil —dijo con dulzura la omega—, ChaeYoung folla mil veces mejor que tú, te lo aseguro.
Pudo notar que no le gustó su respuesta, molestándose ante el ataque que le hizo.
—Eres realmente...
—¿Acaso viniste a ofenderme o a estar con RyuJin? —le interrumpió Lisa, causando que el enojo del alfa aumentara—. Esto se trata de nuestra hija, ¿No es así?
JiWon tuvo que tragarse la respuesta, al parecer, porque sólo terminó bufando.
—¿Dónde está?
—Escúchame —continuó Lisa—. Estoy segura de que crees que esto es fácil, ¿Eh? Que es sólo echarte en el sofá mientras RyuJin está viendo televisión, ¿A qué sí? Pero, JiWon, la crianza que le estoy dando junto a ChaeYoung es todo lo contrario —dio un paso hacia él, feroz—. Yo te lo juro, JiWon: tú haces cualquier cosa que pueda afectar a mi bebé, y te mataré.
—¿Dónde. Está. La. Bebé? —volvió a preguntar JiWon, con su tono agresivo y golpeado.
Lisa entornó los ojos antes de girarse, guiándolo hacia el interior del departamento. RyuJin seguía en el suelo, sentada y coloreando, tarareando las canciones infantiles que su mamá le puso en la radio.
—Ryu. —llamó Lisa.
La bebé levantó la vista, sonriéndole antes de ver hacia atrás. Pudo ver como su sonrisa titubeó un momento, probablemente tratando de recordar si conocía a esa persona.
—Mami. —barboteó RyuJin, dejando el lápiz verde que sostenía.
—Hola, RyuJin —habló JiWon, adelantándose a lo que iba a decir Lisa—. ¿Sabes quién soy yo? Soy tu papá.
Santo Dios, de todas las cosas que podía decir ese imbécil, ¿Quería comenzar por la peor?
Notó la manera en que la expresión de su hija se llenó de confusión. Pareció buscar con la vista a otra persona, quizás a ChaeYoung, pero al no encontrarla, volvió la atención a Lisa.
—¿Papa? —tartamudeó, sacudiendo su cabeza con desconcierto—. Mami, ¿Y papi?
—Estoy aquí. —insistió JiWon, tratando de sonreír con confianza.
—No puedes decirle eso de la nada —espetó Lisa—. Ella no te conoce. Jamás te ha visto.
—¿Y eso de quién es culpa? —bufó el alfa—. Lo mínimo que tuviste que hacer era, al menos, decirle quién soy yo.
Lisa volvió a respirar para controlarse. No sólo debía evitar golpear a JiWon por el tema de la custodia, sino también porque no lo haría frente a su hija, que seguía luciendo muy aturdida y, además, triste.
—Ryu —volvió a llamar—, cariño, mira... —fue hacia ella, tomándola en brazos. Trató de buscar las palabras exactas para poder explicárselo, y se sentó en el sofá, con la bebé acomodada en su regazo—. Lo que pasa, amorcito, es que tú eres muy especial, ¿Bien? Y como eres tan especial, pues resulta que tienes dos papás. Papá ChaeYoung y... Y papá JiWon.
—¿Qué estupidez le estás diciendo? —JiWon se veía irritado—. Yo soy su único padre, no esa idiota.
—¡No! —RyuJin, debido a la confusión y la pena, comenzó a llorar—. ¡No, no! ¡Mi... Mi papa! ¿On'a papa? ¡Papa!
—Ay, mi vida...
Lisa la acurrucó contra su pecho, con su pobre cachorrita sollozando, y mató con la mirada a JiWon, que se veía incómodo ante la acción de su bebé.
—¿Y ahora? —le regaño, tratando de calmar el llanto de RyuJin—. ¿La quieres consolar?
—¡Claro que no! —se espantó JiWon—. ¡No sabía que era una llorona!
—¡No tiene ni dos años, idiota!
La omega tardó más de diez minutos en calmar a RyuJin, que seguía pidiendo a ChaeYoung entre lloriqueos. Finalmente, la omega optó por traer la almohada de la cama de su pareja, dejándola en el suelo y haciendo que RyuJin la abrazara. Comenzó a hipar y frotar su cabecita contra ella, como si eso la calmara.
—Papa. —siguió pidiendo, pero ya sin llorar.
—Papi vendrá más tarde con nosotras —le dijo Lisa, sonriéndole con amor—, y prometió comprarte un nuevo juguete, ¿Qué tal?
—¡Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiií! —esas palabras fueron suficiente para calmarla, abrazando con más fuerza la almohada.
—¿Qué tal si sigues pintando, Ryu? —sugirió la omega—. A papi le encanta cuando pintas.
RyuJin soltó una risa baja, volviendo su atención a su cuadernito. Lisa le hizo una seña vaga a JiWon para que la siguiera a la cocina, y el alfa no tuvo más remedio que seguirla.
—Si lo que pretendes es que RyuJin te llame siquiera como "papá", créeme que esa es la peor forma de hacerlo —comenzó a decir Lisa, molesta—. Ella no te conoce y nunca te ha visto, por lo tanto, no confía ni un poco en ti.
—Eso es...
—Y no es mi culpa, sino tuya, porque tú nunca te interesaste en ella —continuó Lisa—. ¿O es que pensabas que tu madre se hará cargo de ella mientras tú te desentiendes de tus obligaciones? —la omega apuntó a la mesa de la cocina—. Vamos, a ver, cocina. Cocínale el almuerzo a tu hija.
JiWon lucía muy enojado y, tal vez, un poco humillado también con lo que le decía Lisa. A la omega no le importaba una mierda, al fin y al cabo, si conseguía espantarlo con eso, bienvenido fuera.
Pero ese idiota era orgulloso, era evidente, porque se tragó sus emociones y fue hacia la mesa, agarrando el cuchillo y continuando la tarea que Lisa inició antes de que llegara: deshuesar el pollo.
Evidente, fue mucho más lento y se notaba que jamás hizo eso por él mismo. Lisa tuvo que darle indicaciones sobre el tamaño de los trozos que RyuJin comería. Una vez acabó, tuvo que continuar con la ensalada: zanahoria cocida y tomate. Mientras, la omega preparó el almuerzo para los adultos.
Pasada las dos de la tarde, con JiWon sudando debido al esfuerzo, el almuerzo estaba listo. Por supuesto, Lisa supervisó la comida por completo, no dejaría que su cachorrita comiera cualquier cosa, y menos algo hecho por el alfa.
—A comeeeeeeeeeeeeeeeeeer. —coreó Lisa, fingiendo ánimos de dónde no sabía.
Su bebé saltó ante las palabras.
—¡Comi-a! —gritó, feliz—. ¿Teta, mami?
—¡No, eso no! —y sin poder evitarlo, Lisa se rió con escándalo—. ¡No seas traviesa!
RyuJin se carcajeó, dejando que la omega la tomara en brazos. JiWon la miró desde la puerta de la cocina.
—Si es que piensas que pase tiempo contigo —le dijo Lisa—, vas a tener que comprarle una silla para comer. RyuJin todavía está demasiado pequeña para comer en una silla normal y, además, puede necesitar ayuda con sus comidas. Está aprendiendo a comer sola, pero le cuesta agarrar bien cosas con un tenedor. Por supuesto —se volteó a verlo—, el cuchillo no lo usa.
—¿Crees que soy idiota?
Lisa se calló la respuesta y sentó a RyuJin en su sillita, que todavía ignoraba la presencia de JiWon.
Minutos después, sirvieron la comida. La bebé tenía un vaso de plástico con agua, pues también estaba aprendiendo a beber sin necesidad del biberón.
—¿Qué tal quedó la comida? —preguntó Lisa.
—¡Yumy, yumy! —dijo su cachorrita, agarrando la zanahoria con la cuchara.
—La cocinó nuestro amigo JiWon —dijo la omega, tratando de tragarse el orgullo para decir eso—. ¿Cómo se dice?
—Gasas. —farfulló RyuJin, pero sin mirar al alfa.
Eso pareció molestar a JiWon, sin embargo, de seguro se esforzó en razonar ya que no dijo nada y sólo le dijo a RyuJin que era una buena niña.
El almuerzo, en otro sentido, transcurrió la mayor parte en silencio. A Lisa no le interesaba saber de la vida de JiWon, y parecía ser lo mismo por parte del alfa, porque apenas se hicieron alguna pregunta.
Al menos, fueron salvados por el berrinche de RyuJin. A medias.
Hizo a un lado los trozos de pollo. De ensalada, todavía le quedaban tomates. Había comido bastante poco en comparación a otros días, y comenzó a señalar el almuerzo de los adultos, que era dakgangjeong.
—¡Eso, eso! —dijo, estirándose para sacar del plato de Lisa, pero la omega lo hizo a un lado.
—No, eso te hará doler la pancita. —le dijo.
—¡Eso! —insistió RyuJin, inflando sus mofletes.
Lisa se volteó hacia JiWon, que se veía, otra vez, incómodo.
—Vamos —le desafió—. Aliméntala. Créeme que hace estos berrinches al menos cuatro veces a la semana.
Vio como tragó saliva, pero no se compadeció. ¿JiWon quería la custodia? Entonces que viera que no era tan fácil.
—Oye, RyuJin... —comenzó a decir el alfa—. Vamos, la comida que hice está muy rica, ¿No es así? —agarró la cuchara, echándole pollo y guiándola a la boca de RyuJin. La bebé cerró los labios con fuerza—. No seas mala, ¡Wstá muy rico! Lo prometo...
Pero la bebé negó con la cabeza, evadiendo la cuchara. JiWon trató de seguir adulándola a comer, sin embargo, no estaba sirviendo de mucho. Lisa notó incluso que RyuJin pareció aburrirse.
—Mira, el avioncito...
—Oh, Dios, no le hagas eso —Lisa frotó su frente—. Ryu, cariño, ¿Ya no tienes hambre?
RyuJin la miró, pareciendo pensarlo.
—Sí... —dijo.
—¿Y qué tal si comemos los tres lo que JiWon hizo? —sugirió Lisa—. Yo también tengo hambre, ¿Te parece si compartimos la comida?
—... Ya...
Lisa se acomodó. El alfa se veía fuera de sí, con toda probabilidad, sentía que estaba haciendo el ridículo, pero ¿Qué le importaba a la omega?
JiWon fue el primero en probar el pollo.
—¡Rico! —atinó a decir.
RyuJin fue la segundo, siendo alimentada por el alfa. Lisa casi deseó que le escupiera el pollo, aunque era sólo un deseo maldadoso.
—¡Yumy! —barboteó RyuJin, y quiso agarrar la cuchara. JiWon no tuvo más que dársela, por lo que la bebé trató de meter dentro del servicio comida, agarrando sólo un trozo de pollo y pocas verduras—. ¡Mami!
Lisa le sonrió, abriendo la boca y siendo alimentada torpemente por RyuJin.
—¡Está muy delicioso! —animó a decir la omega—. ¡Ahora otra vez tú!
Al final, lograron que RyuJin comiera gran parte de la comida. Se vio satisfecha pronto, así que Lisa le dio de postre dos trozos de manzana, que se devoró enseguida. La omega la dejó ir a jugar otra vez una vez estuvo lista.
—Espero que juegues con ella también. —le dijo Lisa al alfa.
—¿Cómo? —JiWon parpadeó—. Pero si está coloreando, ¡Yo no...!
—Ella no colorea todo el día —sonrió con indulgencia—. Está acostumbrada a jugar, ChaeYoung siempre juega con ella y no sabes cómo se divierte.
Picó en el orgullo del alfa otra vez. No le sorprendió que, una vez ellos terminaron de comer, JiWon se puso de pie y fue hacia el centro del living, sentándose en la alfombra.
—RyuJin, ¿Quieres jugar? —preguntó el alfa.
—Mmm... —pensó RyuJin—. ¿A qué?
—Pues... ¿Qué tal si hacemos algo con tus bloques?
—Ya...
Lisa suspiró cuando los vio comenzar a hacer una torre con los bloques. JiWon seguía viéndose fuera de sí, pero al menos RyuJin comenzó a aceptarlo a medias. No le conversaba mucho, lo que le preocupaba por lo bajo, sin embargo, pensaba que se debía a que recién se conocían.
Llevó los platos a la cocina, comenzando a limpiarlos. Fue cuando escuchó un chillido y, de pronto, el llanto de RyuJin.
Ni siquiera cerró el agua de la llave, saliendo a tropezones y viendo la escena: RyuJin estaba echada en el suelo, con un rasmillón en su frente y llorando a gritos.
—¡¿Qué mierda, JiWon?! —gritó Lisa, yendo a recoger a su bebé.
—¡Se cayó sola! —se defendió JiWon—. ¡Yo no le hice nada!
Lisa lo ignoró, sentándose y consolando a su cachorrita, que no paraba de llorar. Revisó la herida en su cabecita, aliviada un poco al ver que era pequeña, aunque estaba enrojecida e hinchada.
—Oh, mi bebé... —le dijo Lisa, meciéndola, y RyuJin se aferró a su cuello—. ¿Cómo fue que te caíste? —le preguntó, pero miraba a JiWon.
—Que no le hice nada —repitió, irritado—, quiso agarrar un bloque, pero no se sostuvo bien y se cayó sola. El golpe se lo hizo con el bloque.
—¿Y no pudiste consolarla tú, acaso? —replicó Lisa, enfurecida, pero trató de controlar el tono de su voz pues su cachorrita seguía llorando—. Eso es lo que un padre hace, no quedarse mirando como un idiota.
JiWon apretó los labios, callándose cualquier estupidez que fuera a decir.
RyuJin se quedó dormida, finalmente, en brazos de Lisa. La omega la llevó a su cuna, sabiendo que debía estar extenuada a pesar de que no era más de media tarde. Llorar dos veces en el día era agotador para cualquier persona y para un bebé debía serlo aún más.
Mientras la acostaba, JiWon veía el cuarto.
—Qué ridícula su habitación. —dijo despectivamente.
Lisa casi dejó caer a su bebé ante la sorpresa de lo que dijo.
La recostó y cobijó con su mantita favorita, de color rosado y con muchos monitos blancos y esponjosos. Se levantó y vio la habitación, de un bonito color crema que permitía buena iluminación, con una cuna violeta pastel en el centro. A RyuJin le gustaban mucho los colores de ese tipo, por lo mismo, las cortinas eran rosaditas y los muebles los pintó, junto a ChaeYoung, de celeste. Además, tenía muchos peluches, gigantes y pequeños, por toda la habitación. El más grande era de un perrito, en el que RyuJin a veces se quedaba dormida casi encima. Cuando le mostraron el cuarto, su cachorrita no dejaba de gritar por la felicidad.
—Sal de aquí. —le espetó, enfurecida y apenas pudiendo controlar el volumen de su voz.
JiWon rodó los ojos, saliendo del cuarto, pero Lisa lo siguió.
—Eres una mierda —le dijo, y el alfa se detuvo—. ¿Todo lo que acabas de vivir? No es ni la mitad de lo que es el trabajo de cuidar a RyuJin. No la cambiaste, no la has bañado, no la has vestido, no la haces dormir, no juegas realmente con ella. No te despiertas en mitad de la noche cuando despierta, llorando, y debes consolarla. No has hecho ninguna de esas cosas, ¿Y tienes el descaro de menospreciar su cuarto? Vete a la mierda, JiWon.
—Controla esa boca —espetó JiWon—, cómo me vuelvas a tratar así...
—¿Qué, me vas a pegar? —Lisa alzó la barbilla—. Hazlo, atrévete.
—Te voy a quitar...
—Ni en tus más oscuros sueños —la omega dio un paso hacia él—. A menos que demuestres que soy una madre de mierda, lo cual dudo —sonrió sin gracia—. ¿Y sabes por qué no vas a poder demostrarlo?
El alfa tenía el rostro rojo por la ira, respirando aceleradamente a medida que Lisa hablaba. Debía estar descolocado, la omega lo sabía, porque nunca antes lo enfrentó de esa forma.
—Porque me hice cargo de ella desde el momento en que supe de su existencia, cuando sólo tenía diecisiete años, mientras que tú desapareciste como el asqueroso cobarde que eres —el desafío en la voz de Lisa no se detuvo—. Y dudo que puedas hacerte cargo de una niña, JiWon, cuando ni siquiera puedes hacerte cargo de ti mismo.
JiWon le escupió, con toda probabilidad porque era lo único que podía hacer para defenderse. Parecía tener más que claro que golpearla sólo provocaría que la situación se volteara a favor de Lisa.
El alfa, sin quedarse a escuchar más de lo que Lisa pudiera decirle, se dio media vuelta y dio pasos fuertes, marchándose de la casa con un portazo. La omega sólo respiró con fuerza, su corazón acelerado a mil y sus manos temblando, y fue al baño para limpiarse el rostro. Sabía que JiWon se vengaría, de seguro solicitaría una audiencia con un mediador y eso significaría entregarle su hija a ese imbécil sin su supervisión, sin embargo, ocurriría tarde o temprano. Eso sólo adelantó las cosas.
Frotó la toalla contra sus mejillas. Una parte suya quería llorar, aunque estaba demasiado cansada de derramar tantas lágrimas.
ChaeYoung llegó una hora después, con aspecto cansado, pero su rostro cambió enseguida a preocupación cuando vio a Lisa sentada en el sofá, con RyuJin coloreando otra vez. Tenía una curita en su frente, allí donde se hizo la herida.
—¿Amor? —preguntó ChaeYoung, yendo hacia ella—. ¿Qué ha pasado?
—JiWon, eso pasa —suspiró la omega, abrazando a ChaeYoung—. Lo odio.
La mayor acurrucó a su novia entre sus brazos, dirigiéndole una mirada preocupada a RyuJin. La bebé se puso de pie, yendo hacia ellas.
—Papi —murmuró—. Papi, te essane —dijo, y ChaeYoung hizo malabares para agarrarla en brazos—. Papi...
—Yo también te extrañé, cachorrita —contestó la alfa—. ¿Y qué ha pasado aquí? —añadió, apuntando a su herida.
—No. —se quejó RyuJin, y eso fue todo.
—Se cayó —susurró Lisa—, cuando jugaba con JiWon. O eso ha dicho ese idiota. RyuJin ni siquiera recuerda qué pasó, vieras como lloraba...
—Oh... —ChaeYoung sintió la ira arder—. ¿Supongo que todo resultó mal?
—Sí —Lisa sonrió con amargura—, pero no esperaba nada más.
—¿Necesitas algo, mi bebé?
—Que me des amor —Lisa sólo quería hacer un nido en ese momento, con su alfa y su cachorrita—. ¿Puedes?
—Eso ni se pregunta, cariño.
ChaeYoung simplemente acurrucó a sus dos amores, sabiendo que se venían días difíciles, pero dispuesto a darlo todo por su pequeña familia.
***
¡Gracias por leer!
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