Cena


La noche nuevamente se hacia presente en el pueblo de Royal Woods, marcando el cierre de las rutinas en muchas personas tanto como la espera de un muchachito de pelo blanco, este en el pasado se hubiese quedado esperando en silencio abrazado a sus piernas por alguna presencia que secundara la suya en aquel frío hogar, quizás adentrándose en aquel pequeño balcón donde le gustaba contemplar el paso de las múltiples personas que se adentraban en aquella avenida.

En dichas ocasiones usaba su imaginación, situando en diferentes escenarios a los diversos grupos que se encontraban caminando por la acera junto a donde vivía, variando en su mente desde familias que acababan de salir de algún espectáculo con el menor de aquel grupo soñando con ser parte de aquel mundo que acababa de conocer o incluso parejas que después de una gran pelea intentaban reavivar aquella llama que en algún momento calentaba el corazón del otro pero día a día se apagaba lentamente creando caos y desconcierto en la mente de ambos amantes.

Pero aquel día no tenia tiempo para ello, el balcón estaba cerrado, las luces encendidas y el pequeño albino en movimiento sin tiempo para sentarse a esperar aquella puerta que en cualquier momento iba a ser abierta, pues era a esa persona precisamente a la que esperaba con ansias ya que tenia toda la intención de darle una sorpresa, pues por algo había estado practicando durante tanto tiempo y ese era el día donde debía ser capaz de demostrar que no había perdido el tiempo.

Había empezado junto a la aparición de las primeras tonalidades naranjas en el horizonte y no había escatimado en acciones para poder emplear los diversos utensilios en los ingredientes repartidos por toda la zona del fregadero y parte de la mesa, empleando diversos movimientos innecesarios mientras leía aquella pequeña receta que le había entregado el Sr. Dawkins hace unas semanas, algo manchada, algo chamuscada, algo cortada pero que seguía siendo legible, todo por lograr su objetivo y elaborar aquel platillo que tanto había disfrutado y ansiaba con todo su ser compartir con su padre.

No había tenido gran importancia la situación, había sido un día casual en su vida cuando fue invitado por su maestro en un intento de aprender nuevas técnicas con las que seguir realizando sus cuadros y modelados, seguir sintiendo aquel espíritu que tanta fascinación le causaba y llenaba de felicidad sus tardes dando trazos en lienzos blancos, marcando colores en aquella paleta o simplemente moldeando figuras en la suave arcilla, realmente no entendía todas las palabras que aquel hombre le decía sobre sus sentimientos y como se expresaba pero era feliz, y eso era todo lo que le bastaba.

Ese día precisamente se le había hecho algo tarde al muchacho y su profesor le había dejado terminar de expresarse, siendo sus propias palabras "detener tu obra en ese punto sería lo mismo que cortar tu alma" por lo que le invito a cenar. No era alguien de cenar todos los días pues su padre no siempre dejaba alimentos suficientes para ese horario del día y las veces que había quedado para estar en casa de su amigo siempre procuraba llegar antes de dicha hora, pues por más que su padre probablemente ni siquiera se diese cuenta que no se encontraba en aquel domicilio seguía habiendo la posibilidad que ese día, ese preciso día, llegase con intención de convivir con él, pero aquel día había quedado sumamente inmerso en sus pasatiempos y su maestro parecía disfrutar de ello por lo después de dudarlo unos momentos termino aceptando la oferta de este.

El platillo en si no era nada sofisticado ni una gran pieza digna de un aclamado restaurant, en general no tenía nada de especial, la forma y el número de cubiertos, los acompañamientos y verduras, nada, y aun así, el chico realmente había disfrutado de aquel alimento, sintiendo como desde el primer bocado sus papilas gustativas habían experimentado la mejor de las sensaciones que su joven vida había sentido, algo que su rostro no pudo ocultar y causo una prominente carcajada en el adulto con quien compartía mesa.

Para cuando había terminado aquella velada el niño estaba sumamente emocionado, cuestionando aquel divino sabor que había experimentado mientras ayudaba en la limpieza a su maestro, recibiendo de vuelta pequeñas bromas o ligeras caricias en su cabellera por escuchar como el niño realzaba tanto esa simple cena mientras le pedía, le suplicaba al hombre que le enseñara para poder replicarla, asintiendo con gusto ante la demanda de su joven alumno.

El adulto le enseño lo básico y el resto lo dejo a la iniciativa del pequeño, pues este rechazaba el exceso de guía deseando llegar el mismo al resultado, observando cientos de veces la receta, pensando en como realizar los movimientos requeridos y los implementos usados, pensando en la compra de los mejores materiales para aquella comida, ahorrando poco a poco su dinero para el día definitivo, frustrándose, repitiendo, desechando y aprendiendo, hasta que el día anterior lo había logrado finalmente.

Le había tomado casi dos semanas de extenuante prueba y error, llevando los conocimientos básicos aprendidos hasta el limite sin nueva tutela había logrado confeccionar el platillo que tanto había disfrutado y que tanto calor le había dado, más aunque estaba sumamente agradecido de su maestro había una persona que debía ser el primero en probarlo, una que había sido gran parte de su motivación durante todo ese tiempo pues él había sido la razón de querer replicar dicha receta junto a una forma de agradecerle por todo lo que hace por él, pues aunque no conviviesen mucho sabía que él le quería, su profesor se lo había recordado, su amigo se lo había confirmado, estaba seguro de ello y ahora era su turno de darle algo devuelta.

Su padre debía ser quien probará su perfeccionado platillo por primera vez.

Y ahora se encontraba terminando los últimos detalles.

Aunque el esfuerzo fue grande debido a múltiples complicaciones como su estatura, teniendo que usar muchas veces alguna silla para alcanzar algunos elementos o que todavía no dominaba completamente el uso del cuchillo cortándose un par de veces no se detuvo hasta que todo estuviese listo, por momentos pensó en perfeccionarlo más, quizás esperar a crecer un poco o mejorar su habilidad con los brazos, pues por más que intentaba usar sus habilidades con los pinceles, brochas o arcilla ninguno de ellos era similar a emplear un cuchillo, pero todos esos pensamientos era desechados ante el pensamiento del muchacho.

Ese día era especial, muy especial para él, se había decidido a poder hacerlo antes de esa fecha y aunque lo había logrado justo, él lo había logrado, eso era suficiente.

Mientras comenzaba a colocar los alimentos, cubiertos y otras cosas en la mesa fue cuando escucho un sonido bastante conocido por él, era el sonido del choque de elementos metálicos en la puerta indicando que él único otro poseedor de aquella copia había llegado, que su padre por fin había llegado.

Con el corazón en la boca el chico dejo lo que tenia en sus manos sobre la mesa sin importarle la posición de estos elementos, corriendo hacía la entrada sumamente emocionado logrando su acometida en el momento exacto que su padre había logrado abrir aquella puerta.

El adulto no lucia muy diferente a su usual expresión cansada tanto en su rostro como en su postura, siendo aquellas ojeras y ojos con poco brillo, algo de barba torpemente afeitada junto a un claro principio de alopecia, pero al observarlo mejor el pequeño pudo notar sutiles diferencias en el derrotado aspecto de su padre, como lo era su ropa parcialmente desalineada, siendo su camisa y su suéter los principales afectados además de pequeñas manchas repartidas en partes de este último, pero lo que más llamo la atención del muchacho fue un pequeño enrojecimiento que este tenía cerca del cuello, una pequeña zona circular que no pasaba desapercibido a sus jóvenes ojos.

- hola papá, se que debes estar cansado y antes que me digas nada quiero que me sigas - el chico decidió no dejar que esos pequeños detalles calaran en su mente, no ese día

- hijo, estoy sumamente cansado, no creo que...

- papá, por favor, no te tomará mucho - baja su mirada junto al tono de su voz - te lo prometo

- mira Lincoln, entiendo que no he pasado mucho contigo últimamente, pero ya lo hemos conversado, necesito trabajar mucho para mantenernos ya que si no lo hago no tendríamos ni donde vivir ni que comer, por eso tu padre se esfuerza mucho y al llegar realmente quisiere dormir

- lo sé papá, y por eso quería darte algo

Para Lynn ver a su pequeño hijo ser tan insistente era algo nuevo, generalmente era más calmado y aceptaba sus indicaciones cuando le pedía espacio para descansar, era alguien obediente a quien no le tenia que repetir las cosas varias veces y se acoplaba bien al ritmo de ese hogar, lo que le había facilitado muchas cosas respecto a su crianza y agradecía profundamente, muy diferente de ellas, pero eso no importaba ahora, veía la suplica en la cara del pequeño y una parte de él quería hacerle caso, pero todas las demás partes de su cansado cuerpo le exigían que se lanzara a la cama de una vez, y era lo que el iba a hacer.

- Lincoln, eso puede esperar a mañana

- no

- no? 

Esa pequeña palabra, un significado tan conocido por él pero viniendo de la última persona que él esperaba lo usase, era una situación totalmente extraña, ese no era el comportamiento normal de su hijo, lo que causo una gran incertidumbre en el adulto.

- si no lo vemos ahora se arruinara, nada servirá - el adulto intento ponerse firme ante el "berriche" de su hijo, pero ver como sus ojos estaban comenzando a cristalizarse se calló - así que por favor papá, no te pediré nada después, de hecho no te pediré nada más para siempre, pero por favor, sígueme

El muchacho peleaba contra muchas cosas en su interior ignorando si su cuerpo hacía real gala de sus sentimientos, eso era algo secundario o quizás terciario, no importaba, lo que importaba era llevar a su padre a la mesa y cenar juntos, ese era su único deseo aquel día, rechazando la invitación de su amigo y su maestro, dando evasivas en la escuela hasta poder completar su tarea, gastando sus recursos en los ingredientes en vez de si mismo, y ahora estaba por perder su única oportunidad, una que no estaba dispuesto a esperar todo un año por ella.

- y se puede saber que es esta gran sorpresa por la que estas tan alterado? - a ese punto el cansancio de Lynn había superado a su empatía por su hijo

- bueno... - el tono seco con el que había hablado su padre había logrado amedrentarle un poco - es que había preparado la cena, para que... - comenzó a jugar con sus dedos - ...comiéramos juntos

- ah, vaya Lincoln, no esperaba eso, pero lo siento yo ya cené antes de venir a casa, así que no te preocupes por mi y come tu parte tranquilo, yo me serviré la mía al desayuno, gracias hijo

Seguido a eso el adulto se acerco al pequeño para revolver un poco su cabello y dirigirse hacia el dormitorio, ignorando los cubiertos a medio colocar en la mesa o el aroma a comida, dejando todas sus cosas repartidas por el pasillo y encerrándose nuevamente en su dormitorio para dormir, tal como lo había hecho siempre.

El pequeño se quedo quieto un momento en su posición, realmente deseaba con todo su corazón que su padre accediera, incluso pensaba en la excusa que ya que era su cumpleaños le diera de presente una cena en familia, una que ya estaba preparada y esperando solo siendo necesaria su presencia por unos minutos, una para la que se había preparado hace tantos días y gastado sus recursos, evadiendo invitaciones y pequeños gestos que sabía desencadenarían en invitaciones que le restarían tiempo para preparar aquel platillo.

Era una escena que se había repetido muchas veces, quizás con la diferencia que ahora había olor a comida en el entorno, una a la que estaba acostumbrado y ya no le dolía... tanto.

Por ello dio un fuerte suspiro y se encamino hacia la mesa parcialmente preparada, retirando las cosas ahora innecesarias de su inexistente acompañante mientras se servía su porción y guardaba la de su padre en la nevera, preparando todo para una velada de una sola persona, decorada con el agradable ambiente de una ciudad que se apagaba lentamente y los ronquidos de un adulto a los pocos metros, con ello se sentó en la mesa y comenzó un pequeño cantico que conocía muy bien pero odiaba en lo absoluto.

- cumpleaños a mi...

Tomo una pequeña porción con su tenedor.

- cumpleaños a mi...

Lo acerco lentamente a su boca.

- feliz cumpleaños Lincoln...

Su brazo tiritaba, como si aquel bocado pesará más de lo que sus escuálidos brazos fueran capaces de soportar mientras ponía una seca sonrisa en su rostro.

- feliz cumpleaños a mi...

Y fue el momento donde logro probar el sabor de aquel platillo al que tanto esfuerzo había derramado durante tanto tiempo, sintiendo todo el fruto de su trabajo en aquel bocado.

Uno que tenia un sabor sumamente amargo.

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