veintisiete
-M9, G18, 44 Magnum, y mi favorita: la Five Seven. También tengo un par navajas si es que...
-No, detente.-Le interrumpió ella con voz firme, cortando la charla sobre la pequeña colección de armas de Vesania. Los mortíferos elementos descansaban, sobre el lecho de este como si fuesen almohadas.
Devoción froto sus manos, apartando la vista de su amigo. Tenía que admitirlo, tener a tan corta distancia las armas le ponía los pelos de punta, provocando que se enderezara incomoda sobre la cama.
-¿Puedes guardarlas?-Le pregunto Devoción, intentando inútilmente ocultar su nerviosismo bajo una sonrisa forzada.
-¿No querías verlas hace cinco minutos, querida?
-Cuando te pedí que me mostraras lo que escondías no me refería esto precisamente.
Vesania frunció el ceño levemente, sin entender sus palabras. ¿Qué es lo que pretendía? Suspiro, para posteriormente guardar todo el armamento en una vieja caja de madera y ocultarla en las sombras de su armario.
-De hecho, quería que me mostraras tu verdadero "yo". Sé que hay algo más bajo esa armadura de chico...
-¿Malo? ¿Frio y cruel? ¿Cínico y sarcástico?-Él le quito las palabras de la boca, sonriendo tenuemente.- Las personas por naturaleza tienden a crear prejuicios de los demás al conocerlos. Sí, me han calificado con esas palabras antes, pero no se equivocan. No tengo miedo de lo que soy, cariño. Tú deberías tenerlo.
Con cada palabra, Vesania se encamino mas a ella. La distancia que los separaba era casi nula. El silencio prevalecía. Sus ojos se conectaron, parecían ser capaces de hablar con la mirada, ya que por unos largos segundos las palabras ya no parecían necesarias.
-Dilo, querida.-Susurro él, tomándola del rostro, ya que ella había bajado la cabeza tras escuchar su comentario-. Di que me tienes miedo.
-¿Por qué siempre insinúas eso? No te tengo miedo.
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