002. El Caballero Oscuro

En los tiempos oscuros, las sombras eran gobernadas por All For One.

La gente que se oponía a él tenia que esconderse, soportando la respiración en el amanecer del gobernante del nuevo mundo.

Y para vivir mas tranquilos, algunos sacrificaron sus almas para servirle a cambio de favores.

Algunos querían mas poder. Otros, simplemente quería hacer lo que querían.

Otros simplemente querían intentar engañar a All For One para derrotarle desde dentro...

Y otros se sacrificaban para que sus comunidades estén tranquilas de la influencia de sus seguidores.

Esto ultimo se convirtió en el caso de casi todas las comunidades. Todos tenían su "mártir", quien cometía toda clase de atrocidades en su estado de servidumbre a All For One, esto con el objetivo de que su gente nunca pase por matanzas o simplemente les roben sus pertenencias o poderes.

All For One era extraño. Tenia un gusto particular por esta clase de siervos.

Y fiel a su palabra, realmente no tocaba aquellas comunidades, lo que invitaba a mas y mas siervos con este inicio en común servirle por aquel trato.

Y ese fue el caso de cierto adolescente, quien no dudó en tomar el puesto de su mártir cuando este murió en manos de la reciente y mas creciente fuerza en oposición al villano, al demonio.

Este chico se llamaba Oboro Shirakumo... y tras la caída de All For One en manos de All Might, él fue libre de regresar a su hogar junto a su gente.

Pero no lo hizo.

No sabiendo que tenia las manos manchadas de sangre. Tanto de hombres, mujeres y niños que se opusieron contra su señor.

No sabiendo que ahora era un monstruo, como todos aquellos en los que All For One se fijaba y daba su aprobación.

Por la noche era atormentado en sueños por la gente a las que pertenecían anteriormente los poderes que ahora componían su persona. Gente que lloraba por su familia, o sencillamente y inundados por la ira día tras día intentaban matarle.

Para un chico que simplemente quería ser un caballero, el cual defendía a las personas a costa de su vida... ello era inadmisible. Aquellas almas merecían venganza.

Por lo que hizo lo mas sensato para un monstruo como él. Asesinar a otros monstruos que no buscaban una redención. Acompañar a los caballeros aunque ellos tambien tengan como objetivo acabar con su vida por haber cooperado con All For One.

Su camino, sin dudas, estaba destinado a la tragedia.

Encontraría su muerte en manos de uno de esos demonios o en manos de aquellos a los que alguna vez intentó unirse. Y aunque no fuera el caso, aquella redención que buscaba nunca llegaría. Las almas que habitaban su cuerpo nunca le perdonarían sin importar las vidas que salve utilizando sus poderes, haciendo valer sus muertes.

Sin dudas no era un camino para cualquiera.

―Tu caminó termina aquí.

Y ahora mismo se veía truncado.

Una guerra campal había nacido en un pequeño pueblo. Humanos contra los siervos del demonio. Entre ellos caballeros, pero en su mayoría civiles.

Y en un acto de heroísmo, Oboro nuevamente encaró a los siervos de All For One pese a que era confundido con el enemigo mas de una vez.

Y ahora, había caído frente a un civil. Un civil adolescente.

Tal vez tenia su misma edad cuando decidió servir a All For One...

Oboro sujetó del filo aquella espada clavada en su hombro. ―¡Aun... no! ¡No puedo morir...!

Aquel chico le observó con indiferencia, acercando su mano a su rostro. ―Cállate, escoria.

Pero Oboro generó un portal entre la mano y su rostro, haciéndola aparecer a otro lado. ―¡Aun no puedo morir! ―repitió―. ¡Necesito-!

El chico giró su espada, abriendo aun mas la herida en el hombro de Oboro, haciendo que este suelte un fuerte quejido. ―No quiero escucharte.

―¡¡Necesito... salvarlos!!

Aquello si que le sorprendió. ¿Salvarlos? ¿Salvar a quien?

Los siervos de All For One no se ayudaban entre si. Eran mas como aliados por interés. ¿Por que este quería salvar a los suyos?

―Necesito... sacarlos de aquí... ―Oboro gruño por el dolor―. Hay... civiles...

―¿Civiles? ¿Hablas de los que no son caballeros? ¿Dónde te los llevarías?

―Lejos... ―apretó los dientes, tratando de retirar la espada de su hombro, lastimándose la mano―. Ellos... No tienen nada que ver en esto...

―¿Quien eres tu para decidir eso? Solo eres un cerdo asqueroso que alberga múltiples almas en su interior. Nunca entenderías la frustración de no contar con el poder suficiente para hacer justicia.

―... ―Oboro observó a su atacante―. No importa. Gente... esta muriendo. Gente que no debería de meterse en esto. Solo los caballeros deberían de enfrentar a los siervos de All For One para... evitar bajas innecesarias ―de repente, la niebla oscura a su alrededor se disipó de golpe, dejando a la luz su identidad y deshaciendo aquel portal que evitaba su muerte, teniendo la mano de aquel chico frente a su rostro―. Para evitar que mas almas se pierdan...

Sin embargo, el chico no avanzó. ―Si solo los caballeros pueden encargarse, ¿Que haces tu aquí?

Oboro solo sonrió, enfrentando a la muerte. ―Estoy aquí por que tambien soy un héroe... Por que busco ser un héroe.

―... ―el chico observó a su alrededor sin moverse de su lugar―. Dime, ¿De verdad puedes sacarlos a todos de aquí? ¿Incluso a los cuerpos y a los heridos?

―Puedo hacerlo... ―aseguró. Se desmayaría luego de abusar tanto de sus múltiples Dones, pero eso no importaba. Un caballero siempre ponía su vida en riesgo―. Lo juro.

¿Un siervo de All For One jurando algo? Eso tambien era extraño. Naturalmente no mentían.

Y sin embargo, este tipo mintió vez tras vez delante de su cara. Uh...

―Muy bien. Tomaré tu juramento, bastardo ―retiró su espada―. Pero si llegas a romperlo, Tomura Shigaraki será el hombre que te acechará y asesinará de la peor manera posible ―oscureció su mirada―. ¿Entendido, demonio?

Haciendo caso omiso a su propia herida, por la cual se desangraría, aquel hombre se puso de pie con dificultad y asintió. ―Mas que a All For One... ―liberó su niebla nuevamente― yo jamás rompí un juramento.

―Te lo encargo ―Shigaraki se alejó del lugar con la espada en su mano―. Yo acabaré con todo en 30 segundos. Tienes ese tiempo.

―¡Mas que suficiente! ―Oboro afiló su mirada y desplegó su niebla, liberándola por todo el campo de batalla―. ¡Nadie mas morirá hoy! ―se gritó decidido.

Y por debajo de aquellas personas que deban su vida en este combate, surgió un vórtice negro en el cual cayeron, dejando a los siervos confundidos.

Su misión era simplemente conseguir comida. Y ahora...

―Que rápido... Parece que son todos ―Tomura guardó la espada en su vaina y acercó su mano al suelo―. Solo necesito tocar el suelo para acabar con todos.

Y tras apoyarla, el degradado comenzó a expandirse con violencia por todas partes.

Y colocando una segunda mano, Shigaraki oscureció su mirada. ―¡¡Aniquilación!! ―su deterioro se esparció con mucha mas fuerza, llegando a cada esquina del campo de batalla en una decena de segundos.

La mayoría de siervos no pudo reaccionar a tiempo, llegando la aniquilación a tocar al menos una de sus extremidades, los que les costó la vida por completo.

Oboro perdió nuevamente la niebla oscura y cayó de rodillas por el desgaste que le causaron sus heridas, a merced de aquel poder.

Sin embargo, Shigaraki le observó de reojo desde la distancia, clavando sus dedos en el suelo degradado.

Y aquella aniquilación simplemente rodeó a Oboro, ignorándole en su destrucción.

―... ―el hombre levantó la cabeza―. ¿Qué...?

El área estaba destruida por completo, solo costando las vidas de los siervos de All For One.

Ante esto, Shigaraki rio levemente, notablemente feliz por esto. Risa claramente malvada. Como la de un verdadero psicópata o genocida en potencia.

Pero eso no importaba. Había limpiado el mundo un poco mas.

Impactado, Oboro solo se le quedó observando desde la lejanía.

Aquella silueta oscura que percibía...

Ese chico era un reflejo de All For One. Sin embargo, estaba contra él. ¿Por qué...?

―Tu ―alzó la voz Shigaraki, captando su atención―. Dime tu nombre, caballero.

Oboro quedó impactado ante ello.

Pero... sonrió.

Finalmente... Un humano que superaba en poder a un seguidor de All For One...

Ese chico era el futuro. ―¡Soy Oboro Shirakumo!

―Tu otro nombre.

Sonrió de lado. ―¡Kurogiri, el caballero oscuro!

Shigaraki bufó, observándole de reojo. ―¿Caballero Oscuro? ―le dio la espalda, alejándose con los brazos completamente destrozados tras haber activado su máximo poder―. Me debes la vida, Kurogiri. No lo olvides.

―¡Si, señor!

Finalmente...

Con debilidad y su brazo aun sangrando abundantemente, Kurogiri se levantó y corrió tras él. Despues de todo, si ese chico podía moverse en ese estado, él debería de hacer su máximo esfuerzo.

Finalmente encontró a alguien que podría, tal vez, ayudarle a cumplir su misión.

[...]

Tomura abrió la puerta en frente suya sin duda. ―¿Kurogiri?

Este rápidamente se volteó. Estaba leyendo tranquilamente. ―¿Ah? ¿Tenko?

El peliblanco se apoyó en el marco de la puerta. Tal y como le había dicho, él estaría aquí en caso de que le necesite. ―Empaca tus cosas. Es hora de devolverme ese favor.

Este se vio serio, y asintió sin mucho mas tiempo que perder.

Tras levantarse, solo tomó su espada. ―Vámonos.

Esto hizo levantar una ceja a Shigaraki. Vestía solamente ropa negra de una sola pieza. ―¿Solo una espada?

Shirakumo hizo alzar la niebla oscura sobre su rostro, adoptando su identidad de Kurogiri. ―Es todo lo que necesito.

―Bien ―no era su incumbencia si utilizaba protección corporal o no. A decir verdad, y mientras sea efectivo en combate, no importaba―. Vámonos.

Ambos iniciaron la marcha sin mayor palabrería. Era como si ambos literalmente pudieran comunicarse con la mente. Como si estuvieran sincronizados.

Bueno. Habían pasado 3 años desde que se habían conocido.

Luego de tanto por lo que pasaron, Kurogiri no necesitaba de mas. Conocía muy bien a Tenko Shimura, a Tomura Shigaraki.

Si él vino a cobrar un favor... Y en especial sabiendo que se trata de ―ese― favor, ciertamente le seguiría sin dudarlo.

Oscureció su mirada. Despues de todo...

Él tambien tenia asuntos pendientes con ese demonio. 

Le haría pagar todo. La perdida de su identidad durante tanto tiempo, su familia y amigos, las vidas que le obligó a arrebatar, su posibilidad de servir a las personas como caballero. Todo ello le saldría muy caro a ese monstruo.

Eso era una promesa.

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