CAPITULO 31

Narra Sabina: 

La reunion de los altos Lores habia llegado, Feyre vestida con un vestido precioso y una tiara digna de una reina, la señalaba como alta Lady de la corte noche. 

Mor igualmente con sus mejor vestido parecia una princesa y como habiamos ido de compras yo no me quedaba atras, junto a Mor caminaba elegantemente con un vestido rojo escarchado, resaltando el cabello y dejando a la vista mi determinacion, no dejaria que me hicieran de menos solo por ser mortal. 

Cuando cruzamos el umbral hacia la reunion solo tres altos lores habian llegado, los recordaba de bajo la montaña. 

Kallias, alto lord de invierno, Thesan alto lord de dia y Helion... 

El recuerdo de Helion se evaporaba entre el dolor eh insistencia de Amarantha por recuperar mis recuerdos, pensar que el responsable era el mismisimo caldero, nada... ni siquiera el poder de Helion podria haber hecho algo por mi. 

Estaba maldita, mi sola existencia lo estaba. 

—Bienvenidos —dijo Thesan, su voz era profunda y rica como esos ojos. Su amante monitoreaba cada una de nuestras respiraciones desde unos cuantos metros detrás, sin duda, dándose cuenta que nuestra propia compañía estaba haciendo lo mismo detrás de nosotros, Azriel vigilante como un halcon—. O —reflexionó Thesan—, dado que tú convocaste esta reunión, a lo mejor deberías estar haciendo tú la bienvenida.

Una leve sonrisa apareció en la perfecta cara de Rhys.

Kallias me miraba de reojo con la mandíbula tensa.

—Podré haber requerido la reunión, Thesan, pero tú eres el que es suficientemente amable para ofrecer tu preciosa residencia.

Thesan dio un asentimiento de agradecimiento a lo mejor considerando inapropiado preguntar por las alas recientemente reveladas de Rhys. 

El lord de la corte Dia se giro hacia Feyre, centrandose en su tiara y porte. 

—Tu casa es adorable.

Pero la atención de Thesan había ido al tatuaje. Aquello que nombraba a Feyre como alta lady. 

—Kallias —dijo Rhys hacía el de cabello blanco, cuya piel era tan pálida que parecía congelada. Incluso sus demoledores ojos azules parecían esquirlas incrustadas de un glaciar mientras estudiaba las alas de Rhys y pareció descartarlas inmediatamente. 

Tras el una hembra. 

Y entonces mi amiga chilló.

Chilló.

Sorprendida observe como ambas mujeres empezaban una platica de lo mas energetica. 

Estaba a punto de huir cuando Helion, a quien mas queria ignorar camino hacia mi. 

--Clythia querida, no te esperabamos aqui-- impacible lo observe. 

--¿esperabais verme del lado de Hybern? -- exprese gelida, con el menton en alto. 

Kallias quien se mantenia algo alejado se giro hacia mi, sus ojos azules frios en cuanto me escrutaba. 

si las miradas mataran... 

--no nos quedo muy claro en bajo la montaña-- expreso el lord de invierno. 

Casi me rei con sorna. 

Feyre tensa por la clara amenaza intento hablar, pero la detuve.

--mi lealtad siempre ha estado clara, ¿o debo recordar el castigo que se me impuso en Hybern por ayudar a esta causa? -- añadi con frialdad. 

Habia entregado tanto... dado demasiado... 

--su lealtad no esta en duda-- expreso contundente Rhys con los ojos flameantes. 

Con ello la reunion dio inicio, Nesta se sento a mi lado justo tras los altos lores de nuestra corte. 

— bueno a Clythia ciertamente ya la conocemos pero... ¿Quién es nuestra invitada? —preguntó el Gran Señor de Día un poco demasiado silencioso para mi gusto.

Cassian no reveló nada, ni siquiera un brillo de conocer a Nesta. Pero no se movió ni un milímetro de su posición defensiva casual. Tampoco lo hizo Arziel.

—Es mi hermana, y nuestra emisaria con el mundo humano —dij Feyre—. Y ella contará su historia cuando

los demás estén aquí.

—Es Feérica.

—Mierda, no —murmuró Viviane por lo bajo, el resoplido de Mor fue cortado cuando Kallias elevó sus cejas hacia ellas. Helion las ignoró.

— ¿Quién la Hizo? —preguntó Thesan educadamente, inclinado su cabeza.

Nesta midió a Thesan. Luego a Helion. Luego a Kallias.

Casi sonrei ante lo firme que se mostraba, casi me podia ver reflejada. 

—Lo hizo Hybern—dijo simplemente. Ni un destello de miedo en sus ojos, y su barbilla alzada.

El silencio fue aturdidor.

Feyre erguida continuo la explicación 

—Ellos la lanzaron al Caldero —dijo—. Junto con mi otra hermana Elain. —sus ojos pasaron a los mios oscurecidos ante el recuerdo de aquel dia —. Después de que la Suma Sacerdotisa Ianthe y Tamlin nos vendieran a Prythian y a mi familia a ellos.

Nesta asintió en silenciosa confirmación.

Los ojos de Helion quemaron como una fragua.

—Esa en una dura acusación, especialmente para tu antiguo amor.

—No es una acusación —dije mordaz, sentía las cicatrices de mi espalda quemar. 

—Todos estábamos allí. Ahora vamos a hacer algo al respecto.

Mire con orgullo a Feyre. 

Y después Viviane murmuró hacia Kallias, golpeándole en las costillas:

— ¿Por qué yo no puedo ser una alta lady también? 

Tome aire, esta reunion sera muuuuy larga. 

(...)

Fue una hora después cuando Thesan anunció:

—Tarquin está aquí. —Mi boca se secó.

Un incómodo silencio se expandió.

Apesar de la batalla que habiamos luchado con la corte Verano, la amenaza sobre la cabeza de Rhys y Feyre seguia en pie. 

—Escuché sobre los rubís de sangre. —Helion le sonrió a Rhys, jugando con la manga dorada en su bíceps—. Esa es una historia que quiero que cuentes.

Rhys ondeó una mano, restándole importancia.

—Cuando sea un buen momento. 

Helion volvio a mirarme de reojo, ignore cada gesto inclinandome hacia Nesta. 

Pero luego Tarquin apareció en el último escalón del salón, Varian y una doncella de increible belleza. Varian miró entre nosotros centrandose un momento en mi, inclino la cabeza en mi direccion a modo de saludo, tuve que retener los labios para que no fuesen hacia arriba. 

Tarquin nos ignoró a todos, mientras daba disculpas vagas por la tardanza, culpando al ataque. Posiblemente cierto. O había estado decidiendo hasta el último minuto si venía, a pesar de su aceptación a la invitación.

Él y Helion estaban casi tensos, solo Thesan parecía estar en términos decentes con él. De hecho, neutral. Kallias se había vuelto más frío... más distante.

Pero las introducciones se hicieron, y luego...

Un asistente susurró a Thesan que Beron y todos sus hijos habían llegado. La sonrisa se desvaneció inmediatamente de la boca de Mor, de sus ojos. De los míos también.

La corte noche se nublo en una oscuridad sombria. 

Beron de rostro fino y cabello marrón no se molestó en mirar a ningún lado más que a los Grandes Señores reunidos. Pero sus hijos restantes nos miraban con desprecio. Tanto así que los Peregrinos hicieron crujir sus plumas. Incluso Varian destelló sus dientes ante la mirada lasciva que su bella acompañante se ganó de uno de ellos. Su padre no se molestó en reprenderlos.

Pero Eris sí, el mayor de los hermanos, aquel que habia visto a la distancia en bajo la montaña.

A un paso detrás de su padre, Eris murmuró:

—Suficiente. —Y sus hermanos menores recompusieron sus modales al momento. Los tres.

Interesante. 

Eris se centro ligeramente hacia mi, sus ojos centellaron con un reconocimiento que no entendi, senti a Azriel moverse un paso adelante, colocandose casi a a par dde mi. 

Ya fuera que Beron lo notase o le importase, no lo hizo saber. No, apenas se detuvo a medio camino a través de la habitación, las manos dobladas detrás de él, y frunció el ceño, como si fuéramos un grupo de mestizos.

Beron, el mayor entre nosotros. El más feo.

Rhys lo saludó suavemente, aunque su poder era una montaña oscura temblando bajo nosotros.

—No es sorpresa que llegues tarde, dado que tus propios hijos fueron demasiado lentos para atrapar a mi compañera. Supongo que viene de la familia.

Los labios de Beron se curvaron ligeramente mientras miraba a Feyre.

—Compañera... y Alta lady.

Cassian estaba observando al que sería Gran Señor como un halcón estudiando su próxima comida. Eris concedió una mirada al general Ilyrio e inclinó su cabeza como invitación, palmeando sutilmente su estómago. Listo para la segunda ronda.

Luego la atención de Eris cambió hacia Mor, mirándola con tal desdén que me hizo llenar de ira. Mor solo le dio una mirada fija en blanco. Aburrida.

Incluso Viviane estaba mordiéndose el labio. Así que sabía lo que se le había hecho a Mor, lo que desencadenaría la presencia de Eris.

Thesan, como huésped, comenzó:

—Rhysand, has convocado esta reunión. Nos has presionado para juntarnos más temprano de lo que esperábamos. Ahora sería el momento para explicar qué es tan urgente.

Rhys parpadeó... lentamente.

—Sin duda, los ejércitos invasores desembarcando en nuestras orillas explican suficiente.

—¿Entonces nos has llamado para hacer qué, exactamente? —retó Helion, abrazando sus antebrazos en sus musculosos y brillantes muslos—. ¿Levantar un ejército unificado?

—Entre otras cosas —dijo Rhys, tenuemente—. Nosotros...

Y entonces contuve el aliento, las puertas volvieron a abrirse dejandolo ver. 

Palida como papel observe a Tamlin entrar en grandes zancadas. 

Su fiereza iba entrelazada con la ira que mostraba su mirada, Az intento calmarme acariciando el lazo entre nosotros con lentitud, recordándome que estaba a mi lado. 

No me miro, siguió su caminata hacia el centro de la reunión. 

Thesan se levantó, su capitán permaneció sentado a su lado, no obstante tenía una mano sobre su espada.

—No te esperábamos, Tamlin. —Con su delgada mano, Thesan hizo un gesto hacia sus temblorosos sirvientes—. Traigan un asiento para el Alto Lord.

Tamlin de Feyre, sin siquiera mirarme. 

Su sonrisa se convirtió en una de tristeza y, de algún modo, se veía más inquietante. Más despiadada.

Vestía su típica túnica verde... sin corona ni adornos. 

Beron dijo:

—Admitiré, Tamlin, que me sorprende verte aquí. —Tamlin no quitó su atención de Feyre, parecia una bestia contenida—. Se dice que tu lealtad ahora yace en otro lado.

Tamlin apartó la vista  hacia el anillo, el tatuaje que la nombraba como alta Lady, la corona y su mirada fria, no reconocia a la mujer que estaba frene a el 

cercaron un asiento y lo pusieron entre uno de los hijos de Beron y el séquito de Helion. Ninguno se veía feliz al respecto, pero no eran tan estúpidos como para retroceder físicamente cuando Tamlin se sentó.

No dijo nada. Ni una palabra.

Helion hizo un gesto con una mano llena de cicatrices.

—Empecemos, entonces.

Thesan se aclaró la garganta. Nadie lo volteó a ver.

No cuando Tamlin estudió la mano que Rhys tenía sobre la rodilla resplandeciente de su compañera.

La repugnancia hervía en los ojos de Tamlin. 

Abrió la boca y me preparé.

—Me parece que debo felicitarlos.

Las palabras eran planas... planas y, de algún modo, también filosascomo sus garras, que ahora se escondían debajo de su piel dorada.

Rhys se limitó a sostenerle la mirada a Tamlin. Se la sostuvo con rostro de hielo, a pesar de que pura rabia se agitaba debajo de ella. 

—Podemos discutir el asunto en cuestión más tarde.

—No se detengan por mí —dijo Tamlin con calma.

Cerre los puños alrededor del vestido. 

—No tengo ningún interés en discutir nuestros planes con los enemigos. —Helion, frente al estanque reflejante, sonrió como un león.

—No —concordó Tamlin con la misma calma—, solo te interesa follártelos.

Contuve el aliento. 

Cassian, Azriel y Mor continuaban en sus asientos, tan inmóviles como los muertos; la furia salía de ellos en ondas silenciosas. Si acaso a Tamlin le importó o se dio cuenta de que tres de las personas más letales en la habitación contemplaban su extinción, no dio señales de ello.

Rhys se encogió de hombros, sonriendo ligeramente.

—Parece una alternativa menos destructiva que la guerra.

—Y sin embargo aquí estás, siendo el primero en empezarla.

El parpadeo de Rhys fue la única señal de su confusión.

Unas garras aparecieron en los nudillos de Tamlin.

Sabia lo mortiferas que eran, el recuerdo de su mano en contra de mi mejilla me estremecio, Az tenso la mandibula como si tambien recordara ese detalle. 

—De no haberte robado a mi prometida durante la noche, Rhysand, no me habría visto obligado a tomar medidas tan drásticas para recuperarla.

—El sol brillaba cuando te dejé —dijo quedamente Feyre.

 Dejó escapar un suave bufido y luego alejó la mirada.

— ¿Por qué has venido, Tamlin? —preguntó Kallias.

Las garras de Tamlin se clavaron profundamente en la madera, pero su voz era suave. Sin duda el gesto también iba para mí.

—Permití el acceso a mis tierras para recuperar a la mujer que amaba de un sádico que jugaba con las mentes como si se trataran de juguetes. Tenía la intención de pelear contra Hybern... de encontrar una forma de sortear el trato que hice con el rey una vez que la tuviera de regreso. No obstante, Rhysand y su camarilla la convirtieron en una de ellos. Y se regocijó en quebrantar mi territorio al completo así Hybern lo invadiría. Todo por un insignificante resentimiento... ya fuese de ella o el de su... amo.

—No tienes el derecho a cambiar la historia —susurro Feyre —. No tienes el derecho de retorcer las cosas para tu beneficio.

Tamlin solo ladeó la cabeza hacia Rhys.

—Cuando te la follas, ¿te has dado cuenta de ese ruidito que hace justo antes de su clímax?

Exclame sorprendida por su osadia

Beron resplandecía, encantado. Eris vigilaba cuidadosamente.

Pero fue Azriel el que respondió, con voz tan fría como la muerte:

—ten cuidado de como hablas de mi Alta lady.

La sorpresa destelló en los ojos de Tamlin... luego se desvaneció. Me gire para ver a Az sonriendo de orgullo.

—No te era suficiente solo sentarte a mi lado, ¿verdad? —Una sonrisa cargada de odio apareció en sus labios—. Una vez me preguntaste si serías mi Alta Lady, y cuando te dije que no... —Soltó una breve carcajada—. Tal vez te subestimé. ¿Por qué servir en mi corte, cuando puedes reinar en la de él?

--le dio lo que merece--escrute entre dientes, Tamlin al fin me miro, como si al fin cediera cuenta de mi presencia --ni mas ni menos. 

Gruño en respuesta.

—Les venden historias sobre defender nuestra tierra y paz. Sin embargo, ella llegó a mi territorio y lo expuso para Hiberno. Ella le retorció la mente a mi Suma Sacerdotisa... después de haberle destrozarle la mano por puro rencor. Y si se preguntan qué le pasó a la humana que entró Bajo la Montaña para salvarnos... Échenle un vistazo al hombre sentado a su lado. Pregúntense qué es lo que gana... qué es lo que ellos ganan con esta guerra, o la falta de ella. ¿Pelearemos contra Hybern solo para encontrarnos con una Reina y Rey de Prythian? Ella ha dado muestras de su ambición... y ustedes vieron lo feliz que estaba de servir a Amarantha para salir ileso.

--¿muestras de ambicion?-- me burle-- el que no se haya conformado con tus insípidas migajas no demuestran nada.

Rhys soltó una oscura carcajada.

—Bien jugado, Tamlin. Ya estás aprendiendo.

La ira le retorció el rostro a Tamlin ante su condescendencia. Pero se giró para mirar a Kallias.

—¿Me preguntas por qué estoy aquí? Yo podría hacerte la misma pregunta. —Con la barbilla señaló al Gran Señor de la Corte de Invierno, a Viviane, los otros miembros de su séquito que se habían quedado callados—. Me están diciendo que después de Bajo la Montaña, ¿soportan trabajar con él? —Señaló a Rhysand con un dedo.

Lo odiaba, odiaba a Tamlin con una intensidad que jamas crei sentir. 

El brillo plateado de Kallias se atenuó.

Incluso Viviane pareció apagarse.

—Vinimos para decidir eso por nosotros mismos.

Mor se quedó mirando a su amiga en una pregunta silenciosa.

Viviane, por primera vez desde que habíamos llegado, no la miró. Solo a su compañero.

Con voz queda, Rhys se dirigió a todos:

—No tuve nada que ver con eso. Nada.

Los ojos de Kallias llamearon como una flama azul.

—Estabas parado junto a su trono cuando dio la orden.

Y, mientras se me revolvía el estómago, vi que Rhys empalidecía.

Podia imaginarlo, Amarantha en su trono, sonriendo con desden divirtiendose del dolor de los demas. 

—Intenté detenerlo.

—Dile eso a los padres de dos docenas de jóvenes que ella masacró —dijo Kallias—. Que lo intentaste.

Se me contrajo el estomago, en ese instante cuando se informo de la perdida de la corte invierno Feyre y yo desconociamos de todo, aun refugiadas en la corte primavera sin saber absolutamente nada del terror que se sernia en las demas cortes. 

—No pasa un día sin que lo recuerde —les dijo a Kallias, Viviane y sus compañeros—. Ni un día.

—Recordarlos —dijo Kallias—, no los revivirá, ¿verdad?

—No —aceptó Rhys, llanamente—. No, no puede. Y es por eso que ahora estoy peleando por que jamás se vuelva a repetir.

Viviane miró entre su esposo y Rhys.

—No estuve presente Bajo la Montaña. Pero escuché, Gran Señor, que intentaste... detenerla.

El dolor le tensó el rostro. Ella tampoco había podido detenerlo

Rhys no dijo nada.

Beron bufó.

—¿Por fin te quedaste sin palabras, Rhysand?

Mire con frialdad al Lord de la corte otoño. 

--Le creo-- dije en voz alta. 

—Dice la mujer —replicó Beron— que permanecio ante las faldas de Amarantha sin importarle que pasaba alrededor. 

--no sabes nada-- gruño Feyre mirandome de reojo, pero ellos no sabia, no sabian todo lo que habiamos dejado en aquella montaña.

Su voz salió áspera cuando le dijo a Kallias:

—Cuando tu pueblo se rebeló...—Se habían rebelado, recordé. Invierno se había rebelado contra Amarantha. Y los niños... eso había sido la respuesta de Amarantha. El castigo por su desobediencia—. Estaba furiosa. Te quería muerto, Kallias.

Del rostro de Viviane desapareció cualquier rastro de color.

Rhys continuó:

—La... la convencí de que no le serviría de mucho.

—Quién hubiera pensado —comentó Beron—, que una polla podría ser tan persuasiva.

—Padre —advirtió Eris en voz baja.

--un pobre argumento de una hombria lastimada-- le sostuve la mirada llena de odio al lord de la corte otoño. 

Pues Cassian, Azriel, Mor, Feyre y yo teníamos la mirada puesta en Beron.

Y ninguno sonreía.

Pero Rhys siguió hablándole a Kallias:

—Abandonó la idea de asesinarte. Tus rebeldes habían muerto... La convencí de que con eso era suficiente. Pensé que ya había pasado. — Pareció como si le costara respirar un poco, a mi tambien me pasaba—. Me enteré al mismo tiempo que tú. Creo que al defenderte, ella lo vio como una señal... no me dijo nada al respecto. Y me mantuvo... encerrado. Intenté meterme en las mentes de los soldados que envió, pero la restricción que tenía sobre mi poder era demasiado como para detenerlos, y ya había acabado. También... también envió a un daemati. Para... —vaciló. Las mentes de los niños... habían sido destruidas. Rhys pasó saliva—. Creo que quería que sospecharas de mí. Para evitar que nos aliáramos en su contra.

Lo que debió haber visto en las mentes de esos soldados...

Por la madre... 

—¿Dónde te encerró? —La pregunta la había hecho Viviane, que tenía los brazos envueltos sobre sí misma.

—Su habitación.

Mis amigos no disimularon su ira, su pena al oír los detalles que él no les había contado.

—Cuentos y palabras —dijo Tamlin, recargado en su silla—. ¿Tienes pruebas?

—Pruebas...—gruñó Cassian, comenzó a levantarse, sus alas comenzaron a expandirse.

—No —intervino Rhys al tiempo que Mor detenía a Cassian con su brazo, obligándolo a sentarse. Rhys añadió, dirigiéndose a Kallias—: Pero lo juro... por la vida de mi compañera.

La tension siguio en aumento cuando Rhysand tomo de la mano a Feyre. Y entonces Kallias los observo, nadie mas que el quien tenia a su compañera al lado sabia lo colosal que era ese juramento, el peso de esas palabras, Viviane le miro levemente y eso fue suficiente. 

Miró a Tamlin con severidad y volvió a preguntar:

—¿Qué haces aquí, Tamlin?

Tamlin tensó la mandíbula.

—Estoy aquí para pelear contra Hybern.

—Mentiras —murmuró Cassian.

Tamlin le echó una mirada asesina. Cassian plegó las alas con cuidado, se recargó contra su silla otra vez y le sonrió con burla.

--eso no parecia cuando nos entregaste a Hybern-- masculle entre dientes. 

—Seguro entenderás —interrumpió Thesan, con elegancia—nuestras dudas al respecto. Y nuestra vacilación al compartir cualquier plan.

— ¿Aunque tenga información de lo que planea Hiberno?

Silencio. Tarquin, al otro lado del estanque, solo observaba y escuchaba... tal vez porque era el más joven de ellos, o tal vez porque sabía que le convenía que peleáramos.

Tamlin sonrió.

—¿Por qué crees que los invité a mi casa? ¿A mi territorio? —dejó salir un gruñido grave, y sentí que Rhys se tensaba cuando Tamlin volvió a hablar—. Una vez te dije que pelearía contra la tiranía, contra ese tipo de maldad. ¿Creíste que eras lo suficiente para mí como para hacerme olvidar eso? —Sus dientes brillaban, blancos como un hueso—. Se te hizo tan fácil creerme un monstruo, a pesar de todo lo que hice por ti, por tu familia. — Le hizo un gesto de despreció a Nesta, quién estaba frunciendo el ceño con disgusto—. Y a pesar de ver todo lo que él hizo Bajo la Montaña, te abriste de piernas para él. Supongo que es apropiado. Se prostituyó a Amarantha por décadas. ¿Por qué no ser su prostituta?

—Cuida tus palabras —dijo Mor con brusquedad. 

Tamlin la ignoró por completo e hizo un gesto con la mano hacia las alas de Rhysand.

—A veces se me olvida... lo que eres. ¿Ya se te cayó la máscara o solo es otra artimaña?

—Comienzas a cansarnos, Tamlin —comentó Helion, apoyando la cabeza sobre su mano—. Ten tu pelea de amantes en otra parte y déjanos a los demás discutir esta guerra.

—Seguramente estás complacido con la guerra, considerando lo mucho que ganaste de la pasada.

—Nadie dice que la guerra no pueda ser lucrativa —contraatacó Helion. Tamlin crispó los labios en un silencioso gruñido —Esos ojos glaciales se endurecieron cuando volvió a mirar a Tamlin—. ¿Estás aquí como un aliado de Hybern o de Prythian?

El brillo de odio y burla se convirtió en uno de pura determinación.

—Estoy en contra de Hybern.

--no puedes esperar que simplemente con tus buenas palabras y actitud de macho nos convenceras de ello-- lo encare. 

--Bina...-- Rhysand intento calmarme pero ya habia aguantado suficiente. 

--Bina nada-- señale a Tamlin-- este hijo de puta nos vendió a Hybern, ¡vendió una ciudad completa! y no se arrepintió de lo mas minimo

Habia acabado con la pequeña niña inocente de la corte primavera... 

Y no le dolio esa perdida en absoluto. 

—Pruébalo —lo retó Helion.-- como dice nuestra adorable acompañante, prueba donde esta tu lealtad.  

Tamlin levantó la mano y un montón de hojas aparecieron en la mesita juntó su silla.

—Listas de ejércitos, municiones, escondites de veneno fae... Todo lo que averigüé cuidadosamente estos meses.

Me miro directamente al fin, como si con ello podria darle la razon. 

Nada, absolutamente nada podia justificar lo que me hizo. 

--pero —continuó Helion—, ¿quién nos dice que esta información es verdadera... o que no eres un agente de Hybern, intentando engañarnos?

— ¿Quién dice que Rhysand y sus secuaces no son agentes de Hybern, y que todo esto no es más que un ardid para someterlos sin que se den cuenta?

—No puedes hablar en serio —murmuró Nesta.

Mor le dio una mirada a Nesta que decía que sí hablaba muy en serio.

—Si necesitamos aliarnos contra Hybern —dijo Thesan—, estás haciendo un buen trabajo en convencernos de no hacerlo.

—Solo estoy advirtiéndolos. Puede que parezcan ser la imagen de la amistad y honestidad, pero eso no quita el hecho de que él haya calentado la cama de Amarantha por cincuenta años, y solo haya conspirado contra ella cuando pareció que las cosas estaban cambiando. Les recuerdo que él afirma que Hybern atacó su ciudad, pero lo manejaron muy bien... como si ya se lo esperaran. No crean que no sacrificaría unos edificios y hadas menores para hacerlos aliarse, para hacerlos creer que tenían un enemigo común. ¿Cómo es que solo la Corte Noche se enteró del ataque de Adriata y fueron los únicos que llegaron a tiempo para ser los héroes?

—Se enteraron —intervino Varian con frialdad—, porque yo les avisé.

Tarquin giró la cabeza hacia su primo, levantando las cejas por la sorpresa.

—Tal vez tú también estás conspirando con ellos —le respondió Tamlin al Príncipe de Adriata—. Eres el siguiente en la línea de sucesión, después de todo.

—Estás demente —le susurroFeyre  a Tamlin cuando Varian le enseñó los dientes a Tamlin—¿Escuchas lo que dices? —Señalo a Nesta—. Hybern convirtió en Fae a mis hermanas... ¡después de que la perra de tu sacerdotisa las vendiera! ¡tu mismo entregaste a Bina al rey para que la torturara eh hiciera lo que se le diera la gana con ella! 

Un escalofrio me recorrio entera. 

—Tal vez la mente de Ianthe ya estaba en el poder de Rhysand. Y qué tragedia es ser joven y hermosa por siempre. Eres una buena actriz... Estoy seguro de que el talento es de familia.

Nesta soltó una corta carcajada.

—Si quieres culpar a alguien de esto —le dijo a Tamlin—, tal vez primero deberías mirarte en un espejo.

Tamlin le gruñó.

—Cuidado —le gruñó Cassian a él.

Tamlin miró entre ella y Cassian, su mirada se detuvo en las alas de Cassian, plegadas detrás de él.

—Parece que también otras preferencias corren en la familia Archeron —se burló. 

Mis ojos llamearon en direccion a Tamlin. 

— ¿Qué es lo que quieres? —siseo Feyre —. ¿Una disculpa? ¿Qué me arrastre hasta tu cama otra vez e interprete el papel de la esposa perfecta?

— ¿Por qué querría que me devolvieran mercancía arruinada?

Tamlin gruñó:

—Desde el momento en que dejaste que te follara como a una...

Un segundo estaba escupiendo esas horribles palabras por la boca, en donde sus colmillos comenzaban a crecer. Al siguiente se detuvieron. La boca de Tamlin dejó de emitir sonidos. Cerró la boca, la volvió a abrir... lo intentó otra vez.

Ningún sonido, ni siquiera un rugido salió.

Rhysand no sonreía, ninguna señal de diversión irreverente cuando recargó la cabeza contra su silla.

Solo yo pude enterarme con rapidez lo que habia pasado. 

--al fin paz-- murmure. 

—Te queda bien esa imagen de pez boqueando, Tamlin.-- añadio Rhys. 

(...)



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