La principal responsable de esta situación sin precedentes en mi vida es la esposa de mi hermano. Un domingo de Septiembre, en la mateada típica de la tarde, mientras yo intentaba batir mi propio récord de alfajores consumidos en el lapso de una hora, me dijo "Vos estás más gordita ¿no?" Sólo cinco palabras, cinco vocablos que se transformaron en una flecha clavada en el centro de mi ego y aunque parezca mentira el diminutivo no logró sacarle impacto a la frase. No, para nada, quedé atónita como si una cachetada invisible me hubiera tomado por sorpresa.

Si bien en este caso la ofensa fue inesperada, doy fe que la crueldad de esta mujer no tiene límites. Por supuesto no soy objeto exclusivo de sus ataques de maldad, en estas ocasiones se reparten frases desagradables, disfrazadas de dichos al pasar, cual horribles regalos navideños de una tía lejana, que no son muy bien recibidos. Este fenómeno espacio-temporal bastante conocido por mi familia que he denominado de forma secreta "sálvese quién pueda, la perra está que arde", está estrictamente ligado a la insatisfacción que este ser, discípulo de Satanás, experimenta en su vida personal. Como una regla de tres simple aplicada a la vida misma, más miserable es, más miserable quiere que sea el resto del mundo.

Debo reconocer, a modo de triste descargo en su favor, que los kilos que he ganado en los últimos tiempos no se han adaptado bien a mi cuerpo y se encapricharon por detenerse en los lugares menos indicados y más notorios a la vista del público general. Cuestiones de distribución se podría decir. Es increíble lo que cinco palabras pueden llegar a lograr y retomando la situación sin precedentes, decidí hacer ejercicio y perder por fin esos kilitos de sobra. Nótese que esta loca idea nunca antes había anidado en mi cabeza, pero cuando la verdad golpea las puertas de tu orgullo, es necesario tomar el toro por las astas... o la vaca por las orejas, o el chancho por el rabo. Bueno, como sea. Nota Mental: intentar recordar de forma correcta algún que otro dicho popular.