Capítulo 4 ☼
Kyugsoo junto con Jongin observan desde lejos a Hoseok, pues a pesar que el primero es un beta y no es capaz de oler feromonas, sí que puede sentir el aura asesina que el rubio cenizo desprende de su cuerpo, a pesar de estar repasando información de Im Nayeon. El de lentes palmea la espalda del de menor estatura y vuelve a su trabajo, el otro da un ligero asentimiento y le sigue.
— ¿Está liberando muchas feromonas? —pregunta Kyugsoo, sentándose en el escritorio de Jongin, del cual toma un cubo de rubik.
— Tantas que es asfixiante —responde el de lentes, sentándose en su silla y se retira las gafas para poderse sobar el puente de la nariz—, hasta comienza a dolerme la cabeza.
— Vaya, ¿y cómo huele?
— ¿Perdón? —Jongin voltea a ver a Kyugsoo, quien se alza de hombros, restándole interés al asunto— Hoseok me mataría si te dijera, luego a ti porque eres tan idiota que vas hacer chistes de eso.
— Bien, no me digas, pero algún día lo sabré —se baja del escritorio, yéndose al propio— ¡Voy hacer llamadas, no me vayan a molestar!
Jimin niega con la cabeza al escuchar a Kyugsoo, el novato ha hecho uno buena decisión, pues lo mejor que podían hacer era alejarse de Hoseok por ahora, ya qué, su compañero parece estar de muy mal humor.
El detective Jung Hoseok, a pesar de estar ahí físicamente, su mente se encuentra ocupada descaradamente reviviendo los pasos del pelirrojo de BLΩ. Lo último que vio del joven fue colocarse sobre las rodillas en el escenario, paseando las manos por el pecho trabajado y tirando de aquel arnés de cuero...
¡¿Por qué lo recuerda tan bien?! ¡Odia hacerlo!
Deja caer su cabeza, golpeando su frente contra la madera de su escritorio. Aparte de estar molesto porque recuerda a detalle el trabajado cuerpo del pelirrojo, también es porque lo soñó y esa estúpida canción no deja sonar en su cabeza, ¡¿qué clase de mierda era esa?!
— Hoseok, si sigues así vas a espantar a todos —ladea un poco la cabeza, viendo de reojo a Jimin quien luce unas ojeras ligeramente marcadas.
— ¿Seguir cómo?
— Gruñiste.
Frunce el ceño ante eso, no recuerda haber gruñido, pero si su compañero lo decía es porque era verdad.
Suspira, se endereza y vuelve a tomar la información de Nayeon. Necesita salir y distraerse, llenar tanto su cabeza de otras cosas que le sea imposible recordar al pelirrojo sin rostro. Recuerda el pecho ancho, el abdomen trabajado, las piernas fuertes y el culo, vaya que, si recuerda el culo, también vio por un momento la espalda, los hombros y los trabajados brazos, pero no distinguió bien los rasgos faciales debido a las luces.
Toma una hoja en donde yace escrita la dirección del estudio en donde Im Nayeon impartía clases de acrobacia aérea; según lo que le dijeron a Kyugsoo, no se llevaba bien con sus compañeras, pero está seguro que ellas pudieron ver más de lo que alguna vez la castaña llegó a contar, pues a los enemigos es mejor mantenerlos cerca.
Se pone de pie, toma su chaqueta del respaldo de la silla y comienza andar hacia la salida, a él rápidamente se une Jimin, quien se despide de los otros con un ademán de mano y una sonrisa suave como forma de disculpa, más tarde él tendrá que informarle al capitán Siwon de sus movimientos del día.
El recorrido no tuvo que haber durado tanto, pero debido al tráfico, llegaron diez minutos más tarde de lo que tenían pensado. El estudio de acrobacia aérea luce por fuera como si de un gimnasio se tratara, sin embargo, el interior es algo totalmente diferente y eso ambos detectives lo notan: el aroma es completamente distinto, es neutral y agradable. El suelo está cubierto de tapetes de espuma negra, del techo (el cual calcula Jimin que tiene una altura de siete metros) cuelgan telas de diferentes colores que llegan hasta el suelo.
Cuadros honoríficos decoran las paredes junto con recortes de periódico, fotografías enmarcadas decoradas con llamativos colores. Hay colchones de seguridad, música de fondo y muchas niñas, demasiadas.
— ¿A los padres no les importa que sus hijas se rompan la nuca? —cuestiona Hoseok, viendo a una nena de unos siete años escalar la tela con una técnica limpia— Esto es una locura.
— Es un deporte y no cualquiera puede realizarlo, señor —la respuesta dada es por parte de una fémina de largo cabello negro, su figura al igual que sus facciones son finas, como los de una modelo—. ¿En qué los puedo ayudar?
— Buenos días, estamos buscando a la dueña de aquí —responde Jimin, sacando de su bolsillo la cartera en donde lleva su placa—. Soy el detective Park y él es mi compañero Jung, somos parte del departamento de víctimas especiales.
— Oh, bien, pero ¿Qué vienen hacer aquí? —la joven mujer se lleva ambas manos al pecho, como si estuviera a nada de comenzar a orar— ¿Algo le paso a una de mis niñas?
— ¿Es usted la dueña de este establecimiento?
— Sí, discúlpame, me han puesto nerviosa —esas palabras hacen a Hoseok fruncir el ceño—. Me llamo Kim Jennie, soy la jefa y dueña de este establecimiento, también la entrenadora de las niñas de tres a ocho años.
— Su empleada, Im Nayeon, fue encontrada muerta el día diecinueve —suelta sin más el detective rubio, paseando su vista por el lugar— ¿sabe de alguien que haya querido hacerle daño? —vuelve su atención a Jennie, espera ver una reacción en el rostro de ella que la delate o le dé indicios de que sabe algo, pero no.
Lo que Hoseok encuentra en el rostro de la joven mujer es indiferencia total.
— Lamento mucho decir esto —dice Jennie, entrelazando las manos por el frente—, no es propio de mí, pero si está muerta es porque ella se lo buscó.
Tanto Jimin como Hoseok se ven obligados a contenerse, odian tanto a ese tipo de personas: las que, a pesar de tener al muerto enfrente, siguen hablando mierda de él. ¿Qué no podían tener un poco de respeto?
— ¿Por qué dice eso? —pregunta el peliverde, sacando su libreta para ocuparse en algo y no terminar ahorcando a la joven mujer.
— Se metía con hombres casados —aclara, haciendo que Hoseok haga una mueca— y no unos don nadie, la mayoría pertenecían a familias reconocidas ¿entiende? Incluso se metió con mi ex prometido.
— ¿Y no la despidió? —ella niega con la cabeza.
— No, a pesar de ser una omega de bajos modales y valores, era muy buena enseñando y era la única que podía controlar al cuarteto de idiotas —suspira—. Creo que tendré que enseñarles yo ahora.
— ¿Eso tiene algo de malo?
La puerta tras de ellos se abre, dando paso a una joven seguida de tres altos varones; ella es de piel oscura, pero manchas blancas lechosas se ven en sus brazos, piernas e incluso su rostro, su cabello rubio destaca de su piel y el amarillo de su mirada opacando las largas pestañas rizadas, su complexión es de caderas anchas y pecho medianamente grande, su ropa deportiva totalmente rosa; el segundo, un joven de piel clara con su cabello rubio opaco peinado hacía atrás y sujeto con una liga negra, el delineado de sus ojos haciendo su mirada coñac intensa y con sus ropas de color amarillo con negro, un estilo retro; el tercero y cuarto, son pelinegros altos.
Uno de ellos tiene el cabello sujeto en una coleta baja, dos mechones enmarcando su rostro serio. Es alto, delgado y... simple, Hoseok no tiene otra palabra para describirlo. Sin embargo, el otro pelinegro es diferente y llama su atención, pues no puede ver con claridad su rostro debido al cubre bocas que usa, pero el intenso rojo de sus ojos sí.
— Son omegas de barrios bajos —murmura Jennie, inclinándose hacia Jimin para que solo él le escuché— y , bueno, ya sabe lo que dicen de ellos.
— Odia a los omegas —razona el peliverde y ella asiente sin pena alguna.
— Sí, pero no tomaría parte de mi tiempo para matarlos; no lo valen. Aunque eso puede ponerse en mi contra más adelante, les aseguró que no tuve nada que ver y tampoco las otras maestras —entrecierra los ojos, enderezándose para después llevarse una mano al bien perfilado mentón—. Aunque no era fan de ella, creo haberla visto un poco ¿inquieta? Tal vez esa no sea la palabra, pero creo que se acerca. La vi hace dos semanas discutiendo con un tipo muy atractivo, supongo un alfa igual que yo, pero era muy... exótico.
— ¿Puede describirlo? —pregunta por fin Hoseok, quien luego de examinar a los recién llegados y seguirlos con la mirada hasta el otro lado del estudio, enfoca su atención en Jennie— Color de ojos, cabello, altura... Si recuerda haberlo visto en algún otro lado.
— No, lo siento, eso último no; era de noche y tampoco creo que eso ayude, pero recuerdo que su cabello era oscuro y su color de ojos no logré distinguirlo, sin embargo, el cuerpo de él sin duda alguna llamaba la atención.
— Gracias —Hoseok saca una pequeña tarjeta de presentación y la extiende a la joven mujer—. Aquí está mi número de teléfono, cualquier cosa que recuerde nos será de ayuda.
— Claro, los mantengo informados.
Ambos detectives asientes y se dan la vuelta, listos para salir del lugar. Hoseok ve sobre su hombro hacía el grupo que hace poco había llegado y ve sorprendido al del cubre bocas, pues éste está sostenido únicamente de las caderas por las telas que caen desde el techo. Puede calcular que yace elevado tres metros, mínimo.
Se necesita mucha fuerza para eso, ¿no? Aunque eso no es lo que más ha llamado su atención, sino la figura que marcan esas telas: la cintura marcada y las anchas caderas, por experiencia el detective sabe que, bajo aquel pantalón suelto deportivo, debe de haber un buen culo.
No se pueden quedar con los brazos cruzados, deben de hablar con alguien cercano a Im Nayeon que les pueda señalar ese hombre tan exótico que mencionó Jennie; deciden ir de vuelta a "labios con orillas blancas", donde ambos (Shownu y Changkyun) señalaron a Kim Namjoon como un hombre exótico.
Hoseok no cree que sea apropiado interrogarlo todavía, aparte de que el único lugar que saben dónde encontrarlo es en aquel burdel, donde el maldito pelirrojo sexy se encuentra. Suspira sentándose tras el volante y echa la cabeza para atrás, apoyándola en el respaldo del asiento. A ciegas saca su celular del bolsillo, lo eleva hasta su rostro y se va al teclado de marcar, presionando con el pulgar el número del capitán Siwon.
— Siwon. ¿Qué ocurre? —son las primeras líneas del capitán, Hoseok suelta suspiro.
— La dueña del antiguo trabajo de Nayeon es una alfa que detesta los omegas —Jimin sube de copiloto, colocándose el cinturón de seguridad—. Dice haberla visto pelear con un hombre exótico, y los dueños de "labios con orillas blancas" señalan a Kim Namjoon como uno.
— ¿Y qué esperas para ir e interrogarlo?
— Con solo una hora no tendremos nada de tiempo —gruñe las palabras, llevándose la mano sin usar a la cara—. Manda a Kyugsoo o Jongin por una orden contra él.
— Hmm, no lo creo. Kyugsoo ahora está en un caso de abuso infantil e Jongin tuvo un problema familiar, nada grave —de fondo se escucha una voz aguda, Siwon ríe bajo y Hoseok no puede evitar gruñir nuevamente—. Jaesang te envía saludos.
— Dile que se joda... no me ha traído mi ebi chili que prometió prepararme.
— ¡Tengo un marido y una hija que atender! ¡Perdón! —eso hace sonreír a Hoseok de lado y del otro lado de la línea, Siwon suelta una risilla—. Hoseok, escucha. Sé lo que detestas esos lugares y lo que hay en ellos, pero necesitamos detener al bastardo que quiere volverse el nuevo Jack Destripador, ¿de acuerdo? Dale a Nayeon y a las demás víctimas justicia.
— Eres un bastardo.
— Sí, sí. No le dispares a nadie.
Termina la llamada, guarda su celular en su chaqueta y enciende su vehículo, listo para cumplir su trabajo a pesar de no querer hacerlo. Mejor dicho: afrontarlo.
Conduce hasta llegar al límite de la zona rosa, pues a pesar de ser de día y que puede pasar por ella, sabe que lo mejor es ir bajo las aguas. Recorren ese largo pasillo oscuro y es en esa segunda ocasión que depara en los símbolos de BLΩ: el cráneo rosa, el rayo que simula una flecha, la cinta del genoma humano y las fauces del tiburón, esta última siendo la que más llama su atención. Lo más seguro es que pertenezca al pelirrojo.
Al salir, la joven de ayer les atiende de nuevo y esta ocasión Hoseok sí le muestra su placa. Los colores del rostro de la chica se desvanecen, asiente y les permite salir sin anotar sus datos en la libreta.
BLΩ se muestra tranquilo, la gran mayoría de las mesas se encuentran vacías y quienes están, comen tranquilamente y platican con música suave de fondo. Es normal pues apenas son las tres de la tarde. Jimin es quien pregunta por Kim Namjoon, mostrando su placa por lo bajo para no alertar a los demás meseros o clientes.
— Lo siento, pero el jefe llega hasta las diez de la noche —dice la chica en voz baja—. Pueden esperarlo en la mesa VIP, nadie les molestara ahí.
— Esa mesa no —masculla Hoseok, frunciendo el ceño—. Danos un balcón.
— No puedo hacer eso, lo siento.
— Está bien, no te preocupes —sonríe Jimin—. Nos quedamos con la VIP.
— En cuanto llegue mi jefe, yo los paso con ellos —comenta la chica mientras los acompaña a la mesa—. No van a tener ningún problema, él es un encanto. ¿Les traigo lo mismo que anoche?
— Sí, por favor.
— Y el menú de comida, tráelo —ordena Hoseok, si se permite tener más hambre, sabe que su carácter será una mierda hasta para él—. ¿Tienen algo picante?
— No, lo siento. Los omegas no toleramos nada el picante, pero tenemos una bebida que simula un picor —la joven mesera se hunde de hombros—. Es fuerte, pero...
— Nada de alcohol, déjalo así; solo tráeme una hamburguesa y una cajita feliz para mi compañero —la mesera suelta una risilla, mientras que Jimin ve con molestia a Hoseok—. Tranquilo, seguramente vienen con un juguete.
Tanto Jimin como Hoseok toman el mismo lugar que ocuparon anoche. Las horas pasan y poco a poco las mesas se comienzan a llenar, la música tranquila volviéndose más movida y con variedad de géneros, unos con letras muy sucias y otros melancólicos, definitivamente el DJ estaba pasando una ruptura amorosa.
Hoseok da el último bocado a su hamburguesa, da trago a su limonada sin alcohol y la cual, a pesar de ser color rosa, tiene un sabor ácido y dulce a la vez. Voltea hacia la puerta cuando un grupo de personas entra y es entre ellos donde ve a Kim Namjoon al lado de uno que porta una gorra azul, el cual ríe a carcajadas, mientras que el de cabello morado sonríe.
¿Amigos?
— Nuestro hombre llegó —informa a Jimin, quien debe de rotar al máximo su cuello para poder comprobar con sus propios ojos lo dicho por Hoseok—. ¿Podrías disimular un poco?
— Lo siento —vuelve su atención hacia su compañero, y la expresión divertida en el rostro del peliverde desaparece en cuánto ve el escenario—. Ay no.
— ¿Qué?
El detective de cabello rubio cenizo ve sobre el hombro y la sangre se le vuelve hielo, pero en cuestión de segundos se convierte en lava.
El pelirrojo, vistiendo como un motero sin camisa, pero sí con chaleco de cuero negro y pantalón rojo sangre, tan entubado como un guante, camina tranquilamente hasta el centro del escenario y es cuando Hoseok se da cuenta que la música ha dejado de sonar. Solo el ruido de esas botas negras con plataforma rompe el silencio que ha llenado el sitio.
— Buenas noches —saluda, su voz ronca, pero sexy mandando corrientes eléctricas al cuerpo del alfa—, ayer... Bueno, les debo una disculpa.
Un omega grita algo que Hoseok pasa totalmente por alto, pues su atención está en la cara del alfa que se prostituye. Es claro que es un alfa teniendo ese tremendo cuerpo.
— Lo sé, y estuve algo torpe —admite, girando su rostro hacia el balcón de su lado izquierdo, permitiendo que Hoseok vea su rostro: facciones toscas, pestañas superiores largas o tal vez sea el delineado, pero esa sonrisa de dientes estaca le hace contener el aire—. Ya Force, Dawn y RJ me dieron mi castigo ayer, no la pasé bien.
Los omegas parecen estar en desacuerdo, pues gritan con emoción y de alguna forma Hoseok está de acuerdo con ellos; el poco tiempo que lo vio, el chico sí que se lució.
— Tal vez a ustedes les gustó y debo admitir que bailarles así no me molesta —comienza a caminar por la sección L, es un andar lento, coqueto y que permite a Hoseok ver un culo bien trabajado—. Aunque saben que prefiero más la música que me permita mostrarles lo fuerte que soy —el rubio cenizo abre los ojos al ver al pelirrojo dirigirse al tubo, su pantalón no iba a poder con más presión— y hoy he decidido volar su imaginación con dragones.
Las luces se apagan y dejan al lugar con ausencia total de luz, luego de forma ascendente música comienza a sonar y Hoseok la conoce, sabe muy bien cual es y se obliga a buscar en los bolsillos de su chaqueta un supresor, inyectándoselo en su pierna derecha por debajo de la mesa.
No, no importaban las feromonas que los omegas comienzan a liberar, eso a él no le preocupa, ya que Hoseok es más de alfas. Su fuerza, lo intenso que es solamente alguien como él puede resistirlo... ya lo ha comprado. Sin embargo, es algo que solo mantiene para él; Siwon y su pareja tienen una vaga idea, pero hasta ahí.
Suspira aliviado al sentir la temperatura de su cuerpo bajar junto con lo que pudo ser una erección insoportable.
Quiero protegerte, pero con la bestia dentro
No hay ningún lugar donde podamos escondernos.
No importa lo que criemos, aún estamos hechos de codicia.
Está es la llegada de mi reino, esta es la llegada de mi reino.
El pelirrojo, que había estado caminando por el escenario L, corre hacia el tubo y se lanza a este con un salto, llegando justo cuando la canción sube de volumen y ritmo. Se sostiene de una mano, gira ligeramente el cuerpo y gracias a la velocidad que mantiene, logra mantenerse lo suficiente para posar la mano externa un poco bajo y alzarse, sus piernas quedando a cada lado del tubo.
Ni la menor idea del nombre de la pose, pero Hoseok puede apreciar la fuerza que ese pelirrojo posee en el vientre, pues logra mantenerse así por varios segundos.
Lo ve cerrar las piernas, elevarlas y pasar la derecha por debajo de la izquierda para sujetarse con la corva, el brazo externo lo pasa tras su espalda y toma el tubo, luego el interior lo recorre hacia abajo y lo usa para apoyarse. Lleva ambas piernas hacia atrás, al igual que la cabeza y el arco que crea es perfecto.
Cada músculo trabajado demostrando la fuerza que posee.
Cuando el telón cae es el final de todo.
Cuando todas las luces se apagan, todos los pecadores se arrastran.
Acomodando su cuerpo para sostener el tubo con ambas manos, baja las piernas pasando la derecha al frente y deslizándose hasta quedar en un split perfecto, al cual los omegas reaccionan gritando emocionados. El pelirrojo gira el cuerpo, alza un poco las caderas y vuelve a bajarlas, esta vez mostrando como hacer un squad... Para Hoseok es impresionante la flexibilidad del pelirrojo, eso y que el pantalón no se haya roto ya.
El bailarín cierra las piernas hacia el frente, gira para quedar boca abajo y ponerse de pie de una forma sexy, ardiente. Baila en el escenario, yendo de un lado a otro, usando su cuerpo para expresar la canción y eso al detective de cabello rubio cenizo le mantiene absorto, no le da importancia a nada hasta que el joven se empieza acercar a él y se deja caer en su regazo.
Cuando el pelirrojo hace contacto visual con él, parece palidecer y solo duda unos milisegundos antes de continuar con el show, pasando las manos por los hombros del detective para sostenerse del respaldo de la silla
Cuando sientas mi calor mírame a los ojos,
Es donde se esconden mis demonios, es donde se esconden mis demonios.
No te acerques demasiado dentro está oscuro
Es donde se esconden mis demonios, es donde se esconden mis demonios.
Los movimientos de cadera yendo de atrás hacia adelante, acariciándole las piernas con el interior de los muslos y el suave toque que hace al final es lo que obliga a Hoseok contener el aliento, el cabrón descarado estaba rozando el miembro contra su abdomen.
El rostro lo mantiene bajo y debido a la luz roja, Hoseok no puede ver si está sonrojado o no, así que, sin pensarlo mucho, lleva su diestra al rostro del pelirrojo y le sujeta la barbilla, instándolo a verlo a los ojos.
— El show debe de continuar, ¿no? —dice Hoseok, sonriendo de lado al escuchar la risa baja del pelirrojo.
— Lo siento —la voz del pelirrojo le hace ladear la cabeza, siente que la ha escuchado antes, pero su línea de pensamiento se corta cuando el bailarín le toma sus manos y las guía por sobre su cuerpo. El fuerte pecho y el marcado abdomen—, se supone que un amigo iba a estar sentado aquí —se da la vuelta, pegando la espalda en el pecho de Hoseok y apoyando las manos en los muslos de éste, se impulsa arriba y abajo, frotándose contra el rubio cenizo, coloca su rostro en el hombro del detective. Vuelve a tomarle las manos, haciendo que lo vuelva acariciar.
— Qué mal... por él, claro.
El pelirrojo vuelve a reír, se endereza y acariciando el rostro del rubio cenizo, se inclina y finge darle un beso en los labios, pues su pulgar impide el contacto de estos.
— Gracias —murmura el pelirrojo contra esa cálida barrera que impide que sus labios si quiera se rocen, Hoseok comienza a odiar de la nada.
Sin embargo, los omegas no ven ese detalle, tampoco Jimin que no ha dejado ver tremendo show con el rostro completamente rojo.
Así que, para ellos, ese beso sí ha pasado.
Hoseok observa al bailarín enderezarse, el rojo de esa mirada enmarcada por aquel delineado, aquella cicatriz sobre su ojo izquierdo y aquella sonrisa llenan por completo su cabeza. Lo ve bailar un poco más arriba del escenario y cuando la música acaba, todo vuelve a la oscuridad. Es entonces que la cabeza de Hoseok vuelve a aclararse.
¡¿Qué demonios había sido eso?! 《"el show debe de continuar" ¡soné como un viejo cachondo!》
Luces claras se encienden y la música cambia a algo más movido, pero en volumen bajo para permitir a los clientes platicar. Hoseok suspira, voltea a ver a Jimin y gruñe amenazante al verle sonreír de lado, el cabrón se iba a burlar de él en cuanto salieran.
— Disculpen —la mesera se acerca a ellos, sonriendo amigable—, ya pueden pasar a hablar con mi jefe.
— Qué mal para ti, Hobi —suelta Jimin poniéndose de pie, siguiendo a la mesera.
— Cierra la puta boca —murmura en respuesta, siguiendo los pasos de su compañero quien sigue a la mesera.
Echa una ojeada sobre el hombro hacia el escenario, suspira y vuelve su atención al frente, debe de concentrarse.
La mesera les guía por detrás de la barra de bebidas, acceden a una puerta color negra y suben las escaleras hasta llegar a un pasillo, dan vuelta a la derecha y entran a la segunda puerta negra, llegando a la oficina de Kim Namjoon, quien les espera sentado tras el escritorio de madera oscura con cigarrillo en mano y a su lado, el joven con gorra.
El denso aroma del lugar obliga a Hoseok a llevarse el antebrazo a la nariz, es una clara señal que el pelimorado no confía en ellos y es obvio que ambos detectives no confían en él, pues el cigarrillo ha despertado las alarmas de ambos.
— Detective Jung Hoseok —el tono de voz usado por el dueño del lugar es neutral, despreocupado—, Detective Park Jimin —los nombrados entrecierran los ojos, era claro que la mesera se les había adelantado un poco— ¿Qué hacen en mi burdel?
— Kim Namjoon, ¿conoció usted a Im Nayeon? —el de gorra ladea ligeramente la cabeza ante la pregunta de Jimin, ¿él la conoce también?
— Sí, lo hice... ¿está muerta?
— No parece sorprendido —razona Hoseok, sonriendo de lado.
— Se supone que iba a trabajar para mí, le hice un buen trato y ella acepto, pero cuando no llegó supe que algo malo le había pasado.
— ¿Por qué no alerto a las autoridades?
— Lo hicimos —habla el de la gorra—, pero solo nos dieron un número de folio y que lo mejor era esperar setenta y dos horas, pues al ser prostituta, lo más probable es que estuviera con algún cliente —la molestia e ira en la voz hacen a Jimin relajar su expresión facial, el joven de gorra no estaba mintiendo.
— Cuando paso el tiempo que nos dijeron volvimos a marcar y nada, no podían hacer nada por alguien de la zona magenta que se dedicaba a vender su cuerpo —Namjoon se pone de pie, soltando suspiro mientras apoya las manos en el escritorio—. ¿Venir aquí les ayudará a atrapar al hijo de puta?
— De hecho...
— Sí, lo hará.
— Hoseok —susurra bajo Jimin, viendo reprobatoriamente a su compañero.
— El bastardo ha estado tras omegas, tu burdel solo acepta omegas; vendrá a por uno de tus clientes y nosotros estaremos aquí — Jimin no puede ni imaginar lo que está pasando por la mente de su compañero, pero esa sonrisa no le da buena espina.
— Bien, en ese caso tendrán acceso —voltea a ver al de gorra, quien se alza de hombros—. Tendrás que avisarles a tus papás de esto.
— ¿Estás loco? No me dejarán venir. Me mantendré en el balcón contigo, ¿sí? No me moveré.
— Ajá, ¿y qué hay de...? —Namjoon voltea a ver a los detectives, hace una mueca y se endereza, rodea el escritorio hasta llegar con ellos y ponerse enfrente de ambos— Dejemos esto claro, podrán venir cuando quieran a la hora que quieran, pueden interrogar a mis clientes y meseros, pero nadie toca o habla con mis bailarines.
— ¿Perdón? —pregunta Jimin, frunciendo el ceño— Ellos tal vez sepan...
— Todo lo que ellos saben o no saben, lo sabré yo y se los diré con lujo de detalles, pero ustedes ni una palabra a ellos.
— La conocían —suelta Hoseok— y, sino me equivoco, la vieron ese último día ¿cierto? —el dueño del burdel vuelve rendijas su mirada, analizando a Hoseok y viéndole como si quisiera golpearle en la cara. El detective espera a que lo haga, de esa forma él puede golpearlo también— Ellos saben algo.
— Acércate a uno de ellos y zona magenta les va cerrar las puertas.
— Quiero ver eso.
— No, te aseguro que no quieres.
— Bien, bien — Jimin ondea sus manos, esperando llamar la atención de ambos alfas—. No hablaremos con sus bailarines, está claro.
El alfa de cabello morado y de ojeras marcadas asiente, da paso atrás y extiende la mano hacia el rubio cenizo, quien no duda en estrecharla. Claro que, para Hoseok la regla impuesta por Namjoon tiene un punto ciego que piensa usar a su favor.
No puede hablar ni tocar a sus bailarines, pero fuera del burdel esos jóvenes deben de tener otro trabajo ¿cierto? Y para qué engañarse, el detective solo tiene en mente saber dónde puede encontrarse con el alfa.
Sabe que está mal, pero solo quiere escucharle reír una vez más.
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