Capítulo 43
Pov. Alexia
Todo se reduce al día de hoy, la batalla que tendrá lugar en este lugar decidirá el destino del mundo entero, por lo cual no podría estar más nerviosa, a pesar de que aquí hay como 500 personas entre: hombres lobo, cazadores y brujas, no se me quita de la cabeza que no debemos confiarnos, quién sabe con lo que saldrán esas malnacidas, solo espero que todo acabe bien, y ni siquiera sé a quién rezar en esta situación.
-Alexia - ahogo un grito cuando alguien posa su mano en mi hombro, me giro y veo que es Axel - tranquila, todo saldrá bien.
-Eso espero.
-Ya verás como sí.
Desde que me marcó, ambos somos capaces de sentir las emociones del otro, por eso él sabe que estoy de los nervios e intenta tranquilizarme. Me pongo a mirar a mi alrededor, todos están preparándose para la batalla, todos se ven muy tranquilos, pero sus pensamientos me dicen lo contrario, todas sus dudas e inseguridades, son pocos los que realmente están confiados, Paula por ejemplo, en lo único que piensa es en matar a Nataniel de una dentellada, la envidio.
Intento relajarme, aunque sea solo un poco, y me concentro en mi don, sé que no debo abusar de él, que eso consumiría mis energías y luego no podría luchar, pero aún así lo uso para intentar captar las mentes de nuestros enemigos, no es que no confíe en los cristales, es solo que no se me ocurre otra forma de desconectar, para usar mi don correctamente debo tener la mente despejada.
Pasaron los minutos y nada, cuando estaba por dejar de usar mi don ya que me estaba consumiendo bastante energía, pude percibir los pensamientos de otras personas a apenas un kilómetro de aquí, lo que significa que estarán aquí en menos de cinco minutos, y así se lo informo al resto, los cuales se ponen en posición de combate.
Como bien había dicho, en nada tenemos a nuestros enemigos en frente, los licántropos transformados, y las brujas con varita en mano, algo estúpido a mi parecer, puede que las varitas amplifiquen un poco su poder, pero vamos, eso te limita bastante el rango de efecto, mientras que con la varita solo puedes lanzar hechizos donde apuntes con la varita, sin varita lo puedes hacer a donde te apetezca.
-Volvemos a vernos, Aitana - dice una bruja poniéndose al frente, no sé en qué momento ha ocurrido, estaba perdida en mis pensamientos.
-Lo mismo digo, Fátima - ambas se miran con ganas de matarse.
Dos aullidos, dos órdenes de ataque, y muchos gritos de guerra, eso es lo que da inicio a esta batalla final, tanto las brujas de Lux como Aitana, Atenea, Naiara, Luis y yo nos ponemos a lanzar hechizos contra las brujas enemigas, las cuales bloquean nuestros hechizos y nos lanzan los suyos, los cuales bloqueamos con un hechizo protector, la batalla ha comenzado, la derrota no es una opción.
Pov. Aarón
Me transformo igual que el resto de la manada ante el aullido de guerra de mi padre, no me agrada la idea de separarme de mi mate, pero ella es una bruja y está con el resto, por lo que intento mentalizarme de que estará bien para no sucumbir ante el impulso de querer ir con ella, lo increíble es que Lancelot debe de estar tranquilo, ya que no me ha dicho nada al respecto.
-Aarón - oigo que me llaman, me giro y veo que es Helen, la cual está teniendo problemas al intentar enfrentarse a tres licántropos ella sola.
Gruño para que me noten y me lanzo contra ellos, caigo sobre uno y ambos rodamos por el suelo en nuestra forma lobuna, ambos intentando alcanzar la yugular del otro entre mordiscos. Al final soy yo el que acaba encima de él y aprovecho para ir a su cuello y romperlo de una sola dentellada, tal y como mi tía Paula nos enseñó a mi hermano y a mí en los entrenamientos.
Miro detrás de mí y veo que Helen ha podido acabar con uno de ellos, pero el otro la tiene acorralada, por lo que no dudo en correr y lanzarme contra su lomo, el cual tenía desprotegido, clavo mis garras lo más profundamente que puedo, por lo cual el lobo gruñe, y al estar en una posición en la cual no me puede alcanzar, intenta desesperadamente librarse de mí haciendo movimientos bruscos, cuyo único resultado es que mis garras lo desgarren aún más, y por tanto muera desangrado.
-Gracias - me dice Helen con una sonrisa mientras intenta recuperar el aire, yo vuelvo a mi forma humana.
-¿Te encuentras bien? - le pregunto.
-Sí, perfectamente, solo un poco cansada - dice mientras se acerca.
-Me alegro - digo con una sonrisa, la cual se convierte en un gesto de confusión cuando ella se abraza a mi cuello - ¿Qué haces?
Ella susurra unas palabras en mi oído que soy incapaz de entender, de un momento a otro, mi cuerpo deja de responder, soy consciente de lo que pasa, pero no puedo moverme o decir algo, es como si hubiera caído en un hechizo, pero al ver el rostro de Helen y su sonrisa, ya no me cabe duda, agente Heks es su nombre en clave, Heks significa bruja en noruego, debí darme cuenta antes, lo extraño es que no huele a bruja.
Debe ser cosa de un hechizo, igual que hace Aitana.
Mierda, ¿ahora qué hacemos?
-Vamos, vendrás conmigo - dice y se pone a andar, intento resistirme, pero mi cuerpo lo único que hace es seguirla.
-¿A dónde crees que vas con mi novio?, bruja de cuarta - nunca en mi vida me había alegrado tanto de ver a mi mate, y eso que su sola presencia siempre me alegra.
-¿A quién llamas bruja de cuarta?, novata.
-Tal vez a la estúpida que cree que permitiré que se lleve a mi mate así como si nada - dice Naiara con los brazos cruzados y una mirada desafiante.
Esa es nuestra mate - si no fuera porque estoy prácticamente congelado, asentiría a lo dicho por mi lobo.
Ellas dos se enfrascan en una pelea mágica, los hechizos vuelan de un lado para otro sin un orden visible, sinceramente, me horroriza la idea de que ella salga herida, y me frustra no poder ayudarla, solo me queda confiar en que ella ganará y nos salvará a ambos, juro por la Diosa Luna que no volveré a acercarme a una pelirroja, si mi tía Paula siempre lo dice, cuidado con las pelirrojas, es muy raro encontrar una buena.
La batalla termina con mi preciosa novia ganando a la traidora, la cual muere, y por tanto su hechizo se deshace, lo cual me permite correr hacia mi chica y darle un beso apasionado, expresando todos mis sentimientos en él mientras nuestros labios encajan a la perfección, una vez terminamos el beso, nos miramos a los ojos, ambos con un brillo especial y una sonrisa en la cara.
-La próxima vez que te diga que una persona no me gusta, hazme caso.
-Descuida, no me vuelvo a acercar a una pelirroja - ambos nos reímos, y nos volvemos a fusionar en otro beso, esta vez más tierno.
Pov. Alexia
No sé en qué momento me he separado del grupo de brujas y me he visto enfrentada a varios licántropos, pero aquí me encuentro, rodeada de lobos e intentando no perder la vida, en momentos como este me gustaría que Fenris estuviera aquí, estoy segura que él no tendría ningún problema en acabar con todos y regodearse de lo grande y fuerte que es.
Lanzo un hechizo tras otro intentando mantener a raya a todos los lobos, los cuales me parece que son siete, esta batalla no es nada justa. Poco a poco me voy cansando, y eso se refleja, no solo en mis hechizos, sino también en mis movimientos, pues en más de una ocasión he tenido que esquivar el ataque de alguno.
Cuando un lobo se lanzó sobre mí aprovechando mi lamentable estado, y ya daba todo por perdido y maldecía a Axel y a Fenris por no estar aquí, un lobo gris se puso delante mí, salvando mi vida, y saliendo gravemente herido, no me hizo falta que volviera a su forma humana para saber quién era.
-Jem - grité y me acerqué a ver su herida, en ese momento abandonó su forma lobuna.
-Te he salvado - me dice con una sonrisa y muy débil.
-Sí - digo al borde del llanto.
-No llores, prefiero verte reír, no quiero que este sea el último recuerdo que tenga de ti.
-No digas eso, te pondrás bien - intento usar mis poderes sanadores, pero estoy tan débil que no lo consigo - maldición.
-No te preocupes, tenía claro que daría mi vida por ti si fuera necesario.
-¿Por qué? - pregunto sin poder contener por más tiempo mis lágrimas.
-Porque te amo, sé que no es el mejor momento, pero no quería irme sin decírtelo, te amo, y deseo que seas feliz, solo te pido eso.
-Jem, no.
-Adiós - dice y sus ojos se cierran para siempre.
Mis lágrimas salen sin control, siento un profundo dolor en mi pecho, Jem era mi amigo, puede que no tuviéramos un comienzo agradable, pero eso no quita que fuera mi amigo. Levanto la vista y veo a los culpables de su muerte, no sé el qué, pero algo en mi interior despertó y, con un grito desgarrador por mi parte, el poder en mi interior estalló.
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