(Este capítulo fue, con diferencia, el más difícil de traducir hasta ahora, lo siento por la tardanza, pero tuve que actualizar mis otras traducciones y este capítulo me causó mucho dolor de cabeza. ADEMÁS DE QUE WATTPAD ME BORRÓ LA TRADUCCIÓN QUE TENÍA HECHA Y TUVE QUE VOLVER A HACERLAAaa ;-; Solo perdón por la espera *cry*)

Capítulo 42: Aprender por experiencia

—Podemos hablar allí, supongo—dijo Harry, alejándose de Darswaithe para estudiar una imponente gárgola.—Um, ¿Mentos? ¿Jelly Belly? ¿Skittles?*

—Regaliz—ronroneó Snape mientras pasaba flotando, como un fantasma, con la túnica ondeando detrás de él.

La gárgola se hizo a un lado, la escalera encantada comenzó a girar, haciendo que Harry y Darswaithe esperaran subiendo y subiendo y dando vueltas, pero cuando llegaron a la puerta en la parte superior, se abrió a una escena del bosque, el aire denso con el aroma de los pinos. La luna llena se elevó en el cielo cuando el grito lastimero de un hombre lobo resonó en las colinas distantes.

La amable conducta de Darswaithe se desvaneció por completo, su calvo cuero cabelludo relucía, sus ojos gemelos ardieron en llamas mientras se inclinaba para mirar a Harry.—¡La Marca Tenebrosa!—demandó.—¿La has visto? ¿Está ardiendo? ¿Cómo se resiste el profesor Snape a su llamada? ¿Qué le ha dicho ese traidor a Dumbledore sobre los planes del Señor Oscuro? ¡Dime, Potter, dímelo!

Dedos como garras cubiertos por uñas irregulares se clavaron en el hombro de Harry mientras el rostro del mago cambiaba y cambiaba, sus ojos brillaban rojos ahora, su piel se espesaba, luego se volvía escamosa mientras su nariz se aplastaba en una horrible hendidura similar a una serpiente...

Harry se escabulló, tropezando a través de la hierba, los maleficios volaron a su lado mientras gritaba:—¡Draco! ¡Draco!

Pero esta vez, no había Draco para salvarlo.

Harry corrió entre los árboles, esquivando maldiciones, y de repente se encontró ante un retrato de una Dama Gorda con un vestido rosa de encaje.—¡Draco!—gritó, golpeando la pintura.—¡Draco, abre!

—Esta es la Torre de Gryffindor, querido—dijo la Dama Gorda.—Draco no está aquí.

—¡Soy un Gryffindor!—Harry gritó.—¡Déjame entrar!

—¿Contraseña?—preguntó, su voz se volvió altiva.

—Regaliz—murmuró Snape desde las sombras, justo antes de desvanecerse.

La palabra, como un traslador en sí misma, Harry se encontró corriendo de repente a través de la oficina de Dumbledore de nuevo, con Darswaithe muy cerca. Era Darswaithe otra vez, no Voldemort. Maldiciones desgarradoras estallaron a su alrededor, destrozando sillas y mesas y dándole por poco a Fawkes antes de que una atrapara el pie de Harry en un terrible zarcillo de dolor. Cayó al suelo de granito con un ruido sordo, pero siguió arrastrándose, jadeando por la agonía de los huesos destrozados hasta que otra maldición voló directamente hacia él.

Éste le cortó la columna vertebral.

Harry se quedó flácido, sus brazos y piernas se convirtieron instantáneamente en inútiles bultos de carne. Todo dolor se desvaneció, solo para ser reemplazado por una nada que era mucho más horrible, mucho más aterradora, de lo que jamás podría ser cualquier dolor. Inmovilizado, incapaz de levantarse del suelo, el chico vio a Darswaithe acercándose, su varita apuntando directamente al corazón de Harry.

¿Su varita? ¿O era la de Harry? Pluma de acebo y fénix, de veinticinco centímetros de largo, bonita y flexible, chispas salían del extremo mientras Harry intentaba gritar. Sin embargo, antes de que pudiera respirar, un hechizo se envolvió con fuerza alrededor de su garganta y la apretó:—Silencio, Harry Potter.

Sus gritos quedaron atrapados en el interior ahora, su cuerpo no respondía a sus propias órdenes frenéticas, Harry no pudo hacer nada mientras Darswaithe se acercaba cada vez más y más.

El mago se arrodilló junto a Harry, sus labios se curvaron en una sonrisa cruel mientras apartaba el cabello del chico de su frente, el gesto era una parodia del cariño que Harry había tenido de Snape.—Draco no está aquí—canturreó Darswaithe, sus palabras un eco de las de la Dama Gorda.—No pensaste que un Malfoy te salvaría, ¿verdad?

Harry trató de lanzar un puñetazo a la cara sonriente de Darswaithe, pero sus brazos estaban inmovilizados por la fuerza de los nervios a la deriva. Flojo, sin sensibilidad en todo el cuerpo, ni siquiera pudo retroceder cuando Darswaithe tiró de él hacia sus brazos y se dirigió hacia la red flu.

Pasaron junto a una mesa en el camino, y mientras Darswaithe pasaba junto a ella, Harry jadeó silenciosamente. Allí estaba, el espejo, el espejo que Sirius le había dado, ¡y ya ni siquiera estaba roto! ¡Si tan solo pudiera extender la mano y agarrarlo! Sirius lo ayudaría, ¡Sirius le diría qué hacer!

Wingardium Leviosa, pensó Harry, pero por supuesto que no pasó nada. Los hechizos nunca más le funcionarían, no a él.

—El Señor Oscuro tiene un regalo para ti—siseó Darswaithe en su oído mientras cruzaba la chimenea.—¿Entiendo que te encantan las agujas?

¿Qué razón tenía para preocuparse por las agujas cuando el acto de ir en flú en sí mismo sería su fin? Iba a arder vivo, como en Samhain. Sería quemado hasta convertirse en cenizas. Estaría muerto. Muerto como Cedric, muerto como Sirius, y después de eso, nunca jamás tendría un padre. ¿Snape lo extrañaría siquiera?

Harry sabía que Sals lo haría.

¡Sals!

Mirando hacia abajo, su cuello era la única articulación que realmente podía mover, Harry vio a Sals en la esquina de la chimenea. El olor de los fluidos pasados ​​llenó el aire a su alrededor cuando, en el fondo de su mente, pensó, Oh Sals, ¿qué voy a hacer? ¡Realmente necesito ese espejo! Sirius no me dejaría arder, Sirius me diría qué hacer...

El espejo, como si sintiera su desesperación, apareció ante su rostro. Harry articuló palabras silenciosas, explicando, frenético porque Darswaithe estaba alcanzando el polvo Flú ahora, su mano sosteniendo una caja de ébano aunque Dumbledore mantenía los polvos en una urna de bronce, ¿no?

Un rostro vaciló en el espejo, un rostro que reconoció y amó, los rasgos de Sirius nadando desde la tierra más allá del Velo. Endurecido por el sufrimiento pero suavizado por el amor, le sonrió a Harry y comenzó a hablar, pero antes de que pudiera decir una palabra, su rostro se volvió fantasmal, disipándose en una gran niebla arremolinada, y el rostro de otro hombre tomó su lugar.

Una nariz aguileña, labios delgados torcidos en una mueca, ojos oscuros llenos de ira cuando Snape miró por el espejo, mirando a Harry, y de repente, ¡Harry pudo ver a Sirius detrás del otro hombre! Pero si Snape estaba en el mismo lugar que Sirius, ¡significaba que Snape también estaba muerto! ¿Había caído a través del velo? No, no, ese era Sirius. Harry no podía recordar la muerte de Snape, ¡pero ahí estaba, atrapado en el Gran Más Allá! ¡Y se veía tan furioso mientras miraba a Harry!

Harry trató de gritar de nuevo, de explicarse. ¡No sabía que habías muerto, Severus! ¡No es como si quisiera que murieras! ¡No es mi culpa, no es mi culpa!

Pero no pudo gritar. ¡Ni siquiera podía llamar a Draco para que lo ayudara! Estaba indefenso, impotente, sin poder detener nada de eso...

Excepto que no lo estaba.

Sintió que su magia estallaba, una ola pulsante de poder salvaje que llenó su núcleo y explotó hacia afuera para hacer volar el polvo Flu antes de que pudiera caer al suelo. La onda de choque aflojó el agarre de Darswaithe; Harry cayó con fuerza sobre las piedras de la chimenea junto a Sals, quien se arrastró sobre su cadera para buscar su muñeca.

La serpiente se envolvió alrededor de su muñeca, su piel dorada y marrón brillando como plata mientras cambiaba, convirtiéndose en un brazalete reluciente que él usaba como una insignia de honor mientras la magia brotaba de su núcleo más profundo.

Darswaithe corrió hacia la puerta, pero no se abría para él. Se volvió hacia Harry, su rostro estrecho se relajó por la conmoción cuando vio un poder crudo y desatado que brotaba de sus brillantes ojos esmeralda.

La magia fluía desde lo más profundo de Harry como agua sobre un acantilado, un torrente furioso, suficiente para empapar todo a su paso. Magia salvaje, magia natural. Magia que no conocía fronteras; magia no atada por hechizos o encantamientos.

Las piedras que formaban las paredes se volvieron líquidas y comenzaron a gotear, la oficina a su alrededor se derritió, aunque estaba seguro instalado en la red Flu...

Darswaithe estaba al otro lado de la habitación, sus ojos marrones paralizados por el terror.

Pero alguien más estaba al lado de Harry, justo al lado, una mano sacudiendo su hombro suavemente, muy suavemente, como si tuviera miedo de asustarlo, como si fuera un animal salvaje y peligroso, uno que necesitara cariño...

Los ojos de Harry se abrieron de golpe para ver a Draco tan cerca que podía sentir la respiración entrecortada. Jadeando, el Gryffindor se lanzó a una posición sentada, con las manos aferrándose a su garganta. Con los ojos enloquecidos, la magia aún brotando a través de su piel, tuvo que luchar solo para respirar.

—Está bien, Harry—dijo Draco con voz lenta y silenciosa.—Solo... cállate, ¿de acuerdo? Antes de que las paredes se derritan por completo. Todo está bien, no hay razón para tener miedo. Ahora estás despierto, el sueño ha terminado, todo va a estar bien...

La voz familiar de Draco, zumbando una y otra vez con palabras de aliento y calma, se convirtió en un punto focal para Harry. Algo en lo que pudiera concentrarse, algo para distraerlo de las oleadas de miedo y furia que aún lo atravesaban. Tomando aire para recuperar el aliento, miró a su alrededor y vio en la tenue luz que el castillo estaba goteando. ¿Estaba lloviendo fuera? Riachuelos de agua corrían por la superficie de cada piedra. Pero qué agua tan extraña... las gotas colgaron durante demasiado tiempo, goteando lentamente sobre el granito, deteniéndose mientras él miraba.

—Bien—Draco respiró.—Bien. Ahí tienes, todo ha terminado, no pasa nada...

Harry no sabía de qué estaba hablando.—¿Qué pasó?—croó.

Por alguna razón, le pareció asombroso que su voz funcionara. Ahora, ¿por qué pensó eso?

—Dime—Draco se burló ligeramente, levantándose del suelo para sentarse en el borde de la cama de Harry.—¿De qué se trataba tu pesadilla?

¿Pesadilla? Era como si el torrente de magia salvaje hubiera borrado su mente.—Oh, ¿grité hasta el techo abajo?—Harry gimió, su voz emergiendo como un hilo de papel de seda rasgado.

—No eras ruidoso, no.—Draco colocó una mano sobre el antebrazo de Harry, luego evidentemente decidió que era mejor que no lo tocara, después de todo.—De todos modos, no estaba dormido. Solo estaba leyendo, y tú...

—¿Qué?—Preguntó Harry, acercando sus piernas a su pecho y abrazándolas. Entonces se le ocurrió.—¡Me quedé dormido en el sofá! ¿Qué estoy haciendo aquí?

Draco se apartó.—Dormiste hasta la cena. Cuando Severus se fue a la cama, decidió que estarías más cómodo aquí.

—¿Él... me llevó?—Por lo general, no tenía el sueño profundo; ¿Cómo podía eso no haberlo despertado?

—¡No, él te lanzó un Mobilicorpus!—Draco rió.—¡Por supuesto que te cargó!

—¿Y que pasó?—Preguntó Harry, encogiéndose en una bola más pequeña mientras abrazaba sus piernas con más fuerza. Toda su mente estaba completamente en blanco.

—Dormiste un rato más. Luego dijiste mi nombre un par de veces seguidas, así que miré en tu dirección...—Draco tragó.—Estabas luchando como un maníaco, luego de repente te quedaste tan quieto que fue realmente aterrador. Creo que ahora entiendo la frase grito silencioso. De todos modos, toda la habitación comenzó a llenarse con... bueno, magia. Yo podría mírarlo, como si el aire se volviera denso con zarcillos cobrizos retorcidos que salían de ti. Estaban empapando las paredes para hacerlas pegajosas. Podría haber ido por Severus, excepto que sentí que no había tiempo que perder. No fui a por él. Al volver no quería encontrarme que habías exterminado toda la habitación.

Harry se estiró lo suficiente como para extender una mano hacia la pared más cercana. El granito era extrañamente liso, como si toda la superficie se hubiera derretido y luego reformado. Huellas que casi parecían lágrimas surcaban las paredes a intervalos irregulares. Harry tocó uno y descubrió que estaba hecho de piedra.—¿Yo hice esto?

—¡Bueno, está claro que yo no!

Harry suspiró y trató de orientarse.—¿Dónde está Dudley?

—En una cama suave y agradable que transfiguré del sofá—explicó Draco, encogiéndose de hombros.—Se molestó mucho cuando dormías como si estuvieras eh... er, muerto... así que Severus explicó que te estabas recuperando de una maldición. Y eso significaba que teníamos que contarle el resto, sobre Darswaithe y todo eso. Tu primo no pone una buena cara cuando se horroriza, por cierto, y dijo que me quería aquí contigo en caso de que alguien entrara a hurtadillas e intentara algo—Él se detuvo por un momento.—¿Como te sientes?

—Oh, estoy bien—mintió Harry. La verdad era que los detalles de su pesadilla estaban comenzando a filtrarse de nuevo a través de su conciencia, y estaba lejos de estar bien. Comenzó a temblar convulsivamente y trató de cubrirlo envolviéndose con más mantas. Snape en el espejo. Snape, muerto.

—Traeré a Severus—ofreció Draco.

Harry negó con la cabeza, insistiendo, aunque castañeteando los dientes.—Me volveré a dormir—. Se acostó, se acurrucó casi en posición fetal y apretó los ojos con fuerza, pero no ayudó. El temblor se estaba volviendo tan fuerte que comenzó a sentir náuseas. Comenzó a morderse los dedos, tratando de sofocar la sensación.

Draco suspiró, se sentó de nuevo y esta vez no dudó en tocar a Harry, sacando su mano de su boca y sosteniéndola cuando Harry trató de apartarla de un tirón.—Mira, está bastante claro que estás acostumbrado a aguantar las cosas. Esos horribles muggles se enfadarían si los despertaras, ¿verdad? Pero Harry, ahora tienes a Severus. Él no es como ellos. Querría ayudarte usted con esto.

Harry se movió hacia atrás, tan lejos de Draco como pudo, lo cual no era lejos considerando que el otro chico tenía un agarre mortal en su mano.—No necesito ayuda—insistió.

—Estás tan jodido que no sabes lo que necesitas—respondió Draco, las palabras eran duras pero el tono extrañamente suave.—Lo que sea que tengas en esa mente tiene que ser tratado, Harry...—su voz comenzó a elevarse—... porque hasta que no estés realmente bien, eres un peligro para ti, para mí, para Severus... demonios, probablemente para todos en las mazmorras, punto. ¿Qué pasa si tienes otra pesadilla y conviertes el lugar en un horno? ¡Vas a hablar con Severus, y eso es todo! 

Con un todopoderoso tirón, Harry logró liberar su mano del agarre de Draco.—¡Solo quieres que me vea en mi peor momento para que no me quiera más!

—Idiota sin cerebro—murmuró Draco, negando con la cabeza.—Severus quiere ser tu padre, Harry. No va a pensar menos de ti solo porque admitas por una vez que podrías necesitar uno.

—¡No necesito uno!

—Oh, claro que no. Estás temblando como una hoja, tan blanco como la tiza, y prácticamente a punto de vomitar. Oh, sí, estás bien. No hay posibilidad de otra pesadilla en absoluto.

—Bien, entonces estamos de acuerdo—espetó Harry débilmente, apretando los puños en las sábanas como si pudiera dejar de temblar por pura fuerza de voluntad.

Draco se puso de pie con un movimiento suave que comunicaba impaciencia y desdén.—Puedes hacer lo que quieras—anunció.—Pero si no vas a la puerta de Severus por tu cuenta...

—¿Me arrastrarás allí?—Harry disparó.—¡Me gustaría verte intentarlo! ¿Qué vas a hacer, forzarme con magia? Porque no sería una pelea justa, no es que hayas luchado justamente en tu vida...

—Eres tan absolutamente Gryffindor—se burló Draco.—Sin nada de estrategia. ¿Por qué pelearía contigo cuando todo lo que tengo que hacer es ir a buscar a Severus yo mismo?

Harry entrecerró los ojos.—Te mantendrás fuera de esto, Malfoy.

—Oh, no, no lo haré. Y juro por la varita de Merlín, Harry, que si tengo que ser yo quien despierte a Severus, voy a decirle que estabas asustado de que no te quiera si vas a tú mismo! 

—¡Eres tan absolutamente Slytherin!—Gritó Harry, girando sus pies fuera de la cama, golpeándolos deliberadamente contra las espinillas de Draco. Lástima que no llevara zapatos; de esa manera, podría haberle dejado hematomas. Las piedras estaban frías cuando se puso de pie, pero Harry ignoró eso y pisó fuerte hacia la puerta.—Duerme antes de que vuelva—espetó Harry,—o al menos finge que lo haces. Ya tuve suficiente de ti por una noche.

Fue a cerrar la puerta, solo para encontrar a Draco manteniéndola abierta desde el otro lado.—Observaré hasta que te abra la puerta—dijo, poniendo fin rápidamente a la idea de Harry de esperar en la oscura sala de estar un rato. Cuando Harry hizo una especie de gruñido, Draco agregó:—Solo estoy siendo un buen amigo.

Harry frunció el ceño, pero lo dejó así.

—Harry—dijo Snape con algo de sorpresa mientras miraba hacia el pasillo oscuro. Se puso una bata de noche gruesa de color turquesa más ajustada a su alrededor mientras miraba a ambos lados del pasillo.—¿Todo está bien?

El sonido de otra puerta cerrándose hizo eco a través de la mazmorra mientras Harry murmuraba.—Lamento mucho perturbar su descanso, señor.—Se sintió increíblemente avergonzado, aunque no sabía por qué. Los temblores convulsionaron sus hombros, más detalles de sueños volvieron a él mientras miraba el rostro de Snape, iluminado desde atrás por la suave luz que fluía desde su habitación. La cara de Snape en el espejo, muy enfadado...—Solo necesito una poción, ¿si no te importa?—Harry tragó saliva.—He usado todo lo que me diste.

—Por supuesto que no me importa.—Snape se inclinó un poco mientras encantaba un Lumos a un lado de la cara de Harry.—¿Sueño indoloro, entonces? Madame Pomfrey pensó que tus huesos se habían curado bastante bien.

—Sueño sin sueños—reconoció Harry a regañadientes.—Draco me despertó de una pesadilla.

Snape frunció el ceño.—No escuché nada.

La caminata por el frío piso había dejado a Harry con un extraño dolor en el pie izquierdo, curado o no, pero eso no era nada comparado con la terrible sensación que se retorció dentro de él al recordar lo que le había hecho a la habitación que solía ser la biblioteca privada de Snape.—Um... cierto—dijo.—Me volveré a dormir; lamento ser un problema.

—Lo malinterpretas—afirmó Snape, abriendo más la puerta.—Adelante.

—Adelante—repitió Harry dudoso. La Dama Gorda no había querido dejarlo entrar...—Está bien, puedo quedarme aquí mientras buscas la poción.

—Entra, Harry—insistió Snape, levantando las cejas cuando el chico cruzó el umbral.—Tus pies deben estar helados; los hechizos de piedras calientes se desvanecen por la noche. Ve a sentarte en mi cama y espera.

Encaramado al final de la misma, Harry alisó nerviosamente sus manos sobre la arrugada colcha de terciopelo. Conoció una loca necesidad de preguntar por qué era de un azul medianoche profundo en lugar del verde más esperado, pero dejó de lado la pregunta por considerarla demasiado estúpida. Probablemente solo le vino a la mente porque estaba tratando de no pensar en su pesadilla.

Cuando Snape regresó, hechizó las luces más brillantes y acercó una silla a la cama, luego puso el pie izquierdo de Harry en su regazo y vertió una poción tibia sobre la piel. El calor lo empapó directamente para aliviar el dolor en sus huesos, y la sensación solo mejoró cuando su maestro masajeó la poción en cada articulación.—¿Cómo se siente?

—Bien—Harry asintió, sintiendo sus ojos caer por el cansancio. Ahora no estaba temblando; lo más probable es que la reacción a la pesadilla se hubiera extinguido, dejando nada más que letargo. O tal vez solo había sido el frío lo que lo había hecho temblar tanto. Sí, el frío, eso fue todo. Después de todo, era mediados de diciembre.—Gracias señor.

—¿Debo hacerlo en el otro?

—Ese no duele—admitió Harry, quitando los pies de las piernas de su profesor.

—Muy bien.—Taponando la pequeña botella ámbar, Snape apuntó con su varita hacia la puerta abierta de su habitación.—¡Accio los calcetines de Harry!

Harry escuchó el ruido sordo de un baúl cerrándose, luego el crujido de una puerta antes de que un par de gruesas prendas de lana granate llegaran volando a las manos de Snape.—Gracias, señor—dijo Harry de nuevo, inclinándose para ponérselos.

Snape esperó hasta que Harry se enderezó para decir:—En cuanto al Sueño sin sueños, me temo que no puedo ofrecerte más esta noche.

Harry se apartó un poco y suspiró.—¿Tú también estás en contra?

—No, pero ya te di una dosis completa antes, en caso de que tu experiencia con Darswaithe tuviera repercusiones.

¿Snape había anticipado que tendría una pesadilla? A Harry no le gustó mucho la idea. ¿Era realmente un debilucho? En lugar de alisar la colcha, Harry comenzó a retorcer sus manos en ella, su voz se tensó cuando objetó.—No recuerdo ninguna poción.

—Tú estabas... 'con la mente en blanco', es la frase muggle que usó tu primo. 

—¿Cómo pude haber tomado la poción si no me funcionó?

—¿Dudas de mi palabra?

Harry se encogió de hombros y miró hacia otro lado.—Bueno, siempre eres tú quien habla de la astucia y el escepticismo, ¿no es así?

—Respóndeme—El tono de Snape no toleraba desobediencia.

—No—admitió Harry lentamente.—No dudo de tu palabra—Un profundo suspiro levantó y colapsó su pecho.—Bueno, si el sueño sin sueños normal no funcionó, ¿puedes prepararme una versión más fuerte?

Snape arqueó una ceja.—No has bebido mucha poción normal desde Samhain. Esa en particular ya tenía cinco veces la fuerza normal.

Harry se frotó las sienes y miró hacia arriba con esperanza.—¿Quizás podrías duplicarlo de nuevo?

—No creo que sea prudente.

Harry no había querido decírselo, pero luego de eso, pensó que sería lo mejor—Bueno, pues tiene que hacer algo, profesor, porque ahora he vuelto a desatar magia salvaje mientras duermo.

Snape se inclinó hacia adelante para palmear la rodilla de Harry con una mano.—Háblame de tu sueño, entonces.

Harry se movió torpemente fuera de su alcance.—No hay mucho que contar. Ya conoces los sueños, están llenos de cosas que no tienen mucho sentido... Básicamente, sin embargo, Darswait me había atrapado, y Draco no estaba cerca para ayudar. No había nada que pudiera hacer, pero liberé mis poderes. Sentí la magia fluir fuera de mí, y...—Su voz se convirtió en un susurro.—Uh, digamos que no hay ventanas que romper aquí abajo.

Como si se diera cuenta de que el chico necesitaba más espacio, Snape se reclinó y cruzó las manos en su regazo.—¿La magia salvaje despertó a Draco, entonces? Sospecho que lo habría escuchado si estuvieras gritando.

—Me echó Silencio.

Las cejas de Snape se juntaron.—¿Draco te maldijo?

—No, Darswaithe. En el sueño.—Harry negó con la cabeza.—No lo estoy explicando muy bien. En el sueño, estaba er... un poco paralizado, creo, y después del hechizo, ni siquiera podía gritar. Supongo que estaba actuando—Harry se mordió el labio, solo entonces se dio cuenta de que Draco lo había visto en un estado realmente horrible. Que embarazoso.—Dijo... Draco, quiero decir, que yo estaba tirado allí derramando magia. Supongo que me despertó antes de que empeorara demasiado.

—Debería haberme convocado.

Harry se aclaró la garganta—Uh, estaba un poco preocupado de que si se iba para hacer eso, las paredes podrían... um... colapsar.

La cabeza de Snape se levantó de golpe, sus ojos penetrantes mientras exigía:—Explica eso.

Harry escondió su rostro entre sus manos, su voz ahogada cuando admitió.—Las derretí. Las paredes, quiero decir. Lo siento mucho, señor. De verdad, de verdad lo siento—Echó un vistazo entre sus dedos para ver cómo se lo estaba tomando Snape.

Su maestro lo miró fijamente durante un largo momento, luego pareció relajarse deliberadamente.—Bueno. No puedes haber hecho demasiado daño, no creo. Si Draco estuviera en peligro, ¿confío en que lo habrías mencionado?

—Creo que fue solo la capa superficial de las piedras—suspiró Harry. Al darse cuenta de lo infantil que debía lucir tratando de esconderse detrás de sus manos, logró enderezarse, solo para comenzar a balancear nerviosamente las piernas.—De todos modos, las paredes ya no están escarpadas. Más como... obsidiana, supongo, solo gris en lugar de negro. Lo siento mucho, mucho—repitió.

—¿Puedes vivir con eso?

—¿Señor?

—Harry—lo reprendió Snape.—¿Pensaste que iba a adoptarte y no ofrecerte un lugar para vivir?

—Oh, Dios—Harry gimió densamente, lo que por sí solo mostraba lo desenmarañado que se estaba volviendo. Podría lanzar frases como esa en el verano, pero hacía todo lo posible por evitar los juramentos muggles mientras estaba en Hogwarts, incluso si Merlín no se le subía a la lengua tan espontáneamente como lo hacía con la de Ron.—Eso es increíblemente amable de tu parte—continuó, ansioso por no ofender.—De verdad, es...

—No es tal cosa. ¿Qué clase de padre te regañaría por  una habitación?—Snape entrecerró los ojos, su mirada buscando pacientemente la de Harry.—Ah, pero creo que sé la respuesta a eso. Tus expectativas son positivamente abismales. De hecho, inexistentes.

—Sí—reconoció Harry, el dolor que había reprimido toda su vida tratando de levantarse y estrangularlo. No sabía qué hacer con el sentimiento excepto tomarlo a la ligera. —Bueno, al menos no te resultará difícil obtener un excede las expectativas.

Snape no le dejó pensar en eso.—Hablé con el director hace unas horas—Cambió de tema.—Darswaithe ha sido purgada de Imperio, pero todavía está bajo la custodia de los Aurores. La señorita Thistlethorne ha sido exonerada de toda sospecha. Regresará aquí mañana para terminar nuestras entrevistas.

—¿Tan pronto?—Había pasado días deseando que todo terminara, pero ahora pensaba que prefería posponerlo todo, o simplemente cancelarlo por completo, y eso, a pesar del hecho de que sí quería un padre. De lo único que estaba realmente seguro era de que Draco tenía razón: era un completo desastre.

—Normalmente, tendríamos que esperar a que se asigne otro asistente—Snape explicó.—Dadas las circunstancias, han decidido que solo Thistlethorne puede revisar nuestra solicitud.

—No confío en ella—dijo Harry, con todo su cuerpo tenso.—De verdad, después de eso, no me siento inclinado a confiar en nadie. Vigilancia constante, ¿verdad? Así que aunque estoy seguro de que los Aurores saben lo que están haciendo...

—No lo saben—aseveró Snape oscuramente.—Hablo por experiencia. La mitad de ellos son sádicos y una buena parte del resto son idiotas.

Harry asintió, ignorando por el momento el hecho de que planeaba unirse a las filas que Snape despreciaba.—Así que comprenderás que no quiero estar solo con ella, no importa lo que Family Services afirma que son sus procedimientos normales. ¿Qué pasa si los aurores se han perdido algo, o ella se puso bajo Imperius entre hoy y mañana?

—No tienes que estar solo con ella—le aseguró Snape.—Estoy seguro de que Albus estaría dispuesto a participar en tu entrevista. O Minerva.

—Tú—insistió Harry.—No quiero que nadie más escuche mis pensamientos privados sobre las cosas.

Snape le dio una mirada dudosa.—¿Estás seguro de que quieres que lo haga?

Harry pensó en eso.—Supongo que es como si me dejaras leer tus respuestas en esos cuestionarios, ¿sabes? Eso estuvo bien. Siento que te conozco un poco mejor ahora.

Dudoso se volvió incrédulo.—¿No te diste cuenta de que estaba más decidido a promover mi agenda que a dar respuestas abiertas y honestas?

—Estaba leyendo entre líneas. Supongo que tendrás que hacer lo mismo cuando me escuches.

—Para mí, escuchar su entrevista privada va específicamente en contra de sus políticas declaradas—comentó Snape.—Se supone que debes sentirte libre para poder hablar con absoluta libertad sobre lo que quieras compartir.

—Sí, claro, como si fuera a desnudar mi alma ante un total extraño—se burló Harry.—Terminaría leyendo sobre mí en El Profeta. Pero digamos, hay una idea. Si se opone a que te quedes para mi entrevista, amenazaré con darle a Rita Skeeter una exclusiva sobre cómo Wizard Family Services intentó asesinar al Chico que vivió...

—Es poco probable que nos vea favorablemente si lanzas amenazas. Sin duda pensará que es mi influencia lo que te hace tan despiadado—La voz de Snape adquirió un tono sardónico.—Por sí solo, el Niño que vivió no podría ser otra cosa que dulzura y luz.

—O mentalmente desequilibrado—agregó Harry, pensando en todo lo que el Profeta había impreso el año anterior.—Supongo que no queremos agregar nada a esa parte de mi reputación. Así que ... ¿qué tal si jugamos con ella al ser una Hufflepuff demasiado emocional? Si intenta hacer que te vayas, estallaré en lágrimas y diré que tengo miedo y que tú eres el único que me hace sentir seguro.

—Ella podría ver eso como una dependencia excesiva.

—Mmm.—Entonces Harry frunció el ceño.—Um, hablando de dependencia excesiva, sin embargo... Escuche, es muy amable de su parte entregar su biblioteca por mí, y no puedo decir cuánto lo aprecio. Pero ya sabe, estaba pensando... En realidad, estaba esperando que, eh... cuando mi magia vuelva a estar bajo control y no esté en peligro, o no más de lo habitual, quiero decir...—Harry recordó su sueño, la Dama Gorda no quería dejarlo entrar y se estremeció.—¿No puedo volver a vivir en Gryffindor?

Snape cruzó una rodilla sobre otra y apoyó las manos en los apoyabrazos de la silla de brocado. Harry pensó que se veía completamente relajado, lo que le pareció injusto ya que no se sentía más que como un gran nudo de tensión.

—¿Qué te haría pensar que tengo otra intención?

Harry tragó con alivio.—Bueno, para empezar, estás diciendo que es mi habitación.

—¿Tus amigos no tienen habitaciones en las casas de sus padres? Eso no les impide alojarse en Gryffindor durante el año escolar.

—Sí...—Harry reconoció, mirando hacia atrás y luego hacia otro lado.—Simplemente me parece extraño. Quiero decir, Ron difícilmente puede ir y venir a la Madriguera todos los días, pero si tuviera una habitación aquí... supongo que pensé que esperarías que la usara—Se sonrojó, sintiendo como si se hubiera metido el pie en la boca o algo así.

—Eres bienvenido aquí en cualquier momento—le aseguró Snape.—Pero no espero que abandones la Torre. Tus amigos son muy importantes para ti, como te esforzaste mucho en señalar, no hace mucho.

—Sí, pero cuando lo hice, te quedaste fuera de forma.

—Me preocupé apropiadamente por tu incapacidad para apreciar el peligro en el que estabas—corrigió Snape, su voz un poco mordaz.—Hasta que tu magia vuelva a estar bajo tu control, tendrás que seguir viviendo conmigo. Después, pensé que tu habitación aquí sería algo que usarías durante las vacaciones. Confío en que no quieras quedarte en la Torre una vez. ¿Todos los demás Gryffindors se han ido a casa durante el verano? 

—No lo creo, no—murmuró Harry.—Ya sabes, después de que el tío Vernon murió me di cuenta de que nunca tendría que ir a Privet Drive de nuevo, pero en realidad no pensé en donde me gustaría ir. Supongo que preguntaría si el director me dejaría quedar en la Madriguera, tal vez—Esperó, consciente de que después de la adopción, decisiones como esa dependerían de Snape, pero su maestro no ofreció nada. Harry era consciente de que probablemente debería detenerse allí, faltaba mucho para el verano, pero una pizca de inquietud por el futuro lo hizo soltar:—Quiero decir, probablemente no quieras que me quede todo el verano.

—No veo por qué no—respondió suavemente Snape.—Después de todo, estoy haciendo un esfuerzo y gasto considerable para hacerte mi hijo.

Era agradable ser querido, pensó Harry, aunque se sentía un poco mal por los gastos . Ni siquiera se le había ocurrido que Wizard Family Services cobraría por sus servicios. Eso solo demostró lo ingenuo que era cuando se trataba de todo el mundo mágico. No sabía cómo funcionaba nada.—Tengo dinero—se escuchó ofrecer.—¿Es realmente caro organizar una adopción? ¿Puedo ayudar?

—¿También te gustaría financiar tu propio regalo de Navidad?—Snape se esparció.—¡No, por supuesto que no puedes ayudar!

—Pero tengo montones de dinero, señor. Realmente me gustaría...

—Lo que me gustaría—interrumpió Snape,—es que guardes tu llave en un lugar seguro y no la vuelvas a tocar hasta que seas mayor y estés solo. Puedo mantenerte perfectamente bien, Harry. ¿Eres consciente de que se supone que eso es lo que tengo que hacer?

Harry pensó que era mejor no volver a ofrecerlo, aunque se preguntaba si la negativa de Snape tenía algo que ver con que su profesor de alguna manera no quería tomar dinero de James Potter.

Snape agitó una mano como si fuera a empezar de nuevo.—Suficiente de eso. Discutamos tu sueño.

Harry cruzó las piernas sobre la cama y resistió el impulso de abrazarse. No era un niño pequeño. Así que había tenido un mal sueño, ¿y qué? Los tenía todo el tiempo.—Sé lo que vas a decir. Las mismas cosas que McGonagall soltó la única vez que fui a verla en medio de la noche. Voldemort ha estado tratando de matarme durante años, que gran sorpres, no debería estar tan molesto por eso. Debería relajarme porque estoy a salvo mientras estoy en Hogwarts, el personal nunca permitiría que me pasara nada, etc., etc., etc. 

—Estoy decepcionado con Minerva—comentó Snape.—Una sensación de falsa seguridad no es lo que necesitas.

—Sí. Lo que necesito es una poción. Supongo que estará bien, tener un Maestro de Pociones como... um, un adulto cuidándome.

Snape no reveló nada mientras miraba a Harry con los ojos entrecerrados.—¿Te das cuenta de que hay problemas que las pociones no resolverán?

—¿Qué clase de maestro de pociones es usted?—Harry bromeó débilmente, luego se dio cuenta de que no era gracioso. Snape hablaba en serio, y más allá de eso, tenía razón.—Sí, me doy cuenta de eso—reconoció.—Sin embargo, no quiero hablar de mi sueño. Quiero decir, no más de lo que ya lo he hecho.

—Necesito que respondas una pregunta—le informó Snape, su tono serio.

—¡Está bien!—Espetó Harry.—Estabas allí, ¿de acuerdo? Estabas en el espejo con Sirius y pensé que habías muerto, e incluso si no soy demasiado rápido con la interpretación de los sueños, sería difícil pasar por alto las implicaciones de una imagen como... ¡como esa! No importa que Sirius no tuviera su espejo cuando cayó a través del Velo, por lo que no podría aparecer en el mío. Además, el mío está roto, ¡así que ya lo he dicho! 

Los ojos de Snape se clavaron en él.—No tengo ni idea de lo que estás hablando.

Oh sí... Harry podría haberse pateado a sí mismo. En cambio, terminó envolviéndose con sus brazos alrededor de sí mismo de todos modos y meciéndose hacia delante y hacia atrás en la cama. Como un caso perdido, pensó con cierto disgusto, sin saber que el hecho de que parecía completamente loco iba a impedir que se viera de esa manera.—No importa—murmuró, mirando sus calcetines.

Snape se quedó en silencio por un largo momento, luego presionó.—¿Harry?

El chico simplemente negó con la cabeza.

—Está bien—concedió Snape, encogiéndose de hombros.—Eso no era lo que necesitaba saber.

Eso hizo que Harry mirara hacia arriba.—¿No? ¿Entonces qué?

Snape puso una mano sobre su rodilla doblada; esa vez, Harry no se apartó.—¿Fue un sueño de vidente?

—No—dijo Harry, su tono corto. Cuando Snape parecía querer más, detalló:—Esos siempre tienen un patrón de pasado y futuro, con este tipo de giros en el medio. Y no tienen imágenes extrañas como magos que se transforman en Voldemort o serpientes que se convierten en brazaletes o las puertas del director abriéndose hacia el bosque. Este sueño fue solo una pesadilla, sinceramente.

Su maestro asintió.—Debes decirme si tienes otro sueño de vidente, Harry. Es importante.

—Lo haré... Escucha, te diré si algo en mis sueños comienza a molestarme realmente. Lo prometo, lo haré. Pero por esta noche, ¿no puedes simplemente ayudarme? No quiero otra pesadilla, profesor.

Suspirando levemente, Snape le informó.—Más sueño sin sueños no es aconsejable. Como yo lo veo, tus opciones son dormir sin ayuda o probar la poción que hago para ayudarme a lidiar con mis propias pesadillas.

Alcanzando algo detrás de él, Snape sacó un pequeño frasco de un cajón. Se lo entregó a Harry, quien lo sostuvo en alto y lo inclinó hacia delante y hacia atrás para estudiar el líquido espeso y salobre que contenía.—Parece aceite de motor usado. ¿Cómo lo llamas, Lodo durmiente?

—Sueños Verdaderos.

Harry dejó caer el vial en su palma.—Algo me dice que no detendrá mis pesadillas.

—No está diseñado para eso.

—Entonces, ¿de qué me sirve?

—Tiene varios usos—murmuró Snape, pasando una mano por sus ojos como si realmente no supiera por dónde empezar.—Como sugiere el nombre, enfoca sus sueños en asuntos fácticos en lugar de imaginativos. Toma cualquier experiencia que esté más en su mente y le muestra la verdad absoluta.

—Me perdiste—admitió Harry.

Snape hizo una pausa para pensar.—Te sorprendería saber cuánta información capta tu mente acerca de un evento, Harry. Sueños Verdaderos desbloqueará tus recuerdos subconscientes, sacándolos a la luz de la plena conciencia. Desarrollé la poción para ayudarme a recordar las reuniones de Mortífagos con mayores precisión, de modo que pudiera dar a la Orden informes más detallados.

—¿No funcionaría un pensadero igual?

—Un pensadero me muestra lo que sé que recuerdo. La poción me muestra lo que recuerdo, pero no sabía.

—Lo entiendo—aventuró Harry, mirando hacia el viscoso fluido oscuro.—Pero profesor, ¿por qué querría esto? Parece que fue útil para usted, con el espionaje y todo eso, pero empeora las pesadillas, ¿no es así? ¿Haciéndolas más reales?

Snape se sonrojó levemente.—Tuve que contratar a un agente amortiguador emocional por esa misma razón. Te permite ver de manera bastante desapasionada toda la verdad que hay que saber. Incluso cuando estés despierto de nuevo y recordando tus sueños, podrás distanciarte de ellos- Después de tomar Sueños Verdaderos, tus pesadillas no le molestarán tanto como antes, despierto o dormido—Se encogió de hombros, el color intenso aún salpicaba sus pómulos.

Harry también se estaba sonrojando, pero no con la ligera vergüenza que parecía estar afectando a Snape. La reacción del chico fue de ira.—¿Adormece las pesadillas? ¡Te ayuda a aceptarlas y seguir adelante! ¿Por qué no pensaste en ofrecerme esto antes?

—Porque habías estado teniendo sueños de vidente—espetó Snape, sentándose más derecho en su silla.—La poción no había sido probada en tal caso, y yo no experimento con estudiantes, ¡ni siquiera con los malditos Gryffindors irritantes!

Eso ciertamente le quitó el viento a las velas de Harry.—Oh. Cierto. Supongo que eso sería un problema. Lo siento.

Snape lo miró fijamente, luego sacudió levemente la cabeza.—No lo sientas. Supongo que fue algo razonable que preguntaras. En cualquier caso, no has tenido un sueño de vidente desde antes de Samhain, así que no veo ningún problema si deseas probar Sueños Verdaderos, ahora.

—¿Evitará que mi magia salvaje se desate?

—Probablemente. Verás el pasado con menos emoción; por lo tanto, tendrás menos motivos para entrar en pánico.

Harry asintió. No quería recordar exactamente sus pesadillas incluso mejor, pero si la poción lo ayudaba a aceptarlas y seguir adelante, valdría la pena.—Está bien—estuvo de acuerdo, poniéndose de pie.—¿Es este un vial de dosis única?

—Siéntate—le ordenó Snape.—No puedes tomarlo sin supervisión la primera vez; podrías ser alérgico a la Lisimaquia púrpura. Tendrás que dormir aquí esta noche para que pueda observarte.

Harry vaciló.—Um... bueno, no para molestarte ni nada, pero podrías arrastrar una silla a mi habitación, ¿no?

—Si despertamos a Draco, él me hablará toda la noche y te mantendrá despierto.

—¿Y? Lanza Morfeo sobre él. O sobre mí.

—No hago magia a menos que sea la mejor solución, Harry. Dormirás aquí. Fin de la discusión.

—¿Qué pasó con la negociación?

—Te lo dije, a veces tendrías que aceptar mis decisiones, ¿no es así? Realmente se está volviendo cada vez más evidente para mí que no tienes idea de cómo ser el hijo de alguien.

—¿Sí? Bueno, todavía no soy tu hijo, ¿verdad?—Harry lo desafió.—Y además, ¿qué te hace pensar que sabes tanto sobre ser el padre de alguien? ¡Eres tan nuevo en esto como yo!

—Es cierto—reconoció Snape.—Supongo que tendremos que aprender por experiencia, tú y yo.

—Eres grande en eso—se burló Harry.—Aprende por experiencia... Sabes, apuesto a que ya sabría más sobre la elaboración de pociones si alguna vez hubieras intentado hablar sobre cómo hacer una nueva poción ¡antes de hacernos prepararla y posiblemente volarnos a Marte!

—Y esto es relevante para el tema actual de los arreglos para dormir, ¿cómo?—Snape preguntó sarcásticamente.

Realmente no lo era. Era solo una distracción y Harry lo sabía. Sin embargo, dijo:—Podrías despedirte, eso es todo. Lo dijiste tú mismo: nunca antes había sido el hijo de nadie, no realmente, así que ¿qué tal si me dejas tener algo de experiencia para aprender antes de esperar que lo haga? ¿Tienes todo esto bajo control? Quiero decir, ¡vamos! ¡Ni siquiera soy adoptado todavía! 

—Entiendo el punto—concedió Snape con calma, aunque su labio aún estaba torcido.—Ahora, sobre los Sueños Verdaderos. Necesito que decidas si deseas tomarlo.

Tomarlo significaba dormir en la cama de Snape, y posiblemente recordar más de lo que le necesitaba sobre Samhain. O Darswaithe. O Lucius Malfoy. O Voldemort, Cedric, Sirius... la lista era prácticamente interminable. Pero no tomarlo podría significar magia salvaje. ¿Y si Draco no lo despertaba tan rápido la próxima vez? ¿Y si se hizo la luz el castillo en llamas, o algo así?

Eso planteó otro problema en su mente.

—Si digo que no—se dio cuenta Harry con pesar,—vas a insistir en que duerma aquí de todos modos, ¿no? Porque te preocupa que otra pesadilla esta noche me haga perder el control, de nuevo.

Snape simplemente inclinó la cabeza.

—Oh, está bien, está bien—decidió Harry.—Así que tengo que beber toda el vial, ¿verdad?—Rompió el sello de cera y sacó el tapón.

—Sí. Ah, Harry. ¿Realmente deseas dormir con tu ropa?

—Ya lo estaba—señaló Harry, y luego se sintió mal. No había tenido la intención de quejarse, y se apresuró a cubrirlo con:—De todos modos, pensé que no queríamos despertar a Draco.

—A veces, la magia es la mejor solución—murmuró Snape, apuntando su varita hacia la puerta abierta.—¡Accio el pijama de Harry!—Se los arrojó al chico y luego le encantó algo a la pared. Apareció una puerta.—Ve a cambiarte en mi baño.

—¿Es tan fabuloso como dice la leyenda de Slytherin?—Bromeó Harry, abriendo la puerta.—Oh, supongo que lo es. Bonita bañera. No tantos grifos como en el baño de los prefectos de Gryffindor, pero aún así, nada por lo que quejarse. Bueno, no a menos que un basilisco salga de uno de ellos...

—Tienes una entrevista importante mañana—observó Snape,—y tu sueño ya ha sido interrumpido una vez. Te sugiero que dejes de parlotear tonterías y te vayas a la cama.

Harry le devolvió la mirada.—Si te sientas toda la noche mirándome, tampoco estarás en tu mejor momento.

—Yo, sin embargo, estoy acostumbrado a pasar días sin dormir.

—Supongo que lo estarías, con Voldemort y todo eso—se dio cuenta Harry.—Está bien.—Una vez que estuvo en el baño con la puerta cerrada, no tardó ni dos minutos en lavarse la cara y ponerse el pijama. La perspectiva de salir con ellos y meterse en la cama arrugada de Snape realmente lo molestaba. Toda la situación también lo era... bueno, paterna, tal vez. O tal vez el problema era que en realidad no tenía la edad para hacer algo así. Si tuviera cuatro años, estaría bien, pero ¿dieciséis? Por otro lado, había que considerar esa magia salvaje. Era prudente que alguien lo observara y se asegurara de que la poción realmente lo reprimiera. Sin embargo, a pesar de todo, se sentía muy mal por sacar a Snape de su cama, incluso si su maestro estaba siendo perfectamente agradable.

Cuando Harry salió del baño, comenzó a sentirse un poco mejor. La cama estaba hecha para él, lo que hizo que deslizarse de alguna manera se sintiera menos... personal, y lo que era más, Snape ni siquiera lo miraba doblar las sábanas y entrar. Estaba en un escritorio, escribiendo algo en un pergamino largo.

Decoro, intuyó Harry. Correcto. Debería haber recordado que Snape lo sabía todo. Se metió en la cama y acomodó las almohadas como le gustó, luego, con una mirada a Snape, descorchó el frasco de nuevo y bebió la Verdadera poción para dormir. Puaj. Tan espeso como la miel, pero el sabor era más de lo que cabría esperar de la suciedad del pantano. O peor. Dos tragos y estaba hecho, pero tragar ese segundo trago requirió casi tanta fuerza de voluntad como solo Harry podría tener.

Snape se sentó a su lado, con un vaso de agua en la mano. Harry lo tomó con gratitud, luego se limpió la boca con la manga.

Sintiéndose un poco nervioso, se acostó en la cama y cerró los ojos. Momentos después de eso, estaba dormido y soñando, pero no con Samhain, o Darswaithe, o Lucius Malfoy. A pesar de toda su pesadilla anterior, eso no era realmente lo que más tenía en mente ahora. Era algo más. Algo que pensó que nunca tendría.

Más concretamente, algo que pensó que nunca había tenido.

Una verdadera familia.

Había sido parte de una... hace mucho mucho tiempo. Lo sabía, pero nunca había sido capaz de recordarlo. Sueños Verdaderos cambió todo eso para Harry, abriéndose a las imágenes de su mente dormida que había absorbido durante su primer año de vida.

Vio el rostro de su madre mirándolo, su boca haciendo ruidos de arrullo mientras sus brazos lo mecían de un lado a otro. Escuchó a su padre aplaudir de alegría cuando avanzó con pasos inseguros. Los vio a ambos, sonriendo, cubriéndolo con las mantas de su cuna mientras lo ponían a dormir.

Sueños verdaderos... y la verdad que descubrió fue una que había anhelado desde que se dio cuenta de que se suponía que los niños no debían vivir en armarios:

Érase una vez, Harry Potter había sido amado tiernamente.

Siguiente capítulo: Asuntos familiares

CUANTO TIEMPO, AHSAHHAH. Primero se me borró el capítulo, después tuve semana de exámenes y no pude hacer nada, y cuando empiezan las vacaciones, ¡covid por segunda vez! Pero bueno, aquí está, espero que la espera haya merecido la pena <33

(Y SALIÓ LA CANCIÓN SOLISTA DE MI BEBÉ, LE HICE UNA TRADUCCIÓN PORQUE ES MARAVILLOSA LA LETRA, AHSAHHS, IR AL MV OFICIAL A DARLE AMOR PORFI *lo dejé arriba de todo, ahr*):

https://youtu.be/u8okcAYJzJg