Capítulo 3

Era una mañana de un domingo con un clima demasiado frio, después de una larga noche de lluvia en Manchester, en la zona este de la ciudad, Oliver se levantaba después de haber tenido un día un poco complicado, ya que el día de ayer fue su primer día en el entrenamiento de futbol junto con Ryan.

––Hoy, Oliver fue tu primer día y la verdad no sé si estás vivo o muerto––dice en forma de burla el padre de Oliver.

––¡Ay!, ya ni me digas nada, es demasiado pesado, pero lo soportaré––comenta Oliver adolorido.

––Hola padre––Dice con frialdad William mientras baja las escaleras del estudio.

––Hola hijo, ¿cómo fue tu noche? ––saluda a su hijo mientras bebía su taza de café y leía el periódico.

––Al fin se levantó la decepción. Dice una voz en forma de burla. William mira a su alrededor y ve a su hermano George y le responde––¿Cómo es posible que aún sigas de mantenido?  supuestamente eres un futbolista de primera clase, ¿no? ––.

––Cállate, al menos soy alguien que da orgullo a nuestra familia, no como otro––. En ese momento el padre para la discusión entre hermanos hablando acerca lo que harán hoy.

––Yo descansaré aquí, al fin es domingo 26 y debo estar bien para mi partido del miércoles 29 con el Manchester––Dice George orgulloso.

––Pero si ni siquiera juegas, desperdicias tu tiempo calentando banca––Dice William entre risas.

––¿Cómo es que no te has ido lejos de casa? ––Dice enojado.

Una voz con autoridad regaña a George. ––Perdón abuela, no volverá a suceder––Dice George mirando hacia William.

––William, ve a desayunar y a hacer tus cosas––Comenta la abuela con voz suave y dulce.

––Lo haré abuela y seguiré con lo mío––Dice William mientras va a la cocina. Después de una mañana demasiado tensa, William subió a su recámara a seguir practicando para el torneo estatal de dibujo que se llevaría a cabo el 6 de octubre.

Ya estando arriba, William, ve su habitación y nota que estaba demasiado desordenada a lo que el mismo se dice––¿Quién pensaría que mi habitación también es un desastre?––Dice un poco desanimado y empieza a recoger su habitación.

––Hola Ryan, ¿Cómo estás? ––Dice Daisy por teléfono demasiado alegre.

––Hola Daisy, estoy muy bien, la duda es ¿Cómo estás tú? ––Pregunta Ryan un tanto preocupado.

––Estoy bien, si es por lo de ayer, no hay nada de qué preocuparse, solamente fue una bajada de presión por los juegos de la feria––Responde Daisy con suavidad.

––Oye quería preguntarte si hoy tenías planes, es que pensé si tal vez podríamos salir a ver una película––Decía Ryan medio tartamudeando. Daisy, se queda pensando y recuerda que tenía una salida pendiente con William a las 7:30 en Castlefield, pasaron unos instantes y ella respondió––La verdad es… que, sí tengo unos planes con mis padres, aunque me gustaría ir, pero debo de estar con ellos, ¡lo prometí! ––. En la mente, a Daisy le comía la culpa, pero sabía que era necesario verse con William esa noche para aclarar ciertas cosas que habían sucedido en esos días.

Eran las 7 de la noche, William se preparaba en su habitación para ver a Daisy; estaba poniéndose su mejor ropa para dar la mejor impresión; fue a verse al espejo y se sintió un poco raro, ya que la última vez que hizo esto fue en tercero de secundaria con Hazel y después de eso nunca se volvió a arreglarse así para ver una persona. Terminando, bajó las escaleras y vio a su padre, de inmediato le preguntó qué ¿a dónde iba? ––Padre iré a Castlefield a hacer unas cosas––El padre solamente lo desairó, William lo supuso como un “está bien” y salió por su auto y tomó camino a Castlefield.

Mientras tanto, Daisy se estaba arreglando; mira su celular y ve que eran las 7:20 a lo que empieza a apresurarse. Después de 5 minutos, ya estaba arreglada, toma su moto y emprende su camino a Castlefield; no iba a durar mucho, ya que estaba cerca de donde vivía.

Los dos se encontraron en la calle Bridgewater como habían acordado justamente a las 7:30 de la noche. Era una noche con un clima demasiado fresco y empezaba anochecer, aparecían las estrellas en el cielo de Manchester, era reconocido mundialmente por el cielo nocturno, especialmente en Castlefield.

––Hola Daisy, ¡qué bueno verte!––Dice William con un tono alegre.

––Hola William, igualmente, me da gusto verte––Responde Daisy con suavidad.

Ambos se dirigen al centro de Castlefield a buscar un buen lugar para hablar y beber un buen café. Después de ver varias opciones encontraron el lugar indicado para empezar a hablar.

––Sinceramente no sé por qué estamos aquí––Dice William con una risa nerviosa.

––La verdad es que sí, es un poco raro que saliéramos nosotros dos solos a un café para hablar––Responde Daisy un tanto seria.

Ambos mantienen un silencio rotundo hasta que llega el camarero y pregunta––¿Están listos para ordenar? ––. Ambos responden que sí y William. - Daisy tú ordena primero.

––Camarero, ¿me puede traer un café de caramelo? si es tan amable––Dice con una suavidad, que incluso, el camarero se sonroja. ––En un momento le traigo su café––. Dice.

––Y Usted joven ¿Qué va a querer? ––Dice el Camarero todavía sonrojado por Daisy.

William responde ––Para mí será un frappé de moka grande––.

 El camarero se va y William y Daysi comienzan a hablar sobre ciertas cosas hasta que salió el tema de la Feria.

––Daisy… ayer pasó algo que simplemente no puedo… dejar de pensar––Dice William nervioso.

––Es que… yo también quería hablar acerca de ello––Responde Daisy un tanto sería.

––Bueno iniciaré––Dice William tomando un poco de aire y empieza a hablar––Hemos pasado demasiado tiempo conviviendo y eso generalmente es porque Ryan te lleva con nosotros a todos los lugares que vamos y eso ha hecho que crezca nuestra amistad aún más; para ser sincero, eres con la que me llevo mejor de las novias de mis otros amigos y es que eres una persona súper sociable y amable. En estas últimas semanas por ciertas circunstancias nos toca vernos en varios lugares y llegan a pasar momentos demasiados raros; a lo que voy, es que lo que pasó ayer en la feria no lo sentía desde hace varios años y pensé que no lo iba a volver a sentir… Daisy, creo que me gustas––.

En ese momento cuando William le dijo todo eso, Daisy quedó pasmada, por lo que acababa de escuchar; no lograba comprender lo que le dijo William, pero ella ya tenía una decisión sobre eso y estaba a punto de decirle cuando llega el camarero…

––Jóvenes, aquí está su orden––. Dice interrumpiendo a Daisy. Ambos reciben sus órdenes y empiezan a tomar sus bebidas; William pregunta a Daisy

––¿Qué me ibas a decir hace un momento? ella responde––. Ahorita te digo, primero disfrutemos de nuestras bebidas; al terminar sus bebidas empiezan a retomar la plática poco a poco hasta que llega un punto que era inevitable decirlo. Guardaron silencio por un momento y decide hablar del tema Daisy.

––William, eres alguien increíble y eres muy buena persona, fue lindo lo que dijiste, pero esto no puede suceder––. Dice apenada y ella prosigue ––Amo a Ryan, me caes bien y esos momentos que pasamos juntos es por mi forma de ser no quiero perder a un amigo ni a Ryan, lo lamento, pero no puedo corresponder a estos sentimientos espero que algún día encuentres a esa persona que te falta––. Fue un silencio rotundo.

––Daisy… te entiendo sé que está mal y no debe pasar––. Dice William decepcionado.

––William, debemos mantener esto en secreto, nadie debe de saber lo que sucedió por tu bien––. Dice Daisy con una voz preocupada.

––Sí, está bien.... haré eso y olvidaré esto que siento––. Responde William con voz triste.

Ambos salen del café y se despiden con un abrazo, Daisy dice ––No estés triste, algún día encontrarás lo que te falta––. Se voltea y empieza a caminar hacia al final de la calle, William solo la ve caminar hasta no verla y va de regreso por su auto para regresar a casa después de un mal día.

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