45. Cita y recital

Maratón 7k (1/2)

Miro por millonésima vez mi atuendo. El vestido granate de Kira me queda a la perfección y resalta bastante mi cintura. Que hablar del escote, yo no me sentía muy cómoda con él, pero mi amiga insistió tanto que accedí y me terminó convenciendo cuando me lo probé.

Paso mis manos por la suave tela, luego por mi cabello y finalmente busco mis tacones negros para ponernos y voy por el pequeño bolso del mismo color.

Escucho el timbre y me apresuro a bajar las escaleras con estos gigantes e incómodos tacones. Definitivamente lo mío son las zapatillas.

-¡Yo papá! tú no. Yo voy, bajando voy, no abras tú, es para mí -grito nerviosa mientras intento bajar las escaleras.

Abro la puerta y encuentro a Tyler con un hermoso ramo de rosas rojas. Miro detrás de estas y me doy cuenta de lo guapo que se ve con traje.

-Gracias -digo cuando recibo las flores- te vez muy bien. Ven, pasa -me hago a un lado y le hago una seña para que avance.

Cierro la puerta detrás de él. Y lo hago pasar a la sala.

-Tú también te vez muy bien -dice y me da una mirada completa, deteniéndose un poco más en mi escote y me sonrojo-. Demasiado diría yo.

Nos sentamos en el sofá y nos miramos por un momento.

-Aún quedan dos horas. Nos podemos ir en una hora y media más y llegamos puntual.

-Andy me prestó su carro, por lo que no tendremos problema -confirma mis suposiciones.

-Que bien que tengamos tiempo -llega mi padre aplaudiendo escandalosamente y sentándose en medio de ambos.

-Papá no...

-Y dime, Tyler -me interrumpe y carga la voz cuando nombra al chico-. ¿Qué intenciones tienes con mi hija?

-Las mejores, señor Johnson. Lo único que quiero es que sea feliz -le responde y me sonrojo no esperando esa respuesta.

-¿Bueno vamos? -Intento interrumpir la incómoda conversación-. Papá, debemos llegar antes para conseguir lugar.

-Acabas de decir que queda una hora y media. Además, las entradas de los recitales tienen número -se defiende- ¿acaso querían esperar con besitos y caricias?

-¡Mamá! -intento buscar ayuda, mientras Tyler solo ríe de la situación. Mi progenitora aparece por el marco de la sala y se alegra cuando ve a mi cita.

-Tyler cariño, qué guapo te vez.

Si, sí. Lo mismo dije ma, ahora ayúdame a sacar a papá de aquí. Le hago una señal hacia mi padre y comprende todo, sabiendo lo celoso que puede llegar a ser con los chicos que salgo.

-Amor, ¿me ayudas en algo por favor? -le dice esta y el solo la mira- Ahora.

Mi papá asiente entre regaños silenciosos y nos deja solos. Mamá me da un guiño antes de salir de la habitación.

-Podemos irnos y esperamos en las bancas fuera de teatro. Es un lugar muy bonito -propone Tyler y accedo.

Dejo las rosas en un frasco con agua y tomo mi chaqueta de cuero para salir junto a Tyler y subirnos al carro de Andy para irnos a nuestro preciado destino.

Durante el camino estuve muy nerviosa. No sé si por el hecho de ser primera vez que voy a un recital, o por mi cita con Tyler. Creo que es una mezcla de ambos.

Llegamos a un lindo teatro blanco de dos pisos con grandes ventanales. Estaba junto al lago y poseía un amplio estacionamiento, donde aparcamos el carro y nos bajamos para sentarnos en las bancas que había nombrado Tyler, las cuales daban vista a las tranquilas aguas de primavera.

Nos quedamos conversando de temas variados como la alegría que sentimos al terminar los exámenes finales -aunque falta lo más importante que son los resultados-, si es que habíamos venido antes aquí, o simplemente de la hermosa vista que nos brindaba la noche.

Suena la alarma de mi celular que puse mientras viajábamos para no pasarnos de la hora, y nos ponemos de pie para caminar hacia la entrada del lugar. Tyler le pasa los boletos al guardia y un asistente nos indica nuestros asientos, que por cierto era de las mejores posiciones.

El teatro era hermoso por dentro. Las butacas iban hacia arriba, dejando así ver a todas las personas que asistan. El escenario estaba adornado con algunas cortinas rojas y cafés que le daban un aspecto antiguo, pero al mismo tiempo moderno, y luces por todas partes. En el centro de este una gran cantidad de violonchelos, un violín y un piano, que de seguro es para acompañar un poco el sonido.

Miro a Tyler quien me observaba desde antes y le regalo una de mis mejores sonrisas para que sepa lo genial que la estoy pasando, siendo que ni siquiera ha empezado el recital.

-Te vez muy tierna cuando te emocionas -dice con una pequeña risa entremedio.

Las cortinas se cierran para abrirse dos minutos más tarde con todas las personas ya ubicadas en sus instrumentos.

Tyler toma mi mano y la entrelaza con la suya, haciendo que una alegría inunde mi cuerpo.

Los músicos comienzan a tocar y miro nuestras manos enlazadas. Una sonrisa se me escapa y me dejo llevar por el hermoso momento.

Emily estaba tan concentrada y relajada por la melodía que no soltó en ningún momento mi mano. Me quedo observando a la chica por un largo rato mientras la música del fondo acompañaba mi visión.

Vuelvo la cabeza hacia el escenario y un montón de recuerdos de mi madre se vienen a mi mente. La nostalgia se apodera de mí, y mi garganta comienza a doler del nudo que estoy guardando en ella. Aunque hayan pasado 12 años desde su muerte, sigue doliendo.

Emily a mi lado, aprieta nuestras manos y giro hacia ella y me doy cuenta que notó mi estado. Asiento indicándole que todo está bien y me sonríe haciendo que el nudo se valla. Me acomodo en la butaca para quedar más cerca de ella y me copia para afirmar su cabeza en mi hombro. Acción que siempre me fascina.

Nos quedamos así las 2 horas hasta que la función acabo. No fue todo el tiempo escuchar la dulce melodía del violonchelo, ya que de repente salía una mujer con un vestido de seda acompañando los instrumentos con suaves movimientos de baile.

Bajamos hasta la base del teatro, para salir por un lado de este.

La noche caía y una hermosa luna y estrellas adornaban el cielo nocturno. Recuerdos de la noche del cumpleaños de Emily inundan mi mente de felicidad. Aun no entiendo como una chica logra hacerme sentir estas cosas. Nunca nadie lo había hecho como ella.

La ayudo a poner su chaqueta sobre sus hombros y tomo su mano para comenzar una relajada caminata al carro de Andy. Agradezco que me lo haya prestado, dado a que sería muy incómodo ir tan elegantes sobre una motocicleta.

-Gracias -habla de manera suave y rodea mi brazo con los suyos, sin soltar nuestras manos- la pasé increíble.

-Aún queda -digo y levanta la cabeza- ¿creíste que la cita solo sería esto? Tú te mereces mucho más que un simple recital de violonchelo.

-¿Que más tienes?

-Una cena en uno de los mejores restaurantes de la ciudad.

Subimos al carro y manejo hasta el local que me recomendó mi padre. Escogí ese de todas las opciones que me dijo, ya que posee mucha vegetación en su interior y, de lo que he podido notar, a Emily le gusta mucho la naturaleza.

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