38. Nuevo omega
Decidido. Hoy es el día.
Abro el cajón de mi mesita de noche y saco la carta de mi abuelo, la cual tomo con sumo cuidado de romperla, ensuciar o simplemente doblar una pequeña esquina. Es lo único que tengo de él.
Abro con delicadeza y paciencia el sobre para no dañar el contenido, y lo retiro lentamente para quedar con la presida hoja en mis manos.
No se me ocurre ninguna idea de sobre lo que puede decir. Quizás no sea nada importante y simplemente me estoy haciendo ilusiones sobre que Roody me dejó dicho algo importante.
Desdoblo la carta y observo por encima la caligrafía antigua de mi abuelo que tanto me gustaba de pequeño. Me llenó de nostalgia ver aquella especial forma de cada letra, que llevaba un poco más de tiempo hacer que la letra simple de un adolescente.
Tomo un gran respiro antes de comenzar a leerla.
Tyler. Mi nieto querido:
Iba a comenzar, pero mi lectura se vio interrumpida por el rington de mi móvil. Miro la pantalla y es una llamada de mi padre.
—¿Si? —contesto mientras vuelvo a doblar la carta para guardarla.
—Tyler, que bueno que contestas —comienza a hablar del otro lado de la línea— Pasa que debes venir al pueblo. Necesito de tu ayuda.
—¿Al pueblo? —Afirma con un sonido— ¿Cuando?
—Lo antes que puedas —finaliza antes de colgar.
Bueno, la carta será para otro momento.
Me pongo mis zapatillas y bajo para tomar las llaves de mi motocicleta y partir mi camino al pueblo.
Una vez que llego al mini-reino de mi padre, saludo a los guardias de la entrada que ya me conocen de memoria, y entro para caminar por el largo pasillo hasta la oficina de mi progenitor.
—Aquí estoy —digo apenas abro la puerta, pero me callo cuando noto que no está solo en la habitación.
—Hijo, él es Alvin Cross. Un solitario Omega producto de los pocos sobrevivientes de un ataque de manada. Ha estado años buscando una para integrarse.
Vaya, hace tanto que no escuchaba hablar de los omegas. Estos son lobos que se han quedado solos o han sido echados de su manada. Generalmente, o son muy vulnerables o tienen gran tendencia a traicionar a los demás lobos una vez que se quedan aislados. Por eso para aquellos más indefensos es importante buscar una manada. Se pueden diferenciar, ya que el color de sus ojos es un azul brillante, a diferencia del naranja/amarillo de los betas.
—¿Hace cuánto buscas manada? —le pregunto al chico.
—Hace dos años. Me vine a esta ciudad con la excusa de estudios, porque escuché maravillas de esta manada. Es de las mejores en el mundo —responde y miro a mi padre.
—Tranquilo. Lo hemos estado analizando y no tiene ningún índice de que nos vaya a traicionar —responde mi inquietud y asiento con inseguridad.
—Y me llamaste porque...
—Necesito que seas su guía en el pueblo, le indiques las zonas de seguridad, muestres las casas en donde puede entrenar y le cuentes sobre el ataque que viene, solo para que esté preparado.
—¿Ataque? —pregunta el chico a mi lado alterándose un poco— No por favor, acabo de salir de uno.
—Tranquilo. Uno, no es seguro, y dos, todos en este pueblo están lo suficientemente preparados y acostumbrados a esos ataques, por lo que tenemos un 90% de que salgan todos los habitantes ilesos.
—Eso espero.
—Todos esperamos eso —Agrega mi padre—. Ahora no pierdan más tiempo y vayan que tienen mucho de qué hablar.
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