36. Perdones y reconciliaciones

Me siento junto a Tyler en nuestra mesa habitual de la cafetería. Luego llega Kira junto a Sebas conversando de la futura fiesta y finalmente, Mathias con algo de timidez.

-Deberíamos invitar a Alvin a la fiesta de Halloween -dice Kira una vez que se sienta.

-¿Quién? -Pregunta Tyler.

-Se notó poco que te pareció guapo -habla con sarcasmo Sebas- Alvin, el chico universitario que se aloja en la casa de Emily -Le responde a Tyler.

-Cierto -dice recordando cuando les conté- ¿Cómo lo conoce Kira?

-Lo vimos en un café -Dice mi amiga.

-Hablando de la fiesta de Halloween... ¿ya tienen sus disfraces? -Me uno a la conversación. Todos niegan a excepción de Mathias, que solo escucha "disimuladamente" lo que decíamos- Queda apenas una semana. Propongo que mañana, viernes, los vayamos a comprar juntos.

-Me parece perfecto -se anima Kira-. Día de shopping con mis amigos.

-Yo aún no sé de qué me quiero vestir, pero cuenten conmigo -Dice Tyler.

-Para eso vamos todos juntos -habla Sebas- Para tener opiniones externas.

-Genial -Tomo un sorbo de mi jugo de frambuesa- ¿Después de clases?

Todos asienten y mi vista se desvía hacia mi mejor amigo que solo observa su plato de comida lleno.

-Math, tú también puedes ir -le dice Kira.

-Pero solo -le sigue el rubio y todos entendimos a lo que se refería.

-Sí, tranquilos. Gracias.

-No nos agradezcas. Somos tus amigos y no te dejaremos a un lado -digo para finalizar.

-Si...

Justo en ese momento suena el teléfono móvil de Mathias. Como estaba encima de la mesa, todos en ella -curiosos- posan su vista en él, para darnos cuenta que es una llamada de Miriam.

Inconscientemente miro hacia Tyler que solo quita la vista y se acomoda en la banca incómodo. Mi mejor amigo toma el teléfono y simplemente lo bloquea para que deje de sonar. Todos nos sorprendemos.

-¿No vas a contestarle a tu novia? -dice Kira, y es cuando recuerdo que a ella si le agrada.

-Estoy comiendo -dice algo molesto antes de tomar la primera cucharada de su puré de papas.

Todos nos miramos extrañados por su actitud, incluyendo a Tyler.

Decidimos ignorarlo y seguir con nuestro almuerzo.

(...)

-Llegué ma -grito y cuelgo mis llaves en el llavero junto a la puerta.

Subo las escaleras y me dirijo hacia mi habitación. Entro y lanzo mi bolso hacia una esquina, y quito mis sandalias, para recostarme un rato en la comodidad de mi cama.

Iba, ya que mis planes se vieron interrumpidos por Mathias, quién hace que me sobresalte al verlo sentado en mi cama dándome la espalda con ambas manos cubriendo su rostro. Miro hacia la ventana que estaba abierta, por lo que deduzco que debió entrar por ahí.

-¿Mathias? -intento llamar su atención acercándome despacio hacia él.

Este, al oírme, se pone de pie con los ojos llenos de lágrimas y corre hacia mí para darme un abrazo tan fuerte que pude sentir los latidos de su corazón chocar con mi pecho. Se lo devuelvo extrañándolo.

-Mathias, tranquilo. ¿Qué pasó? -Lo alejo un poco preocupada para mirarlo.

-¿Por qué eres así? -Dice lloriqueando- ¿Por qué a pesar de cómo te he tratado te sigues preocupando por mí?

-Porque eso es lo que hacen los verdaderos amigos. A pesar de todo nunca te abandonan -lo invito a que se siente para que podamos hablar más tranquilos.

-Lo lamento... Fui un tonto, muy tonto. Lo siento tanto Emily. Tuve tanto miedo de perderlos, solo me lo imaginaba, pero ha llegado a un punto en que se estaba haciendo real -llora. Me da tanta lastima verlo de esa manera- En serio, perdóname por favor yo solo...

-Está bien, está bien -le corto sabiendo que en realidad está arrepentido- Tranquilo, te perdono.

-No, no me lo digas así. No merezco tan fácilmente tu perdón. Dime que puedo hacer para remediar todo esto.

-Nada, no debes hacer nada. Pero al que debes pedir disculpas no es a mí. Y tú lo sabes.

-Lo sé. Gracias -dice para finalizar-. Te quiero mucho.

-Igual yo -lo abrazo y este me lo devuelve enseguida.

Una ola de felicidad llena mi cuerpo. Al igual que Mathias, tuve el miedo de perder a mi mejor amigo y ahora, puedo relajarme un poco al saber que eso no pasará.

-Y... Hay algo más -dice interrumpiendo nuestro abrazo, y asustándome por la forma en que lo dijo- Yo... Como decir esto...

-Dilo, calma.

-Dejé embarazada a Miriam.

-¿¡QUÉ HICISTE QUE!? -me paro alterada de un salto, pero intento relajarme al darme cuenta que se asustó por mi reacción-. Por favor dime qué es una broma -me vuelvo a sentar a su lado nerviosa.

-Lamentablemente no lo es. No sé qué voy a hacer, tengo apenas 18 y ella 20. Somos muy jóvenes aún para tener un bebé y no sé cómo decírselo a mi madre -habla con algo de desesperación.

-Tranquilo, veremos cómo resolver... Espera. ¿Perdiste la virginidad con ella? -Asiente triste- ¿Qué tiene ella que te hace hacer tantas locuras? -suelto con un poco de furia.

-No lo sé, solo me deje llevar y termine con algo peor. Un futuro bebé.

-¿Estás seguro que es tuyo?

-Como no lo estaría -dice y me encojo de hombros.

-No tiene mucho aspecto de que sea de un solo hombre -Mathias solo me mira- Pero bueno, ahora vamos a ver cómo se lo diremos a tu mamá y como resolveremos todo esto.

-Gracias. Eres la mejor.

-Lo sé.

-Adiós, te dejo descansar -dice para despedirse de un beso en la mejilla y trepar ventana afuera para cruzar hasta la suya.

Mathias padre...

Ay Dios. No me lo quiero ni imaginar.

Aun así, algo me dice que ese bebé no es de él.

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