30. Cancelación y universitario

Peino mi cabello con una pequeña trenza la cual conecto hacia el lado con unos pocos mechones de pelo de la parte de atrás. Aliso mi falda, me pongo los pequeños tacones y tomo mi bolso para bajar las escaleras hacia la sala a esperar.

Es la segunda cita no oficial que tengo con Tyler. Esta vez decidimos ir a un lugar más seguro que una feria de Halloween para evitar accidentes. Iremos al cine a ver una de las nuevas y mejores películas de acción.

Siento como mi celular vibra en mis manos para notar que es una llamada de Tyler.

—Hola, ¿paso algo? —hablo sin intentar sonar tan desesperada o impaciente.

Eh... Si —lo oigo algo nervioso— No podré salir contigo hoy.

Auch.

—¿Paso algo muy grave? —tomo mi bolso y vuelvo a subir a mi habitación.

No, tranquila. Es solo que se me presento algo de suma importancia a la cual no puedo faltar. Lo lamento. —Okey, esto me dolió más de lo que creí que podría. No digo nada, ni pido más explicaciones— Emily ¿sigues ahí?

—Eh... si, sí. Adiós —corto. Creo que fue lo peor que pude hacer.

Una pequeña rabia combinada con tristeza se apodera de mi. Me quito los zapatos y cambio la falda por un cómodo pantalón de chándal y me recuesto de espalda sobre la cama.

Mi teléfono vuelve a sonar indicando que es Tyler.

—¿Hola? —respondo intentando restarle importancia a lo ocurrido.

¿Estás bien? Cortaste.

No, mira que me encanta que el chico que me gusta cancele nuestros planes.

—No, tranquilo. Está bien. Si es importante, es mejor que vayas a lo que tengas que hacer. Lo dejaremos para algún otro día. Tengo que hacer, lo siento —le vuelvo a cortar.

Dejo mi teléfono en silencio y lo guardo en el cajón de mi mesita de noche. Me quedo en la misma posición hasta que lleguen mis padres para bajar a comer.

Hoy es viernes y tengo la opción de ir a casa de Sebas -donde se iban a juntar hoy- pero mi ánimo decayó completamente, por lo que decido quedarme en casa.

—...Tengo que hacer, lo siento—. Me corta sin ni siquiera dejarme hablar.

Definitivamente la hice enojar, ya que si se supone que íbamos a salir no debería tener nada que hacer ahora. La llamo otra vez pero no responde, así que decido dejarlo para cuando se calmen las cosas.

Estaciono mi motocicleta y camino hasta el mini-reino de mi padre, quien me llamó urgentemente por asuntos de mi futuro gobierno.

Ahora entiendo a mi padre cuando debía ir con el abuelo casi todos los días. Espero que sea algo realmente importante, porque me arrepiento muchísimo de haber cancelado mi salida con Emily.

Que no daría por pasar todo momento con ella.

(...)

Cuando llego el lunes al instituto saludo a Emily para ver cómo sigue con lo del otro día. Me saludó como si nada, pero logré presentir algo de rencor en ella.

—¿Estas bien? —le pregunto para que solo ella escuche. Me observa— Digo por lo del viernes. Te volví a llamar y no contestaste más.

—Me quedé dormida. Pero como te dije, no pasa nada, será para otra ocasión —baja la mirada y la vuelve a subir tímidamente—. ¿Cierto?

—Las veces que quieras —le sonrío y tomo suavemente su mentón para depositar un dulce beso en su frente.

—Ya par de tórtolos —interrumpe Sebas— es momento de ir a clases.

Acomodo el bolso en mi hombro y camino junto a mis amigos hacia nuestra primera clase de la semana.

A la hora del almuerzo tomo mi respectivo plato de fideos que, según Sebas están deliciosos.

—En serio, está buenísima —oigo decir a Mathias apenas me siento.

—¿Quién? —pregunto sentándome junto a Emily.

—Una chica que conoció Math en una fiesta —me responde Kira mientras rizaba sus pestañas, mirándose en la pantalla de su movil.

—¿Tienes alguna foto por ahí? —le pregunta la chica a mi lado.

—La de WhatsApp —Mathias toma su teléfono y pone la foto de la chica. La muestra y cuando la voltea hacia mí, un caos se forma en mi interior.

Miriam.

—Tampoco está tan mal —me dice el rubio sacándome de mi transe. Lo miro— Te pusiste pálido.

—¿Ocurre algo? ¿La conoces? —me pregunta Emily en privado pero la ignoro.

—Mathias, amigo. Esta chica no te conviene. Se lo que digo —digo con seriedad— No es lo que crees que es.

—¿Por qué? ¿La conoces?

—Si —suelto un suspiro— Es mi ex novia. Y me hizo mucho daño, el cual te puede hacer a ti —Emily pone una mano en mi brazo en forma de apoyo, ya que nota mi dolor, pero puedo sentir algo de sus celos, los cuales no debe haber, ya que la única persona que me gusta es ella.

—Tyler, no por tus malas experiencias significa que a él le harán lo mismo —me responde Kira.

—No seas así Kira. El solo trata de ayudar. Nadie sabe qué fue lo que pasó —me defiende Em.

—Bueno, será mi error. Me parece una persona increíble —vuelve a hablar Mathias.

—Haz lo que quieras —digo un poco frustrado para continuar todo el almuerzo callado.

Llego a mi casa luego de un agotador lunes. Me pareció bastante extraño ver el carro de mamá en la entrada, ya que a estas horas debería estar trabajando.

Apenas pongo un pie dentro, oigo unas voces hablar en la cocina. Reconozco una como la de mamá, pero también hay una masculina que nunca había escuchado. Dejo el bolso a un lado de la puerta y me dirijo hacia el epicentro del ruido.

Cruzo el marco de la cocina y recibo una mirada de cuerpo completo por parte de un chico con una barbilla bastante marcada. Hago lo mismo. El desconocido estaba sentado en la isla de la habitación, frente a mi madre con unos papeles en la mesa.

—Hola mamá, hola... extraño que no sé porque está en mi casa —Digo acercándome a mi madre y plantando un pequeño beso en su sien, para luego tomar una manzana del frutero y posicionarme detrás de ella.

—Emily, hija. Él es Alvin, un universitario que se quedará a vivir aquí con nosotros por un tiempo, ya que sus estudios los terminará aquí.

—¿Y dónde dormirá? O mejor dicho, ¿hace cuánto tenían planeado esto? ¿Y por qué ahora? El periodo de clases ya terminará.

—Haber hija —comienza a hablar mi mamá al darse cuenta de todas mis preguntas— Dormirá en la habitación que está junto a la tuya, esa que estaba llena de cosas viejas, que junto a tu padre nos encargamos de vender y regalar. Lo teníamos planeado de hace 3 meses, y llega ahora porque debe hacer todas las inscripciones antes, ya que es su tercer año y para que se adapte a la ciudad. Se quedará por 2 años, hasta terminar su carrera.

—Tranquila... ¿Emily? —Asiento— lo menos que haré será molestar.

—Okey. Voy a descansar —muerdo la manzana llevándome un gran trozo a la boca— Un gusto Alvin.

Subo a mi habitación y mando un mensaje en el grupo de WhatsApp con mis amigos para contarles sobre lo sucedido, a lo que sus respuestas fueron:

"¿Juega fútbol?" Por Mathias.
"¿Es guapo? ¿Tiene carro?" De Kira.
"¿Dormirá con ustedes?" Tyler.
"¿Alvin, como el de Alvin y las ardillas?" Envía Sebas.

Y mis respuestas fueron "No sé, apenas hablamos", "Un poco y no lo sé", "Si, en mi habitación vecina" y "Si Sebas, como la película..."

Luego de unos minutos recostada en mi cama, oigo dos golpecitos en mi puerta, la cual estaba abierta. Giro mi cabeza y noto al chico de antes apoyado en el marco de mi habitación.

—No nos pudimos presentar bien ahí abajo —dice y yo me pongo de pie para caminar y quedar frente a él—. Alvin Cross —Me extiende la mano.

—Emily Johnson —le estrecho su fuerte y gran mano— espero nos llevemos bien.

—Debemos. Nos veremos la cara por dos años a partir de hoy —me encojo de hombros— Bueno adiós, iré a desempacar.

—Bienvenido —le digo una vez que sale de mi habitación. Se voltea y me sonríe antes de entrar a su nueva habitación.

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Gracias por los 300 ojitosss!

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