26. Noche estrellada (Cumpleaños II)

Agradezco que le haya gustado el obsequio. Quizás no fue mucho, pero si tiene un gran valor sentimental y significativo.

Está manufacturado con "plata de lobo" que le suelen llamar, que es aquella que usamos para construir nuestras armas, las cuales son un poco más firmes que las de plata común. Y el lobo del centro, lo hizo la abuela de Andy para que Emily tuviera una parte de mi verdadero yo siempre con ella.

Observo como Emily ingresa a la piscina bajando por los grandes peldaños y es inevitable bajar la mirada a su trasero. Quizás no es muy voluminoso, pero si perfecto para mi vista.

—¿Iba enserio eso de que no te bañarás Tyler?—me pregunta Sebas desde dentro del agua. Yo solo encojo los hombros.

Me puse mi short de baño pero aún no me quito la camiseta. No pretendo estar sin ella, dado a que no sería muy cómodo que mis amigos vieran mi cuerpo lleno de cicatrices. Pensé incluso entrar con ella puesta, pero sería molesto tener ropa adherida a mi cuerpo por culpa del agua, por lo que preferí sentarme en una reposera y ver como mis amigos disfrutaban de la frescura mientras yo me asaba con le sol.

—Vamos Tyler—me anima Kira— El agua está deliciosa, ahí afuera estas a todo sol. Te vas a acalorar muchísimo.

—Exacto. Por lo menos ven a la orilla y refréscate los pies —Dice Emily saliendo de las profundidades. Lo pienso.

—Si es por eso de que te complicas por tu cuerpo, tranquilo. No te diremos nada malo. Sea lo que sea —se sienta Mathias en una de las orillas de la piscina. Lo pienso aún más—. Puedes confiar en nosotros. Pero si te incomoda no hay problema, aceptaremos tu decisión.

Tienen razón. Son mis amigos y no debo porque avergonzarme ante ellos. Además, si quiero que la chica que me gusta me conozca mejor, debe saber cuáles son mis defectos y complicaciones, ¿no?

Me pongo de pie y me volteo para quitarme la camiseta. Siento el calor de los cuatro pares de ojos puestos en la cicatriz que abarca toda mi espalda. Cicatriz que no solo fue física, sino que también emocional. Esta es un motivo por lo cual nunca olvidaré la traición de Miriam.

Me volteo y todos quitan sus miradas a excepción de Emily.

La chica al darse cuenta que lo note, se le sube la sangre a sus mejillas y mira rápidamente hacia otro lado, gesto que me pareció bastante tierno.

Veo como Tyler ingresa al agua en cámara lenta como todo un Baywatch, mientras aprecio sus marcados abdominales. Y de paso curiosear un poco todas esas cicatrices.

Ya había visto a Tyler sin camiseta, pero creo que es primera vez que me detengo a observar su cuerpo en vez de preocuparme por su estado de ánimo.

Nos bañamos durante cinco horas, saliendo de vez en cuando al sol o al baño. Tyler al principio estaba incomodo, pero luego de un rato se olvidó de todo al igual que nosotros y nos divertimos. Me alegra saber que todos mis invitados la pasen de maravilla.

Caliento agua en el hervidor y saco cinco tazas para que nos tomemos un té para calentar nuestros cuerpos del último baño, que fue cuando el sol ya se había ocultado.

Una vez lo acabamos, nos quedamos conversando un rato para luego ir a nuestras respectivas habitaciones.

Ordeno la ropa que me acabo de quitar, la pongo a los pies de la cama y abro esta para sentarme en ella. Mathias mágicamente apenas se acostó se durmió -con ropa y todo- pero yo, al ponerme la pijama y lavar mis dientes desperté un poco.

Oigo de lejos un sonido y agudizo mi audición de lobo para escuchar mejor. Es Emily. Escucho la puerta de entrada cerrarse y es cuando decido ponerme la sudadera y salir de la casa detrás de ella.

Apenas doy un pie fuera, siento la tranquila brisa nocturna de primavera. Aquella que no es ni cálida ni fría.

Visualizo la cabellera de la chica en el respaldo de un banco blanco de madera, y se hace a un lado cuando se da cuenta de mi presencia.

—¿Puedo? —Hago una señal al espacio vacío a su lado. Emily asiente y vuelve su vista a las estrellas.

Me siento junto a ella y dirijo la vista al hermoso y brillante cielo nocturno.

—Amo esto —Comienza a decir con una voz suave y yo la miro— Me encanta venir al campo y ver las estrellas, ya que al estar lejos de las luces de la ciudad brillan muchísimo más.

—Son hermosas, al igual que la luna —Ella asiente y apoya su cabeza en mi hombro. Hago lo mismo, colocando mi mejilla en su cabeza.

—¿Qué piensas sobre estos astros? ¿Crees que tengan algún otro significado? —pregunta aun mirando el cielo.

—Mi madre me solía decir que la luna somos nosotros, y que cada estrella que ilumina nuestro oscuro cielo son las personas que amamos... —Digo con algo de nostalgia al recordar a mamá a mi lado mientras veíamos las estrellas.

—La extrañas mucho, ¿verdad? —Quita su cabeza de mi hombro para mirarme directamente a los ojos, con los suyos esmeralda brillando por el reflejo de la luz natural del cielo.

—Más de lo que te imaginas. Solo piénsalo, apenas pude estar y crecer con ella seis años. El resto tuve que hacerme independiente, ya que mi padre estaba muy ocupado con sus trámites.

—Eres una persona muy fuerte. Se ve que has pasado por muchas cosas malas. Emocionales y físicas —Dice lo último refiriéndose a mis cicatrices— No te pediré que me cuentes por todo lo que pasas, pero solo quiero que sepas que a pesar de todo estaré a tu lado cuando me necesites.

—Gracias... Enserio. Y sabes que también puedes contar conmigo para lo que sea.

Se me acerca y me da un fuerte abrazo. No bastan más palabras de las que acaba de decir para hacerme sentir bien. Esto es una de las cosa que más me gustan de ella, el lograr que mi corazón de mil vueltas.

Me separo y tomo su rostro con ambas manos.

—Me gustas. Me gustas mucho tú y tu encantadora forma de ser —Me mira sorprendida ante mi confesión—. Quiero que sepas que te quiero —No le doy ni tiempo en responder, dado a que uno nuestros labios en un apasionado pero tierno beso.

Emily se acomoda y queda sentada sobre mí con ambas piernas a los lados de las mías, sin separar nuestros labios. El beso se suaviza y pone sus manos detrás de mi espalda, donde una de ellas sube por mi nuca hasta quedar enredada en mi cabello, haciendo que un montón de sensaciones se apoderen de mí. Realmente me sorprende lo que esta chica puede llegar a causarme. Y mucho más fue cuando nos separamos para tomar aire y pronunció esas palabras que dieron vuelta en mi corazón y que abrieron una esperanza para volver a creer en el amor.

—Yo también te quiero, Tyler.

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