Salgo de mi primer entrenamiento de alfa. No fue estricto, ya que al principio se debe comenzar con luchas suaves y más con clases teóricas sobre cómo gobernar.

Antes de irme a casa, decido ir a visitar al abuelo a su mini-reino que tiene en el pueblo.

Saludo al padre de Andy, quien se encarga de cuidar la entrada, viéndose de una manera bastante temerosa con su traje de capitán de los guardias del pueblo y con su lanza de madera. Siempre me ha traído malos recuerdos esa arma. Desde que me hirieron con eso por la traición de Miriam, siento un pequeño dolor en la gran cicatriz de mi espalda cada vez que las veo.

Me adentro por el largo pasillo de mármol hasta llegar a una puerta negra. Toco dos veces antes de entrar. Apenas me ve, se para de su sillón y me da un fuerte abrazo.

—Tyler, hijo mío —me saluda con entusiasmo —Me he enterado que has venido muchas veces al pueblo a visitar a tu madre, pero a tu pobre abuelo ni lo miras.

—Lo siento abuelo, he estado algo ocupado con todo esto del cambio. Pero ahora después de 6 meses, me digne a venir.

—Así parece —me hace una seña para que me siente a su lado y le indica a una chica que nos traiga dos tazas de té—. Y cuéntame hijo, ¿cómo te ha ido en la ciudad?

—Bastante bien podría decirse. Al principio tuve un poco de problemas con un brabucón, pero ahora todo en su lugar.

—Así se habla. Y... ¿Alguna chica? Desde lo de Miriam no me has enseñado a nadie —Justo el tema que no me gusta tocar.

¿Alguna chica?

Emily.

—Emm... No. Creo que nadie en especial aún.

—Tyler. No solo soy tu abuelo, también soy el alfa de esta manada, por lo que se agudizar más que nadie mis sentidos. Seré viejo pero no estúpido.

—Gracias —le digo a la chica cuando me entrega el bebestible. Miro al abuelo para que continúe hablando.

—Sé que hay una chica, pero no estás seguro de lo que sientes. ¿Te doy un consejo? Ataca. Ataca como el lobo que eres y conquista su corazón como el hombre que afirmas ser.

—Quizás si hay una chica... —doy un sorbo.

—Vez, lo sabía. Siempre hay una chica —río ante su comentario y doy otro sorbo. Vaya, este té está delicioso— ¿Y cuándo me la presentarás?

—Es... Algo complicado. Creo que eso no podrá pasar —me empiezo a colocar algo nervioso. Sé cómo es el abuelo respecto a estos temas. El alfa se sienta de manera firme y me mira serio—. No es como nosotros. Es alguien que conocí en la ciudad, donde hay gente común y corriente.

Digo lo último como un niño confesándoles sus malas calificaciones a sus padres, sabiendo las consecuencias que le vienen.

—¿Cómo? —Se pone de pie exagerando la situación— Tyler, sabes que no puedes hacer eso. Eres el futuro alfa de esta manada, debes conservar el legado de manera intacta. No podemos correr el riesgo de que el descendiente no salga como nosotros. Sabes que si no es lobo o loba completamente no estará permitido que sea un alfa.

—Lo sé abuelo, pero...

—Pero nada. Si lo sabes ¿por qué optas por una chica tan ordinaria?

—No le hables así, ella no es una persona corriente como cualquier otra que vive en esa ciudad. Quizás no tiene las mismas habilidades que nosotros, pero lo que si tiene es el poder de hacerme sentir bien conmigo mismo, tal cual como soy.

—Claro, de seguro porque no sabe el monstruo que eres realmente —golpe bajo.

—No soy un monstruo, soy un lobo. Lobo y futuro alfa de esta manada —lo enfrento con orgullo— ¿Y sabes qué? No te preocupes por el legado. Tal como lo dijiste, no sabe que soy realmente... Y por ese mismo motivo no pasará nada entre ella y yo.

Dicho lo último, me dirijo a la puerta y salgo de la habitación con la sangre hirviendo.

Ya en el pasillo, comienzo a correr hacia la salida con los ojos comenzando a cristalizarse. Odio pelear con mi familia, solo son mi padre y mi abuelo.

—¿Andy está en casa? —Le pregunto al padre de mi mejor amigo apenas salgo.

—Si. ¿Estás bien? —pregunta preocupado y yo solo asiento para darle la espalda y comenzar mi trote a la casa de mi mejor amigo.

Andy me hace pasar y me sirve un vaso con jugo de fresa para calmar un poco mi rabia. Nos sentamos en la cama de su habitación y pone toda su atención en mí para escuchar lo que me acompleja.

—Osea que a tu abuelo no le interesa lo que sientes, ¿sino que más le importa el legado? —pregunta mi mejor amigo para resumir la historia.

—No lo digas así. Pero ya sabes cómo es Roody. Es algo estricto respecto a los temas de gobierno y eso.

—Tienes razón. —Hace una pausa para beber su refresco— ¿Te puedo hacer una pregunta?

—Ya lo hiciste —me mira con una cara de poco amigos— Es broma. Las que quieras, amor —le lanzo un beso para bromear.

—¿Por qué te gusta esa chica? Quiero decir, se ve que es importante para ponerte de esa manera.

—No lo sé. Me hace sentir bien el simple hecho de verla sonreír. Cuando estoy con ella me siento como un chico normal, sin secretos detrás. Además, es una persona bastante atractiva.

—Ya veo. ¿Sabes que debes hacer? —Niego— Bueno, yo menos. Pero algo que podría servirte sería acercarte más a ella y ver si realmente vale la pena contarle tu secreto para sacarte ese peso de encima y que te conozca realmente como eres, además tener su apoyo.

—No es mala idea, aún que no sabría cómo acercarme más.

—No solo acercarte. Conócela. Sus virtudes y defectos.

—Y... ¿Qué tal tu vida? —Intento cambiar el tema.

—Bien, todo excelente hasta estos momentos. Como el año pasado terminé los estudios, me he dedicado bastante al entrenamiento para ser un guardia como mi padre.

—Genial, Pero... ¿No te gustaría alguna carrera más... normal?

—Sí, aparte de preocuparme por la seguridad del pueblo, he pensado en estudiar personal trainer para trabajar en la ciudad. El deporte siempre ha sido mi pasión y tú lo sabes.

—Mejor que nadie —río entendiendo a lo que se refiere.

—¿Quieres salir a tomar algo? Hace tiempo que no te veía pasear por aquí.

—Solo vine a visitar a mamá y de paso fui a visitar a mi abuelo —hago una pausa y lo medito un poco— Pero ya que estoy... Hace meses que no voy a Rick's Smoothie. Extraño esos batidos de berrys.

—Entonces vamos por esos Smoothies que tanto tomábamos de pequeños.