42.Propuesta

La nueva canción de mi esposito es hermosa *-*

Capítulo dedicado a @Kiragreedy *-*

Sin lugar a dudas mi tía se había vuelto loca o quizá padecía algún complejo de tía Dete; se libraría de mí enviándome a la montaña.

Ambos médicos eran un frente unido y permanecían inexpresivos mientras yo analizaba la propuesta, claro que mi cara debía delatar cada una de las cosas que pasaban por mi mente, desde la confusión hasta la frustración, pasando por la rabia, la impotencia y la resignación.

—Entonces ¿Cuál es tu respuesta? —Insistió el doctor buenorro cuyo nombre ahora sabia y era Jacob—. El lugar a donde queremos llevarte es un sito para adolescentes con...dificultades para adaptarse a la sociedad, que atraviesan por circunstancias como la tuya y donde tanto los pacientes como el personal pueden ayudarte a superar aquello que te atavía.

Sonaba como si estuviese recitando de memoria un folleto publicitario de dicho lugar.

Un retiro en el medio de la nada destinado a la rehabilitación de adolescentes trastornados no me parecía la solución más viable para mi ¿Cómo llamarlo? "condición".

—Si ya lo han decidido —digo enviándole una desdeñosa mirada a mi tía—. ¿Por qué siquiera se molestan en consultarme?

—Aunque no obligamos a nadie a ir a este lugar, al ser un retiro para adolescentes sus edades están comprendidas entre doce y diecisiete años, eso quiere decir, que sus padres toman la decisión de enviarles.

Vaya parece que he encontrado un fallo en su plan. Al ser legalmente adulta la decisión es mia, aunque no me encuentre psicológicamente estable según él, no puedo ser obligada.

—Tengo dieciocho.

—Exacto, tienes la opción de elegir entre un tratamiento básico de terapia o ir a este lugar.

—Dos opciones, estar quien sabe cuánto tiempo en un lugar en el medio de la nada con una cura radical, holística y trascendental y esa mierda, o, tomar el ridículo tratamiento rutinario que tan bien funciono en el pasado. —menciono con sarcasmo.

—¿Puedes mostrar seriedad? Tú no eres así Alison.

—No, no lo soy o mejor dicho, no lo era.

Había un condenado torbellino de emociones bullendo en mi interior, convergían de tal forma que no sabía cómo exteriorizarlos. La sensación más próxima era esa que tienes cuando quieres gritar dentro de un sueño y sientes como se cierra tu garganta.

—Te recuerdo que nunca fuiste constante en tu tratamiento antes, preferiste cerrarte a todo y dar por sentado que estabas bien, en lugar de cerciorarte de que así era.

No me gustaba su modo de meterse en mi cabeza y echarme en cara los hechos del pasado, sobretodo porque tenía bastante razón con respecto a lo que mencionaba. Me deje caer hacia atrás mientras pensaba en la propuesta.

—¿Puedo ver a mis amigos?

—Lia deberías...

—Tomaré una decisión después, ahora ¿podrían dejarme ver a mis amigos? ¿O también restringirás mis visitas por mi bien?

Sabía que no estaba siendo justa con ella, no estaba siendo justa con nadie. Ella apretó los labios y se dio vuelta, el doctor Jacob hizo una anotación y espero a que mi tía saliera para dirigirse de nuevo a mí:

—Hago esto por muchas razones Alison, por razones que ni te imaginas, debes pensar en las razones por las que tú lo harías.

Me quedé sola con mis pensamientos la cantidad exacta de 30 segundos antes de que mis amigos irrumpieras en la habitación. Ale se me echó encima al instante y por poco tuve que hacer que me pusieran la vía de nuevo. Una sucesión de disculpas comenzó, me mantuve en silencio con ganas de golpearlos mientras ellos hablaban atropelladamente, costó mucho haces que guardaran silencio.

—Chicos yo...ustedes no deben culparse por nada, nadie tiene que hacerlo, la única responsable de lo que sucedió soy yo ¿entienden? Sus disculpas solo me hacen sentir peor, solo quiero continuar sin que nadie se lamente cada dos por tres. Bastante tengo con mi propio conflicto interno.

Ese que amenazaba con hacerme vistima de un nuevo ataque de ansiedad o de llevarme a un estado depresivo, si era que ya no me encontraba en uno.

—Lia...me alegro que sigas aquí, tuve que haber estado contigo esa era mi promesa y nunca dejare de lamentarlo, eres mi mejor amiga ¿te lo he dicho? Te quiero, nunca lo olvides ¿vale? Para siempre.

Su voz quedo ahogada por las lágrimas, me abrazo de nuevo y comenzó a sollozar. Una vez más, mis sentimientos permanecían dentro de un cofre altamente resguardado y sellado, mire a Sammy, él me tendió su mano, al cogerla me dio un reconfortante apretón.

<<Para siempre>> Leí en sus labios.

—Para siempre. —susurré y las lágrimas llenaron mis ojos.

Llegó el momento de contarles a los chicos sobre la propuesta y mi total falta de entusiasmo hacia esta.

—¿Crees que lo necesitas? —fue cortés de su parte preguntar sabiendo que así era.

—Sé que sí.

Ninguno de los dos había intentado presionarme para hablar sobre la recaída y lo agradecí inmensamente.

—Este sexi doctor te quiere enviar a un loquero en las montañas para que te recuperes del todo. No me parece tan mal.

—Nada de lo que diga ese sujeto te parecería mal. —masculló Sam y Ale le saco la lengua.

Su lenguaje corporal había cambiado, algo me estaba perdiendo y creo que sabía por dónde iba.

—El rollo esta en lo que tú quieres.

—El rollo está en que lo necesito.

—¿Lo intentaras?

—Estuve pensando y... —era difícil no atragantarme con mis palabras—. Se que no estoy bien, estoy pensando cada segundo que pasa en todo lo que me equivoqué, en lo mucho que los herí y lo estúpida que he sido...tengo todos estos pensamientos que están volviéndome loca, siento miedo de lo que pueda pasar si estoy sola, le temo a la oscuridad que hay en mí, de lo que pueda hacerme...tengo miedo de mi misma.

La intensidad de sus miradas y la impotencia en el trasfondo es exactamente con lo que no quiero lidiar cada día.

—Tal vez alejarme sea lo mejor.

—¿Cuánto tiempo? —inquirió Sammy.

—Me lo dirán cuando acepte.

—¿Qué pasa con el instituto?

—Clases particulares según sé, todos los chicos están en edad de instituto, es obligatorio para muchos seguir estudiando, no afectará a mis notas y tal vez no se líen nuestros planes para la graduación.

Que recordara sus palabras la hizo sonreír.

—¿Ya sabes que pasara con...?

—No tengo el valor para hacerle frente, al menos no aún.

—Supongo que ya llegará el momento.

—Estuvo todo el tiempo aquí —soltó Sam sorprendiéndonos a ambas—. Todos lo hicimos, pero él no dejo el hospital ni un segundo, lo vi pasar de la rabia al desespero en segundos, nunca vi alguien venirse abajo y recuperarse tan rápido...o tantas veces. Nunca pensé estar hablando a favor del neandertal de Stevens, pero ese chico te quiere, deberías tener eso en cuenta.

Lo tenía y esa era la principal razón para no verlo.

—...Jodidamente no. —escuché que alguien gritaba en el pasillo tras la puerta.

El alborotos nos hizo aguzar nuestro sentido de la audición, varias voces convergían en una acalorada discusión, entre ellas dos se me hicieron muy familiares.

—¡Hazte a un lado Stevens!

—Si intentas cruzar esa puerta te voy a golpear Hart.

—Sigue siendo un idiota, también deberías tener eso en cuenta.

La puerta se abrió de forma abrupta, abrí los ojos con sorpresa, un guardia de seguridad y una enfermera sostenían a Tyler, él fulminaba con la mirada a Daniel quien estaba en la puerta con un ramo de rosas amarillas y un globo en forma de dona.

Ale y yo nos quedamos boquiabiertas y Sam lanzo su mirada al cielo con dramatismo.

—Qué bueno que despertaste ¿podrías decirle a tu novio de deje de intentar morderme? Creo que tiene rabia.

—¡Si quieres puedes venir y comprobarlo hijo de...!

—Creo que es horario infantil —interrumpe mi tía Jen—. Camina conmigo Tyler y cierra la boca si no quieres que te envíe a casa en una camisa de fuerza.

Como perrito regañado no le quedo de otra más que irse, no sin antes hacerle a Daniel un par de señas de advertencias para nada sutiles.

—Eso estuvo mejor de lo que esperaba —murmuró este último viendo como Tyler era arrastrado por el pasillo.

—Uh...gracias por, esto, venir a verme, —sus detalles llamaban mi atención y no podía dejar de desviar mi desconcertada vista hacia estos.

—Amarrillas, representan amistad —explicó, lo que me produjo alivio—. La dona...fue el único que encontré que no tenía alguna frase cursi.

—Son muy lindas, no debiste hacerlo, pero gracias.

Dejo a un lado las flores y el globo lo ató en la mesilla con ruedas donde era servida la comida.

—Creo que será mejor irnos.

—No es necesario, solo dejare esto y espero que te recuperes Lia, yo uh... —se acercó dudoso a mi cama y depositó un beso en mi frente —. Solo quería asegurarme de que estuvieras bien, y aunque tal vez no sea el mejor momento quería decirte que aunque pienses lo contrario, eres la chica más increíble que he conocido y nunca me arrepentiré de haberme enamorado de ti.

Daniel se marcho dejándonos a los tres con las mandíbulas en el subsuelo.

—Definitivamente me hará bien alejarme un poco.

—¿Aceptaras la propuesta?

—Todavía hay alguien con quien tengo que hablar antes.


Wenas, no tenia pensado actualizar pero decidí cambiar la portada de la historia (por milésima vez) y quise subir capítulo para celebrar, vamos a ver cuanto me dura la conformidad con esta ¿Que les parece? La hice yo sólita. 

En fin, Daniel es una cosita hermosa, lo dejare para mi jiji, a veces me dan ganas de lanzarle un zapato a Alison ¿A ustedes no? Bueeeenooo, es por una buena causa xd.

 #Alisonalloquero

Me voy a tomar café.

Besos.

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