3. Diferente

Tyler

Media hora después de que saliera Roberts del salón, fui llamado yo también a la oficina del director, a diferencia de ella, yo sabía a la perfección qué era lo que había hecho. Una pena que interrumpieran justo cuando intercambiaba números con las Harley, aún no se cual es cual, pero no te encontrabas una rubia así de buena todos los días... y para mi suerte son dos.

Alison salió disparada de la oficina del director sin siquiera dirigirme una mirada, ni siquiera pareció haber notado mi presencia en la salita de espera. El director me llamó justo cuando cruzaba el pasillo sin darme tiempo de mirarle, ejem, la espalda.

Entramos en la oficina y tuve que oír un largo discurso de como mi padre y él habían sido amigos desde el instituto, lo mucho que lamentaba la muerte de mi madre, lo fuerte que era. Asentí robóticamente todo el rato, como con cada persona que sacaba el tema; no presté mayor atención, hasta el momento en que mencionó que había escogido para mi tutoría a la mejor estudiante de último año del instituto.

Ni siquiera hacia falta decir quién era.

No pude evitar sonreír ante la información, Roberts era diferente, a pesar de estar todo el día con la cabeza metida en los libros, era el tipo de chica bonita que no se le pasaba por la cabeza este hecho, era cierto que no tenia ojos verdes, azules o grises. Los de ella eran grandes marrones y curiosos, al igual que su cabello no siempre estaba perfectamente ordenado, más bien perfectamente desordenado. En este colegio lleno de chicas que aparentan ser perfectas, ella era...auténtica. Un soplo de aire fresco con sus miradas mordaces y lengua afilada.

Hace tiempo que le he echado el ojo, pero nunca había tenido la oportunidad de atacarla, siempre rodeada por los chicos del cuadro académico, no me molestaba codearme con quien sea, pero prefería mantener la imagen que todos tenían de mí. Dar explicaciones no era lo mío y aunque no lo pareciera, ser blanco de rumores, tampoco. Esta era oportunidad perfecta para ligarme a la inocente de Roberts, sin tener que mostrar demasiado esfuerzo.

Cosa que hubiera resultado sencillo... ¡Si se hubiese dignado a aparecer ayer después de clases! Pero no. Después de tenerme parado en el estacionamiento, acabé llamándola al número que me dio la simpática pelirroja del almuerzo.

—Aló —me respondió con voz suave al cabo de tres timbrazos.

—Hola ricitos, ¿Se te hizo tarde? Estoy esperando fuera del colegio.

Creí oír una especie de gruñido al otro lado de la línea.

—No se me hizo tarde porque no pienso ir y no me llames así.

—¿Qué? ¿Por qué? —por un momento mi seguridad flaqueó, traté de que no se notara la molestia del plantón en mi voz, pero Jesús, nadie me dejaba plantado. Usualmente era yo quien lo hacía.

—Resulta que tengo un compromiso familiar del que no puedo huir, me parece que quedaremos mañana

—Pues me parece que mañana no podré, tengo un compromiso con el director del que no puedo huir. Algo acerca de la mala tutora que me asigno, adiós. Ricitos —colgué dejándola con la réplica en la boca.

Alison

Ese egocéntrico de Stevens, siempre pensando que todo mundo puede someterse a su voluntad, que con su sonrisa perfecta puede tener a sus pies a quien sea. Si, quizás es el chico más lindo de la escuela, también es rico, su sonrisa podría ser perfecta y pertenece al equipo de basquetbol, pero eso no le convierte en amo y señor del universo, no le da el derecho de actuar como un completo idiota. 

Aunque pensándolo bien con las calificaciones que se gasta podría pasar fácilmente por un completo idiota.

—Tierra a Lia, Houston, creo que ya la perdimos, se fue directo a los campos de la divagación —Ale bromea como siempre desde su asiento del conductor camino a la escuela. 

Ayer no fue como me esperaba que fuera el primer día después de las vacaciones de invierno. Como cada año, esperaba pasar desapercibida. Dedicarme a estudiar, a mis solicitudes y mis amigos. La monotonía era pesada a veces, sin embargo, era todo lo que conocía desde hacía un tiempo y en cierto modo, era lo que me hacía sentir segura.

—¿Qué quieres, Alejandra? —pregunto en un tono falsamente mordaz.

—Oye, que el chulo de Tyler te saque de tus casillas no es mi culpa, así que más te vale tratarme bien si no quieres que te aviente de mi coche.

—Si, su alteza mis disculpas por mi comportamiento —me burlé.

—Me alegra que seas tú, ya sonabas como mi madre.

Ale es la mayor de dos hermanas, su madre tiende a ser bastante severa con ella, razón por la que quizás es como es. Alexandra siempre ha sido la consentida según Ale, ella dice que su madre la detesta porque arruinó su juventud. Cosa que puede ser un tanto exagerado. La tuvo a los dieciséis y su padre no quiso hacerse cargo de ella, tuvo que arreglársela sola para sobrevivir con una niña pequeña, hasta que, cuando Ale tenía cinco años, conoció a un rico empresario al que no le importó su pasado y se casó con ella, a Ale no le cae bien el señor Lettis tampoco. 

Ella es un caso especial, pocas personas logran entenderla, quizás por eso seamos mejores amigas, solo nosotras parecemos entendernos bien mutuamente.

—¿Qué hay de Jim? —pregunté tratando de desviar el tema.

—¿Quién?

—El chico del que me hablaste anoche, el que se te declaró.

A veces odio la forma de Ale de tratar a los chicos, es como una versión femenina de Stevens, sin la parte de acostarse con ellos, bueno, no con todos.

—¡Oh! supongo que estoy saliendo con él. Es lindo, además de inocente, hace mucho que no veía un chico así, pensé que estaban extintos, sin contar a Sammy claro, pero Sammy nunca cuenta.

—¡Saliendo! Ale ni siquiera recordabas su nombre —típico de Ale ve un chico lindo, lo besa y ya es suyo, sin importar que en una semana se aburra por completo de él y lo mande por un tubo.

Me enfadaba la falta de responsabilidad afectiva. Ya había sido tema de discusión entre nosotras en el pasado, por lo que sabía que era mejor que se diera de bruces por su cuenta.

—Eso no importa, ¿estudiaremos después de clases? No le entendí a la vieja Phillips ni una sola coma.

—Es literatura se supone que debemos procesar la información acerca de un tema, analizarla y redactar un informe —aparca el auto y me mira con morritos, pongo los ojos en blanco, me quito el cinturón y cojo mi mochila para bajar del coche.

—¡¿Quieres esperarme?! —me detengo, se sujeta de mí para acomodarse un zapato, se endereza, y me pone mala cara.

—Me ayudarás o tendrás que venir andando a la escuela.

—Sabes que lo haré, ni siquiera sé porque lo preguntas, debo encontrar al idiota egocéntrico de Tyler, para saber cuándo le apetece a la diva estudiar y te avisaré, estoy segura de que no será fácil lidiar con ese... — Ale mantiene su mirada fija en un punto sobre mi hombro con sus ojos claros abiertos de par en par, cierro los míos y giro para encontrarme con la sonrisa ladina de cierto idiota egocéntrico que está en mi clase.

—Buenos días para ti también —dice sin rastro alguno enojo, más bien todo lo contrario parece haber un deje de diversión en sus ojos, por alguna razón eso me hace enfadar—. Me parece que acabas de invocar a este idiota egocéntrico —se señala a sí mismo con ambos pulgares.

—Si esperas a que retire lo que dije, pues no lo haré —le desafié.

—Si lo hicieras no serías tú, Roberts —su sonrisa se hizo más grande y mi ceño fruncido aun más pronunciado—. Te estaba buscando.

—¿Ah sí? ¿Y por qué? —pregunté, haciéndome la desentendida.

—Me parece que a mi real diva le apetece estudiar hoy —bueno, ahí estaba, sin siquiera preguntar si podía.

—De hecho tengo que estudiar con Ale hoy —me giré para indicarle que me apoyara pero estaba concentrada escribiendo algo en su móvil... inusualmente concentrada, menuda mejor amiga.

—Y yo que pensaba que te obsequiaban puntos por ayudarme, me parece que no haces un buen trabajo —en su cara se veía una falsa inocencia—. Supongo que tendré que informarle al director no se pondrá contento —ahora parecía un niño de cinco años a punto de delatar a su hermano mayor por haberse portado mal, hizo ademan de marcharse, arrugué la nariz y lo detuve.

No sabía que era exactamente lo que tenpia Tyler, que cada vez que me encontraba frente a él, mi sangre no hacía más que hervir.

—No actúes como si necesitase esto más que tú. El crédito extra es importante pero no esencial para mis notas, que, por si te enteras, son casi perfectas —me sentí contenta de dejarle sin palabras, aún así, tuve que resignarme a tenerlo como pupilo, a menos que quisiera otra incómoda llamada del director—. Te veré en la biblioteca a las...

Parecía haberse recuperado del anterior ataque y sonrió con superioridad.

—¿Quien mencionó la biblioteca? —me interrumpió, ahora su cara era de pura superioridad—. Esta cerrada despues de clases, iremos a mi casa al finalizar la última clase.

Ni de coña.

—Ni lo sueñes —repliqué de inmediato.

—Me parece que ya quedó claro que ambos tenemos las de perder aquí —pestañeó exageradamente con su labio inferior sobresaliendo—. Me necesitas para sobresalir en tus brillantes solicitudes y yo... te necesito.

Dejó de lado toda arrogancia para darme una mirada significativa que me dejó pasmada, no sabía como alguien podía tener unos ojos tan intensos. Asentí una vez y el me correspondió de la misma manera, nuestras miradas aún sin apartarse. Fui la primera en romper esa conexión, mirando al piso y balbuceando una despedida, se giró y se marchó por el pasillo en el mismo instante en el que sonaba la campana de entrada.

—Santo cielo, ¡irás a la casa de Tyler Stevens! —chilló Ale tras de mí, salí de mi estado de estupefacción, y la miré con la mirada más feroz que pude sacar de mi interior.

—¡Oh ahora hablas! ¡Pudiste ayudarme Ale! —justo se acercó Sammy y colocó sus manos sobre mis hombros

—¿Qué sucede chicas? Normalmente no se matan hasta más o menos hasta las diez y media —Lo miré y estaba sonriendo como siempre, eso hizo que mi ira se disipara un poco—. Estás roja como la caldera de mi tía Georgie antes de estallar el pasado invierno.

—Cállate Sam —dijo Ale volviendo a su teléfono— A nadie le interesa la caldera de tu tía.

—Eso no fue lo que su vecino dijo —me reí, amaba las peleas de esos dos.

—Vamos a clase Sammy, tenemos una cita con los lindos soldados de la Segunda guerra mundial.

—Mierda, ¿terminaste la lectura? Creo que me dormí cuando Hitler asumió la presidencia —puse los ojos en blanco y lo empujé al aula.

—¡Claro ignórenme por completo! —gritó Ale tras nosotros.

—¡Te lo mereces! —le grité de vuelta.

—¡También te quiero, idiota!

—¡Esa boca Alejandra! —le regañó Sammy.

Entramos riéndonos como idiotas a la clase de historia.

Tyler

—No puedo creer que ese idiota de Parker este saliendo con Ale —Se quejó Jeremy poniéndose su saco.

—A lo mejor el consigue lo que tú no —le provoco, me acomodo el nudo de la corbata y arreglo mi cabello en el espejo de mi casilla.

—Serás...

—Vamos Jeremy, estas picado porque con ella no pudiste tener sexo admítelo —la bonita chica de los ojos claros al menos no es estúpida, sabe lidiar con los idiotas como Jeremy y como yo.

—Por dios, es solo una chiquilla con aires de adulta, apuesto a que ni tú consigues ligártela

—¡Já! como si tú mismo te creyeras los que acabas de decir —me levanto y me rio de él.

Es un tío básico, no necesitaba una conversación profunda con él, pasábamos el rato, jugábamos juntos y hasta ahí, superficial, como todas mis amistades. Le doy una palmada en el hombro antes de salir de los vestidores, directo a mi cita con Roberts.

Casi al mismo tiempo, la encuentro saliendo de los vestuarios de chicas con su uniforme formal nuevamente puesto, una pena, puesto que lo short deportivos le sentaban de fábula, por desgracia nunca se quedaba en camiseta, su parte superior siempre iba cubierta por un suéter o hoodie.

El pequeño nerd amante de los comics que las sigue a todos lados como perrito faldero, camina a su lado, ella se reía de algo que había dicho. Tenía el rostro relajado, sonrisa genuina, una que solo veía cuando estaba con sus amigos, en especial con él ¿tendría sentimientos escondidos? Caminé seguro de mi mismo directo hacia ellos, no dispuesto a que eso me distrajera de mi objetivo.

—...te lo juro, mi tío Calvin se puso como loco —estaba diciendo él.

Me crucé por delante de ello bloqueando el camino, se detuvieron en seco sorprendidos por mi repentina aparición, miré directamente a los enormes ojos marrones de Roberts que, al reconocerme, ardieron furiosos y se estrecharon, sonreí y pasé la mano por mi pelo. 

—Creo que es hora de irnos, Lia —solo sus amigos la llaman así, lo sabía y quería molestar al tarado que tenía al lado y que ahor nosa miraba sin comprender nada.

Ella masculló algo entre dientes que sonó a "idita egcentrico", miró a su amigo con gesto de disculpa y este enarcó las cejas.

—¿Recuerdas las tutorías? tengo que ir a explicarle física a este... —apretó los labios y ahora yo enarque las cejas—. Honorable compañero de clases —esbozó la sonrisa más falsa que puede existir en la tierra y yo no pude contener una carcajada.

Lo que dije sobre su amiga, era cierto, la chica bonita de ojo claros podría estar en mi cama cuando yo quisiera, pero Alison, Alison era otro nivel de dificultad si quería que ella acabara en mi cama tendría que esforzarme el doble de lo que me he esforzado con cualquiera. 

Pero, a quien no le gusta un buen reto.

***

Creo que este es unos de los capítulos mas cliché de la historia, y si embargo, es uno de mis favoritos. He-he.


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