21.Valentin

Hace un día que Tyler y yo estamos oficialmente juntos, si, al fin di el fulano salto, no es necesario que lancen fuegos artificiales, digamos que después de nuestro beso todo estaba más que claro.

A estas alturas y luego de hacer una sencilla suma adivinaran que día es hoy ¿verdad? Bueno es algo difícil para mí no saberlo cuando mi mejor amiga lleva cuarenta minutos repitiéndomelo.

Llevamos recorriendo la ciudad en busca del regalo perfecto para Jim, me duelen todos y cada uno de los músculos de los pies y mis ojos están a punto de estallar de tanta decoración empalagosa.

—¡Mira eso! —exclama Ale corriendo hasta un aparador lleno de peluches —voy a comprarle un oso, le pondré la sudadera del equipo y una tarjeta que diga amo al mejor jugador ¿Qué te parece? ¿No es muy cursi? —Y antes de dejarme abrir la boca—. No claro que no, deberías hacer lo mismo, ¿Qué le vas a regalar a Tyler? ¿Ya lo decidiste? ¡Por Dios no puedo creer que en serio sean novios! Todo fue tan...

—Ale te amo, pero ¿te puedes callar y comprar de una buena vez? —ya cansada me siento en una banca del centro comercial y me niego a moverme mientras Ale se encarga de su regalo.

Aprovecho para revisar mi teléfono tengo varios mensajes y me rio al ver una serie de textos de alguien en especial.

Novio Idiota Egocéntrico:

5:35 a.m

Feliz día de San Valentín a mi hermosa novia.

Novio Idiota Egocéntrico:

5:36 a.m

Hasta romántico soné ¿te veo en clase?

Le respondí con un gracias y un Okay, y sip, me respondió con un okay. En el colegio apenas tuve tiempo de hablar con él. Digo que apenas tuve tiempo de hablar con él porque en realidad solo lo evadí todo el día.

Nunca me gusto el día de San Valentín, es solo una estrategia de mercadeo para las florerías y chocolaterías del mundo. Willy Wonka estaría orgulloso.

Desde que en el instituto se ha corrido el rumor de que el gran Tyler Stevens tiene una nueva novia, miradas inquisidoras me atravesaban por doquier sobretodo provenientes de cierto par de rubias estúpidas.

Sigo bajando por los mensajes hasta los más nuevos.

Novio Idiota Egocéntrico:

4:30 p.m

Tengo que buscar a Crystal, ¿saldremos?

Novio idiota Egocéntrico:

4:40 p.m

¿Qué hacer cuando tu novia te ignora en San Valentín?

Yo:

5:01 p.m

Tal vez dejar de molestarla, estoy en el centro comercia con Ale te llamo cuando acabe con ella.

No respondió, me sentí mal, no porque no hubiera respondido sino porque fui yo quien o ignoro primero. No consigo entenderme, esto era lo que quería. ¿Por qué diablos no puedo ser feliz de una jodida vez?

—HUUUULAAAA GUUURDAAA. —levanto la cabeza y me topo con una extraña visión, un enorme oso vestido con una sudadera de nuestra escuela.

—¿No es hermoso? casi tanto como Jim —Ale suspira y se sienta a mi lado—. Me está preparando una cena, ¿no es romántico?

—Demasiado – le digo con falso entusiasmo.

—Para ser San Valentín y tener un novio que esta buenísimo no te ves muy enamorada.

—¿Por qué tiene que ser un día especial? ¿No puede ser un día como cualquier otro? ¿No puedo obsequiarle algo cualquier día del año?

—Jooo cálmate, es el día de los enamorados, se ha convertido en una tradición, una muy bonita tradición que se encarga de unir a las parejas y a los amigos. —maniobra dentro de su bolso sin soltar al oso y saca una pequeña caja, dentro se encuentran tres pequeño dijes; tres libros abiertos, dos de ellos unidos a unas cadenitas muy bonitas y el tercero unido a una especie de brazalete, dentro las letras: ASA.

Casi me saltan las lágrimas al verlo y por poco nos caemos al suelo cuando me abalance contra Ale para abrazarla.

En un último instante decidí dar una vuelta por el centro comercial para comprar un regalo.

—No entra.

—Solo empuja, tiene que entrar.

—Es muy grande.

—¡no es mi culpa! Solo empuja.

—¡Ayúdame!

—A la de tres, uno...dos...tres

—¡Entró!

—¡Sí!

El oso cupo en el maletero del auto de Ale con algo de esfuerzo, íbamos a subir al coche cuando un ruidoso claxon hizo eco en mis oídos.

Me voltee y vi a Tyler bloqueándonos el camino de salida del aparcamiento.

Me cruce de brazos y lo mire enarcando una ceja, tratando de no sonreír. Se bajo y me miro algo enojado.

—Feliz día de San Valentín a mi hermoso novio. —le dije inocente, me extendió un trozo de tela de terciopelo rojo.

—Luego me podrás decir lo hermoso que soy, ahora póntelo.

—Awww es tan tierno. —gimió Ale detrás de mí, la mire desdeñosamente y ella me metió en su auto con una gran sonrisa.

Tyler, al ver que no hacia ademan de ponerme nada, me quitó de las manos la cinta y se puso detrás de mí, rojo fue todo lo que vi antes de que mi visión se oscureciera. Me sentí vulnerable, mi corazón se desbocó y mi audición se agudizo. Sentí a Tyler detrás de mí y luego ya no más, hasta que mis pies se despegaron del suelo y de pronto estaba en brazos de Tyler, quien me dejó en el asiento del copiloto, supongo. Ni modo que me hiciera manejar con los ojos vendados.

Ale grito cuando Tyler me puso el cinturón, no pude distinguir sus palabras porque justo en ese instante el dijo:

—Me siento como Christian Grey.

—Y yo me siento como la chica que secuestran, matan y dejan tirada en el bosque.

—Eso, querida novia se llama drama. —depositó un suave beso en mis labios y escuche cerrarse la puerta, luego se abrió la del chofer y el subió. Escuché el sonido del motor y nos movimos con un último claxonazo de despedida a Ale.

—Tyler, quiero quitarme esto.

—Nop, no lo harás.

—¿Por favor?

—Nop.

Y en eso se baso el camino, yo rogando por quitarme la venda y Tyler negándose rotundamente, claramente puede haberme quitado esa cosa yo misma, pero una parte de mi se sentía curiosamente emocionada por lo que sea que Tyler estuviera planeando.

Al cabo de lo que parecieron horas, en realidad por el número de canciones que sonaron fueron unos veinticinco minutos, Tyler detuvo la camioneta y se bajo, palpe el asiento hasta desabrochar el cinturón de seguridad justo cuando mi puerta se abría y Tyler me tomaba en sus brazos otra vez.

Emití un gritito y me aferre a él, olía como siempre, ese peculiar perfume que está también impregnado en su chaqueta, su olor tan familiar que lograba tranquilizarme.

Sus pasos eran pesados y lentos, presentía que era debido a que me llevaba a cuestas, hasta que me dejo en el suelo y mis pies se hundieron ligeramente. Arena.

—¿Tyler me trajiste a la playa? —entonces me quito la venda de los ojos.

Podía ver el sol ocultándose en el horizonte, reproduciendo sus últimos rayos de luz y volviendo todo a su alrededor una mezcla de rojos, anaranjados y ámbares. La hermosa puesta de sol digna de ser pintando me hizo pensar en los cambios. Todo en esta vida era cambiante, incluso esta maravillosa puesta de sol no se quedaría inmóvil para siempre, cambiaria de color hasta que cuando menos te lo esperes sea solo la profunda oscuridad de la noche. Para bien o para mal, todo cambiaba.

Tyler envolvió sus brazos a mí alrededor y me relaje contra su pecho.

—Estaba casi seguro de que no te gustaría nada extravagante en San Valentín. —me dijo antes de darme un beso en la mejilla.

—Es perfecto. —aseguró.

—Qué bueno que no reserve una de esas carpas decoradas con rosas y velas por todos lados. —bromeó.

Nos tumbamos sobre una manta para disfrutar de los últimos rayos del sol, hablando de todo y de nada, aprendiendo más del otro.

—¿Por qué no contestabas los mensajes?

—No soy cursi y lo sabes, todo esto de San Valentín siempre me ha parecido una simple estrategia publicitaria. —Tyler me miró como si estuviera loca y luego sonrió.

—Si te hubieras emocionado por ello me habría parecido extraño, todo en ti es tan serio, cerrado y estructurado.

—Es cierto, te lo he dicho antes, cuando estés lista estaré aquí, pero toda tu me resultas frustrante —exhaló ruidosamente y poso una mano en mi mejilla para hacerme mirarlo a los ojos—. Cuando creo que he logrado empezar a descifrarte salta con algo como la guitarra, el canto, tu madre... o que odias el día de San Valentín —agregó en última instancia.

—Lo sé, lo siento —me disculpe sin apartar la vista de sus hipnóticos ojos del mismo color del océano frente a nosotros—. Yo... es difícil, ojala supieras cuanto.

—Lo sé ¿recuerdas?

Por supuesto que lo sabia él había sufrido lo mismo, pero, ¿lo había hecho?

Desde luego no, padeció el mismo sufrimiento que yo por la muerte de su madre, sin embargo, no cargaba con la culpa por su muerte a cuestas.

—Mis padres murieron en un accidente de auto, los dos, el mismo día. De repente desperté y ellos ya no estaban. Llovía, un cargamento de madera estaba volcado en el camino, un conductor trato de evadirlo y casi los saca de camino, papa manejaba, el intentó maniobrar el auto de vuelta al camino; o eso fue lo que dijo el conductor del camión. La autopista estaba inundada y viajaban a demasiada velocidad, ellos iban... ellos...

Mi garganta se cerró al instante en que el destino de su travesía apareció por mi mente no pude hablar más.

Miraba más allá del océano, donde el sol, no era más que una simple línea roja, una pequeña cicatriz de lo que había sido previamente. Una única lágrima bajaba lentamente por mi mejilla, Tyler la enjugo con su mano y me envolvió en un cálido abrazo, ni siquiera sentía el frio a nuestro alrededor.

—Está bien, está bien, lo entiendo, no tienes que decirlo todo ahora. —susurró en mi cabello y dejo que sus labios permanecieran ahí.

Sobraban las palabras entre nosotros, tal vez todo hubiera pasado rápido entre nosotros, del odio al amor en un solo paso, como dicen por ahí. Esta pequeña riña entre nosotros que sin darnos cuenta se transformo en lo que sea que fuera esto.

El cambio nos tomo por sorpresa a ambos, personalidades tan distintas como las nuestras, pero que el fondo compartían un mismo sufrimiento. Solo entre nuestros corazones heridos encontramos la sincronía perfecta para que volvieran a latir, en conjunto.

Este cambio en nosotros del que fuimos responsables los dos, merecía un bautismo, uno que marcara un nuevo comienzo.

Me separe de Tyler y me levante, sin vergüenza alguna me desembarace de la parte de arriba de m uniforme, la brisa nocturna golpeándome en el pecho descubierto. Los ojos de Tyler estaban abiertos de par en par cuando lo mire.

—Wow cariño, no tan rápido que solo hemos salido por dos días. —puse los ojos en blanco, me quité los zapatos y baje la cremallera de mi falda.

Vi a Tyler tragar cuando me agache a su altura, solo con un short de licra muy corto y mi sujetador. El cerró los ojos para recibir mi beso y yo salí corriendo hacia la orilla.

—¡No puedes hacer una locura como esta, te enfermaras! —gritó cuando el agua fría rozaba mis dedos, me reí fuerte.

—¡Al contrario, sí que puedo!

Avance un par de pasos de espaldas y pude verlo despojarse de su propio uniforme, corrió hacia mi quitándose los zapatos en el camino y su pantalón quedo casi al ras del agua, lo pateo para que no fuera arrastrado por el mar.

En este punto el agua alcanzaba mi estomago y a Tyler le tomó unos segundos antes de llegar a mi lado.

—Esto es una locura. —sus dientes castañeaban por el frío, igual que los míos.

—La vida es muy corta para no hacer locuras. —le dije aventándole un poco de agua.

Comenzamos una mini pelea de agua, hasta que el me cargo y casi nos hundimos juntos.

—Pues me alegra ser parte de tus locuras y de tu vida.

Nos besamos. Completamente mojados. Bajo la luz de la luna recién puesta en el cielo, iluminando el infinito océano a nuestro alrededor.


Flores y corazones para todos...*-*

Se viene el drama... jeje (°  ) . (°  )

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