17. Confeciones I

Domingo. Ya va siendo hora de empezar a pensar si participare en el show de talentos organizado por mis profesoras de inglés y cultura, Sammy me ha dicho que él prefiere hacer la prueba escrita antes que el ridículo, por otro lado Ale ya ha comenzado a montar su espectáculo a pesar de que aun falta poco menos de un mes. La mayoría en mi clase han optado por el show y venga ¿quién no elegiría eso con tal de no tener que estudiar para un examen por escrito?

No he sabido mas nada de Tyler, a pesar de que ha quedado conmigo comienzo a preocuparme porque no aparezca, ya actúo como una novia, al pensar en eso me río.

Dejo el móvil en el que hasta el momento solo había estado viendo vídeos tontos y decido bajar a la cocina por algo para beber, en la encimera rodeada por papeles esta mi Tía Jen con un gesto de profunda concentración.

—Trabajas días seguidos y cuando vienes a casa sigues trabajando, voy a demandar al hospital por explotación.

—Ay cariño, qué más quisiera yo que no tener todo este trabajo pendiente, pero es que varios padres del ala de oncología infantil me han pedido que busque las historias y se las entregue para enviarlas a otros médicos y no he podido quedarme quieta hasta no hacerme con las que necesito.

—Vale, pero no te agobies tanto, te va a dar un infarto. —le digo pasando la mano por encima de las carpetas que contenían años y años de sufrimientos.

Sacudí mi cabeza pensando en las cajas del depósito, esas cajas también contenían años y años de sufrimientos.

Después de salir de la cocina con un refresco en mi mano pretendía volver a mi habitación cuando un curioso mensaje me detuvo.

Idiota Egocéntrico:

3:58 p.m

¿Extrañándome?

Sonreí como estúpida ante el mensaje y teclee una rápida respuesta.

Yo:

3:59 p.m

¿Cuándo dejaras de ser tan egocéntrico?

Idiota Egocéntrico:

4:00 p.m

Quizás... ¿cuando me abras la puerta?

Corrí de vuelta por el pasillo en dirección a la entrada me detuve en uno de los espejos que había junto a la puerta: pantalones de yoga, camiseta y una coleta alta. Mi aspecto es moderablemente aceptable, claro que no es comparable al de él cuando por fin abro la puerta.

Esta vestido con unos ajustados vaqueros negros que me hacer dudar de cómo se metió en ellos, una camiseta azul oscuro y complementando su atuendo unas gafas oscuras cubriendo sus ojos azules. Esta recargado sobre su enorme camioneta con las manos en los bolsillos dándole una imagen de modelo de revista juvenil.

Me cruzo de brazos poniendo los ojos en blanco.

Él, a sabiendas de que no iré en su encuentro avanza hasta quedar frente a mí, se agacha para besarme en la mejilla pero yo me echo hacia atrás.

—Vaya, siempre quise saber que se sentía cuando te hacían la cobra. —musita pensativo y yo lo observo sin entender nada.

—Deberías leer más. —me aconseja.

—Y tú deberías dejar de hacerlo antes de que te vuelvas loco y consigas volverme loca también.

—Oh, eso es lo que más quiero.

Niego con la cabeza divertida y me acuerdo de la inesperada llamada que recibió ayer.

—¿Cómo está Crystal? —inquiero tornándome seria.

Su expresión divertida cambia también y levanta sus lentes para mirarme directo a los ojos.

—¿Podemos ir por ahí y te lo cuento?

—¿En estas fachas? —me quejo.

—Vamos, estas perfecta. —me toma de la muñeca y caminamos hacia su camioneta.

Una vez dentro, mando un texto avisando a mi tía de que saldré un momento con Tyler, ella me responde con un guiño y yo guardo mi móvil poniendo los ojos en blanco.

Percibo el nerviosismo de Tyler y veo claramente que está sopesando si contarme o no lo sucedido, no hablamos en todo el camino, Tyler mantiene su mirada al frente y yo tarareo por lo bajo una canción de Sam Smith.

Tyler conduce en dirección a la costa y nos desviamos hacia un muro de piedra que evita que la gente caiga por los acantilados, bajamos y caminamos para apoyar nuestros codos en el muro, la vista de la playa es espectacular, es la brisa la que causas problemas haciéndome abrazarme a mí misma.

Tyler me mira y sonríe, vuelve a la camioneta y cuando temo que me abandone aquí saca de la parte de atrás una sudadera con el logo del equipo de baloncesto de nuestro instituto.

—Como sigas así me vas a dejar si ropa.

Por primera vez capto al instante su doble sentido y lo empujo.

—No me provoques si no quieres amanecer en el fondo del acantilado. —lo amenazo poniéndome su sudadera, al igual que en la chaqueta el perfume de Tyler está impregnado en esta.

Nos quedamos mirando el horizonte, hasta que Tyler exhala ruidosamente obligándome a mirarlo.

—Mi padre vuelve a casarse. —dice pesaroso al cabo de un instante.

—Wow.

Vaya, el señor Stevens sí que se ha recuperado rápido de la muerte de su esposa, solo han pasado siete meses y ya planea casarse. Me trago mis pensamientos y Tyler, me sorprende volviendo a hablar.

—Se casa con la mujer con la que le fue infiel a mi madre —okey, eso no me lo esperaba—. Estuvieron viéndose a sus espaldas por años, ella era la secretaria de mi padre cuando a mama le diagnosticaron cáncer, el siempre trataba de parecer el esposo perfecto, acompañaba a mama a sus sesiones de quimioterapia y nunca la dejaba sola en los primeros meses.

>>al mismo tiempo se enrollaba con ella, le juraba amor eterno mientras se la cogía sobre su escritorio —la voz de Tyler estaba cargada de desprecio mientras mantenía su mirada lejos—. Después de unos meses comenzó a estar cargado de trabajo —soltó una risa seca y sin alegría—. Tenía que salir de viaje cada semana y por supuesto llevar a su eficiente secretaria.

>>Comencé a sospechar, mi madre no tenía fuerzas para hacerlo, apenas comía y las nauseas que le causaba el tratamiento la dejaban exhausta. Un día decidí enfrentarlo, hacerle saber que si continuaba así mataría a mamá más rápido que el cáncer, lo descubrí montándoselo con ella en su oficina. A él no pareció importarle cuando vio que no le dije nada a mamá, lo hice por ella, yo no quería causarle más dolor.

Tyler soltó un suspiro entrecortado pasando sus manos por sus ojos, nunca había visto ese nivel de vulnerabilidad en su rostro ni siquiera la noche cuando me contó lo de las canciones.

Puse una mano en su hombro, no le pedí que me contara esto, sin embargo me sentía feliz porque confiara lo suficiente en mí para hacerlo. Me miro y sus ojos azules carecían de ese brillo que los caracterizaba, estaban nublados por los recuerdos.

—El día en que murió, ella me rogaba que llamara a papa, no quería ser una mala esposa, no quería irse sin un último beso de buenas noches, cuando mi padre entro en la habitación apestando a champaña y a colonia de mujer, ella acababa de apretar mi mano por última vez, Crystal se lanzó a abrazar a mi padre, ese día me fui de casa, nunca le dije porque y ella asumió que no soportaba estar ahí sin mamá, lo que no soportaría seria ver como su imagen de padre perfecto cae al descubrir lo despreciable que es.

No hablo, no respiro, no me muevo. Todos lo que ha dicho es demasiado, no sé cómo reaccionar ante su confesión, es abrumador que Tyler haya tenido que lidiar con todo eso. Mientras su madre empeoraba, su padre le era infiel y su hermana era ajena a todo, solo pensar en lo solo que se debió haber sentido hace que mi corazón se encoja, lidiar con un problema de esta magnitud es horrible, que si lo sé yo.

Sin encontrar mi voz lo abrazo, se congela en su sitio para luego rodearme con sus brazos y apretarme fuerte, a pesar de que me saca una cabeza siento que se apoya en mí y mi abrazo lo reconforta, como me hubiese gustado conocer a Tyler dos años atrás, cuando todo comenzaba, antes de que el caos se desatara, antes de que mi vida y la suya se fueran a la mierda. Me permito pensar en un quizás, porque quizás habríamos sido muy, muy felices en ese entones sin tener que preocuparnos por cargas del pasado.

Permanecemos mucho tiempo así, sin decir nada, el viento soplando a nuestro alrededor, el sol buscando el horizonte y ocultándose tras este, a nuestros pies metros y metros de acantilados y las furiosas olas rompiendo contra las piedras.

Cuando el frío es casi intolerable montamos de nuevo en la camioneta y nos marchamos, sigo muda, aunque el silencio que se instala entre nosotros no es incomodo.

—Crystal se queda conmigo esta semana, dice que le gustaría verte de nuevo, se muere por —aclara su garganta y exclama con voz chillona —: meterte en su increíble mundo lleno de romance y fantasías ficticias.

Me río muy fuerte ante la imitación de Tyler de su hermana, internamente me alegro de que después de haberme confesado sus problemas con su padre, vuelva a ser el mismo Tyler alegre y bromista conmigo.

—No me imagino a Crystal diciendo eso.

—Tal vez no lo de de fantasías ficticias, pero lo otro si, dice que le alegra que me haya colgado por una chica que valga la pena y que si no me esmero y te dejo escapar me va a clavar un atizador en la cicatrices de las alas.

Me río de nuevo entendiendo su referencia, al fin, alguna me la tenía que saber.

—Déjame pensar ¿Hush Hush? —él me mira y su mirada se ilumina.

—Has entrado en el juego, pues te advierto que nunca se detendrá.

—No sé como Crystal no te ha dado con el atizador, pero en la cabeza. —le digo negando.

Seguimos bromeando todo el camino, suena How Long de Charlie Puth en la radio y no puedo evitar ponerme a cantar, en un punto hasta cierro los ojos y me dejos llevar por la música alcanzando la nota más alta de la canción, cuando abro los ojos ya hemos llegado y Tyler me mira sorprendido.

—Me habías dicho que tocabas la guitarra y que tu madre cantaba, pero esta no me la esperaba, tienes una voz gu-a-u – vocaliza exageradamente haciéndome reír.

—No seas dramático, es solo una voz.

—No, es la voz —enfatiza—. Sin duda tienes asegurada la máxima calificación en el show de talentos.

—De hecho estaba pensando hacer el test escrito. —confieso, me muerdo en el labio.

—De eso ni hablar —niega rotundamente con la cabeza—. Prometo cantar y hacer el ridículo delante de todos si tú me prometes cantar y dejarlos con la boca abierta.

Animada por los halagos de Tyler, analizo la idea que se cruzaba por mi mente desde esta mañana, hace tanto tiempo que no canto que me da miedo meter la pata el día del show, si me inscribo no habrá vuelta atrás y tendré que hacerlo, Ale se pondrá eufórica y ni hablar de la tía Jen.

—Veo que lo estas sobre analizando, tu cerebro tendrá una combustión espontanea si no dejas de sobre analizar cada cosa.

Lo miro con los ojos entrecerrados y él me da un toque en la nariz haciéndome notar que la tengo arrugada, relajo mi expresión y le pregunto.

—¿Harás el ridículo?

—Ridículamente. —me promete, el brillo volviendo sus ojos más claros.

—Entonces me arriesgo a hacerlo también.

—Eso no pasara te lo aseguro. —veo la sinceridad en su rostro y sonrío.

Antes de arrepentirme le doy un beso rápido en la mejilla y salgo disparada del vehículo dejándolo sorprendido por mi acción.

Minutos después recibo un mensaje de Tyler diciendo que ya ha llegado y que Crystal ansia verme.

Cuando estoy a punto de dormirme esa noche recibo otro.

Idiota Egocéntrico:

11:42 p.m

Gracias por escucharme, se siente bien no tener toda esta carga sobre mis hombros. No consideres esto como una estrategia, me hacía falta confiar en alguien y solo he pensado en ti.

Sonrío y me duermo pensando en Tyler liberándose del secreto que oculto a su madre y hermana durante tanto tiempo. Mi sueño es profundo, sin pesadillas.

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