El sospechoso recuerda...
Hacia horas que Sarada no volvía, se estaba comenzando a preocupar, no tenia conciencia de cuanto había dormido desde que esos bastardos lo había sedado hasta que ya no podía recordar su nombre, gracias a las intervenciones de su padre , su anatomía tenía una gran resistencia al veneno por lo cual sus torturadores debieron de tomar medidas más drásticas, cuando saliera de allí les haría pagar muy caro sus aprovechamientos.
Jamás, y de decir jamás, había visto a Sarada tan furiosa, definitivamente nunca la había visto así, los génes Uchiha y Haruno afloraron en ella como nunca antes, y lo que más aceleraba su corazón era que había terminado en ese estado por él, si tenían que doparlo hasta perder la conciencia valdría la pena si Sarada lo defendía como lo había hecho, su complejo sadomasoquista le jugaba malos ratos.
¿Que más estaba dispuesto a soportar por la Uchiha?.
Jamás se había hecho esa pregunta.
¿Cuando había comenzado éste extraño amor por la azabache?
Tampoco se había hecho esta.
No lo recordaba con claridad pero siempre estuvo al pendiente de ella y cada una de sus acciones, ahora que lo pensaba eso no sonaba mejor, sonrió de sólo recordar su adolescencia junto a la Uchiha, su fallido examen chunin y las diferente misiones que habian llevado a cabo a lo largo de los años, y como se preocupaba por el bienestar de ésta, se preocupaba de mantener su hermosa sonrisa que de alguna manera lo llenaba.
El sabía a la perfección de que era un humano sintético, un ser humano creado artificialmente pero desde que comenzó a manifestar sus sentimientos la Uchiha había sido la fuente de concentración de éstos, siempre que Suigetsu o Karin le platicaba sobre hitos de la adolescencia la azabache se le venía a la mente, siempre.
Lo más difícil fue el pensar que los deseos que él estaba manifestando tal vez la chica Uchiha también, y si el pensaba en ella, de la manera en que lo hacía, tal vez ella pensaba de la misma manera, pero se enfocaba en otra persona que no fuera él precisamente, de sólo pensarlo lo ponía de los nervios, cada vez que veía la mirada de otro sobre la chica que se había desarrollado satisfactoriamente le entraban ganas de sacarle los ojos, pero lamentablemente se tenia que limitar a matarlos con la mirada, cosa en la que también era realmente bueno.
Pero definitivamente lo que más le costó fue alejarse de ella por culpa del exhaustivo entrenamiento al que Orochimaru lo sometió, al cumplir los 16 años su padre lo aisló de Konoha para llevarlo a su guarida en la que lo sometió a un entrenamiento particular por aproximadamente año y medio, al volver con su equipo la incertidumbre de sí la Uchiha tenía alguien a quien le gustase, o peor, un novio, lo mantuvo al borde del suicidio psicológico, más grande fue su sorpresa y furia al escuchar el rumor de que se quería crear un convenio matrimonial con la familia Uchiha y el actual Kazekage de Sugakure, Shinki, antes muerto a que ese cara de poker con bufanda de animal muerto tocara a su ensalada, si debía de iniciar una guerra lo haría.
Pero por suerte escuchó que Sasuke se negó debido a que todavía no olvidaba el trato que Shinki le dio a Sarada en su primer examen chunin por lo que la idea de casar a su hija con semejante mequetrefe le resultaba insultante no sólo para el sino que para su hija, la cual no estaba ni remotamente interesada en él, un gran alivio, dicho convenio se fue tan rápido como llegó.
Eso no quería decir que el reto se quedaba así, claro que no, y menos con el rumor de que la primogénita del clan Uchiha era hermosa, fuerte y encima estaba soltera, eso si que no, nadie, y de decir nadie le robaría a su linda ensalada, costó pero con una que otra intervención y manipulación de informacion logró desviar la atención, pero con el tiempo pudo darse cuenta que pudieron llegar miles a conquistarla pero la azabache jamas les prestaría atención por el simple hecho de que tenía un sueño por cumplir, un sueño por el cual siempre se fortaleció y entrenó hasta ya no poder más, un sueño tan brillante que no se podía comparar con una historia de amor cliché, por lo que terminó por resignarse, momentáneamente, claro está, tenía que respetar su espacio, la amaba y la quería ver feliz por lo que decidió dar un temporal paso al costado mientras él hacía lo mismo, fortalecerse, cumplir misiones por separado como un miembro Ambu, tenía que ser más fuerte para poder luchar codo a codo con la Uchiha, para poder protegerle de los eventuales peligros, claro sabía y tenía bastante claro que la aterradora miembro del equipo siete podía cuidarse perfectamente sola, pero no estaba de más ser precavidos.
Por más que trató de sacarla de su cabeza le fue imposible, la chica había llegado a su corazón para quedarse, según Suigetsu había heredado un grave síndrome de TOUC, Trastorno Obsesivo Uchiha Compulsivo, lo cual lo llevaba a obsesionarse locamente por el cuerpo de un Uchiha.
Esto lo supo cuando tenia catorce años, aún era puro e inocente por lo que se lo creyó todo, rápidamente trató de alejarse y pasar el menor tiempo a solas con la Uchiha, o de lo contrario, según Suigetsu, sentiría una incontrolables deseos de comersela pieza por pieza.
Tenía miedo, mucho miedo, el apreciaba mucho la compañía de Sarada, que seria de su pobre tia Sakura si su única hija desapareciera, como lo mataría Sasuke si él terminaba por comerse a Sarada.
Llegó a pensar que si comía mas carne sentiría menos ganas de comerse a Sarada, cuando Orochimaru comenzó a preocuparse por los hábitos alimenticios de su artificial primogénito, fue cuando su pobre e inocente hijo le explicó su terrible pronostico de TOUC.
Aparte de llevarse la paliza de su vida, cortesía de Karin, Suigetsu fue brutalmente castigado y regañado por Orochimaru, que en ese entonces estaba pasando por una etapa de "Mama Osa" muy grave, al cabo de unos días su padre le explicó que lo que sentía por la Uchiha no era obsesión o deseos de comérsela, si no que le gustaba, es decir que se había enamorado.
Su enamoramiento por la Uchiha le había llenado de altibajos pero de igual manera había aprendido varias cosas a lo largo de los años, si pudiera cambiar a la persona de la cual estuviese enamorado con tal de poder tener una oportunidad no lo haría jamas, desde que supo sus sentimientos por ella, estos jamas cambiaron, simplemente crecieron y se hicieron mas fuertes, igual que él y ella a lo largo de los años.
Al menos todo lo vivido le había enseñado que jamas en la vida volvería a pedirle un consejo a Suigetsu, de lo contrario terminaría por ser engañado una vez más.
Sonreia felizmente de solo pensar en todo lo que había vivido, y, ni en un millón de años cambiaria sus sentimientos por Sarada, ni mucho menos lo olvidaría, había algo en ella que siempre le llamó la atención, su determinación y ganas de vencer en la batalla, y no hablar de sus deseos de proteger a los habitantes de Konohagakure convirtiéndose en Hokage, la Uchiha era simplemente única, pero como cualquier persona tenía sus defectos, su terquedad, egocentrismo y temperamento, nada que no cambiase con el tiempo.
Soltó un gran suspiro de cansancio dispuesto a levantarse de la camilla pero su piernas le fallaron enviándolo de lleno al piso, no podía moverse, y el suelo estaba frío, fue entonces que la gran puerta de acero se abrió dejando ver a Sarada y Houki.
Sarada: Yo pienso lo mismo-
Y abrió los ojos mas de lo normal.
Sarada: ¡¿Mitsuki?!
Gritó corriendo a ayudarle a levantarse mientras este sonreía torcidamente.
Houki: ¿Está bien Mitsuki-san?
Preguntó apoyándola lo que este se limitó soltar un hastiado suspiro.
Mitsuki: Ahora que te veo me siento mucho mejor...
El peli castaño quedó con la boca abierta bajo su mascara.
Mitsuki: A ti no, extraña combinación de Kakashi e Iruka.
Sarada: Discúlpalo, tiene una lengua venenosa y no está de buen humor.
Se excusó levantándolo por su cuenta dejándolo sobre la camilla.
Houki: ¡¿En serio me parezco a Kakashi-sama?!
Preguntó emocionado a lo que ambos integrantes dejaron ir un suspiro.
Mitsuki: Creo que tu admirador ama más a Kakashi que a ti.
Sonrió burlonamente a lo que la chica lo miró con intensidad.
Sarada: El no es quien me importa...
La sonrisa del oji ámbar se borró convirtiéndose en un visible sonrojo que lo obligó a apartar la mirada apenado, a veces odiaba ser tan buen mentiroso, porque cuando lo descubrían no había manera de escapar, y mucho menos si se trataba de su compañera de equipo, sin duda sus sentimientos lo habían hecho pasar por muchas cosas, pero aunque estuviera preso y el no supiera donde demonios se escondíasu padre, estaría ahí, listo y firme para enfrentar lo que sea mientras la Uchiha estuviera a su lado con una hermosa sonrisa y esa intensa mirada que lo había cautivado desde el primer día.
Continuará....
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