El sospechoso pide...
Ya de mañana era más en aquella celda es como si nunca existiese la diferencia del día y la noche, la azabache mantenía la vista firme y casi sin parpadear cumpliendo como nadie, al ser guardia personal de aquel peli celeste del cual no sabía si estaba dormido o despierto.
Sarada: ¿Mitsuki?
Preguntó sin obtener respuesta
Sarada: ¿Estas despierto?
Volvió a preguntar poniéndose de pie para pararse frente a el, este no se movía.
Sarada: Parece que está-
Mitsuki: ¡BOOOH!
Gritó asustando a la azabache que cayó casi de espaldas por el susto, sin contar con que había gritado estruendosamente.
Sarada: ¡NO ME VUELVAS A ASUSTAR ASÍ, IDIOTA!
Le gritó a más no poder mientras que el peli celeste se limitaba a reír por la sensación que le había provocado a su fría y calculadora compañera.
Mitsuki: Es gracioso, no lo niegues.
Rió por lo bajo, aún con los ojos vendados podía imaginar la cara de molestia y vergüenza que se reflejaba en aquel perfecto rostro de la chica que respiraba intentando controlar las ganas que tenía de golpear al chico y romperle cada uno de sus huesos.
Sarada: Eres un-
Mitsuki: Chico increíblemente guapo, ya lo sé.
Sonrió completando erróneamente la frase de la azabache que se quedó algo desconcertada.
Sarada: ¿De que hablas?
Preguntó sonriendo burlonamente
Mitsuki: Auch...
Dijo el chico haciendo una falsa mueca de tristeza.
Sarada: ¿Y que rayos te pasa ahora?
Volvió a preguntar sin entender absolutamente nada.
Mitsuki: Que lenta, pero que lenta eres, Saradita.
Movió la cabeza de un lado a otro, como si perdiera la paciencia.
Sarada: ¡Ah! ¡Explícame de una vez, que no soy adivina!
Soltó frustrada
Mitsuki: En estás cosas no se necesita ser adivino, solo tienes que dejar de ver y sentir con la cabeza, tienes que abrir tu corazón y entender tus propios sentimientos.
Sarada: Pero-
Fue entonces que la puerta de acero comenzó a abrirse impregnando el ambiente de un sonido chirriante y desagradable.
- Venimos a llevarnos al sospechoso, el interrogatorio comenzará pronto, si quiere nos puede acompañar, aunque si prefiere puede esperar aquí hasta que esté vuelva.
Dijo uno de los recién llegados, puesto que eran cuatro los que escoltarían a Mitsuki de ida y vuelta una vez que procedieran al interrogatorio.
- Por, por ser un caso de seguridad es mejor que nos acompañe.
Habló uno de los jonnin con algo de nerviosismo, cosa que Mitsuki notó de inmediato y se limitó a guardar silencio.
Sarada: Lo espero aquí, no hace falta que lo acompañe, sé que no intentará escapar, ¿cierto, Mitsuki?.
Este sonrió
Mitsuki: Lo que usted ordene Sarada-sama...
Bromeó
Sarada: Llevenselo...
Ordenó, esa voz tan autoritaria y fría fue la que hizo que otra vez el peli celeste sintiera esa punzada en el pecho.
"¿Tan poco te importo...?"
Se preguntó a sí mismo sintiendo como los pasos de la azabache se alejaban aún más, y como la fragancia que tanto lo cautivaba se dejaba de sentir dejando un ambiente frío y solitario, así como se sentía siempre que no podía estar a su lado.
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Horas después...
Ya había paso mucho tiempo y Sarada esperaba a que llegasen los jonnin con Mitsuki, pero nada, había comenzado a tener un mal presentimiento pero todos estos se desvanecieron cuando desde el pasillo pudo divisar esa mata de cabellos celestes, este mantenía la cabeza baja y no parecía moverse, a excepción de sus manos atadas que temblaban sin parar.
Sarada: ¿Porque está así?
Preguntó corroborando sus signos vitales, abrió los ojos como platos al calcular el intervalo de tiempo que se demoraba el bombeo de sangre de su corazón, era demasiado lento, siendo así de irregular podría ser riesgoso.
Sarada: ¿Que fue lo que le hicieron?
Preguntó molesta
- Nada de lo que deba preocuparse, despertará en una media hora.
Sentenció mientras que la otros abrían las enorme puertas.
Sarada: Voy a consultar los métodos con el séptimo...
Dijo entrando a la celda junto con el aún anestesiado peli celeste.
- No hace falta que lo haga-
Sarada: Dije que lo voy a hacer, no se los estaba preguntando.
Sentenció dedicándole una mirada severa que hizo que al momento en que el jonnin cerrará la puerta por completo la maldijo en un susurro.
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Había calculado los minutos y ya habían pasado como cuarenta y el oji ámbar aún no despertaba, se levantó de su lugar para comenzar a examinar a su compañero, tocó su frente y está estaba fría, demasiado fría, su temperatura era anormal, y lo que más le preocupaba era el constante temblor de su manos, de vez en cuando es que este hacía muecas de molestia y dolor, como si se tratase de una pesadilla, la chica lo pensó por unos minutos y analizó la celda, de seguro está estaba repleta de cámaras, sensores y micrófonos.
Sería arriesgado, en eso concentró chakra en su puño derecho para luego aplicar el estilo rayo, los cuales se comenzaron a expandir por todo su cuerpo.
Sarada: Chidori...
Susurró con su Sharingan activado, a lo que toda la celda fue invadida por los drásticos y violentos rayos que chocaron en las paredes, colándose entre éstas mismas provocando fallas en los circuitos que desactivaron el sistema de vigilancia temporalmente.
Rápidamente, le quitó las esposas y la venda metálica que estaba completamente humeda.
"¿Acaso, son lágrimas?"
Pensó tocando gentilmente las pálidas mejillas del oji ámbar que mantenía sus ojos cerrados, pero, esta vez era diferente, había dejado de hacer muecas de dolor, ahora mantenía una expresión de paz, como si tan sólo se encontrara dormido.
Sarada: Mitsuki, despierta...
Le pidió tomando sus temblorosas manos entre las suyas, abrió los ojos como platos al sentir como éste apretaba sus manos, o al menos lo intentaba, era como si no tuviera fuerza alguna, estaba vulnerable y eso molestaba mucho a la Uchiha.
¿Que le habían hecho para dejar a Mitsuki en ese estado?
Mitsuki: Sarada...
Susurró este sorprendiendo a la azabache que se acercó más a el para oír lo que quería decir.
Sarada: Tranquilo, aquí estoy.
Susurró muy cerca del peli celeste que sonrió con un leve y casi imperceptible sonrojo en sus pálidas mejillas debido a que podía sentir su irregular respiración chocar con la de la chica Uchiha.
Mitsuki: Sarada te puedo pedir algo, pero no te molestes.
La chica sonrió leve
Sarada: ¿Que quieres?
Preguntó algo desconcertada, viendo los ojos ámbar semi abiertos de su compañero que parecía tener la vista perdida en cualquier lugar, más así era, su vista era borrosa, pero esto no quitaba el hecho de que su corazón sabía perfectamente quien se encontraba a su lado, puesto que este latía como loco y sólo una mujer provocaba esa sensación en el peli celeste.
Sarada: ¿Mitsuki-
Y se detuvo en cuanto sintió como el chico la abrazó de repente, su corazón se detuvo casi por unos segundos, y volvió a la realidad en cuanto sintió como la puerta era abierta.
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- ¡¿Que sucedió?! ¡¿Porque no funciona el sistema de seguridad?!
Gritaron todos los jonnin a la vez pero solo se encontraron a la azabache con su Sharingan activado y al peli celeste tal y como lo dejaron.
Sarada: Ah, lo lamento, solo es que estaba practicando y se me pasó un poco la mano.
Sonrió inocentemente
Sarada: ¿Hay algún problema?
Puso cara de niña regañada a lo que todos se sonrojaron.
Todos: ¡NO HAY NINGÚN PROBLEMA SARADA-SAN!
Exclamaron todos a la vez para luego retirarse en silencio, la chica soltó un suspiro pesado y volvió justo donde su compañero.
Sarada: Eso estuvo cerca...
Soltó a lo que el peli celeste sonrió
Mitsuki: Espero que se vuelva a repetir...
Comentó en un intento por hacer sentir apenada a la azabache pero esta sólo dijo una cosa.
Sarada: No volverá a ocurrir, porque no voy a volver a soltarte, pudiste haber escapado y todo habría sido mí culpa.
De nuevo ese sentimiento "molesto" se hizo presente en el peli celeste que borró inmediatamente su sonrisa.
Sarada: Pero no lo hiciste, eso me deja tranquila, porque sé que puedo confiar en ti, bien hecho Mitsuki.
Sonrió acariciando el cabello del peli celeste que se quedó mudo, otra vez su corazón latía como loco.
¿Como podía esa azabache causar tantas sensaciones en el y hacerlas cambiar de un momento a otro, del dolor al desbocado latido de su corazón?
Mitsuki: Sarada...
Susurró volviendo a sonreír como sabía que ella también lo estaba haciendo y por nadie más que por el, lo que más le alegraba es que el era quien había provocado esa sonrisa, esa tan bella que pedía que solo fuera para suya, para siempre.
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